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El futuro de Eslovenia, por Iván Fernández
Iván Fernández  | 10.01.2017 - 15:02h.
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Iván Fernández  | 10.01.2017 - 15:02h.

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4 - Tras el fichaje de Mesicek en Italia, ya son varios los jugadores en la órbita de la selección eslovena que han abandonado la Liga Adriática hacia papeles más secundarios en ligas más potentes (Rupnik o los Lapornik). ¿Supondrá eso un salto para Eslovenia?

 

Responde: Iván Fernández (Especialista BasketMe en Baloncesto Europeo)

 

Gracias por la pregunta. La respuesta no parece fácil, aunque a corto plazo se acercaría más al no que al sí. En cambio, para los propios jugadores el moverse a otras ligas sí que parece un salto interesante en sus carreras y casi se diría que necesario. Entretenida y muy agradable de ver, la Liga Adriática es un buen caladero técnico pero adolece, entre otras cosas, de competitividad de primer nivel y sobre todo de tono físico. En esa tesitura el salto a competiciones de otro tipo (incluso de igual nivel) es una buena noticia por lo general para aquellos jugadores que aspiran a desarrollar una carrera de primer nivel. En el caso de Eslovenia en particular, a lo ya dicho se suma la tendencia en los últimos años de la llegada de unos cuantos jugadores que pueden responder a un perfil similar: carrera discreta en categorías de formación, explosión tardía, cierta indefinición posicional, un estilo de juego más adecuado a una defensa más agresiva que inteligente y un ataque más directo que estático. La posibilidad de continuar su periplo deportivo en otras latitudes siempre puede jugar en favor de una mayor versatilidad o capacidad de adaptación.

Volviendo a la selección, y al origen de la pregunta, parece complicado que Eslovenia dé el salto a corto plazo. Complicado entre otras cosas porque parte de la que está siendo su etapa más brillante tras su independencia de Yugoslavia. Pese a la imagen que en ocasiones ha acabado calando en el imaginario colectivo, no conviene olvidar que Eslovenia ha alcanzado los cuartos de final en cuatro de los últimos cinco EuroBaskets y en los dos últimos Mundiales. Todo ello, además, lejos de haber reunido a su selección ideal en la mayoría de los torneos. La gran excepción llegó quizás en 2009, aunque en el último amistoso caía Beno Udrih y ya en la primera fase lo hacían Goran Dragic y Matjaz Smodis. Aquella Eslovenia alcanzaba las semifinales, cayendo en la prórroga y posteriormente por un punto en la lucha por el bronce. Es decir, dar el salto en términos eslovenos implicaría estar hablando de llegar a las medallas. ¿Es posible? Tanto como complicado.

Al margen de la incertidumbre que genera el nuevo calendario internacional, la retirada en términos de selección o los últimos coletazos en otros casos de los Nowitzki, Gasol, Parker, Kirilenko, Spanoulis, etc... parece augurar una nueva etapa en la que las ausencias o el momento de forma pueden marcar las diferencias entre un pelotón de selecciones que en Europa bien pudieran alcanzar las 10/11. Entre ellas, Eslovenia.

Uno de los tópicos más repetidos en torno a la selección eslovena es el de su falta de carácter defensivo, algo que un vistazo detenido a sus últimos Europeos desmiente rotundamente. En el EuroBasket 2005 Eslovenia cerraba invicta la primera fase encajando ante Bosnia 65 puntos, 56 ante Grecia y 58 ante Francia, y ya en el cruce de cuartos los 76 puntos de Alemania suponían el fin de la aventura en tierras serbias. Dos años después, en Alicante y Madrid, los de Ales Pipan volvían a quedar invictos en el primer envite recibiendo tan sólo 68 tantos de Italia, 52 de Polonia y 66 de Francia. Ya en la segunda fase Eslovenia dejaba en 51 a Turquía y 47 a la Alemania de Nowitzki, siendo la única excepción la derrota ante Lituania donde encajaban 80 puntos. En el cruce Eslovenia caía ante Grecia por 63-62. En Polonia 2009 Eslovenia disputaba nueve encuentros, de los cuales sólo en dos encajaba más de 70 puntos, siendo ambos partidos resueltos en la prórroga… y así hasta llegar a nuestros días.

