1. TURQUÍA (4-0)

La campeona del torneo fue con claridad el mejor equipo de la cita pucelana. Con una plantilla muy profunda, bien rotada por su “apasionado” entrenador durante la fase de grupos, en la que encontraban prácticamente todo lo que necesitaba para ser superior a sus rivales. Capacidad atlética, centímetros, dirección, tiro exterior, velocidad al contragolpe, personalidad e intensidad. Y defensa. La constante presión y la lectura de líneas de pase provocaron infinidad de errores en el rival, situaciones desde las que los bases turcos arrancaban las rápidas transiciones que tanto disfrutaban y tan bien completaban.

Seguramente el factor diferencial más importante lo representó Kartal Ozmirak (11’2 puntos y 5’2 asistencias). El base fue el mejor director del torneo y supo liderar a su equipo dentro de la velocidad y el ritmo vivo que instauraba. Gran visión de juego para estas edades, leía los movimientos de sus compañeros y les hacía llegar el balón en buenas condiciones. Algo menos efectivo en estático, su rendimiento fue clave para la dinámica de Turquía.

Los otomanos ganaron la batalla interior en cada uno de sus partidos. Uno de los grandes responsables de este hecho fue el ala-pívot Mehmet Sanli, que con sus largos brazos y buena capacidad atlética acabó promediando 9 rebotes por encuentro. Bien colocado, siempre por encima de sus pares, no sólo atrapaba los rechaces sino que sabía buscar rápidamente a sus bases para iniciar la transición ofensiva. Mas limitado de cara al aro, se limitaba a anotar en segundas opciones o tras recibir cerca del aro tras corte.

Con un buen director y un interior dominando los tableros, nada mejor que un buen jugador que hiciese puente. Turquía también lo tenía. Metecan Birsen (12 puntos y 5’7 rebotes) es probablemente el hombre con más potencial de su equipo de cara al futuro. El alero alto ya formó parte de la selección nacional en el pasado Eurobasket sub 16. Mezcla de forma equilibrada estatura, envergadura, coordinación y agilidad. Un físico en armonía que solo necesita algo de explosividad y dureza para marcar verdaderas diferencias. Capaz de penetrar, correr la pista y lanzar de media/larga distancia, de momento sin brillar demasiado en ninguna de las facetas pero con la sensación de poder cumplir en cada una de ellas a la espera de ir mejorando y consolidando su rendimiento. Con talento y fundamentos, 2’02 de estatura y versatilidad, es uno de los grandes nombres que quedan en nuestra agenda tras nuestra estancia en Iscar.

El núcleo principal de Turquía se completaba con una cuarta pieza, no menos importante. El escolta (por centímetros, ya que hacía las veces de alero con Birsen como cuatro abierto”) Dogukan Sanli se fue a 15 puntos por partido gracias a su casi innata habilidad para atacar el aro. Coordinado y creativo en tráfico, marcaba bien los pasos y usaba su cuerpo para llegar hasta canasta y acabar la jugada. Otra arma más para el contragolpe y un factor incisivo en estático dividiendo la defensa para generar espacios a sus compañeros.

Alrededor del cuarteto principal, los turcos contaron con una completa segunda unidad. El escolta Cedi Osman, quizá demasiado irregular, ayudó a mantener el ritmo anotador desde su capacidad atlética. Elástico, ágil, veloz en transición, hábil en tráfico. No llego a maravillar pero lo hizo fácil, y rápido, en ataque. Además, sus largos brazos y actividad en la presión colaboraron en el alto nivel defensivo turco. El ala-pívot Sertan Sari puso dureza y kilos en la pintura, mientras que Ogulcan Baykan fue el tirador puro, siempre abierto para el triple en situaciones de “catch and shoot”. Adnan Mustafa, el otro base, se complementó muy bien con Ozmirak, jugando juntos muchos minutos, añadiendo tiro exterior y agresividad en los puestos de guard.


- 2. ESPAÑA (3-1)

España ganó su grupo tras una sólida victoria ante su principal rival, Rusia. La plantilla española era también bastante profunda y llena de talento, pero no pudo igualar el nivel de exigencia que impuso Turquía en la final del miércoles. El grupo que lidera Agustí Sans será sin duda uno de los equipos a tener en cuenta en el Eurobasket de la Republica Checa.

Sans ha sido el nombre más importante de la representación nacional en Iscar. Por presente y, sobre todo, futuro. La nueva perla de la cantera del Joventut (que tenía seis jugadores en el roster de 16 de la selección) es un combo-guard de 1’93 que reúne talento y capacidad atlética. Presenta un enorme potencial y mucho margen de mejora, aunque debe ir puliendo poco a poco determinados aspectos como el tiro o la visión de juego. Rápido, con cierta potencia, maneja bien el balón y tiene buenos instintos anotadores. Bien acompañado en el backcourt por Ferrán Ventura y Alberto Martín .

Ventura, también del Joventut, fue el máximo anotador del equipo. Martín, base del Real Madrid, tuvo un rendimiento algo menor pero dejó mas que interesantes detalles y la sensación de ser un jugador de enorme potencial, algo limitado eso si por la escasa, de momento altura. Manejo de balón, capacidad para el dribbling y buenos fundamentos que necesitan de asertividad y agresividad para acabar las jugadas e imponer su ritmo.

Por dentro, Javier De la Blanca y José Ignacio Nogues tiraron de una unidad que contó con buenos complementos como Marc Bauza, Carlos García o David Iriarte. De la Blanca, un cuatro de 1’98, compensó con trabajo su escasez de centímetros, peleando con convicción ante sus rivales en la pintura. Nogues, también de la Penya, con sus 2 metros y gran envergadura tiró de agilidad y posicionamiento para rebotear y anotar, aunque fue demasiado irregular.

España echó de menos algo de peso y contundencia, así como de algo más de tiro exterior, basándose en acciones individuales y la calidad de sus pequeños para desequilibrar los partidos a su favor. Suficiente en su grupo, no tanto ante la potente Turquía.


- 3. RUSIA (3-1)

La ajustada derrota ante España les dejó fuera de la final pero los rusos eran el tercer miembro del claro top 3 del torneo, por encima del resto de participantes. Talento y estatura, algo lastrado por cierta debilidad y falta de concentración.

El escolta Vyacheslav Fedorchenko nos dejó la mejor actuación individual del torneo con su espectacular partido ante Italia. No sólo por sus 30 puntos, 5 rebotes y 5 robos, sino también por su tremenda influencia tanto en su equipo como en el rival. Fedorchenko amargó la noche al terceto de guards italiano (lo mejor del equipo transalpino) en ambos lados de la pista. Rápido y explosivo, mas atlético de lo que aparenta, con gran facilidad para anotar, sobre todo desde el dribbling. Un mal partido ante Portugal redujo sus estadísticas, pero su talento quedó patente.

Vasily Martynov fue uno de los mejores bases de un torneo con “unos” de buen nivel. Con un manejo de balón casi natural, manejó a su equipo con soltura y dejó destellos de gran talento para desbordar al defensor en el uno contra uno y anotar desde media/larga distancia. Parece tener una progresión pausada, que requerirá algo de tiempo, pero promete ser un base más que interesante para el futuro. El otro Martynov, Alexander Martynov, jugó en ambas posiciones de forward con su 1’96, presentándose como un versátil jugador capaz de anotar con solvencia y conectar bien con sus compañeros. Mencionar también los detalles que nos dejó Dimitry Krasov, alero discreto en cuanto a números pero con gran cambio de ritmo y chispas de calidad en ataque.

En el juego interior, lleno de centímetros y escaso de kilos, sobresalió Konstantin Kulikov, pívot de 2’05, sin demasiado brillo pero con gran efectividad gracias a su estatura, agilidad y fundamento. Necesita ganar músculo y ser más agresivo, pero tiene buena base para trabajar.


- 4. ITALIA (2-2)

Los transalpinos fueron uno de los grandes perjudicados por el lio en los aeropuertos y llegó al torneo a última hora. Con un backcourt francamente interesante, pecó de irregularidad, lagunas de concentración y sufrió graves problemas en la defensa interior, lastrada también por los problemas físicos de su center titular Lorenzo Benvenuti.

Como decimos, el backcourt italiano estuvo a muy buen nivel con el trío formado por Giuseppe Basile, Vittorio Nobile y Federico Di Prampero. Basile fue el hombre más destacado, además del aparente líder del equipo en la pista. Jugando en ambos posiciones de guard, aunque con un estilo más cercano al de un escolta. Fue además el encargado de derrotar a Polonia en la primera jornada con un magnifico triple sobre la bocina, una victoria que permitió a Italia disputar el partido por la tercera plaza. Su 1’85, a expensas de añadir algún centímetro más, parece obligarle a desarrollar características de base, algo que parece estar haciendo. Buen lanzador exterior, sube la bola rápidamente e inicia muy bien las contras. Es intenso y competitivo, y en defensa es agresivo y activo, forzando gran cantidad de errores. Sus 3’5 robos por partido son una prueba (casi corta) de su trabajo en la presión y el constante ataque a las líneas de pase.

