25 años del CB Murcia
Entrevista a Randy Owens
Pedro Serrano  | 28.02.2011 - 22:10h.
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Pedro Serrano  | 28.02.2011 - 22:10h.


Recordemos hoy al CB Murcia recién nacido, al Juver, cuando comenzó a hacerse un hueco en las canchas de Tercera División, y también en el corazón de los murcianos. Ya hemos hablado de la idea, que surgió como una llama en unos enamorados del baloncesto, y también hemos hablado de aquel que avivó el fuego con leña y aire, que lideró el proyecto con su dinero y, sobre todo, con una determinación a prueba de bombas: Juan Valverde. Hasta ahí todo bien, pero faltaba algo y no pequeño. Con buen criterio se pensó que, para que el equipo echara raíces en Murcia, era necesario que hubiera algo impactante sobre la pista; un pionero que atrajera la atención del respetable. Un profeta.


El profeta del baloncesto en Murcia se llamó Randy Owens, y vino desde el otro lado del charco para mostrarnos lo maravillo que era este deporte. No es que en Murcia en 1985 no supiésemos lo que era un balón, y tampoco es que nadie hubiese sido capaz de encestar con maestría, pero hasta entonces el baloncesto murciano se había movido en otro nivel, en un estado de semiclandestinidad, de localismo, sin el foco del gran público y de la prensa. Randy Owens llegó, e impresionado por el ambiente y por el trato recibido, se quedó, y rápidamente fue reclutando adeptos para la causa al mismo tiempo que anotaba triples y mates, ante el asombro “boquiabiértico” de los nuevos aficionados. Para muchos de ellos, aquella era la primera vez que veían en directo jugadas de tal calibre, y claro, quedaron marcados para siempre. Hicieron una cruz en su asiento de plástico del viejo Príncipe de Asturias y dijeron, “este sitio ya es mío”.


Localizar a Randy Owens ha sido muy, muy difícil. Entre agosto de 2010 y febrero de 2011, de manera esporádica, he ido preguntando y rastreando pruebas como un detective, pero en las últimas semanas casi se convirtió una cuestión de cabezonería personal, porque entendí que el esfuerzo volcado en esta sección merecía contar con el testimonio de Owens. Aunque al final lo localicé por mí mismo, doy las gracias a aquellas personas que al menos respondieron a mi pregunta, aunque fuera con un “no lo sé”: Miguel Ángel Paniagua, Manrique Cos, Larry Landolt, Fran Blinebury, Tuky Bulfoni, Daniel Barceló… Y a aquella amable señora que trabaja en la centralita de los Juzgados de Filadelfia, donde hace años también trabajó Randy. Tras tanta pesquisa, di con él de una manera poco agradable: en una noticia de 2005 de una Web deportiva norteamericana, se contaba la trágica muerte por ataque al corazón de un jugador de la Universidad de Kentuky, Danny Rumph, tras anotar la canasta ganadora de un partido en el último segundo. Se decía que Danny era hijo y sobrino de jugadores de baloncesto; su tío, salido de la Universidad de Philadelphia Textile en 1980, se llamaba Randy Owens. Luego encontré la Web de una Fundación en memoria de Rumph, www.derii.org, y de ahí llegué a nuestro protagonista de hoy. También doy las gracias a su hermano, Marcus Owens, que fue el que finalmente nos comunicó.


Basketme.com: ¡Muchas gracias por atender mi llamada desde Murcia, Randy!


Randy Owens: Encantado, echo de menos el tiempo que estuve allí, ¿sabes? (Randy se arranca a hablar de Murcia con un tono de sincero agradecimiento). La gente me animaba… Es como si echara de menos a mi familia, ¿sabes?


B: ¿De verdad? (pregunta absurda que me sale sin pensar, ante la emoción que desprenden las primeras palabras de Randy para Basketme.com).


R: Sí (la afirmación de Randy es tajante, y de inmediato cambia el tono). ¿Cómo estás tú?


B: Bien, muy bien… La verdad es que estoy muy contento, porque al final, tú también estarás en este homenaje al CB Murcia por el 25 aniversario del club. El tiempo pasa muy deprisa...


R: Sí, lo hace, lo hace…


B: Sí, porque hace ya 25 años que nació el CB Murcia y parece que fue ayer. Tú lo viste.


R: Sí, lo vi, lo vi… Sí, yo estuve en el principio del equipo, y la gente de allí, el entusiasmo, la manera en la que me aceptaron y en la que aceptaron al baloncesto, fue fenomenal. Es decir, que entiendo el porqué es un club tan grande hoy en día, porque la gente de allí realmente lo disfrutaba.




