Sábado, 20 de abril de 2024
La Opinión


18.05.07 | Kantauri (2068 lecturas) [ Comenta el artículo ]
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Il codice Gherardini


¿Pactos con el diablo? ¿Casado con el éxito? ¿Guia espiritual de los designios del basket actual? Preguntas con respuesta en las líneas imaginarias del libro secreto. De un código que intentaremos descifrar, o al menos jugar con diferentes hipótesis practicando el siempre relajante y estimulante basket-ficción. Os invito a acompañarme en este viaje, en nuestro viaje, y que cada uno podamos obtener distintas conclusiones, distintas hipótesis, de eso se trata, eso justificará el texto.


Primero presentaremos la figura de Maurizio Gherardini. Nacido en Forli, en pleno corazón de la Emilia-Romagna italiana, un 22 de septiembre de 1955. Aun era estudiante cuando la fortuna o la casualidad, por primera vez, se cruzó en su camino. Sus padres le enviaron a Saint Louis, en el corazón de Estados Unidos, en un programa de estudiantes de intercambio. A orillas del Missouri le empezaron a llegar imágenes y noticias sobre el deporte de la canasta, tuvo acceso a conocimientos de la, por aquella época, cuna del baloncesto, aun embrionario a lo largo del continente europeo aunque empezando a desarrollarse, de primera mano y le permitió adquirir una experiencia que resultaría vital, poseído por la pasión que comenzaba a despertar en su interior por el baloncesto. Acabó sus estudios y una vez de vuelta a Italia inició un breve periplo como jugador en el Libertas Forli, equipo de su ciudad, entre 1971 y 1975. Al terminar su corta carrera pasó a desempeñar funciones de segundo entrenador y a formarse como gestor, unido a su trabajo en el sector de la Banca. En 1982 empezó a desempeñar el cargo de General Manager del equipo de Forli. Y aquí Maurizio encontró su sitio, donde realmente se encontraba cómodo y donde poder desarrollar sus conocimientos.


10 años en el cargo, no obtuvo demasiado éxito en un equipo pequeño dentro de un potente baloncesto italiano, en su época dorada, la del gran pallacanestro. Si le sirvió para que su labor fuese considerada. Su labor alrededor del basket, su vida, su pasión junto a sus dos hijos, Michele y Valentina. Maurizio compaginando su tarea al frente de la gerencia de Forli organizaba campus de basket para los jóvenes y convocó el primer clinic de entrenadores en Europa, una idea procedente de Estados Unidos, de lo aprendido en su época estudiantil. Así pudo atraer a Europa durante los años de organización a ex-jugadores como Bill Walton y Detlef Schrempf o a entrenadores del prestigio de Hubie Brown.


En 1992 Maurizio daba el salto, el patrone Gilberto le reclamaba para comandar su lujosa nave verde, orgullo del Veneto. Llegaba a la Benetton, que moldeó y fabricó a imagen y semejanza, con pasión y siempre encaminada al desarrollo del baloncesto mucho mas allá del equipo profesional. Se aprovecharon las magnificas instalaciones del complejo conocido como La Ghirada para formar jóvenes llegados de todos los rincones de Europa. Tras 14 años en Treviso su balance fue de 4 scudettos, 2 eurocopas, 7 copas de Italia y 3 supercopas. Pero su legado va más allá. El trabajo con los jóvenes, constante formación de sueños, a su paso por la Benetton donde se encontró con Kukoc, Rusconi, Rebraca, Garbajosa, Nachbar, Tskitishvili, Evans, Slokar y Bargnani, además de trabajar y confiar en D’Antoni como entrenador antes de dar su salto a comandar la mayor maquinaria ofensiva de la NBA. Todos dieron el paso de la camiseta verde al baloncesto profesional americano, Benetton era el principal trampolín hacia la aventura americana, a buen seguro que se fiaban del buen hacer y del buen ojo de Maurizio desde la gerencia. Mención especial a Andrea Bargnani, que fue el primer numero uno europeo escogido en el draft, otro éxito en la nómina.


Se marchó de Treviso ganando, de que otro modo sino, el 5º scudetto de la squadra, el 4º en su mandato. En medio de las loas del pueblo trevisano por el que tanto ha trabajado. Se despidió con un comunicado regado por agua que brota del alma, entre la mas profunda admiración del baloncesto italiano y sabedor del trabajo realizado. Consiguió para Forli la celebración como sede fija de la coppa italiana, nunca olvidando sus orígenes, y fue designado como consejero por el Comité de la Euroliga para la que seguirá trabajando aunque ahora desde un sitio mucho más lejano, Canadá. Tanta fue su repercusión y labor que hasta en la Web de la “enemiga” Virtus de Bolonia estuvo colgado un mensaje de agradecimiento y honra durante el día posterior a su despedida.


Y tras algún devaneo con alguna que otra franquicia que reclamaba sus servicios, los Charlotte Bobcats, en el verano de 2006 Maurizio dio el salto a la NBA, a la cumbre de las organizaciones baloncestisticas. De mano de su buen amigo Colangelo, escultor bajo la tutela y consejo de Gherardini de la obra llevada a cabo en la árida Arizona, llega a Toronto. Curiosidad o coincidencia, como hilos interconectados, al frente de la franquicia de Phoenix se queda Mike D’Antoni, ex benetton, ex pupilo de Gherardini. Aprendiz del triunfo y el trabajo. La primera decisión fue de impacto, desde Treviso le iba a acompañar Andrea Bargnani, seleccionado como numero uno del draft. Una elección arriesgada para comenzar un proyecto. Colangelo llegaba a Toronto y disponía de una buena primera piedra sobre la que comenzar a cimentar el éxito, una elección numero uno. Y antes que apostar por Aldridge, Thomas o Brandon Roy, lo hicieron por “Il mago”, un pívot con una movilidad y un tiro asombroso para jugadores de su envergadura y que juega siempre de cara al aro. Para protegerle en su primer año que mejor pensó Maurizio que traerle un buen Cicerone. Y ya conocía quien iba a ser la persona ideal, un grandísimo jugador de baloncesto por supuesto y que iba a aportar al equipo, Jorge Garbajosa. Otro viejo conocido de su época en Benetton. Seguro que la carrera de Andrea esta a buen recaudo, siguiendo los pasos correctos. Y otro movimiento venido de Europa fue el fichaje de Anthony Parker, alero estrella de Maccabi y 3 veces campeón de Europa. La mano de Gherardini en este primer año ha sido notoria. También sus viajes a Europa durante este año con varias escalas, siguiendo a Ukic, Rudy, Papaloukas, Batiste etc. También se habla de Messina, que podría ser el primer entrenador no americano en dirigir un equipo NBA, ¿saben a que equipo dirigió Ettore en Italia?, sí a ese mismo. Quizá el año que viene tengamos otro desembarco “europeo” a orillas del lago Ontario. Pero eso serán nuevas páginas del código secreto. Impredecible sendero pero de un final previsible, la victoria.


Y la temporada no podemos decir que haya sido mala, justo lo contrario, una apuesta fuerte, arriesgada, pero con final feliz, otra vez gana Gherardini, nunca pierde. Toronto ganaba su división, se clasificaba para PlayOffs un tiempo después, terminaba la travesía, la gente se identifica con el equipo y de nuevo otra ciudad que se entusiasma y empieza a latir baloncesto. Little Italy estará orgullosa de su hijo prodigo en la ciudad. ¿A quien has vendido tu alma, Maurizio?



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