Despacho de Maceiras
Reflexiones sobre la Euroliga
Antonio Maceiras  | 13.12.2010 - 14:42h.
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Antonio Maceiras  | 13.12.2010 - 14:42h.

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Desde hace tiempo vengo dándole vueltas a la trayectoria que la Euroliga está teniendo y a su importancia crítica como elemento catalizador del baloncesto Europeo. La aparición de la nueva competición dirigida por Jordi Bertomeu supuso una mejora espectacular en términos de organización, explotación y credibilidad respecto de las anteriores organizadas por FIBA, pero en el ámbito deportivo y de seguimiento no ha conseguido ese mismo salto hacia delante. He tenido ocasión de compartir mi preocupación con el propio Jordi así como con muchas personas de referencia de nuestro deporte y de los medios de comunicación que lo cubren. Voy a intentar aquí reflejar algunas de las reflexiones que ya he contrastado con el ánimo de aportar para seguir construyendo.


En primer lugar explicaré porque me parece de fundamental importancia el papel de la Euroliga en el escenario europeo del baloncesto. A lo largo de varios meses las competiciones nacionales (o regionales en algunas zonas del continente) disputan las fases regulares que suelen durar hasta aproximadamente el mes de Abril. Durante las mismas suelen jugarse partidos cuya importancia es vital para los equipos de la zona baja (que están ya jugando para eludir el descenso) así como para los de la zona media, que luchan por clasificarse para la Copa del Rey o para los play-off por el título. Esto significa que excepto para aquellos equipos cuyo objetivo es el título, la liga regular tiene muchos alicientes, mientras que para los candidatos al campeonato los partidos verdaderamente dramáticos se comenzarán a jugar mucho más tarde. Pero aunque son mayoría los equipos de la liga que se encuentran cómodos en esa situación, no podemos olvidar que aquellos que acaparan la inmensa mayoría de seguidores no le ofrecen a sus espectadores partidos de importancia crucial con los que puedan vibrar. Y esto por lo que se refiere a países con ligas “desarrolladas”, puesto que hay países donde el sempiterno campeón no encuentra rival en la competición doméstica y sólo la Euroliga constituye un auténtico atractivo para sus seguidores a lo largo de todo el año.


Durante un largo periodo la Euroliga (o la antigua Copa de Europa) ha cubierto el vacío de interés de esa parte importante del curso, realizando una auténtica labor de captación de aficionados al baloncesto. Muchos hemos sido los que hemos crecido viendo los partidos europeos del Real Madrid de Luyk, Emiliano, Brabender, etc. o posteriormente los del Barça de los Epi, Solozabal, Norris, etc. Pero la evolución que ha tenido el formato de la competición ha hecho que progresivamente se haya perdido la exclusividad y el elitismo que la caracterizaba, lo que ha coincidido con que su seguimiento haya ido decayendo. Hagamos un repaso:


- Hasta la temporada 1986-87 la Copa de Europa era disputada por los campeones de las ligas nacionales más el campeón de la edición anterior. Tras unas eliminatorias previas, se pasaba a un grupo de 6 equipos cuyos 2 primeros clasificados disputaban la final. Se trataban de 10 jornadas a vida o muerte en las que se solía decir que para alcanzar la final no se podía fallar en ninguno de los partidos locales y se debían amarrar 2 victorias como visitante.

- A partir de la temporada 1987-88 se introdujo la Final 4. Ello supuso un incremento de 6 a 8 equipos en la fase de la liguilla, de los cuales los 4 primeros pasaban a la fase final. El resto de condiciones de la competición no se vieron afectadas, manteniéndose los puntos fuertes del sistema anterior.

- En la temporada 1991-92 (coincidiendo con la desmembración de la antigua Yugoslavia y de la URSS) se introdujo una modificación significativa en el formato. A partir de ese momento los países más importantes del baloncesto continental pasaban a tener varios equipos representantes (3 en el caso de España). Tras una eliminatoria previa, se accedía a una fase de liguilla dividida en 2 grupos de 8 equipos. Los 4 primeros de cada grupo jugaban un play-off cruzado por medio del cual se accedía directamente a la Final 4. La pérdida de exclusividad se vio compensada por el hecho que los nuevos equipos incorporados aportaban un alto nivel de calidad. Además, en el caso de España, se vivían los momentos de mayor seguimiento mediático del baloncesto. Aun así, se comenzó a producir un paulatino declive en la atención del gran público.