Gregorio Serna, Manrique Cos, Pedro Ruiz y Randy Owens: primera temporada del CB Murcia en Tercera División. Detrás, el viejo Príncipe de Asturias hasta la bandera (Fuente: Manrique Cos)



B: Es sorprendente que vinieras aquí, o eso me parece. ¿Cómo fue que viniste a Murcia? Estudiaste en la Universidad de Filadelfia y fuiste drafteado por Indiana, ¿no?


R: Fui drafteado por Indiana Pacers, sí. Estuve allí y ellos me dejaron libre. Entonces fui a una liga que hay aquí en Estados Unidos, que no sé si la conoces, la CBA…


B: Sí, claro, la CBA.


R: Sí, pues entonces fui a la CBA, y lideré la CBA en anotación, y un ojeador me dijo que quizá debería marcharme al extranjero. Así fue como llegué a Murcia.


B: Pero, ¿viniste directamente?


R: No, fui a Filipinas primero, y luego de allí me fui a Murcia. En Murcia estuve cinco años, creo… Sí, y de España me fui a Israel cinco años. De Israel me fui a Austria un año, y luego a Argentina durante cuatro años.


B: Bueno, España, Argentina… Hablarás español, ¿no?


R: Sí, bueno, mi español es bastante bueno ahora… (Randy suelta una carcajada).


B: ¿De verdad? ¿Hablas español? (esto se lo pregunto en castellano, para comprobar su nivel en nuestra lengua).


R: Aaah… Más o menos (Randy me contesta en español, dubitativo pero con una pronunciación bastante correcta). Pero hace mucho tiempo que no hablo español (prosigue en la lengua de Cervantes).


B: Muy bien, chico, muy bien (risas).


R: No hay mucha gente aquí que hable español. En mi trabajo no hay nadie que hable español, pero sí que hay… Hay gente que habla español, pero… (A Randy le cuesta expresarse en nuestro idioma, pero no sé si tanto como a mí en el suyo; de todos modos, pienso que el que tiene que sufrir un poco soy yo, que para eso he sido yo el que lo ha llamado. Ahora Randy prosigue en inglés). Esa gente no habla el español tan bien como el español que se habla en España, es diferente (risas).


B: Ya, me imagino… Bueno, volviendo con el tema de las entrevistas… Fue muy difícil encontrarte, ¿sabes? Muy difícil…


R: Sí, lo sé, lo sé…


B: Pregunté a la gente de aquí relacionada con el equipo y con aquellos tiempos, y no sabían nada. Luego recurrí a Miguel Ángel Paniagua, pero tampoco sabía nada. Sólo me pudo dar la pista de que hace años trabajabas en los juzgados de Filadelfia…


R: Ah, sí, Paniagua, el agente, sí… (Risas).


B: Sí, Paniagua no sabía nada más, así que envié un e-mail a los juzgados explicando el caso, pero no me respondieron, y luego les llamé por teléfono (Randy suelta una carcajada). Les expliqué que te estaba buscando y una señora muy amable me dijo los nombres de dos o tres “Owens” más que trabajan allí, pero ninguno era el tuyo (Randy se parte de risa).


R: No… Ahora trabajo en una escuela, soy el segundo al cargo, debajo del jefe. Me va bien, tengo una buena vida, sí… Echo de menos Murcia, te lo digo, ¿eh? Me encanta, me encanta… Tienes que entender que cuando llegué a España, y para cualquier americano que llega a España, la vida era diferente, es diferente y me encantaba. Me encanta la manera en la que todo el mundo en España… No sé, simplemente era mucho mejor que la vida aquí, en Estados Unidos... Todavía es mejor que aquí. La gente en España me miraba como a una persona, no como a un americano negro, ¿me entiendes? (asiento a la pregunta de Randy). Me miraban como a una persona, y aquí todavía hay sitios donde voy y piensan, “oh, ya viene este tío negro”, ¿sabes? En Murcia no era así. En Murcia, a donde fuera, me trataban como a una persona, y es increíble, increíble…


B: Ya, entiendo. Pero para ti, venir aquí, a un equipo totalmente nuevo con gente sin experiencia profesional…


R: Sí, para mí… Cuando fui por primera vez no sabía si querría quedarme, porque ellos nunca habían tenido un equipo de baloncesto y no sabía cómo lo aceptaría la gente, así que… Y por entonces ellos no estaban en Primera División, ni en Segunda División… Así que, “aquí estoy yo, voy a jugar en Tercera División, soy el único americano aquí…”. Eso me preocupaba porque no sabía cómo iba a ser aceptado. Pero, tío, fue enorme… Enorme.


B: Tuviste que buscar Murcia en un mapa antes de venir, ¿no?