Di Prampero hacia las veces de base cuando estaba en pista, aunque asumiendo un papel más secundario cuando compartía quinteto con Basile. De características parecidas, aunque menos acertado desde el perímetro. Nobile ha sido uno de los jugadores más elegantes del torneo. Uno de esos escoltas con buena planta, plástico en sus movimientos. Algo inconstante y quizá demasiado blando, pero con un obvio talente y bastante clase encarando el aro. Será interesante seguir su desarrollo e ir viendo si va poco a poco dando pasitos hasta convertirse en un anotador de primer nivel.

Uno de los focos de atención de los italianos era el alero Nicola Akele, de origen africano. Seguramente el jugador con mayor potencial del equipo, ya que a pesar de ser muy delgado desplegó condiciones físicas notables. Rápido, coordinado, con facilidad para los movimientos laterales y los reversos, pero tímido a la hora de atacar el aro. Buen manejo de balón, enseñó crossovers y hesitation moves, siendo incluso capaz de conectar con sus compañeros con acierto y buena visión. Incluso vimos algún lanzamiento en suspensión no demasiado estético pero bastante efectivo. Le faltó descaro y agresividad, en ataque para ganar protagonismo y buscar más el aro, y en defensa para pelear con sus pares y pelear más por el rebote. Sin estadísticas espectaculares, pero un hombre a seguir de cerca.

Del resto del equipo podríamos destacar, ya que hablamos de potencial por encima de rendimiento actual, a Alessandro Spatti, un alero de 2 metros con largos brazos y bastante ágil, muy blando y perdido por momentos pero que dejó acciones magnificas penetrando a canasta para acabar con autoridad. Tiene aun algún problema con el bote y le falta mucho carácter, pero tiene herramientas para hacer mucho ruido si algún día consigue explotar. Lorenzo Baldasso fue junto al turco Baykan el otro tirador puro del evento. Elegante, armando el brazo muy rápido y con un release alto y veloz. No estuvo demasiado acertado desde la línea de tres, pero mostró que puede anotar desde el perímetro tanto en estático como saliendo de bote y bloqueo. Necesita consistencia y un mejor manejo de balón para crear mejores tiros, pero su lanzamiento resulta muy natural, muy pulido a una edad tan temprana. El ya mencionado Lorenzo Benvenuti se perdió dos partidos por problemas físicos, pero tuvo tiempo de promediar 12’5 puntos por partido. El juego interior de su equipo le echó muchísimo de menos.


- 5. MONTENEGRO (2-2)

El conjunto balcánico fue la gran decepción del torneo ya que éramos muchos los que esperábamos un mejor rendimiento visto el rendimiento de las categorías inferiores de este programa en crecimiento que es el baloncesto montenegrino. El equipo fue demasiado frágil y débil, faltándole agresividad y concentración. Fue además quien más se descentró por los continuos errores arbitrales que vimos a lo largo de todo el torneo Una única victoria, en un partido apretado ante la débil Portugal, se antoja un escaso bagaje. Parecían estar por debajo de sus otros dos rivales de grupo, España y Rusia, pero no consiguieron tan siquiera inquietarles en los duelos directos. Aun así, los montenegrinos, con un histórico como Sasa Radunovic acompañándoles durante todo el evento, nos presentaron cuatro prospects destacados.

Luka Savic fue el máximo anotador del torneo con 20’7 puntos de media. Ala-pívot de 2’00, versátil y muy inteligente. Mostró un gran arsenal de movimientos y recursos, además de buena lectura del juego. Muy activo y móvil, encontraba posiciones claras en la pintura rival y acababa con acierto las jugadas. Se abría al perímetro para lanzar con mucho acierto desde media/larga distancia con su zurda. El manejo del balón, faceta en la que parece tener demasiados problemas, es una de sus principales limitaciones, y le hace perder peligrosidad cuando pone el balón en el suelo. Buen reboteador, decente defensor. Incorporar algún movimiento al poste bajo de espaldas a canasta puede hacerle subir un peldaño más.

Si Savic nos dejó el presente, Stefan Ljubenkovic fue el futuro en forma de potencial. Alero alto de 1’98 con agilidad y facilidad para correr la pista y desbordar en el uno contra uno. Talento y calidad al servicio de un físico aun por fortalecer pero que le da una clara ventaja sobre sus rivales. Falló demasiado a la hora de finalizar las jugadas, sufriendo tras contacto y rectificando demasiado sus tiros. Ljubenkovic tiene bases para llegar a ser un muy buen jugador, pero tiene que ganar dureza y confianza.

Luka Djurovic, que ya tuvo un papel de cierta relevancia en el pasado Eurobasket sub 16 disputado en Montenegro, era uno de los grandes nombres en todas las previas del torneo, pero no acabó de cumplir con las expectativas. Su talento es evidente y tiene herramientas de sobra para convertirse en un muy buen base anotador, pero estuvo muy desacertado y frio. Sus lagunas mentales fueron fuente de demasiados balones perdidos y nunca llegó a dirigir a su equipo con constancia y ritmo, acabando sus compañeros por intentar acciones individuales aisladas.

Por último mencionar a Predrag Mijatovic, compañero interior de Savic, que supo aprovecharse muy bien de los espacios que abrían Savic y Ljubenkovic para encontrar posiciones claras en las cercanías del aro para anotar en casi cada balón que recibía, acabando por encima del 70% de acierto en tiros de campo. Bien posicionado al rebote, aunque algo torpe en defensa, se atrevió a lanzar desde lejos en el último partido, anotando incluso un par de buenos triples.


- 6. POLONIA (1-3)

Los terribles problemas defensivos y la exagerada facilidad para perder balones y salirse del partido limitaron a una Polonia que llegó a Iscar con jugadores interesante. Los polacos mostraron talento y contaron con el MVP del torneo, pero a casi 30 pérdidas de balón por partido, más las grandes facilidades defensivas concedidas, es muy difícil competir. Era casi una tónica general: Polonia comenzaba bien, engarzaba buenas acciones y de repente sus jugadores se ponían a correr sin orden ni sentido, “liderados” por un cuerpo de bases descontrolados que sumían al conjunto en el caos.

Damian Jeszke fue designado mejor jugador del torneo, un premio individual sobradamente merecido a pesar de no su actuación no tuviese demasiada influencia en el torneo. Jugando como center con sus 2 metros justos, parece que se va preparando para su casi obligatorio paso al puesto de cuatro. Jeszke ha sido, posiblemente, el jugador más maduro e inteligente que hemos visto en Iscar. Muy bien colocado, sabiendo lo que ocurría en la pista y moviéndose siempre de forma acertada. Ganaba la posición, pedía la bola y anotaba cerca de canasta con ambas manos. Corría la pista y encontraba a sus parejas interiores. Carece de explosividad y condiciones atléticas, pero sus fundamentos básicos son excelentes. Participó en el Europeo sub 16 del pasado verano, una experiencia bastante evidente y vital para un equipo polaco presa de los nervios y, a ratos, un equipo de novatos presa de los nervios.

El escolta Adam Mazur recordaba a su compatriota, una de las estrellas de la generación del 93, Mateusz Ponitka. Mazur no estuvo nada acertado de cara al aro, pero mostró su potencial como anotador. Buen manejo del balón, elegancia en su movimientos, buenos movimientos en el uno contra uno y una mecánica de tiro bastante trabajada incluso saliendo del bote. Pareció simplemente cuestión de falta de inspiración o acierto, porque los fundamentos estuvieron ahí presentes. Veremos si Mazur acaba siguiendo los pasos del ya mencionado Ponitka (Mazur es más bajo y menos atlético) y supone otra joya más en el grupo de jóvenes que parece querer elevar el nivel del baloncesto polaco en el futuro. Al lado de Mazur, dos escoltas (por estatura) que funcionaron como aleros, Denis Socha y Marek Walczak. Ambos agresivos y rápidos, más intensos que técnicos, muy veloces al contraataque y orientados a la penetración en estático. Los bases, como decíamos, fueron uno de los grandes problemas de Polonia, aunque nos presentaron a Kamil Zywert, un chico del 96 que dejó muy buenas sensaciones a pesar de su limitado tiempo de juego.

