Raza blanca tirador
De los genios de las matemáticas a los boxscoristas
Jordi Colomé Batlle  | 29.03.2013 - 13:24h.
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Jordi Colomé Batlle  | 29.03.2013 - 13:24h.


Entre las revoluciones que lidera la NBA están las estadísticas. Hace unas semanas se celebró un nuevo MIT Sloan (www.sloansportsconference.com), tres días de conferencias sobre la aplicación de las estadísticas al deporte. 29 de las 30 franquicias se acreditaron, sólo los Lakers pasaron. Eso no quiere decir que no las utilicen, porque ya tienen estudiado, por poner un par de ejemplos, que hay pocos recursos menos efectivos que meter el balón a Howard en el poste bajo, aunque el pívot se queje que se hace poco, o que uno de los peores cincos de la NBA es el formado por Blake, Meeks, Metta World Peace, Clark y Jamison. Todos los equipos estudian hasta el último detalle del juego y tienen su grupo de analistas, sacados muchas veces de webs de referencia.


Las estadísticas han entrado en un nivel de fantasía. Los equipos NBA han comprado el SportVU, que se aplicaba al fútbol y se ha trasladado al baloncesto. Una serie de cámaras estudian los movimientos de cada jugador y del conjunto. El entrenador puede saber desde dónde anota mejor cada uno, el movimiento que ha hecho en ataque y en defensa su hombre y cuál debería haber hecho para obtener un mejor resultado. Los equipos tienen estadísticas ya de casi todo, de las combinaciones de jugadores que mejor funcionan, del tipo de jugada más productiva, de todo. Así vamos viendo pequeñas variaciones del juego. Si en un artículo anterior hablábamos de la evolución del baloncesto, con las formaciones con cuatro bajitos y la pérdida de peso del cinco en el juego, los lectores se habrán fijado que está temporada se repite mucho una jugada poco habitual, el bloqueo entre pequeños. Los estudios han demostrado que un pick&roll entre base y escolta funciona mejor que entre un jugador de perímetro y un pívot.





Éste es solo un pequeño ejemplo. Se considera que entre 22 y 24 franquicias cuentan ya con un grupo de analistas estadísticos. Webs y periodistas que se habían convertido en referencia de los enfermos del baloncesto NBA lo dejan para cambiarlo por un despacho en alguno de los 30 equipos. El último ha sido John Hollinger, inventor del PER en ESPN y ahora integrado en los Grizzlies. Antes pasó con los creadores de 82games.com (Mavericks), Basketvalue.com (Sonics) o Basketball Prospectus (Pacers). Hay auténtica fe. Uno de los más famosos es Daryl Morey (Rockets), que acaba de renovar por cuatro años. El pasado verano le cayeron duras críticas por el contratazo a Omer Asik, pero ahora resulta que con el turco de Houston es el tercer mejor equipo en rebotes y cuando se sienta, están entre los cinco peores. Y hablamos de un equipo al que le gusta correr.


Mark Cuban es otro fan de los analistas. En su día contrató a Wayne Winston, un profesor de Universidad de Indiana, que le aconsejó entre muchas cosas apostar por Rick Carlisle porque el rendimiento de los jugadores que pasaban por sus manos bajaba en picado cuando cambiaban de equipo. En el año 2009 el amo de los Mavs se cansó de Winston y apostó por Roland Beech, creador de 82games.com. Entre uno y otro, los Mavs han vivido un anillo y una final.





El peso de las estadísticas es brutal. Y aplicaciones como SportVu ofrece diariamente millones de datos a sus clientes. La gracia es saber escoger lo importante. Es una evolución constante, facilitado por la evolución constante del mundo tecnológico. El MIT Sloan es una referencia mundial y tiene su origen en un grupo de cerebritos, que creó en el 2001 un grupo de Yahoo para aplicar las matemáticas al baloncesto. A partir de preguntas vinculadas al deporte, crearon bases de datos y aplicaciones estadísticas. ¿Es casualidad que Shane Battier sea el único jugador que repite en la histórica racha de triunfos de los Heat y de los Rockets? Pues no. ¿Por qué un equipo es mejor cuando Battier está en pista? Son los secretos de los números y de estas mentes privilegiadas.


Pero no todo son elogios y éxitos. Hay tres problemas: los especialistas no hablan entre ellos para no revelar secretos así que el fenómeno ha crecido a velocidad de vértigo pero ha aflojado el ritmo últimamente, los datos son muy fiables para el ataque pero no encuentran los algoritmos o aplicaciones para mejorar de forma palpable las defensas y el incremento de la importancia de los números está reduciendo la comprensión del juego en sí. No hace falta fijarse en genios. Los ahora llamados boxscoristas, esa plaga que saca conclusiones y grandes tesis a partir de las estadísticas de los partidos, sin mirarlos. La NBA es uno de los pocos deportes en el que hay una mayoría de crónicas y artículos escritos/elaborados por gente que no mira los partidos. Eso no tiene nada que ver con el MIT Sloan, lo sé, aunque no deja de ser un problema. Insoportable, añadiría.




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Artículo publicado por Jordi Colomé Batlle

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