| Que no nos obliguen a elegir |
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Es normal. Pesa muchísimo jugar las dos mejores competiciones de Europa. El esfuerzo realizado por el “Gestas” Bizkaia Bilbao Basket contra el Nancy (esto del lockout y tal, efecto boomerang para aquellos por los que apostaros todo al rojo) se nota en las piernas de un equipo que, sigo sosteniendo, está llamado a hacer más cosas de las que demuestra en la pista.
Ayer mismo, un amigo mío que tengo del Caja Laboral Baskonia (por cierto, abogo por un marco de convivencia y deportividad entre aficionados y clubes rivales que SIEMPRE HA EXISTIDO) me preguntaba si prefería entrar en la Copa o en el Top-16 de la Euroliga. No hay respuesta. Queremos entrar en los dos y vamos a luchar por ello. La copa es una competición muy de Bilbao. El Athletic ha focalizado sus esfuerzos en esta competición que tantas alegrías ha dado a la villa, herencia que ha recibido el Gescrap Bizkaia BB con gratitud. Aun recordamos la victoria ante el Barça con un Weis sublime o la remontada interruptus del año pasado ante los vitorianos. Y queremos volver a vivir algo así. Por otro lado, estar entre los 16 mejores de Europa es tan bonito (y tan impensable hace años) que no renunciamos a ello y menos después de haber hecho las dos “machaditas” redactadas por estas líneas. Ahora, el viento debería estar (más) de cara.
O eso se pensaba el miércoles. El partido del sábado ante Fuenlabrada era un (otro) punto de inflexión del equipo. ¿Lo postergamos para después del Cantú? Venga, bah, pero el Bilbao Basket no puede fallar más. Jugar en Barcelona no está tan lejos, a una victoria de engancharse al tren de los 8. Valencia, Zaragoza, Caja Laboral (ojo a este apasionante doble enfrentamiento en Miribilla por el Top-16 y la Copa) y Unicaja no son buenos clientes, pero es este es más capaz cuando vienen mal dadas. El cartel de favoritos nos sienta muy mal y está demostrado. Cuando tenemos que ganar, nos la pegamos, y cuando nadie da un duro por nosotros sacamos la casta y el orgullo. Y este tipo de calendarios, nos ponen.
En este inicio de temporada, esa casta y ese orgullo sólo se ha visto en dos ocasiones. Segunda jornada ante el Real Madrid y el miércoles ante el Nancy. La victoria en casa del Baskonia fue más demérito de ellos que algo conseguido gracias a nuestras virtudes (si bien jugó 20 minutos sublimes) y el resto de victorias cosechadas fueron de una manera inconstante. Tenemos un fin de año muy interesante, ante rivales de entidad, que van a decirnos a qué aspiramos. Yo, a pesar de la derrota de este fin de semana, estoy muy ilusionado. Empiezo a ver cosas.
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