Acompañando a Jeszke vimos a dos jugadores muy distintos que se complementaron bien en su faceta de escuderos de la estrella del equipo. Por un lado Mikola Witlinski, ala pívot de 2’02 que parece apuntar a cuatro abierto de cierto nivel. Con preferencia por abrirse al exterior para lanzar, mostró una mecánica de tiro irregular pero bastante acierto e incluso algún atisbo de penetración a canasta. Por otro lado, el pívot de 2’05 Filip Pruefer, un autentico tanque de físico fuerte e imponente, duro bajo canasta y que puede ganarse la vida echando mano de su intensidad, fuerza, rebote e, incluso, no mala mano cerca del aro.


- 7. CASTILLA Y LEÓN (1-3)

Los anfitriones se presentaron en Iscar con un conjunto muy intenso y voluntarioso pero escaso de centímetros, kilos y calidad. Sin jugadores interiores, dos aleros altos como Daniel Astilleros y Mario Rodríguez hicieron las veces de pívots, con un buen resultado por brega y actividad, teniendo en cuenta sus limitaciones de altura y tipo de juego. En un grupo con Turquía, Italia y las torres polacas, el último puesto parecía asegurado. Cumplieron derrotando, no sin problemas, a Portugal, evitando así irse de vacío en el torneo.

Del grupo castellanoleonés nos quedamos con su base. Alejandro Heras demostró nivel para haber podido ser parte del combinado español. Un chico con mucho talento, capacidad de liderazgo y un buen futuro por delante. Inteligente, intentó dirigir a su equipo a pesar de la falta de chispa y creatividad general. Buen manejo del balón y capacidad de dirección. Sin un gran dribbling al carecer de explosividad, fue capaz de batir a sus defensores con un buen paso y, sobre todo, gran coordinación y habilidad para atacar la canasta sorteando el tráfico y usando su cuerpo para proteger el balón e incluso forzar el tiro adicional. Heras, sin embargo, tiene un gran obstáculo que salvar, el tiro. Su mecánica no es nada fluida y sufre mucho cuando tiene que lanzar de media/larga distancia. Le cuesta armar el tiro y no es nada constante en la anotación exterior. Incluso tuvo muchos problemas desde el tiro libre, aunque maquilló este apartado con un 7/10 en el último partido para poder quedarse, al menos, por encima del 50%. Heras parece un chico inteligente y trabajador, por lo que podemos esperar mejoras en este apartado a lo largo de su desarrollo.


- 8. PORTUGAL (0-4)

El equipo más débil del campeonato sumó dos abultadas derrotadas ante Rusia y España, pero fue capaz de poner en apuros a Castilla y León y Montenegro. Un conjunto aguerrido, con coraje y personalidad, pero sin dirección alguna y calidad y físico limitados. Además, Portugal protagonizó una de las anécdotas del torneo al jugar con las camisetas (números y nombres incluidos) usadas en el sub-16 del pasado verano.

Los lusos nos dejaron a uno de los mejores jugadores del torneo. Un ala-pívot de 1’96, Joao Guimaraes. El evidente problema de estatura fue de sobra superado por un excelente conocimiento del juego, gran intensidad y muy buenas maneras. Guimaraes jugó como interior puro, reboteando con consistencia y agresividad, tocando casi todos los balones que escupía el aro en ambos lados de la pista. Buen posicionamiento, lucha bajo tableros, timing e instintos. En ataque su capacidad es limitada pero su velocidad de pies y tenacidad le convirtieron en el mejor arma de su equipo, siempre a través de segundas opciones, algún contraataque y buenos cortes a canasta. Le falta fuerza y salto, así como un buen “touch”, por lo que sus porcentajes fueron muy bajos. Pero que un chico de su estatura, en un torneo de este nivel, se quede tan cerca del doble-doble (11’2 puntos y 9’2 rebotes), dejando además una sensación de madurez y conocimiento del juego tan notable, ha sido sin duda una de las grandes historias escenificadas en Iscar.

De la selección portuguesa nos quedamos también con Isaias Insaly, un alero de 1’98 y origen africano, como el jugador con mayor proyección. Con un físico muy fuerte, muy maduro y bien formado para su edad, tiene las condiciones atléticas necesarias para afrontar el baloncesto de alto nivel, pero su paquete técnico y táctico es aún muy pobre. Rebotea bien y exhibe cierto timing y posicionamiento, pero es demasiado corto en ataque a pesar de tener algún movimiento (algún reverso, por ejemplo) más o menos controlado. Le falta acierto de cara al aro, teniendo verdaderos problemas para acabar cerca de canasta y muchos más para anotar desde media distancia. Si crece algún centímetro más y va mejorando técnicamente podría ser un 4 aprovechable. Jugó lesionado los dos últimos partidos, en una incompresible decisión de su entrenador, que parecía empeñado en forzar a su jugador hasta el extremo.


El torneo de Iscar resultó atractivo y entretenido. Una gran prueba para los jóvenes jugadores de cara a las competiciones oficiales del próximo verano, y una buena oportunidad para los scouts de conocer a algunos de los jugadores más destacados de la generación del 95. La organización del torneo sólo hizo oficial los premios de MVP y máximo anotador y reboteador (Mehmet Sanli), así que nosotros nos animamos a cerrar este resumen del evento con nuestro particular mejor quinteto:


Kartal Ozmirak (Turquia)
Vyacheslav Fedorchenko (Rusia)
Dogukan Sanli (Turquia)
Luka Savic (Montenegro)
Damian Jeszke (Polonia" />


1. TURQUÍA (4-0)

La campeona del torneo fue con claridad el mejor equipo de la cita pucelana. Con una plantilla muy profunda, bien rotada por su “apasionado” entrenador durante la fase de grupos, en la que encontraban prácticamente todo lo que necesitaba para ser superior a sus rivales. Capacidad atlética, centímetros, dirección, tiro exterior, velocidad al contragolpe, personalidad e intensidad. Y defensa. La constante presión y la lectura de líneas de pase provocaron infinidad de errores en el rival, situaciones desde las que los bases turcos arrancaban las rápidas transiciones que tanto disfrutaban y tan bien completaban.

Seguramente el factor diferencial más importante lo representó Kartal Ozmirak (11’2 puntos y 5’2 asistencias). El base fue el mejor director del torneo y supo liderar a su equipo dentro de la velocidad y el ritmo vivo que instauraba. Gran visión de juego para estas edades, leía los movimientos de sus compañeros y les hacía llegar el balón en buenas condiciones. Algo menos efectivo en estático, su rendimiento fue clave para la dinámica de Turquía.

Los otomanos ganaron la batalla interior en cada uno de sus partidos. Uno de los grandes responsables de este hecho fue el ala-pívot Mehmet Sanli, que con sus largos brazos y buena capacidad atlética acabó promediando 9 rebotes por encuentro. Bien colocado, siempre por encima de sus pares, no sólo atrapaba los rechaces sino que sabía buscar rápidamente a sus bases para iniciar la transición ofensiva. Mas limitado de cara al aro, se limitaba a anotar en segundas opciones o tras recibir cerca del aro tras corte.

Con un buen director y un interior dominando los tableros, nada mejor que un buen jugador que hiciese puente. Turquía también lo tenía. Metecan Birsen (12 puntos y 5’7 rebotes) es probablemente el hombre con más potencial de su equipo de cara al futuro. El alero alto ya formó parte de la selección nacional en el pasado Eurobasket sub 16. Mezcla de forma equilibrada estatura, envergadura, coordinación y agilidad. Un físico en armonía que solo necesita algo de explosividad y dureza para marcar verdaderas diferencias. Capaz de penetrar, correr la pista y lanzar de media/larga distancia, de momento sin brillar demasiado en ninguna de las facetas pero con la sensación de poder cumplir en cada una de ellas a la espera de ir mejorando y consolidando su rendimiento. Con talento y fundamentos, 2’02 de estatura y versatilidad, es uno de los grandes nombres que quedan en nuestra agenda tras nuestra estancia en Iscar.

El núcleo principal de Turquía se completaba con una cuarta pieza, no menos importante. El escolta (por centímetros, ya que hacía las veces de alero con Birsen como cuatro abierto”) Dogukan Sanli se fue a 15 puntos por partido gracias a su casi innata habilidad para atacar el aro. Coordinado y creativo en tráfico, marcaba bien los pasos y usaba su cuerpo para llegar hasta canasta y acabar la jugada. Otra arma más para el contragolpe y un factor incisivo en estático dividiendo la defensa para generar espacios a sus compañeros.