R: Sí, lo hice, lo hice. Tenía otros lugares donde podría haberme ido, tenía ofertas en Bélgica y en otros sitios, pero no sé por qué, la pasión en Murcia era tal, que… “Quiero quedarme, quiero quedarme”. Incluso… Incluso cuando estaba jugando allí, ellos hicieron un torneo donde invitaron a equipos de Segunda División, y a equipos de Primera División también para jugar contra nosotros, para ver y preguntarles, ¿qué decís? ¿Creéis que puede jugar en Primera División? Y sí, yo podía jugar, pero decidí que quería quedarme allí. Por eso iba a los colegios a hablarles a los niños, y hablaba con la gente, ¿Sabes? Eso era importante para el baloncesto.


B: O sea, que tuviste ofertas para irte cuando estabas aquí, ¿no?


R: Sí, las tuve, tuve ofertas para irme a otros países, pero me quedé allí porque a veces no se trata sólo de jugar al baloncesto. Una vez que llegué a Murcia, la manera en la que la gente me trató, y la manera en la que la organización del club me trató, dije, ¿sabes qué? Me quiero quedar aquí. Y yo vi que el club tenía curiosidad por ver si yo podría jugar en la Segunda División, o en la Primera División de España, así que organizaron un torneo y trajeron a otros americanos. Trajeron a James Terry (jugador del Caja de Álava, Baskonia) para jugar contra mí en el torneo, y yo se lo demostré: “puedo jugar donde queráis, pero me he quedado en Murcia porque estoy cómodo aquí, y porque la gente me trata muy bien aquí”. Por eso estuve tan bien en Murcia.


B: Bueno, pero en cuanto al nivel de esa competición, de la Tercera División, ¿cómo te sentías? Porque creo que, además, fuiste el primer jugador norteamericano de la historia que jugó en la Tercera División de España.


R: Sí, lo fui, fui el primero en jugar en Tercera División, y ¿sabes qué? Que durante un tiempo me preocupaba ese hecho, porque pensaba en mi futuro, y me decía, bueno, si juego aquí, en Tercera División, luego, ¿podré ir a otro sitio? Bueno, pues siempre supe que podría ir a otro país si quería jugar, pero no sabía si podría ir a otro lugar en España, porque por el hecho de haber jugado en Tercera División, la gente podría decir, “oh, ha jugado en Tercera División, no es tan bueno”, pero yo lo era, yo era bueno. Por eso fue tan bonito cuando ellos decidieron hacer ese torneo, hacer ese campeonato allí para jugar contra equipos de Segunda y Primera División… Hicieron el “Torneo de El Corte Inglés” e invitaron a esos equipos a venir a jugar, y jugué contra otros americanos, como James Terry. Y no lo hicimos mal en el torneo… Yo siempre supe que podría jugar en la Primera División o en la Segunda División, pero desde que decidí jugar en la Tercera, la gente pensó, “ah, tal vez no pueda jugar en Primera”, ¿sabes? Y eso no era verdad, yo jugué en Tercera División porque disfrutaba jugando allí y porque la gente me trató muy bien, y eso fue por lo que, cuando me marché, no tuve problema en irme porque sabía que podría irme a otro país a jugar. Por eso me fui a Israel durante cuatro años.




Randy Owens, el primer jugador americano que jugó en la Tercera División española (Fuente: Felipe Coello)



B: Ya… Entonces, ¿qué duración tenía el contrato que firmaste con Murcia al principio?


R: Al principio firmé por un año, y luego, cuando terminamos la liga en Tercera División… ¡Que terminamos contra Cartagena! (nos reímos). Pues después de eso… (Le interrumpo para preguntarle por ese enfrentamiento de rivalidad regional).


B: ¿Recuerdas esos choques contra Cartagena?


R: Oh, sí, recuerdo Cartagena, recuerdo… Tengo un montón de cosas guardadas, de periódicos, y los miro y recuerdo a Cartagena, y a los otros equipos contra los que jugamos… Pero Cartagena era el equipo más importante contra el que jugamos, teníamos que derrotarles… Miro los periódicos todo el tiempo. Necesitábamos batir a Cartagena, y después de ese primer año, conseguimos jugar en Segunda División (la antigua 1ª-B) y firmé un contrato de tres años. Entonces abrí el bar “Tres puntos” (nos reímos). Lo abrí con un buen amigo mío, Manolo (imagino que se refiere a Manolo Álvarez, ex directivo del Real Murcia, y por entonces miembro de la directiva del CB Murcia). Abrimos el bar “Tres puntos” porque yo tenía que lanzar mucho de tres, así que… (Risas).


B: Pues también entrevisté a Antonio González Barnés (Randy suelta una carcajada), ¿te acuerdas de él?


R: Sí, me encanta Antonio (risas).


B: Él me contaba la reacción de la gente, que eras como un “showman”. Me contó cuando te llevaron a ver una corrida de toros y la gente se quería hacer fotos contigo y todo… (Risas).


