El equipo galdakoztarra logró en Cáceres el ascenso a la máxima categoría del baloncesto, que vuelve a tener un equipo de Bizkaia 27 años después

EL 14 de abril de 2013, mientras una parte muy importante del baloncesto vizcaino aterrizaba con la decepción a cuestas procedente de Charleroi, otra parte, más pequeña pero igual de competitiva, obligaba a aparcar el disgusto para mirar hacia Cáceres, hacia el Pabellón Serrano Macayo, donde ocho chicas del Ibaizabal GDKO peleaban en el partido por el ascenso a la Liga Femenina. Ese sueño repentino, inesperado, de una tarde de primavera había nacido en la última jornada de la Liga regular en Alcobendas y se convirtió en realidad en Cáceres después de un partido con prórroga ante el Stadium Casablanca y tres partidos consecutivos en los tres días anteriores que sirvieron para construir poco a poco lo imposible.

Al límite de la resistencia física, pero con el depósito de la ilusión desbordando desde el mismo momento en que llegaron a la capital extremeña, el equipo de Galdakao, el equipo de un pueblo que las empujó en vivo y desde la distancia, culminó un esfuerzo titánico, algo más que una hazaña porque suponía devolver al baloncesto femenino de Bizkaia a la máxima categoría 27 años después. Iñigo Sáinz-Trápaga y sus jugadoras abrieron de par en par las puertas de la historia para recoger el testigo del desaparecido Kaixo y representar a todas esas niñas y mujeres que han hecho del baloncesto el deporte más practicado en Bizkaia en su versión femenina.

Hubo que esperar unos meses para que en los despachos se culminara la tarea, hubo que sortear no pocas dificultades, pero ahora el equipo pasea en la elite el nombre de Bizkaia como punta de lanza de un proyecto que quiere ser inclusivo y piramidal para que esa gran base de jugadoras pueda tener una referencia, un modelo que seguir, un objetivo final y atractivo en la práctica deportiva.

Nadie dijo que iba a ser fácil, que no hubiera que sufrir para mantenerse, aunque Urreta ya ha visto ganar tres veces a su equipo. El Bizkaia GDKO ha perdido al entrenador que condujo el ascenso, a tres de las jugadoras que empezaron la campaña, pero ha logrado rehacerse a una mala racha de seis derrotas y ha cerrado el año fuera del puesto de descenso directo y con las esperanzas renovadascon con la llegada de Lady Comfort y Aya Traore . Estitxu Ibarretxe, una de esas jugadoras que creció sin la oportunidad de jugar en la Liga Femenina con un equipo de casa, lleva ahora las riendas de un grupo que puede establecer un antes y un después en el baloncesto de Bizkaia. Las mujeres ya tienen lo que estaban esperando. Ahora es su turno.