Alrededor del cuarteto principal, los turcos contaron con una completa segunda unidad. El escolta Cedi Osman, quizá demasiado irregular, ayudó a mantener el ritmo anotador desde su capacidad atlética. Elástico, ágil, veloz en transición, hábil en tráfico. No llego a maravillar pero lo hizo fácil, y rápido, en ataque. Además, sus largos brazos y actividad en la presión colaboraron en el alto nivel defensivo turco. El ala-pívot Sertan Sari puso dureza y kilos en la pintura, mientras que Ogulcan Baykan fue el tirador puro, siempre abierto para el triple en situaciones de “catch and shoot”. Adnan Mustafa, el otro base, se complementó muy bien con Ozmirak, jugando juntos muchos minutos, añadiendo tiro exterior y agresividad en los puestos de guard.


- 2. ESPAÑA (3-1)

España ganó su grupo tras una sólida victoria ante su principal rival, Rusia. La plantilla española era también bastante profunda y llena de talento, pero no pudo igualar el nivel de exigencia que impuso Turquía en la final del miércoles. El grupo que lidera Agustí Sans será sin duda uno de los equipos a tener en cuenta en el Eurobasket de la Republica Checa.

Sans ha sido el nombre más importante de la representación nacional en Iscar. Por presente y, sobre todo, futuro. La nueva perla de la cantera del Joventut (que tenía seis jugadores en el roster de 16 de la selección) es un combo-guard de 1’93 que reúne talento y capacidad atlética. Presenta un enorme potencial y mucho margen de mejora, aunque debe ir puliendo poco a poco determinados aspectos como el tiro o la visión de juego. Rápido, con cierta potencia, maneja bien el balón y tiene buenos instintos anotadores. Bien acompañado en el backcourt por Ferrán Ventura y Alberto Martín .

Ventura, también del Joventut, fue el máximo anotador del equipo. Martín, base del Real Madrid, tuvo un rendimiento algo menor pero dejó mas que interesantes detalles y la sensación de ser un jugador de enorme potencial, algo limitado eso si por la escasa, de momento altura. Manejo de balón, capacidad para el dribbling y buenos fundamentos que necesitan de asertividad y agresividad para acabar las jugadas e imponer su ritmo.

Por dentro, Javier De la Blanca y José Ignacio Nogues tiraron de una unidad que contó con buenos complementos como Marc Bauza, Carlos García o David Iriarte. De la Blanca, un cuatro de 1’98, compensó con trabajo su escasez de centímetros, peleando con convicción ante sus rivales en la pintura. Nogues, también de la Penya, con sus 2 metros y gran envergadura tiró de agilidad y posicionamiento para rebotear y anotar, aunque fue demasiado irregular.

España echó de menos algo de peso y contundencia, así como de algo más de tiro exterior, basándose en acciones individuales y la calidad de sus pequeños para desequilibrar los partidos a su favor. Suficiente en su grupo, no tanto ante la potente Turquía.


- 3. RUSIA (3-1)

La ajustada derrota ante España les dejó fuera de la final pero los rusos eran el tercer miembro del claro top 3 del torneo, por encima del resto de participantes. Talento y estatura, algo lastrado por cierta debilidad y falta de concentración.

El escolta Vyacheslav Fedorchenko nos dejó la mejor actuación individual del torneo con su espectacular partido ante Italia. No sólo por sus 30 puntos, 5 rebotes y 5 robos, sino también por su tremenda influencia tanto en su equipo como en el rival. Fedorchenko amargó la noche al terceto de guards italiano (lo mejor del equipo transalpino) en ambos lados de la pista. Rápido y explosivo, mas atlético de lo que aparenta, con gran facilidad para anotar, sobre todo desde el dribbling. Un mal partido ante Portugal redujo sus estadísticas, pero su talento quedó patente.

Vasily Martynov fue uno de los mejores bases de un torneo con “unos” de buen nivel. Con un manejo de balón casi natural, manejó a su equipo con soltura y dejó destellos de gran talento para desbordar al defensor en el uno contra uno y anotar desde media/larga distancia. Parece tener una progresión pausada, que requerirá algo de tiempo, pero promete ser un base más que interesante para el futuro. El otro Martynov, Alexander Martynov, jugó en ambas posiciones de forward con su 1’96, presentándose como un versátil jugador capaz de anotar con solvencia y conectar bien con sus compañeros. Mencionar también los detalles que nos dejó Dimitry Krasov, alero discreto en cuanto a números pero con gran cambio de ritmo y chispas de calidad en ataque.

En el juego interior, lleno de centímetros y escaso de kilos, sobresalió Konstantin Kulikov, pívot de 2’05, sin demasiado brillo pero con gran efectividad gracias a su estatura, agilidad y fundamento. Necesita ganar músculo y ser más agresivo, pero tiene buena base para trabajar.


- 4. ITALIA (2-2)

Los transalpinos fueron uno de los grandes perjudicados por el lio en los aeropuertos y llegó al torneo a última hora. Con un backcourt francamente interesante, pecó de irregularidad, lagunas de concentración y sufrió graves problemas en la defensa interior, lastrada también por los problemas físicos de su center titular Lorenzo Benvenuti.

Como decimos, el backcourt italiano estuvo a muy buen nivel con el trío formado por Giuseppe Basile, Vittorio Nobile y Federico Di Prampero. Basile fue el hombre más destacado, además del aparente líder del equipo en la pista. Jugando en ambos posiciones de guard, aunque con un estilo más cercano al de un escolta. Fue además el encargado de derrotar a Polonia en la primera jornada con un magnifico triple sobre la bocina, una victoria que permitió a Italia disputar el partido por la tercera plaza. Su 1’85, a expensas de añadir algún centímetro más, parece obligarle a desarrollar características de base, algo que parece estar haciendo. Buen lanzador exterior, sube la bola rápidamente e inicia muy bien las contras. Es intenso y competitivo, y en defensa es agresivo y activo, forzando gran cantidad de errores. Sus 3’5 robos por partido son una prueba (casi corta) de su trabajo en la presión y el constante ataque a las líneas de pase.

Di Prampero hacia las veces de base cuando estaba en pista, aunque asumiendo un papel más secundario cuando compartía quinteto con Basile. De características parecidas, aunque menos acertado desde el perímetro. Nobile ha sido uno de los jugadores más elegantes del torneo. Uno de esos escoltas con buena planta, plástico en sus movimientos. Algo inconstante y quizá demasiado blando, pero con un obvio talente y bastante clase encarando el aro. Será interesante seguir su desarrollo e ir viendo si va poco a poco dando pasitos hasta convertirse en un anotador de primer nivel.

Uno de los focos de atención de los italianos era el alero Nicola Akele, de origen africano. Seguramente el jugador con mayor potencial del equipo, ya que a pesar de ser muy delgado desplegó condiciones físicas notables. Rápido, coordinado, con facilidad para los movimientos laterales y los reversos, pero tímido a la hora de atacar el aro. Buen manejo de balón, enseñó crossovers y hesitation moves, siendo incluso capaz de conectar con sus compañeros con acierto y buena visión. Incluso vimos algún lanzamiento en suspensión no demasiado estético pero bastante efectivo. Le faltó descaro y agresividad, en ataque para ganar protagonismo y buscar más el aro, y en defensa para pelear con sus pares y pelear más por el rebote. Sin estadísticas espectaculares, pero un hombre a seguir de cerca.

Del resto del equipo podríamos destacar, ya que hablamos de potencial por encima de rendimiento actual, a Alessandro Spatti, un alero de 2 metros con largos brazos y bastante ágil, muy blando y perdido por momentos pero que dejó acciones magnificas penetrando a canasta para acabar con autoridad. Tiene aun algún problema con el bote y le falta mucho carácter, pero tiene herramientas para hacer mucho ruido si algún día consigue explotar. Lorenzo Baldasso fue junto al turco Baykan el otro tirador puro del evento. Elegante, armando el brazo muy rápido y con un release alto y veloz. No estuvo demasiado acertado desde la línea de tres, pero mostró que puede anotar desde el perímetro tanto en estático como saliendo de bote y bloqueo. Necesita consistencia y un mejor manejo de balón para crear mejores tiros, pero su lanzamiento resulta muy natural, muy pulido a una edad tan temprana. El ya mencionado Lorenzo Benvenuti se perdió dos partidos por problemas físicos, pero tuvo tiempo de promediar 12’5 puntos por partido. El juego interior de su equipo le echó muchísimo de menos.