R: Oh, sí, me llevó a una corrida de toros… Quiero mucho a Antonio. Oh, Dios mío, ¡me lo pasé muy bien! Quiero mucho a Antonio, a Pedro (Ruíz Morales) y a Gregorio (Serna). Ellos… ¡Oh, Dios mío! Ellos me llevaron a los toros, y… Simplemente fue, para mí… (Randy se ilusiona al recordar y aviva su tono de voz, pero luego se atempera y prosigue con tono de responsabilidad). Ser el primer jugador negro y norteamericano allí, fue muy importante para mí. Para mí era muy importante que la gente tuviera una experiencia positiva, ¿me entiendes? Por eso salía y hablaba con la gente, e iba a los toros, e iba a los colegios... Lo hacía porque era la primera experiencia con un jugador de baloncesto, y quería que fuera una buena experiencia, ¿sabes? Era muy importante para mí.


B: Así que sentías que debías ser un poco la imagen del baloncesto, de este deporte, además de la imagen del recién nacido club, ¿no?


R: Sí, sí, yo sentía que era la imagen y quería ser una buena imagen, una imagen positiva, porque hay muchos jugadores que vienen del extranjero y yo quería que, en esa primera vez en Murcia, tuvieran una sensación positiva con un negro norteamericano, y así al siguiente americano que viniese, que le tratasen igual. Hay un montón de americanos que se van al extranjero, y no todos los americanos que se van al extranjero son buenos, no son profesionales. Ellos se van al extranjero a jugar al baloncesto, pero también hacen esto y aquello… Y yo quería que la gente en Murcia tuviese una buena experiencia para que al próximo americano, al menos, le dieran la oportunidad. Era importante que la gente de allí viera que esa es la manera en la que actúa y se comporta un verdadero jugador profesional de baloncesto. Se comporta siendo profesional, parándose a hablar con la gente en la calle, yendo a los colegios, haciendo diferentes cosas, ¿sabes?


B: Pues creo que hiciste tu trabajo muy bien, Randy, de verdad, porque después de tanto tiempo, hablas con la gente, con los que vivieron el nacimiento del CB Murcia y el despertar del baloncesto en nuestra ciudad, y te recuerdan. Te recordamos perfectamente (Randy se ríe). Por ejemplo, un periodista deportivo de aquí, Juan Carlos García, escribió un artículo en el que decía que habías cambiado su vida, que se enganchó al baloncesto por ti. Paco Viudes, un aficionado, me dijo que recordaba cuando fuiste a su colegio e hiciste un mate en una canasta del patio, y que desde ese día las canastas, hasta entonces vacías, empezaron a ser usadas por los niños que se interesaron por el baloncesto. Otro aficionado, Sergio Cano, te recuerda llorando en el banquillo después de meter cincuenta y tantos puntos y perder un partido, y ese detalle le marcó y le hizo aficionarse al basket… En fin, que la lista de personas “marcadas” es importante (Randy me escucha y asiente mientras le cuento todo eso con dificultad, por culpa de mi cada vez más oxidado inglés). En aquella época creo que la gente en Murcia, como en el resto de España, comenzaba a estar interesada en el baloncesto por la medalla de Plata de Los Ángeles, y la gente quería un club, pero tú fuiste lo que faltaba para terminar de desatar la locura por el basket en esta ciudad (Randy está en silencio, así que le pregunto si ha podido entenderme). ¿Me entiendes?


R: Sí, te entiendo, y eso me hace sentir realmente bien, porque era muy importante para mí que la gente en Murcia entendiera que el cariño que me demostraron, yo tenía la esperanza de habérselo devuelto. Espero que se lo demostrara en cuanto a profesionalidad, en cuanto a jugar al baloncesto… Espero que… Sólo espero haber hecho un buen trabajo, porque en aquel tiempo, y sabiendo que yo era el primer jugador americano, quería que la gente viera que esa era la forma en la que un jugador de baloncesto debería ser. Espero haber hecho un buen trabajo, de verdad que sí (se nota la emoción y la sinceridad en las palabras de Randy).


B: Pero es que, sigo pensándolo y… (Me río). Es que te imagino llegando aquí, a una pequeña capital de provincia como era Murcia en 1985, a un equipo recién creado en Tercera División… Es que es como una película, ¿no? (Randy me responde “sí” y nos reímos). ¿Te acuerdas de Manrique Cos y de tus compañeros?


R: Sí, recuerdo… Recuerdo que eran muy jóvenes, muy jóvenes…


B: Sí, y tú eras el único jugador profesional. ¿Recuerdas los entrenamientos?


R: Sí, y para mí lo primero… Es gracioso que lo hayas dicho, porque sí que recuerdo a los otros jugadores con los que jugué allí, a los compañeros, y todos ellos eran jóvenes y estaban en la universidad, pero cuando entrenábamos, entrenábamos duro, y yo los trataba con respeto porque ellos eran mis compañeros, ¿sabes? Así que yo los trataba con respeto, y creo que eso los hacía jugar a un nivel superior ¿entiendes lo que quiero decir? Creo que los hacía jugar… Yo jugaba duro en cada partido y en cada entrenamiento, y les hacía trabajar duro en cada partido y en cada entrenamiento, y creo que eso estaba bien. Creo que algunos de ellos realmente disfrutaron, de verdad que sí, creo que lo disfrutaron porque les di la oportunidad de demostrar lo buenos que podían llegar a ser.




