Sin Lugar para la Indiferencia: Kobe Bryant 2006-07 |
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Es posible que ningún jugador, ni siquiera LeBron James, provoque respuestas tan enfrentadas entre los aficionados como Kobe Bryant. El término medio parece imposible, o es el merecedor indiscutible de los dos últimos MVPs o es un egoísta sin remedio que va a hundir el presente y el futuro de Los Angeles Lakers.
Sin embargo, es muy posible que toda la discusión se formule sobre bases falsas.
Fundamentalmente, los argumentos de una parte son que es el rendimiento ofensivo de Kobe el que mantiene a flote a los Lakers, y que lejos de criticársele lo que habría que hacer es alabar su esfuerzo y arremeter contra quienes no se aproximan ni de lejos a su nivel. De otra parte, se suele argumentar que Kobe se empeña en acaparar el juego ofensivo de su equipo y que obtendría mejores resultados si cejara en su obstinación y cediera parte del balón. Como suele suceder, ambas partes creen que los hechos les respaldan. Concretamente, unos y otros ven sus opiniones confirmadas por el desenlace de la temporada, que nos ha ofrecido a unos Lakers inferiores a los del curso pasado y abocados a un final sin pena ni gloria contra unos Suns esta vez más superiores.
Sin embargo, los números parecen respaldar otro tipo de sensaciones. Para empezar, los Lakers han aumentado sus puntos por partido (de 99.4 a 103.3) mientras que Kobe Bryant ha bajado de aproximadamente 35 a 31 puntos por partido a pesar de sus exhibiciones anotadoras esta temporada. Las cifras de tiros a canasta por partido y por minuto de Kobe y de sus compañeros muestran la misma evolución, lo cual nos lleva a que esta temporada Kobe ha acaparado menos anotación que la pasada. No es casualidad que también haya subido sus asistencias.
Esto se ha producido cuando la plantilla de Lakers ha mostrado un rendimiento general sensiblemente inferior al de la temporada pasada. Dejando aparte a Kobe, y sin contar a los rookies del año pasado, sólo Luke Walton ha mejorado su rendimiento mientras que Kwame Brown lo ha mantenido. Por contra, Brian Cook sigue buscando el desempleo, Smush Parker se ha desfondado y de Sasha Vujacic aún no hay noticias. Particularmente preocupante es el caso de Lamar Odom, que ha pasado de “point forward” a “power forward” tanto física como técnicamente, y que ha perdido capacidad de decisión y creación de forma que sólo es efectivo culminando (sea anotando o asistiendo) y no creando. A veces tiene uno la impresión de que cada vez que Odom pone el balón en el suelo termina con personal en ataque. Eso es así a pesar de su mejora estadística, casi todos los Lakers promedian esta temporada más puntos, rebotes y similares; sin embargo, esto se debe a que los Lakers atacan a un ritmo mucho más alto que el año pasado, y casi cualquier indicador de valoración o eficiencia (porcentajes de tiro, robos, pérdidas, estadísticas por minuto) respalda estas sensaciones.
Tampoco las incorporaciones de esta temporada han estado a la altura. Vladimir Radmanovic nos ha dado la razón a los que dudábamos de la cordura de ese fichaje, Maurice Evans parece estancado y Shammond Williams no ha salido de la marginalidad. De Farmar, Bynum y Turiaf aún es pronto para esperar demasiado.
Cabe alegar en descargo de este grupo de “sospechosos habituales” que la temporada ha sido particularmente difícil por causa de las lesiones: además de la baja de Chris Mihm, Odom, Walton, Brown y Radmanovic han estado ausentes durante porciones significativas de la temporada. Sin embargo, lesiones tienen todos los equipos, y también este año la división ha carecido del nivel del año pasado; si los Warriors han resucitado de la mano de Don Nelson, a cambio Clippers y Kings se han hundido. Tampoco la imagen en los partidos en los que han estado todos ha sido mucho mejor.
Así que tenemos a un Kobe Bryant que ha reducido su acaparamiento ofensivo y ha distribuido más juego a unos compañeros aún menos eficientes que la temporada pasada. Eso debiera absolver sin duda al bueno de Kobe, ¿no? Pues no, porque el problema ni es ni ha sido nunca ése.
La clave de la mala temporada de los Lakers está en la defensa. En la temporada 05-06 los Lakers anotaban sólo 99.4 puntos por partido, pero encajaban 96.9; eso supone un diferencial de +2.5 puntos, suficiente para entrar holgadamente en playoffs e incluso para aspirar a la sorpresa. En cambio, esta temporada los Lakers anotan 103.3 puntos por partido, pero encajan 103.4; un diferencial de -0.1 que te deja a caballo entre las últimas plazas de playoff y las primeras de lotería. Que es lo que ha pasado.
En ataque, la única crítica que cabe hacerle a Kobe Bryant es que en ocasiones no se trabaja sus canastas. Parece acostumbrado a sobrepasar los obstáculos por pura calidad técnica y física, y a veces sus tiros no culminan situaciones en las que se ha obtenido una ventaja sobre la defensa. Se acomoda a los tiros que se le conceden, y no todos los días puede estar sobrehumano. Pero es que la crítica no debería centrarse en su ataque. La cruz de los Lakers está en la defensa, y es ahí donde Kobe ni da ejemplo ni lidera a sus compañeros. Se puede admitir que ya no tiene la frescura ni el desahogo ofensivo de sus primeras temporadas junto a Shaquille O’Neal cuando anotaba en un lado y secaba a la estrella rival en el otro, pero lo que no se puede aceptar es esa completa dejación de funciones máxime cuando no cuenta con un equipo que le arrope. No se puede ir por la NBA con la defensa interior de Kwame Brown por todo argumento, y la única manera de eximir a una estrella de la NBA como Kobe Bryant de responsabilidad en la derrota es si lo ha dado todo. En las dos canastas, incluyendo aquélla en la que su equipo sufre y pierde.
Si fuera así, entonces sí que cabría el debate sobre un MVP al líder de un equipo con 42 victorias.