- 5. MONTENEGRO (2-2)

El conjunto balcánico fue la gran decepción del torneo ya que éramos muchos los que esperábamos un mejor rendimiento visto el rendimiento de las categorías inferiores de este programa en crecimiento que es el baloncesto montenegrino. El equipo fue demasiado frágil y débil, faltándole agresividad y concentración. Fue además quien más se descentró por los continuos errores arbitrales que vimos a lo largo de todo el torneo Una única victoria, en un partido apretado ante la débil Portugal, se antoja un escaso bagaje. Parecían estar por debajo de sus otros dos rivales de grupo, España y Rusia, pero no consiguieron tan siquiera inquietarles en los duelos directos. Aun así, los montenegrinos, con un histórico como Sasa Radunovic acompañándoles durante todo el evento, nos presentaron cuatro prospects destacados.

Luka Savic fue el máximo anotador del torneo con 20’7 puntos de media. Ala-pívot de 2’00, versátil y muy inteligente. Mostró un gran arsenal de movimientos y recursos, además de buena lectura del juego. Muy activo y móvil, encontraba posiciones claras en la pintura rival y acababa con acierto las jugadas. Se abría al perímetro para lanzar con mucho acierto desde media/larga distancia con su zurda. El manejo del balón, faceta en la que parece tener demasiados problemas, es una de sus principales limitaciones, y le hace perder peligrosidad cuando pone el balón en el suelo. Buen reboteador, decente defensor. Incorporar algún movimiento al poste bajo de espaldas a canasta puede hacerle subir un peldaño más.

Si Savic nos dejó el presente, Stefan Ljubenkovic fue el futuro en forma de potencial. Alero alto de 1’98 con agilidad y facilidad para correr la pista y desbordar en el uno contra uno. Talento y calidad al servicio de un físico aun por fortalecer pero que le da una clara ventaja sobre sus rivales. Falló demasiado a la hora de finalizar las jugadas, sufriendo tras contacto y rectificando demasiado sus tiros. Ljubenkovic tiene bases para llegar a ser un muy buen jugador, pero tiene que ganar dureza y confianza.

Luka Djurovic, que ya tuvo un papel de cierta relevancia en el pasado Eurobasket sub 16 disputado en Montenegro, era uno de los grandes nombres en todas las previas del torneo, pero no acabó de cumplir con las expectativas. Su talento es evidente y tiene herramientas de sobra para convertirse en un muy buen base anotador, pero estuvo muy desacertado y frio. Sus lagunas mentales fueron fuente de demasiados balones perdidos y nunca llegó a dirigir a su equipo con constancia y ritmo, acabando sus compañeros por intentar acciones individuales aisladas.

Por último mencionar a Predrag Mijatovic, compañero interior de Savic, que supo aprovecharse muy bien de los espacios que abrían Savic y Ljubenkovic para encontrar posiciones claras en las cercanías del aro para anotar en casi cada balón que recibía, acabando por encima del 70% de acierto en tiros de campo. Bien posicionado al rebote, aunque algo torpe en defensa, se atrevió a lanzar desde lejos en el último partido, anotando incluso un par de buenos triples.


- 6. POLONIA (1-3)

Los terribles problemas defensivos y la exagerada facilidad para perder balones y salirse del partido limitaron a una Polonia que llegó a Iscar con jugadores interesante. Los polacos mostraron talento y contaron con el MVP del torneo, pero a casi 30 pérdidas de balón por partido, más las grandes facilidades defensivas concedidas, es muy difícil competir. Era casi una tónica general: Polonia comenzaba bien, engarzaba buenas acciones y de repente sus jugadores se ponían a correr sin orden ni sentido, “liderados” por un cuerpo de bases descontrolados que sumían al conjunto en el caos.

Damian Jeszke fue designado mejor jugador del torneo, un premio individual sobradamente merecido a pesar de no su actuación no tuviese demasiada influencia en el torneo. Jugando como center con sus 2 metros justos, parece que se va preparando para su casi obligatorio paso al puesto de cuatro. Jeszke ha sido, posiblemente, el jugador más maduro e inteligente que hemos visto en Iscar. Muy bien colocado, sabiendo lo que ocurría en la pista y moviéndose siempre de forma acertada. Ganaba la posición, pedía la bola y anotaba cerca de canasta con ambas manos. Corría la pista y encontraba a sus parejas interiores. Carece de explosividad y condiciones atléticas, pero sus fundamentos básicos son excelentes. Participó en el Europeo sub 16 del pasado verano, una experiencia bastante evidente y vital para un equipo polaco presa de los nervios y, a ratos, un equipo de novatos presa de los nervios.

El escolta Adam Mazur recordaba a su compatriota, una de las estrellas de la generación del 93, Mateusz Ponitka. Mazur no estuvo nada acertado de cara al aro, pero mostró su potencial como anotador. Buen manejo del balón, elegancia en su movimientos, buenos movimientos en el uno contra uno y una mecánica de tiro bastante trabajada incluso saliendo del bote. Pareció simplemente cuestión de falta de inspiración o acierto, porque los fundamentos estuvieron ahí presentes. Veremos si Mazur acaba siguiendo los pasos del ya mencionado Ponitka (Mazur es más bajo y menos atlético) y supone otra joya más en el grupo de jóvenes que parece querer elevar el nivel del baloncesto polaco en el futuro. Al lado de Mazur, dos escoltas (por estatura) que funcionaron como aleros, Denis Socha y Marek Walczak. Ambos agresivos y rápidos, más intensos que técnicos, muy veloces al contraataque y orientados a la penetración en estático. Los bases, como decíamos, fueron uno de los grandes problemas de Polonia, aunque nos presentaron a Kamil Zywert, un chico del 96 que dejó muy buenas sensaciones a pesar de su limitado tiempo de juego.

Acompañando a Jeszke vimos a dos jugadores muy distintos que se complementaron bien en su faceta de escuderos de la estrella del equipo. Por un lado Mikola Witlinski, ala pívot de 2’02 que parece apuntar a cuatro abierto de cierto nivel. Con preferencia por abrirse al exterior para lanzar, mostró una mecánica de tiro irregular pero bastante acierto e incluso algún atisbo de penetración a canasta. Por otro lado, el pívot de 2’05 Filip Pruefer, un autentico tanque de físico fuerte e imponente, duro bajo canasta y que puede ganarse la vida echando mano de su intensidad, fuerza, rebote e, incluso, no mala mano cerca del aro.


- 7. CASTILLA Y LEÓN (1-3)

Los anfitriones se presentaron en Iscar con un conjunto muy intenso y voluntarioso pero escaso de centímetros, kilos y calidad. Sin jugadores interiores, dos aleros altos como Daniel Astilleros y Mario Rodríguez hicieron las veces de pívots, con un buen resultado por brega y actividad, teniendo en cuenta sus limitaciones de altura y tipo de juego. En un grupo con Turquía, Italia y las torres polacas, el último puesto parecía asegurado. Cumplieron derrotando, no sin problemas, a Portugal, evitando así irse de vacío en el torneo.

Del grupo castellanoleonés nos quedamos con su base. Alejandro Heras demostró nivel para haber podido ser parte del combinado español. Un chico con mucho talento, capacidad de liderazgo y un buen futuro por delante. Inteligente, intentó dirigir a su equipo a pesar de la falta de chispa y creatividad general. Buen manejo del balón y capacidad de dirección. Sin un gran dribbling al carecer de explosividad, fue capaz de batir a sus defensores con un buen paso y, sobre todo, gran coordinación y habilidad para atacar la canasta sorteando el tráfico y usando su cuerpo para proteger el balón e incluso forzar el tiro adicional. Heras, sin embargo, tiene un gran obstáculo que salvar, el tiro. Su mecánica no es nada fluida y sufre mucho cuando tiene que lanzar de media/larga distancia. Le cuesta armar el tiro y no es nada constante en la anotación exterior. Incluso tuvo muchos problemas desde el tiro libre, aunque maquilló este apartado con un 7/10 en el último partido para poder quedarse, al menos, por encima del 50%. Heras parece un chico inteligente y trabajador, por lo que podemos esperar mejoras en este apartado a lo largo de su desarrollo.


- 8. PORTUGAL (0-4)

El equipo más débil del campeonato sumó dos abultadas derrotadas ante Rusia y España, pero fue capaz de poner en apuros a Castilla y León y Montenegro. Un conjunto aguerrido, con coraje y personalidad, pero sin dirección alguna y calidad y físico limitados. Además, Portugal protagonizó una de las anécdotas del torneo al jugar con las camisetas (números y nombres incluidos) usadas en el sub-16 del pasado verano.