Owens en el segundo año de vida del club, en 1ª División B (Fuente: Felipe Coello)



B: Sí, y es que además la gente iba a veros en los entrenamientos, ¿verdad?


R: Sí, sí, venían a ver nuestros entrenamientos. Pero, ¿sabes qué? El resto de jugadores con los que estuve allí… No recuerdo sus nombres, y sí que sé que eran muy jóvenes y que estaban en la universidad, pero nos divertíamos, y no sólo es que nos divertíamos, es que muchos de ellos aprendieron jugando conmigo, porque yo era la clase de jugador que hablaba. Todos hablábamos con los demás, les explicaba cosas y les decía, “quizá deberíamos hacer esto, o quizá deberíamos hacer esto otro”, y nos iba muy bien. Y Manrique era buen entrenador, era bueno, y también nos hacía entrenar duro, y él también era joven… Allí éramos todos jóvenes, Manrique también, y yo también… ¡Incluso soy joven ahora! ¿Sabes qué edad tengo ahora? ¿Lo sabes? (Randy no me da tiempo para responder, pero iba a decir más o menos la respuesta correcta). Tengo cincuenta y dos.


B: ¡Eres muy joven! Todavía puedes jugar, hombre. ¡Ven a Murcia y juega! (Nos reímos).


R: Aún juego, aún juego con mis amigos cada sábado y domingo, cada “sábado y domingo” (lo que pongo con comillas, Randy lo dice en español entre risas).


B: Muy bien, muy bien… Bueno, ¿y la vida? ¿Cómo era la vida aquí, en Murcia?


R: Oh, muy diferente, muy diferente de la vida a la que yo estaba acostumbrado. Estamos hablando de alguien que viene de Estados Unidos y va allí, de alguien que nunca había salido de aquí, sólo una vez, y venía de Filipinas a España.


B: ¿Viniste solo, sin familia?


R: No, bueno, la primera vez fui sin familia, y luego vino mi mujer conmigo, y fue… Fue genial, tío, fue simplemente genial. La manera en la que vivís vosotros, chicos, en España, es la vida que podríamos vivir nosotros aquí, en Estados Unidos, pero no lo hacemos. Para vosotros en España, chicos, la vida es la familia, los amigos, disfrutar de la vida, de las fiestas… Quiero decir, que entre la vida que yo vivía aquí y la de allí, había una gran diferencia, pero para mí, la vida que yo vivía en España era la vida que quería vivir. Era…


B: Es decir, que disfrutabas de la playa… (Me río).


R: ¡Oh, dios mío! ¡Cielos santo! La playa… Amo la playa, amo la playa, amo la playa… (Randy lo repite con voz apasionada, como si hablara de un amor de adolescencia; me parto de risa). Oh, dios, yo conocí gente muy, muy, muy buena allí… Le mando recuerdos de corazón a una joven de allí, que se llamaba Encarna (risas), me trató muy bien y me enseñó un montón de cosas de allí… Quiero decir, tú no puedes explicar… Yo no puedo explicar… Yo he intentado explicar varias veces a la gente de aquí cómo es la vida de allí, pero ellos no lo pueden entender. No lo entienden. No pueden entender cómo… (Randy busca las palabras pero no las encuentra, así que se rinde). Simplemente no pueden entenderlo (Risas). Es difícil de explicar.


B: Volviendo al baloncesto, en cuanto al nivel de aquella Tercera División, y luego al de la 1ª División B, ¿Qué pensabas? Quiero decir, ¿cómo te sentías jugando contra no profesionales? ¿Te costaba encontrar la motivación?


R: Bueno, ¿sabes? Tengo que ser muy sincero contigo… Cuando llegué por primera vez allí y pensé en jugar con Murcia en Tercera División, estaba un poco preocupado por jugar en esa división, sabiendo que podría jugar en Segunda o en Primera, pero por alguna razón, toda la gente, Antonio (González Barnés), Pedro (Ruíz Morales) y Gregorio (Serna), todos esos chicos, me hicieron sentir tan cómodo que me arriesgué, me arriesgué a jugar en Tercera División porque aunque fuera la Tercera, yo sabía que podía jugar en Segunda y en Primera. En el club había gente que decía, tal vez… Y ellos hicieron ese torneo que te decía antes, y no pararon de preguntar a otra gente, “¿Qué pensáis de Randy Owens?”, “¿Creéis que podría jugar en Primera División?”, y yo sabía que sí que podía, pero tomé la decisión de quedarme y jugar en Murcia porque me sentí muy cómodo allí. Me quedé por la gente, más que preocuparme de si otra gente diría que no podía jugar en Primera División. Por eso cuando me marché de España, me fui a Israel y jugué en la Primera División, pero yo estaba tan cómodo y tan feliz en Murcia, que pensé, “vale, puedo estar aquí un par de años y ver hacia dónde va todo esto, y luego irme de aquí”, ¿sabes? Cuando me fui, nadie quiso ficharme porque había jugado con Murcia en Tercera División, y me di cuenta de que tenía que irme, y por eso me fui a Israel.


