Baloncesto y Cine
Basket Music (1979)
Àlex Aguilera  | 26.01.2018 - 21:27h.
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Àlex Aguilera  | 26.01.2018 - 21:27h.

Inauguramos esta sección dedicada a las películas sobre baloncesto que han marcado distintas épocas en las respectivas generaciones que las vivieron en primera persona. 

 

1) BASKET MUSIC (1979). Título original: The Fish That Saved Pittsburgh

Director.: Gilbert Moses. Con Julius Erving, Jonathan Winters, Jack Kehoe, Stockard Channing, Margaret Avery, Nicholas Pryor, M. Emmet Walsh, Flip Wilson. USA. 102'. C.

Si hay una película mítica dentro del panorama internacional que haya abordado el tema del baloncesto desde diferentes vertientes, esta es, sin lugar a dudas, The Fish That Saved Pittsburgh (1979). Fue estrenada en nuestro país, tres años más tarde, en marzo de 1982, con el título dual Basket Music, poco tiempo antes del Mundial de Fútbol celebrado en tierras hispanas, y con todas las miradas puestas entre la juventud de un país esperanzado en el cambio.

A decir verdad, un servidor no accedió a ese estreno acaso llamativo, por dos motivos: el primero 'la edad del pavo' en la que uno se encontraba; y la segunda, la hegemonía del balompié como rey del deporte por aquel entonces. Eso sí, el título perduró para siempre en la mente aún confusa de un incipiente enamorado del deporte de la canasta.

Años después, conocí que Gilbert Moses dirigió el film en el que un globo aerostático invadía el centro de una cancha de baloncesto. Seguía a tan estrambótico golpe de efecto una excelsa presentación a bombo y platillo de una formación baloncestística con la marca Los Angeles en sus vestimentas, y las luces de fondo enfocando a las figuras que desfilaban por la pista magnificaban ese inicio lleno de pomposidad. Acto seguido, los bailes previos al envite, con el Funky (Loreta Lynn y Frankie Bleu a la cabeza del repertorio) como música recurrente a lo largo de la cinta.

Al mismo tiempo que uno -aficionado al cine comercial sin más- pudiera recrearse en las jugadas seleccionadas a tal efecto, también podría descubrir uno de los primeros papeles de esa gran actriz de reparto que ha sido Stockard Channing -sí, la Rizzo de la no menos mítica Grease-, aquí en el rol de la pitonisa enloquecida Mona Mondieu, todo un preludio de lo que sería una cinta convertida pronto en una Cult Movie.

El movimiento hippie -llamado también en círculos intelectuales la contra-cultura-, los DJ's de antaño -más bailones y exaltados-, la fiebre por el divertimento continúo, … Todo ello está en Basket Music. Sin embargo, existió un antes y un después de este film en cuanto a la aparición de una figura capital en la historia del baloncesto: Julius Erving, más conocido por su apodo "El Doctor J." 

La leyenda aún viva -pese a su reciente hospitalización- del jugador del Philadephia'76 fue un acontecimiento más allá del puramente interpretativo. Las escenas en las que discute con su novia para luego mostrar todo su talento en un playground cualquiera, en solitario y con su elegancia característica -incluso con traje y zapatos- Erving despliega su sapiencia en una serie de tomas -incluso cenitales- que harán las delicias de todo buen aficionado.

La cinta escrita a tres manos según una historia surrealista de Gary Stromberg y David Dashau, donde un niño convence a los dirigentes de un equipo de basket con resultados deplorables, para que se pongan en manos de una vidente (Channing) que les propone recomponer el equipo con ascendentes directos del signo piscis. Toda una locura fílmica digna de la Productora Troma (aquella que catapultara a una fama efímera a su mentor, Lloyd Kaufman). Casualmente, el chico que interpreta al pequeño hincha ocurrente es James Bond III (nada que ver con el agente creado por Ian Fleming pero sí con ser el futuro director de Def By Temptation, una memez más de la mencionada productora).

En el film encontramos también una coreografía bien hilvanada con actuaciones de grupos tan caros a los setenta como The Sylvers, algo así como los Jackson Five femeninos con dotes de Cheerleaders.
En un plano más anecdótico, dos figuras más emergen del desconcierto que puede suponer una trama difícilmente creíble. Me refiero a Karem Abdul-Jabbar -ya había hecho su presencia junto a Chuck Norris en un film de artes marciales-, aquí endonándose la camiseta de un sucedáneo de Los Angeles Lakers. Sus famosos Sky-Hooks estaban igualmente presentes en la rueda de calentamiento. Toda una liturgia que venía acompañada en imágenes opuestas del no menos entrañable Meadowark Lemon, el base que catapultó a los Harlem Globetrotters a su máxima expresión de diversión y deporte espectáculo en una cancha. Desaparecido hace pocas fechas, uno guarda un recuerdo vago pero grato por su paso por el Palacio Municipal de Deportes de Barcelona años ha. 

Una traslación que convierte a este Basket Music en todo un símbolo con luces, sorpresas y eso que tan bien saben vender los norteamericanos, el entertainment. En cuanto al duelo final entre Detroit y Pythons, decir que no es más que una broma añadida y ficticia que, amen de recordarnos a los enfrentamientos -pactados- de los Harlem Globetrotters con otros equipos contratados en las diferentes giras mundiales, representan una forma de ver la vida donde artistas invitados como Connie Hawkins o Bob Lanier, además de los antes citados, harían engrandecer un deporte que lo estaba haciendo a pasos agigantados. 

Todo un hallazgo este Basket Music. A recuperar sin falta por todo aficionado que se precie.



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Artículo publicado por Àlex Aguilera

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