- A partir de la temporada 1996-97 la competición se amplió a 24 equipos, divididos en 4 grupos de 6. Se accedía ya directamente sin fases previas en función de las plazas que las ligas nacionales otorgaban. El sistema se sofisticaba en 2 fases de liguilla más 2 rondas de play-off para acceder a la Final 4. Tanto el incremento del número de participantes como la complicación del sistema de competición supuso un considerable bajón de la atención del público y los MMCC.

- En la temporada 2000-01 se produjo la escisión entre la competición de la FIBA y la nueva Euroliga de los clubes. Enumerar todos los formatos que se han dado resultaría farragoso, pero en ningún caso se ha bajado de 24 equipos participantes (32 en 2001-02). El resultado es que en la actualidad a muy pocos seguidores de los equipos importantes les parece que estén realmente compitiendo hasta el inicio del Top-16.


Habiendo hecho este análisis parecería sencilla la solución: reduzcamos el número de participantes y todo resuelto. Pero hay algunos puntos muy importantes que debemos tener en cuenta para hacer un análisis realmente profundo:

- El origen de la actual Euroliga, producto de un conflicto entre la FIBA y los clubes, le ha proporcionado tradicionalmente una inestabilidad que obligaba a tomar decisiones intermedias entre lo ideal y lo posible (hay que destacar la habilidad con que Jordi Bertomeu ha gestionado ese proceso).

- Las aspiraciones de los equipos a tomar parte en la competición han significado a su vez un elemento de tensión significativo (no hace falta recordar el caso ACB).

- Los equipos de países con ligas débiles exigen jugar el máximo número de partidos posibles ante la ausencia de interés en sus competiciones nacionales. Actualmente se diría que sólo los españoles y los italianos (la Lega tradicionalmente ha tenido un seguimiento superior a la competición europea en Italia) no se encuentran en esa situación.


Existe un elemento que necesita ser analizado por separado: la explotación centralizada de los derechos de televisión. Para poder captar la inversión de cadenas interesadas en la retransmisión de los partidos se hace necesario garantizar que los equipos más atractivos tengan una presencia permanentemente en la competición. Además, en algunos países exigen un número mínimo de encuentros garantizados de su equipo para elaborar sus programaciones. No deja de ser paradójico que este elemento haya provocado tantos conflictos, máxime si tenemos en cuenta que el origen de la Euroliga estuvo motivado por la negativa de los clubes a ceder sus derechos de tv y marketing a FIBA. En cualquier caso, el volumen de ingresos que significa este concepto (aproximadamente 15 millones de Euros) no debe ser un freno para la reorganización de un negocio donde sus 24 equipos participantes mueven alrededor de 325 millones de Euros en presupuestos (cifra no oficial pero creo que muy fiable).


Vayamos a las conclusiones: el baloncesto europeo necesita de una gran competición, elitista y vibrante que cubra esa falta de dramatismo que afecta a la parte alta de las ligas nacionales y a los principales equipos durante una parte importante de la temporada. Que elementos a mi entender la deben componer:

- Mantener la Final 4, sin duda “el evento” por excelencia del baloncesto europeo.

- Una parte principal de la competición con no más de 12 equipos participantes y un sistema de competición intenso. Cronológicamente debería tratar de aprovechar al máximo aquel periodo en que la Champions League se suspende para intentar ocupar ese espacio mediático.

- Esos 12 equipos deberían estar formados por los mejores de la Euroliga anterior más los provenientes de las fases previas

- Disputar las fases previas necesarias para dar la opción de participar a todos aquellos que objetivamente deban estar contemplados en el proyecto.

- Un modelo de explotación de los derechos de tv y marketing que se adapte a este esquema, y no a la inversa.

- Una reorganización de la segunda competición (Eurocup) donde “alojar” los eliminados en las rondas previas y que sirva de formación de auténticos equipos de Euroliga.


Como se hizo hace 10 años, creo que es imprescindible una refundación del modelo que recupere el entusiasmo de los aficionados. En aquel momento tuve la suerte de generar ideas desde el interior del proyecto. Ahora no quiero dejar de aportar mi visión si con ello puedo ayudar de alguna manera.




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Artículo publicado por Antonio Maceiras

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