Más allá de los números, el estilo de Eslovenia parece claro que pasa por una defensa agresiva, intensa en las líneas de pase y que busca salir a la contra. ¿Es suficiente? Los resultados de los últimos años han indicado que no. En ese sentido, la llegada de Igor Kokoskov a la selección el verano pasado significaba un nuevo enfoque, donde si bien se mantenía el espíritu se apostaba por un mayor enfoque ofensivo. Con el liderazgo de Goran Dragic, claro, la subida de galones de Klemen Prepelic (su paso por Alemania y ahora en Limoges acreditan la necesidad del salto) y la madurez de Klobucar o Edo Muric (otros dos buenos ejemplos, en especial con la espectacular metamorfosis del primero) permitían vislumbrar una Eslovenia de más recursos... aunque con dudas de como podría funcionar ante rivales de más calado.

En definitiva, por volver a la pregunta, resulta complicado pensar que Rupnik (pese a que ya haya estado en dos Europeos) o los Lapornik vayan a ser parte importante en la nueva Eslovenia. Caso distinto es el de Blaz Mesicek. El nuevo jugador de Brindisi pasa por ser una de las grandes esperanzas del baloncesto esloveno. Con mucho margen de mejora en el tiro y con la necesidad de asentarse físicamente y olvidar sus lesiones, verle en sus primeros minutos en Italia jugando tal y como lo hacía en Skoja Lofka o Ljubljana, es una excelente noticia. De su progresión o de la de Vlatko Cancar sí que puede depender ese hipotético salto esloveno... un salto mucho más seguro si finalmente Luka Doncic termina haciendo carrera en una selección a la que ha prometido lealtad, pero donde aún no ha debutado oficialmente.

Y es que, a poco que el madridista cristalice, Eslovenia sí que parece en condiciones de contar con un factor realmente diferencial y en esa tesitura sí que cobraría fuerza la necesidad de contar con jugadores de mayor rodaje competitivo. Por lo pronto, si todo va como está previsto, el cuadro verde va a presentarse en Helsinki con una selección que debería llegar a los cuartos de final y que, a expensas de las dudas en la pintura, bien pudiera pelear ya por el pase a semifinales. Con Goran Dragic como estrella y el gran rendimiento de Klobucar como revulsivo, la muñeca y la capacidad de pausa de Prepelic le hacen garante del puesto de escolta. Todo eso hace indicar que el aterrizaje de Doncic pueda ser desde el puesto de 3, muy diferente al que ocupa normalmente en el conjunto de Pablo Laso. Un tres, claro está, con galones y mucho balón. Una línea titular Goran Dragic-Prepelic-Doncic asegura un equilibrio entre velocidad, tiro y desborde de mucho nivel... y más con una segunda unidad compuesta por Klobucar-Blazic-Zoran Dragic. Más dudas generará el juego interior pese al renacimiento de Vidmar y a la buena adaptación de Edo Muric al puesto de 4 en el Preeuropeo. ¿Suficiente para dar el salto? Probablemente sea muy pronto para decirlo, pero sí parece claro que al menos hay mimbres para intentarlo. Sobre todo porque si Doncic acaba por competir regularmente con la selección, detrás hay un grupo de jugadores que sí entrarían en el espíritu de la pregunta y que probablemente necesiten dar el salto: Rebec, Nikolic, Mahkovic, Cancar, Digec, Mulalic, Kastrati, Rojc, Kraljevic, Baric, Dragan, Sisko y sobre todo Cancar. Y ojo al progreso en Italia, sí, de Mesicek o al papel del otro Nikolic (Alejksa) en Alemania...

 

 

3 - ¿Qué opinión tenéis de Filip Petrusev de la generación del 2000? Le veis con posibilidades de poder llegar a jugar en el Baskonia, o en otra liga europea de 1ª división?

 

 Responde: Redacción BasketMe

 

Muchas gracias por la pregunta. A Filip Petrusev ha resultado bastante difícil poder verle, ya que la pasada temporada únicamente militó en el equipo cadete y junior del Baskonia, club al que ya no pertenece tras su decisión de marcharse a Estados Unidos. Actualmente finaliza su período High School en Avon Old Farms, un instituto de Connecticut, y se ha comprometido con la Universidad de Hartford para 2018.

A nivel de selección, este verano caía lesionado en el primer partido del Europeo U16, donde sólo pudo disputar 5 minutos, y anteriormente ocupaba un rol secundario siendo cadete de primer año alternándose en la titularidad con Marko Pecarski (hijo del ex-jugador de Partizan, Panathinaikos y Gijón, entre otros).



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Artículo publicado por Iván Fernández

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