B: Entonces, ¿no tuviste ofertas para seguir en España?


R: No, no las tuve. Pensé que las tendría, pero no las tuve, y creo que fue porque me quedé ahí, en Murcia, en Tercera División. Nadie quiso darme la oportunidad de jugar. Creo que me dolió, pero no tanto como persona, sino como posible jugador de un equipo español de un nivel superior, el que no me dieran la oportunidad de jugar.


B: Pero tus números en 1ª-B fueron de escándalo, mejores que los de otros jugadores que luego sí que jugaron en ACB y tuvieron recorrido en España.


R: Sí, lo fueron, pero nadie quiso darme la oportunidad, nadie me la dio. Otros sí que tuvieron la oportunidad, pero yo no. No sé qué pasó, si el club tuvo algo que ver… Pero nadie me dio la oportunidad de quedarme en España en otro equipo, y por eso me fui.


B: Murcia tampoco te la dio, ¿no?


R: No, pero oye, tienes que entender que esto es un negocio, yo lo entendí así. Yo siempre fui profesional, y si no me quieres, vale, no me quieres, pero para mí era muy importante que el baloncesto en Murcia diese una imagen seria y profesional, y lo hice, y luego nadie más en España quiso darme la oportunidad de seguir. Bueno, no me preocupaba porque pensaba que siempre me podría ir a otro país. Siempre me quedaba esa opción.


B: Te hubieras quedado en España, claro.


R: Sí, claro, sí, por supuesto… Quería quedarme, quería quedarme y cuando tuve que irme me dolió en el corazón, pero yo era un jugador de baloncesto profesional e hice lo que tenía que hacer. Yo, por mí, me hubiese quedado en España.


B: ¿Qué te dijeron en Murcia?


R: Bueno, en Murcia me dijeron que ellos iban a jugar a otro nivel, a un nivel superior, y que necesitaban… Bueno, yo no tuve ningún problema con eso, y si ellos pensaron que necesitaban a otros americanos, pues bueno, está bien. Yo sabía que era suficientemente bueno para jugar, pensé que podría ponerme a tono, que podría trabajar y hacer el esfuerzo en Murcia, y de hecho, creo sinceramente que merecía ir a un nivel superior, pero ellos pensaron que me tenía que marchar y así fue, me marché. Y no tengo ningún problema con eso, todavía amo a Murcia, todavía amo la oportunidad que tuve de jugar allí, todavía amo a la gente de allí, todavía me conmueve la gente de allí… Es decir, que está bien, está bien.


B: ¿Y qué te dijo Paniagua?


R: Sí, Miguel intentó buscarme equipo allí, pero me dijo, “Randy, no te puedo encontrar un equipo, no sé si es porque han oído que jugaste en Tercera División…”. Miguel hizo todo lo que pudo por encontrarme un equipo allí, pero no pudo. Por eso fui a mi agente americano y él me encontró equipo en Israel, el Hapoel Halon de la Primera División de Israel.




Pedro, Felipe, Randy y Bujeque en Gijón, 1986 (Fuente: Felipe Coello)



B: ¿Qué tal te fue por allí?


R: Bien, la Primera División estaba bien, porque allí tenías buenos equipos, el Maccabi Tel Aviv, y otros buenos equipos. Creo que el nivel de España era un poco mejor, los jugadores de España eran mejores, pero bueno, era la Primera División de Israel, así que, bueno… Y la Primera División de Argentina era buena también.


B: (Hablando de Argentina: mientras buscaba a Randy por Internet me encontré una entrevista a jugador argentino, “Loco” Muñoz, que a la pregunta de cuál era el mejor americano con el que había jugado, respondió “Randy Owens”; fueron compañeros en el Club de Esgrima, donde un año después de marcharse Randy, en 1999, también jugó el Tuky Bulfoni). ¿Has seguido a Murcia durante estos años?


R: Sí, en Internet, sí… Sigo el baloncesto europeo y miro cómo va Murcia todo el tiempo. Miro qué tal le va, sí.


B: ¿Te enteraste de que Murcia inauguró un nuevo pabellón en 1994?


