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La Opinión


19.06.07 | Kantauri (3372 lecturas) [ Comenta el artículo ]
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Primavera del 88


Es un buen momento para hablar de basket en la ciudad de Pesaro. Con el ascenso a su hábitat natural, la máxima categoría del pallacanestro, conseguido y el sueño de Valter Scavolini reconciliado, podemos centrarnos, con satisfacción, en la historia de este carismático club y en un hecho puntual, la primavera de 1988, aquel lejano mes de Marzo. Hay momentos en que una decisión puede hacer variar todo un curso de acontecimientos, incluso en el coto privado que era la LEGA de final de los años 80 para el Olimpia de Milan, con la lucha cruenta con Cantu y las guadaniescas apariciones desde Bolonia o la pujanza sureña de Caserta.


Pero expliquemos el contexto. La década comenzaba con dos finales idénticas, cantu contra virtus y con un titulo para cada una de las squadras. Los éxitos de la selección italiana en la olimpiada de Moscú’80, consiguieron la plata, rubricaban el éxito y la fama de la que gozaba el pallacanestro en la época. Muy potente económicamente, con una gran base de jugadores nacionales y grandes refuerzos americanos procedentes de la NBA. Una lista en la que figura gente de la talla de Artis Gilmore, Michael Cooper, Spencer Haywood, Bob McAdoo y George Gervin entre otros. Por no hablar de americanos con una buena carrera en Europa como Corny Thompson, Audie Norris, Roosevelt Bouie, Elvis Rolle, Bruce Flowers o el elegantísimo Wendell Alexis.


Las siguientes ocho finales tendrían un denominador común, Olimpia Milan estaría presente en ellas, ganando 5. Casi nada. Dominio absoluto en una liga muy competitiva. Caserta por dos veces, Livorno en una ocasión y Scavolini en otro par completan la lista de victimas en las garras de D’antoni, Meneghin y compañía. Dos copas de Europa darían reconocimiento internacional más allá de las fronteras transalpinas a estos devoradores de gloria, diablos rojos en la cancha, coleccionistas de trofeos. Bajo distintas nominaciones, bien Billy, Simac, Tracer o Phillips, distintos nombres para el mismo final, el éxito. Centrándonos en lo que nos ocupa y una vez situado el lector dentro del escenario que nos rodea, Scavolini era uno de los outsider del campeonato. No tenia tan buenas plantillas como los candidatos al titulo pero si una reconocida calidad y un par de ajustes les podrían situar en disposición de llevarse el titulo. Un ejemplo de ello es como en la temporada 80/81 caen en cuartos ante Synudine Bolonia en dos partidos y la temporada siguiente son capaces de alcanzar la final. Substituyendo a uno de los americanos, Holland, por el campeon olímpico en Moscú, Kicanovic, los blanquirojos conseguían plantarse en la final. Milan dio cuenta de ellos en 2 partidos pero lograban poner su nombre en el escaparate del basket italiano. Un simple ajuste, un simple cambio de jugador podía hacer competir de tu a tu frente a los grandes. La temporada siguiente conseguían la Recopa de Europa con Jerkov unido a su compatriota Kicanovic.


En este tobogán de resultados, en la 83/84 y tras ser campeones de la recopa en la pasada temporada, el equipo cae en la mediocridad y tras tres entrenadores con la destitución de Skansi y la continuación de Aza Nikolic con Bertini haciendo de puente entre ambos no logran ni entrar en playoffs. Pero dos fichajes hicieron variar el rumbo de la sociedad, la extraña pareja, el pequeño Zam Fredricks y su compañero, el pívot Darren Tillis. Sumado al crecimiento y consolidación de un grandioso Walter Magnifico y a un obrero de la pintura como Ario Costa. Alcanzarían la final que volverían a perder ante Milan y en los dos años siguientes sendas finales de la Recopa, perdidas ambas, una ante el FC Barcelona insurgente de los 80 y vengando la afrenta del Banco Roma en el 84 en Ginebra, y otra derrota ante la Cibona de los hermanos Petrovic (Aza será clave en esta historia) en Novi Sad. Una Cibona con Drazen a la cabeza inalcanzable, guiados por el genio de Sibenik. Scavolini sin duda era un competidor dentro del campeonato italiano capaz de alcanzar finales y un equipo respetado en el continente tras sus tres finales de la Recopa. Pero llegamos a la temporada 87/88. Tiempos de cambio. Tras los dos fracasos en las finales europeas se opta por traer a uno de los verdugos, Aza Petrovic y unirlo a la estrella americana de turno, Greg Ballard. Unidos a la base italiana con Magnifico y Ario Costa como máximos exponentes, unidos a la experiencia de Vecchiato y Zampolini o la pujanza del joven base Andrea Gracis. Valerio Bianchini comandaba desde el banco. La temporada dentro de lo irregular estaba discurriendo por senderos normales. Hasta en la novena jornada de la segunda vuelta del calendario Aza Petrovic encandilaba en Livorno anotando 45 puntos. Pero la situación no iba por cauces correctos para la gerencia de Pesaro. Necesitaban cambios y aquí se fraguó una de las mayores obras de ingeniería baloncestistica y con semejante posterior desarrollo y trasfondo. Quizás la fortuna de arriesgarse a cambiar en pleno mes de Marzo, con la competición entrando en su fase decisiva, la suerte que sonríe a los valientes, o simplemente uno de esos hechos que se dan cada cierto tiempo, esos pequeños detalles que dentro de la historia del baloncesto a menudo pasan desapercibidos y merece detener, aunque sea un instante, aunque sean unas líneas, la atención sobre ellos. Primavera del 88 en Pesaro, nunca el resto de primaveras volvieron a ser iguales en la ciudad. El 6 de Marzo llegaba a la ciudad Darwin Cook, un jugador exterior nacido en Los Angeles en 1958 formado en la universidad de Pórtland. Entraba en substitución de Greg Ballard. Los inicios fueron duros y se seguían concatenando derrotas, 4 seria la cifra. Esto llevo a tomar otra decisión, Aza Petrovic dejaba la sociedad de Pesaro el 20 de Marzo y el 27 llegaría la otra D. Doble D. Darren Daye. Alero nacido en Des Moines, Iowa, en 1960, formado en la prestigiosa UCLA y procedente de los Boston Celtics. En el plazo de 14 días Scavolini cambiaba de rumbo y daba algo mas a cambio, acababa de lograr el pasaporte al sueño eterno del éxito, al recoveco que aun perdura en la memoria del aficionado al baloncesto. Flores de primavera.