Los lusos nos dejaron a uno de los mejores jugadores del torneo. Un ala-pívot de 1’96, Joao Guimaraes. El evidente problema de estatura fue de sobra superado por un excelente conocimiento del juego, gran intensidad y muy buenas maneras. Guimaraes jugó como interior puro, reboteando con consistencia y agresividad, tocando casi todos los balones que escupía el aro en ambos lados de la pista. Buen posicionamiento, lucha bajo tableros, timing e instintos. En ataque su capacidad es limitada pero su velocidad de pies y tenacidad le convirtieron en el mejor arma de su equipo, siempre a través de segundas opciones, algún contraataque y buenos cortes a canasta. Le falta fuerza y salto, así como un buen “touch”, por lo que sus porcentajes fueron muy bajos. Pero que un chico de su estatura, en un torneo de este nivel, se quede tan cerca del doble-doble (11’2 puntos y 9’2 rebotes), dejando además una sensación de madurez y conocimiento del juego tan notable, ha sido sin duda una de las grandes historias escenificadas en Iscar.

De la selección portuguesa nos quedamos también con Isaias Insaly, un alero de 1’98 y origen africano, como el jugador con mayor proyección. Con un físico muy fuerte, muy maduro y bien formado para su edad, tiene las condiciones atléticas necesarias para afrontar el baloncesto de alto nivel, pero su paquete técnico y táctico es aún muy pobre. Rebotea bien y exhibe cierto timing y posicionamiento, pero es demasiado corto en ataque a pesar de tener algún movimiento (algún reverso, por ejemplo) más o menos controlado. Le falta acierto de cara al aro, teniendo verdaderos problemas para acabar cerca de canasta y muchos más para anotar desde media distancia. Si crece algún centímetro más y va mejorando técnicamente podría ser un 4 aprovechable. Jugó lesionado los dos últimos partidos, en una incompresible decisión de su entrenador, que parecía empeñado en forzar a su jugador hasta el extremo.


El torneo de Iscar resultó atractivo y entretenido. Una gran prueba para los jóvenes jugadores de cara a las competiciones oficiales del próximo verano, y una buena oportunidad para los scouts de conocer a algunos de los jugadores más destacados de la generación del 95. La organización del torneo sólo hizo oficial los premios de MVP y máximo anotador y reboteador (Mehmet Sanli), así que nosotros nos animamos a cerrar este resumen del evento con nuestro particular mejor quinteto:


Kartal Ozmirak (Turquia)
Vyacheslav Fedorchenko (Rusia)
Dogukan Sanli (Turquia)
Luka Savic (Montenegro)
Damian Jeszke (Polonia" data-page-subject="true" />
 
 
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Análisis del Torneo Internacional sub16 Iscar 2010, por Alejandro González
Alejandro González  | 13.12.2010 - 17:33h.
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La localidad vallisoletana de Iscar celebro la decimocuarta edición de su torneo internacional sub 16, una de las pruebas previas más importantes en la preparación de las selecciones camino del campeonato de Europa de la categoría, que se celebrará el próximo verano en las localidades checas de Pardubice y Hradec Kralove.

En un torneo con cierto nivel competitivo, Turquía se hizo con el titulo por segundo año consecutive, después de derrotar, de nuevo, a España en una final en la que los otomanos marcaron el ritmo del partido e impusieron su intensidad y superioridad física.

El pívot polaco Damian Jeszke fue nombrado MVP del torneo tras promediar 19’5 puntos y 8’5 rebotes, mientras que el ala-pívot montenegrino Luka Savic, con 20’7 puntos por encuentro, fue el máximo anotador del evento.

Os ofrecemos un análisis general de las ocho selecciones participantes.




1. TURQUÍA (4-0)

La campeona del torneo fue con claridad el mejor equipo de la cita pucelana. Con una plantilla muy profunda, bien rotada por su “apasionado” entrenador durante la fase de grupos, en la que encontraban prácticamente todo lo que necesitaba para ser superior a sus rivales. Capacidad atlética, centímetros, dirección, tiro exterior, velocidad al contragolpe, personalidad e intensidad. Y defensa. La constante presión y la lectura de líneas de pase provocaron infinidad de errores en el rival, situaciones desde las que los bases turcos arrancaban las rápidas transiciones que tanto disfrutaban y tan bien completaban.

Seguramente el factor diferencial más importante lo representó Kartal Ozmirak (11’2 puntos y 5’2 asistencias). El base fue el mejor director del torneo y supo liderar a su equipo dentro de la velocidad y el ritmo vivo que instauraba. Gran visión de juego para estas edades, leía los movimientos de sus compañeros y les hacía llegar el balón en buenas condiciones. Algo menos efectivo en estático, su rendimiento fue clave para la dinámica de Turquía.

Los otomanos ganaron la batalla interior en cada uno de sus partidos. Uno de los grandes responsables de este hecho fue el ala-pívot Mehmet Sanli, que con sus largos brazos y buena capacidad atlética acabó promediando 9 rebotes por encuentro. Bien colocado, siempre por encima de sus pares, no sólo atrapaba los rechaces sino que sabía buscar rápidamente a sus bases para iniciar la transición ofensiva. Mas limitado de cara al aro, se limitaba a anotar en segundas opciones o tras recibir cerca del aro tras corte.

Con un buen director y un interior dominando los tableros, nada mejor que un buen jugador que hiciese puente. Turquía también lo tenía. Metecan Birsen (12 puntos y 5’7 rebotes) es probablemente el hombre con más potencial de su equipo de cara al futuro. El alero alto ya formó parte de la selección nacional en el pasado Eurobasket sub 16. Mezcla de forma equilibrada estatura, envergadura, coordinación y agilidad. Un físico en armonía que solo necesita algo de explosividad y dureza para marcar verdaderas diferencias. Capaz de penetrar, correr la pista y lanzar de media/larga distancia, de momento sin brillar demasiado en ninguna de las facetas pero con la sensación de poder cumplir en cada una de ellas a la espera de ir mejorando y consolidando su rendimiento. Con talento y fundamentos, 2’02 de estatura y versatilidad, es uno de los grandes nombres que quedan en nuestra agenda tras nuestra estancia en Iscar.

El núcleo principal de Turquía se completaba con una cuarta pieza, no menos importante. El escolta (por centímetros, ya que hacía las veces de alero con Birsen como cuatro abierto”) Dogukan Sanli se fue a 15 puntos por partido gracias a su casi innata habilidad para atacar el aro. Coordinado y creativo en tráfico, marcaba bien los pasos y usaba su cuerpo para llegar hasta canasta y acabar la jugada. Otra arma más para el contragolpe y un factor incisivo en estático dividiendo la defensa para generar espacios a sus compañeros.

Alrededor del cuarteto principal, los turcos contaron con una completa segunda unidad. El escolta Cedi Osman, quizá demasiado irregular, ayudó a mantener el ritmo anotador desde su capacidad atlética. Elástico, ágil, veloz en transición, hábil en tráfico. No llego a maravillar pero lo hizo fácil, y rápido, en ataque. Además, sus largos brazos y actividad en la presión colaboraron en el alto nivel defensivo turco. El ala-pívot Sertan Sari puso dureza y kilos en la pintura, mientras que Ogulcan Baykan fue el tirador puro, siempre abierto para el triple en situaciones de “catch and shoot”. Adnan Mustafa, el otro base, se complementó muy bien con Ozmirak, jugando juntos muchos minutos, añadiendo tiro exterior y agresividad en los puestos de guard.


- 2. ESPAÑA (3-1)

España ganó su grupo tras una sólida victoria ante su principal rival, Rusia. La plantilla española era también bastante profunda y llena de talento, pero no pudo igualar el nivel de exigencia que impuso Turquía en la final del miércoles. El grupo que lidera Agustí Sans será sin duda uno de los equipos a tener en cuenta en el Eurobasket de la Republica Checa.

Sans ha sido el nombre más importante de la representación nacional en Iscar. Por presente y, sobre todo, futuro. La nueva perla de la cantera del Joventut (que tenía seis jugadores en el roster de 16 de la selección) es un combo-guard de 1’93 que reúne talento y capacidad atlética. Presenta un enorme potencial y mucho margen de mejora, aunque debe ir puliendo poco a poco determinados aspectos como el tiro o la visión de juego. Rápido, con cierta potencia, maneja bien el balón y tiene buenos instintos anotadores. Bien acompañado en el backcourt por Ferrán Ventura y Alberto Martín .

Ventura, también del Joventut, fue el máximo anotador del equipo. Martín, base del Real Madrid, tuvo un rendimiento algo menor pero dejó mas que interesantes detalles y la sensación de ser un jugador de enorme potencial, algo limitado eso si por la escasa, de momento altura. Manejo de balón, capacidad para el dribbling y buenos fundamentos que necesitan de asertividad y agresividad para acabar las jugadas e imponer su ritmo.