R: Sí, el nuevo pabellón, sí, todo… Incluso he intentado contactar, he ido a la página Web del CB Murcia y les he enviado e-mails con mi nombre, preguntando por Felipe Coello, o por alguien de la organización, para decir hola a todo el mundo y que me contestaran, pero nadie contestó.


B: ¿Cómo? ¿Cuándo?


R: El año pasado, el año pasado… Bueno, y el anterior. Desde hace tres o cuatro años.


B: ¡Bueno! Pues eso es rarísimo (Me sorprende mucho lo que me cuenta Randy, y pienso que debe de haber un error; no es posible, espero, que esos correos llegaran a Murcia y no tuvieran respuesta). Pensaba que hablabas de 1994 ó 1995…


R: No, no, el año pasado…


B: Pues el otro día, antes de dar contigo, le pregunté por ti a Daniel Barceló, y me dijo que no sabía nada pero que intentaría encontrarte. Y también me contó que había intentado encontrarte ya en 1994, para que vinieras a la inauguración del Palacio de los Deportes.


R: ¿De verdad? No lo sabía…


B: Sí, querían que vinieses para inaugurar el Palacio, y creo que tú estabas en Argentina y Daniel no te encontró.


R: Sí, en el 1994 yo estaba en Argentina, sí…


B: Pues lo hablamos Daniel Barceló y yo, y entonces le dije que si él no te había podido encontrar en 1994, pues para mí, quince años después, sería aún más difícil, claro… (Randy suelta una carcajada).


R: Pues ahora puedes decirle que me encontraste, puedes decírselo (risas). Pero… ¿Sabes qué? Cuando estaba en Argentina, recuerdo que alguien de mi equipo me dijo que alguien en España estaba intentando localizarme, pero no supimos quién era, quién me buscaba ni porqué. Ahora lo recuerdo… Cuando me fui, intenté mantener el contacto con Gregorio y con Antonio, y con todos estos chicos, pero claro, conmigo viajando, y viviendo en Israel, y luego en Austria, y luego en Argentina… Incluso estuve un año en Venezuela, así que… Pero para mí, ahora, la oportunidad que me has dado de hablar contigo, y de volver a tener sus e-mails y todo, creo que es genial. Es genial tener la ocasión de volver a hablar con ellos y que sepan que aún tienen un lugar especial en mi corazón. De verdad que sí, de verdad…


B: Pues yo también estoy muy contento de haberte encontrado, y de haberte conectado de nuevo con Murcia. Y no sólo por todo el tiempo que te he estado buscando, sino porque aquí, en Murcia, se te sigue recordando mucho. Eres una leyenda, Randy…


R: ¡Oh! Pero ¿dónde escribes? ¿En un periódico, en un canal de televisión…?


B: No, no… En una página Web de baloncesto, Basketme.com. No trabajo para ningún medio (no lo hago a cambio de salario, claro; colaboro con Basketme.com. Ahora le digo a Randy algunos de los nombres a los que he entrevistado ya, y me dice que conoce a Johnny Rogers y a Ralph McPherson). Pues a ti te busqué hasta que di con la noticia sobre el fallecimiento de tu sobrino. Una pena…


R: Sí, mi sobrino sólo tenía 21 años. Lo pasamos muy mal, era el único hijo de mi hermana… Tenía un problema en el corazón, pero no lo sabíamos. Fue muy duro para la familia, muy duro, pero ahora lo que hacemos es que tenemos una fundación, y tratamos de trabajar con diferentes chicos en el área de Filadelfia, para que se chequeen el corazón. Estamos haciendo un gran trabajo, es lo que intentamos hacer mi hermana, mi hermano, y yo también… Estamos tratando de salvar la vida de esos chicos para evitar que le vuelva a pasar lo mismo a otro joven. Para mi hermana, está muy bien el saber que está haciendo algo bueno en memoria de su hijo. Eso hacemos ahora…




Centro Recreativo Danny E. Rumph II, Filadelfia (Fuente: Randy Owens)



B: ¿Y qué tal tu trabajo? ¿Bien?


R: Bueno, soy el segundo al cargo de la escuela. Trabajo con jóvenes de entre quince y dieciocho años, tratando de ayudar en su educación, intentando mantenerlos alejados de las calles, y de las peleas, y de todas esas locuras que tenemos aquí en Estados Unidos… Trabajo intentando darles una educación.


B: Parece un trabajo muy duro.


R: ¡Oh, dios mío! Lo es, es muy duro… (Risas). Es realmente duro, pero, ¿sabes qué? Tienes que hacerlo, y con suerte, los chicos que tengo los podré salvar. Tengo muchos chicos, y quiero salvarlos y darles mejores oportunidades en su vida. Eso es lo que hago todos los días (risas).


B: Bueno, pues para ir terminando ya, que te tengo mucho tiempo liado aquí… (Randy se apresura a decirme “no, no, está bien”). A ver, el primer, o los primeros recuerdos, las primeras imágenes que te vienen a la mente cuando piensas en Murcia.