El debut de la pareja fue con derrota en la pista de la Dietor Bologna de Villalta y Brunamonti. Cook con 25 puntos y Daye con 22 puntos y 9 rebotes tuvieron actuaciones destacadas, presentimiento de una larga amistad. Desde esa derrota en Bolonia y cerrando la regular con dos victorias se firmaría un balance de 11-3 que llevaría a Pesaro a la gloria. Campeones de Italia al fin. Daye y Cook obraron lo inédito, firmaron un cheque en blanco rumbo a la eternidad. Además la victoria y scudetto se consiguieron ante el equipo de Milan, derrotando mitos y vengando pasadas batallas. El titulo se quedaba en Pesaro. Nunca una primavera floreció tanto como aquel año. La temporada siguiente, con Darwin Cook regresando a la NBA tras su éxito europeo, y con Norm Nixon en el equipo se alcanzaron las semifinales de liga donde Milan pagó la afrenta y logro su pase a la final y posterior titulo. Pero en la 89/90 Cook volvía a la ciudad, volvía la doble D y como por arte de magia, como si de un pacto con el mismo demonio se tratara, Scavolini lograba otro titulo, otro scudetto ante la Varese de Corny Thompson y Stefano Rusconi. 31 puntos para Cook y 24 para Daye, la formula que conduce al titulo final. Aquel año se alcanzó también la final de la copa Korac pero el embrujo no traspasaba la frontera italiana y se perdió aquella final europea ante el Joventut de Badalona. Los tiempos de la pareja languidecían a medida que Cook iba cumpliendo años y la retirada se acercaba. Scavolini llegaría a otra final en la temporada 91/92, ultima de Daye en el club y con Woorkman como acompañante exterior. Se intentaba repetir el éxito pero no se consiguió el titulo, solo estaba reservado a Cook y a Daye. Y se perdía la Korac ante Il Messagero de Roma, 4º final europea seguida que se perdía, dejando sabor a malditos, los equipos que se recuerdan con mas cariño, lejos aquel titulo del año 1983 en la recopa, y se marchitaba la última flor de Marzo del 88, se terminaba el lustro más emocionante, importante y trascendente de la sociedad blanquirroja. Un equipo que queda grabado en la memoria baloncestistica europea, la scavolini de Cook y Daye. La caída a los infiernos del sueño de Valter Scavolini ha sido continuada desde entonces. Problemas societarios, con el dinero, con el presidente, una verdadera crónica de sucesos. Iniciado el nuevo siglo, Enzo Amadio, entonces presidente fue detenido por quiebra fraudulenta de la sociedad deportiva Scavolini. Además el 15 de julio de 2005, a pocos días de la conclusión de la última fecha útil para la inscripción al campeonato, Enzo Amadio rehusó saldar parte de la deuda del club, decidiendo la desaparición del que era uno de los clubes más antiguos de Italia.


El club luego pasó a un grupo empresarial (con posterioridad también quebró) con sede en Francia y que, pese a tener como titular a un testaferro, los investigadores habrían descubierto que en realidad estaba dirigida por el propio Amadio.


Tras todo este follón de problemas que poco atañen al baloncesto Scavolini recuperó sus señas de identidad purgando pecados en categoría indignas para su historial y en junio de 2007 han vuelto a la máxima categoría del baloncesto italiano. Una buena noticia. Pesaro esta de vuelta. Una nueva primavera puede estar a punto de florecer.



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