Por dentro, Javier De la Blanca y José Ignacio Nogues tiraron de una unidad que contó con buenos complementos como Marc Bauza, Carlos García o David Iriarte. De la Blanca, un cuatro de 1’98, compensó con trabajo su escasez de centímetros, peleando con convicción ante sus rivales en la pintura. Nogues, también de la Penya, con sus 2 metros y gran envergadura tiró de agilidad y posicionamiento para rebotear y anotar, aunque fue demasiado irregular.

España echó de menos algo de peso y contundencia, así como de algo más de tiro exterior, basándose en acciones individuales y la calidad de sus pequeños para desequilibrar los partidos a su favor. Suficiente en su grupo, no tanto ante la potente Turquía.


- 3. RUSIA (3-1)

La ajustada derrota ante España les dejó fuera de la final pero los rusos eran el tercer miembro del claro top 3 del torneo, por encima del resto de participantes. Talento y estatura, algo lastrado por cierta debilidad y falta de concentración.

El escolta Vyacheslav Fedorchenko nos dejó la mejor actuación individual del torneo con su espectacular partido ante Italia. No sólo por sus 30 puntos, 5 rebotes y 5 robos, sino también por su tremenda influencia tanto en su equipo como en el rival. Fedorchenko amargó la noche al terceto de guards italiano (lo mejor del equipo transalpino) en ambos lados de la pista. Rápido y explosivo, mas atlético de lo que aparenta, con gran facilidad para anotar, sobre todo desde el dribbling. Un mal partido ante Portugal redujo sus estadísticas, pero su talento quedó patente.

Vasily Martynov fue uno de los mejores bases de un torneo con “unos” de buen nivel. Con un manejo de balón casi natural, manejó a su equipo con soltura y dejó destellos de gran talento para desbordar al defensor en el uno contra uno y anotar desde media/larga distancia. Parece tener una progresión pausada, que requerirá algo de tiempo, pero promete ser un base más que interesante para el futuro. El otro Martynov, Alexander Martynov, jugó en ambas posiciones de forward con su 1’96, presentándose como un versátil jugador capaz de anotar con solvencia y conectar bien con sus compañeros. Mencionar también los detalles que nos dejó Dimitry Krasov, alero discreto en cuanto a números pero con gran cambio de ritmo y chispas de calidad en ataque.

En el juego interior, lleno de centímetros y escaso de kilos, sobresalió Konstantin Kulikov, pívot de 2’05, sin demasiado brillo pero con gran efectividad gracias a su estatura, agilidad y fundamento. Necesita ganar músculo y ser más agresivo, pero tiene buena base para trabajar.


- 4. ITALIA (2-2)

Los transalpinos fueron uno de los grandes perjudicados por el lio en los aeropuertos y llegó al torneo a última hora. Con un backcourt francamente interesante, pecó de irregularidad, lagunas de concentración y sufrió graves problemas en la defensa interior, lastrada también por los problemas físicos de su center titular Lorenzo Benvenuti.

Como decimos, el backcourt italiano estuvo a muy buen nivel con el trío formado por Giuseppe Basile, Vittorio Nobile y Federico Di Prampero. Basile fue el hombre más destacado, además del aparente líder del equipo en la pista. Jugando en ambos posiciones de guard, aunque con un estilo más cercano al de un escolta. Fue además el encargado de derrotar a Polonia en la primera jornada con un magnifico triple sobre la bocina, una victoria que permitió a Italia disputar el partido por la tercera plaza. Su 1’85, a expensas de añadir algún centímetro más, parece obligarle a desarrollar características de base, algo que parece estar haciendo. Buen lanzador exterior, sube la bola rápidamente e inicia muy bien las contras. Es intenso y competitivo, y en defensa es agresivo y activo, forzando gran cantidad de errores. Sus 3’5 robos por partido son una prueba (casi corta) de su trabajo en la presión y el constante ataque a las líneas de pase.

Di Prampero hacia las veces de base cuando estaba en pista, aunque asumiendo un papel más secundario cuando compartía quinteto con Basile. De características parecidas, aunque menos acertado desde el perímetro. Nobile ha sido uno de los jugadores más elegantes del torneo. Uno de esos escoltas con buena planta, plástico en sus movimientos. Algo inconstante y quizá demasiado blando, pero con un obvio talente y bastante clase encarando el aro. Será interesante seguir su desarrollo e ir viendo si va poco a poco dando pasitos hasta convertirse en un anotador de primer nivel.

Uno de los focos de atención de los italianos era el alero Nicola Akele, de origen africano. Seguramente el jugador con mayor potencial del equipo, ya que a pesar de ser muy delgado desplegó condiciones físicas notables. Rápido, coordinado, con facilidad para los movimientos laterales y los reversos, pero tímido a la hora de atacar el aro. Buen manejo de balón, enseñó crossovers y hesitation moves, siendo incluso capaz de conectar con sus compañeros con acierto y buena visión. Incluso vimos algún lanzamiento en suspensión no demasiado estético pero bastante efectivo. Le faltó descaro y agresividad, en ataque para ganar protagonismo y buscar más el aro, y en defensa para pelear con sus pares y pelear más por el rebote. Sin estadísticas espectaculares, pero un hombre a seguir de cerca.

Del resto del equipo podríamos destacar, ya que hablamos de potencial por encima de rendimiento actual, a Alessandro Spatti, un alero de 2 metros con largos brazos y bastante ágil, muy blando y perdido por momentos pero que dejó acciones magnificas penetrando a canasta para acabar con autoridad. Tiene aun algún problema con el bote y le falta mucho carácter, pero tiene herramientas para hacer mucho ruido si algún día consigue explotar. Lorenzo Baldasso fue junto al turco Baykan el otro tirador puro del evento. Elegante, armando el brazo muy rápido y con un release alto y veloz. No estuvo demasiado acertado desde la línea de tres, pero mostró que puede anotar desde el perímetro tanto en estático como saliendo de bote y bloqueo. Necesita consistencia y un mejor manejo de balón para crear mejores tiros, pero su lanzamiento resulta muy natural, muy pulido a una edad tan temprana. El ya mencionado Lorenzo Benvenuti se perdió dos partidos por problemas físicos, pero tuvo tiempo de promediar 12’5 puntos por partido. El juego interior de su equipo le echó muchísimo de menos.


- 5. MONTENEGRO (2-2)

El conjunto balcánico fue la gran decepción del torneo ya que éramos muchos los que esperábamos un mejor rendimiento visto el rendimiento de las categorías inferiores de este programa en crecimiento que es el baloncesto montenegrino. El equipo fue demasiado frágil y débil, faltándole agresividad y concentración. Fue además quien más se descentró por los continuos errores arbitrales que vimos a lo largo de todo el torneo Una única victoria, en un partido apretado ante la débil Portugal, se antoja un escaso bagaje. Parecían estar por debajo de sus otros dos rivales de grupo, España y Rusia, pero no consiguieron tan siquiera inquietarles en los duelos directos. Aun así, los montenegrinos, con un histórico como Sasa Radunovic acompañándoles durante todo el evento, nos presentaron cuatro prospects destacados.

Luka Savic fue el máximo anotador del torneo con 20’7 puntos de media. Ala-pívot de 2’00, versátil y muy inteligente. Mostró un gran arsenal de movimientos y recursos, además de buena lectura del juego. Muy activo y móvil, encontraba posiciones claras en la pintura rival y acababa con acierto las jugadas. Se abría al perímetro para lanzar con mucho acierto desde media/larga distancia con su zurda. El manejo del balón, faceta en la que parece tener demasiados problemas, es una de sus principales limitaciones, y le hace perder peligrosidad cuando pone el balón en el suelo. Buen reboteador, decente defensor. Incorporar algún movimiento al poste bajo de espaldas a canasta puede hacerle subir un peldaño más.

Si Savic nos dejó el presente, Stefan Ljubenkovic fue el futuro en forma de potencial. Alero alto de 1’98 con agilidad y facilidad para correr la pista y desbordar en el uno contra uno. Talento y calidad al servicio de un físico aun por fortalecer pero que le da una clara ventaja sobre sus rivales. Falló demasiado a la hora de finalizar las jugadas, sufriendo tras contacto y rectificando demasiado sus tiros. Ljubenkovic tiene bases para llegar a ser un muy buen jugador, pero tiene que ganar dureza y confianza.

Luka Djurovic, que ya tuvo un papel de cierta relevancia en el pasado Eurobasket sub 16 disputado en Montenegro, era uno de los grandes nombres en todas las previas del torneo, pero no acabó de cumplir con las expectativas. Su talento es evidente y tiene herramientas de sobra para convertirse en un muy buen base anotador, pero estuvo muy desacertado y frio. Sus lagunas mentales fueron fuente de demasiados balones perdidos y nunca llegó a dirigir a su equipo con constancia y ritmo, acabando sus compañeros por intentar acciones individuales aisladas.