R: Bueno, pues lo primero que recuerdo de Murcia es lo buena que era la gente allí; lo segundo es, ¡oh, dios mío! Que adoro la comida de Murcia (risas); y la tercera cosa son las playas. Oh, dios… La gente es lo primero, no puedo creer lo buena y agradable que era la gente de allí, y Gregorio, y Antonio, y Pedro, y Juan (Valverde) y Manolo (Álvarez)… No podía creerme lo buena que era la gente. Y luego, me encantaba el marisco, ¡oh dios mío! ¡Oh dios mío! (nos reímos).


B: ¿Tu comida favorita?


R: Oooh… “Gambas al ajillo” (Me lo dice despacio y en español, recreándose en la pronunciación tal y como debía recrearse en su sabor). “Gambas al ajillo”, oh dios mío, oh dios mío… ¡”Gambas al ajillo” todos los días! (Nos partimos de risa). Con el pan y el ajo… ¡Oh! Con el “ajo” (ahora, de nuevo, en español), todos los días, todos los días. Era mi plato favorito, dios mío. Todavía hoy, Pedro, cuando cocino gambas aquí, les digo “voy a hacerlas como en España”, y hago “gambas al ajillo”, con el ajo… Todavía hoy. ¡Oh! La comida en España es lo mejor.


B: Pues sí, pero mira, hay jugadores americanos que vienen y no la prueban… No se adaptan a la vida aquí.


R: ¡Oh! Pero tienes que hacerlo… ¡Tienes que hacerlo! Si vas allí y sólo piensas, “estoy aquí sólo para jugar al baloncesto, no quiero hablar con la gente, sólo quiero irme a casa…”, eso no está bien. Tienes que salir, tienes que hablar con la gente, tienes que probar la comida, tienes que probar “gambas al ajillo”, tienes que ir a las corridas de toros, y si el torero gana, se le dan las orejas y el rabo… Tienes que probarlo todo (Randy habla del tema con vehemencia; lo tiene muy claro). Si vas a un país y a una ciudad, y no te tomas tiempo para salir por ahí y conocer a la gente y probar la comida, eso no es bueno para ti.


B: Claro, es una oportunidad única para conocer otras culturas…


R: ¡Exacto! Exacto, y esa es la razón por la que debes hacerlo. Cuando yo llegué a España no sabía nada, pero cuando me fui, oh, dios mío, me encantaba. Y todavía hoy, todavía, te lo digo de verdad, cocino cosas que aprendí allí, como las “gambas” y muchos otros platos, como el “pollo”… La “carne”… (Entre comillas, lo que Randy me dice en español). Como jugador americano, si vas allí y no conoces a la gente, ni pruebas la comida, ni conoces la cultura, eso no es bueno. Y yo amo Murcia, me encanta Murcia. Aún sigo al equipo… Y ¿sabes qué? Hay un canal aquí por el que, a través de Internet, puedo ver los partidos de los dos equipos en los que estuve en Israel… (Le interrumpo).




Randy Owens en la actualidad



B: Ah, eso está bien.


R: ¡No! ¡No está bien! ¡Yo quiero ver al Murcia! (risas).


B: Bueno, claro, eso es mejor (nos reímos). En ACB imagino que sí podrías verlo, pero ahora en LEB, por Internet y desde Estados Unidos… Imposible.


R: Ya, ya… Pues, por favor, por favor, haz saber a todo el mundo de allí, de Murcia, que… ¡Oh, dios mío! Di que tienen todo mi corazón… “Ellos tienen mi corazón” (lo repite en español). Tienen mi corazón, y no hay día que no recuerde el pasado y que no me acuerde de Murcia. Amo Murcia, de verdad.


Con esas palabras me despido ya de Randy, agradeciéndole una vez más su tiempo, su amabilidad y su atención. Le doy las gracias por la emoción de sus palabras hacia Murcia y hacia aquel lejano 1985, cuando empezó toda esta historia. Le pregunto si le gustaría volver, y me dice que esos son sus planes futuros. Quedamos en vernos por aquí, y me pide que sigamos en contacto. Menudo crack. Siento no poder poner los números totales de las tres temporadas de Randy con el CB Murcia, como hago con todos los ex jugadores que entrevisto. Por desgracia carezco de los datos de Tercera División, pero para apreciar la capacidad anotadora de Owens basta con saber sus “humildes” números en 1ª-B, que tomo prestados del blog de Felipe Coello (otra vez, gracias, Felipe): en dos temporadas Randy acabó promediando más de 32 puntos por partido. Casi nada. Pero, claro, recordando aquellos años y leyendo esta entrevista, sabemos que los puntos no fueron lo mejor que Randy Owens le dio al CB Murcia.




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Artículo publicado por Pedro Serrano

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