Por último mencionar a Predrag Mijatovic, compañero interior de Savic, que supo aprovecharse muy bien de los espacios que abrían Savic y Ljubenkovic para encontrar posiciones claras en las cercanías del aro para anotar en casi cada balón que recibía, acabando por encima del 70% de acierto en tiros de campo. Bien posicionado al rebote, aunque algo torpe en defensa, se atrevió a lanzar desde lejos en el último partido, anotando incluso un par de buenos triples.


- 6. POLONIA (1-3)

Los terribles problemas defensivos y la exagerada facilidad para perder balones y salirse del partido limitaron a una Polonia que llegó a Iscar con jugadores interesante. Los polacos mostraron talento y contaron con el MVP del torneo, pero a casi 30 pérdidas de balón por partido, más las grandes facilidades defensivas concedidas, es muy difícil competir. Era casi una tónica general: Polonia comenzaba bien, engarzaba buenas acciones y de repente sus jugadores se ponían a correr sin orden ni sentido, “liderados” por un cuerpo de bases descontrolados que sumían al conjunto en el caos.

Damian Jeszke fue designado mejor jugador del torneo, un premio individual sobradamente merecido a pesar de no su actuación no tuviese demasiada influencia en el torneo. Jugando como center con sus 2 metros justos, parece que se va preparando para su casi obligatorio paso al puesto de cuatro. Jeszke ha sido, posiblemente, el jugador más maduro e inteligente que hemos visto en Iscar. Muy bien colocado, sabiendo lo que ocurría en la pista y moviéndose siempre de forma acertada. Ganaba la posición, pedía la bola y anotaba cerca de canasta con ambas manos. Corría la pista y encontraba a sus parejas interiores. Carece de explosividad y condiciones atléticas, pero sus fundamentos básicos son excelentes. Participó en el Europeo sub 16 del pasado verano, una experiencia bastante evidente y vital para un equipo polaco presa de los nervios y, a ratos, un equipo de novatos presa de los nervios.

El escolta Adam Mazur recordaba a su compatriota, una de las estrellas de la generación del 93, Mateusz Ponitka. Mazur no estuvo nada acertado de cara al aro, pero mostró su potencial como anotador. Buen manejo del balón, elegancia en su movimientos, buenos movimientos en el uno contra uno y una mecánica de tiro bastante trabajada incluso saliendo del bote. Pareció simplemente cuestión de falta de inspiración o acierto, porque los fundamentos estuvieron ahí presentes. Veremos si Mazur acaba siguiendo los pasos del ya mencionado Ponitka (Mazur es más bajo y menos atlético) y supone otra joya más en el grupo de jóvenes que parece querer elevar el nivel del baloncesto polaco en el futuro. Al lado de Mazur, dos escoltas (por estatura) que funcionaron como aleros, Denis Socha y Marek Walczak. Ambos agresivos y rápidos, más intensos que técnicos, muy veloces al contraataque y orientados a la penetración en estático. Los bases, como decíamos, fueron uno de los grandes problemas de Polonia, aunque nos presentaron a Kamil Zywert, un chico del 96 que dejó muy buenas sensaciones a pesar de su limitado tiempo de juego.

Acompañando a Jeszke vimos a dos jugadores muy distintos que se complementaron bien en su faceta de escuderos de la estrella del equipo. Por un lado Mikola Witlinski, ala pívot de 2’02 que parece apuntar a cuatro abierto de cierto nivel. Con preferencia por abrirse al exterior para lanzar, mostró una mecánica de tiro irregular pero bastante acierto e incluso algún atisbo de penetración a canasta. Por otro lado, el pívot de 2’05 Filip Pruefer, un autentico tanque de físico fuerte e imponente, duro bajo canasta y que puede ganarse la vida echando mano de su intensidad, fuerza, rebote e, incluso, no mala mano cerca del aro.


- 7. CASTILLA Y LEÓN (1-3)

Los anfitriones se presentaron en Iscar con un conjunto muy intenso y voluntarioso pero escaso de centímetros, kilos y calidad. Sin jugadores interiores, dos aleros altos como Daniel Astilleros y Mario Rodríguez hicieron las veces de pívots, con un buen resultado por brega y actividad, teniendo en cuenta sus limitaciones de altura y tipo de juego. En un grupo con Turquía, Italia y las torres polacas, el último puesto parecía asegurado. Cumplieron derrotando, no sin problemas, a Portugal, evitando así irse de vacío en el torneo.

Del grupo castellanoleonés nos quedamos con su base. Alejandro Heras demostró nivel para haber podido ser parte del combinado español. Un chico con mucho talento, capacidad de liderazgo y un buen futuro por delante. Inteligente, intentó dirigir a su equipo a pesar de la falta de chispa y creatividad general. Buen manejo del balón y capacidad de dirección. Sin un gran dribbling al carecer de explosividad, fue capaz de batir a sus defensores con un buen paso y, sobre todo, gran coordinación y habilidad para atacar la canasta sorteando el tráfico y usando su cuerpo para proteger el balón e incluso forzar el tiro adicional. Heras, sin embargo, tiene un gran obstáculo que salvar, el tiro. Su mecánica no es nada fluida y sufre mucho cuando tiene que lanzar de media/larga distancia. Le cuesta armar el tiro y no es nada constante en la anotación exterior. Incluso tuvo muchos problemas desde el tiro libre, aunque maquilló este apartado con un 7/10 en el último partido para poder quedarse, al menos, por encima del 50%. Heras parece un chico inteligente y trabajador, por lo que podemos esperar mejoras en este apartado a lo largo de su desarrollo.


- 8. PORTUGAL (0-4)

El equipo más débil del campeonato sumó dos abultadas derrotadas ante Rusia y España, pero fue capaz de poner en apuros a Castilla y León y Montenegro. Un conjunto aguerrido, con coraje y personalidad, pero sin dirección alguna y calidad y físico limitados. Además, Portugal protagonizó una de las anécdotas del torneo al jugar con las camisetas (números y nombres incluidos) usadas en el sub-16 del pasado verano.

Los lusos nos dejaron a uno de los mejores jugadores del torneo. Un ala-pívot de 1’96, Joao Guimaraes. El evidente problema de estatura fue de sobra superado por un excelente conocimiento del juego, gran intensidad y muy buenas maneras. Guimaraes jugó como interior puro, reboteando con consistencia y agresividad, tocando casi todos los balones que escupía el aro en ambos lados de la pista. Buen posicionamiento, lucha bajo tableros, timing e instintos. En ataque su capacidad es limitada pero su velocidad de pies y tenacidad le convirtieron en el mejor arma de su equipo, siempre a través de segundas opciones, algún contraataque y buenos cortes a canasta. Le falta fuerza y salto, así como un buen “touch”, por lo que sus porcentajes fueron muy bajos. Pero que un chico de su estatura, en un torneo de este nivel, se quede tan cerca del doble-doble (11’2 puntos y 9’2 rebotes), dejando además una sensación de madurez y conocimiento del juego tan notable, ha sido sin duda una de las grandes historias escenificadas en Iscar.

De la selección portuguesa nos quedamos también con Isaias Insaly, un alero de 1’98 y origen africano, como el jugador con mayor proyección. Con un físico muy fuerte, muy maduro y bien formado para su edad, tiene las condiciones atléticas necesarias para afrontar el baloncesto de alto nivel, pero su paquete técnico y táctico es aún muy pobre. Rebotea bien y exhibe cierto timing y posicionamiento, pero es demasiado corto en ataque a pesar de tener algún movimiento (algún reverso, por ejemplo) más o menos controlado. Le falta acierto de cara al aro, teniendo verdaderos problemas para acabar cerca de canasta y muchos más para anotar desde media distancia. Si crece algún centímetro más y va mejorando técnicamente podría ser un 4 aprovechable. Jugó lesionado los dos últimos partidos, en una incompresible decisión de su entrenador, que parecía empeñado en forzar a su jugador hasta el extremo.


El torneo de Iscar resultó atractivo y entretenido. Una gran prueba para los jóvenes jugadores de cara a las competiciones oficiales del próximo verano, y una buena oportunidad para los scouts de conocer a algunos de los jugadores más destacados de la generación del 95. La organización del torneo sólo hizo oficial los premios de MVP y máximo anotador y reboteador (Mehmet Sanli), así que nosotros nos animamos a cerrar este resumen del evento con nuestro particular mejor quinteto:


Kartal Ozmirak (Turquia)
Vyacheslav Fedorchenko (Rusia)
Dogukan Sanli (Turquia)
Luka Savic (Montenegro)
Damian Jeszke (Polonia)




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