Paula Ballve (27/07/1983) juega desde hace tres años como ala en el equipo de Campus Promete y, además, es también coordinadora del Club

¿Cuándo supiste que el baloncesto iba a ser tu vida?
Cuando tenía 10 años, la entrenadora del colegio me preguntó si quería apuntarme a baloncesto: no dudé ni un segundo. En cuanto llegué a casa dije que quería jugar al baloncesto, y me apuntaron al día siguiente en el colegio. Nunca se me va a olvidar ese primer año con mis compañeras de pupitre jugando a basket: ¡no ganamos ni un partido!

Pero eso no te desanimó, ¿verdad?
¡En absoluto! Dos años después me llamaron para ir a jugar al Aucalsa, club de baloncesto femenino referente en Asturias, tenía una gran cantera y equipo en Liga Femenina. A partir de ese año, empecé a saber lo que era un club profesional, todos los sábados teníamos partido por la mañana, luego estudiaba y después de comer me iba corriendo al pabellón de las mayores a verlas jugar, entre ellas, aquella entrenadora que dos años antes, en el cole, me había preguntado si quería jugar: muchos años después acabaríamos jugando juntas… Bueno, ella jugando y yo animando desde el banquillo….

¿Y luego?
A partir de los 13 y durante cinco años, compatibilicé el baloncesto con otro deporte; empecé a jugar a pádel con mi hermana y la verdad que progresamos muy rápido, pronto nos convertimos en la segunda mejor pareja de España. Con 15 años la selección española de pádel me llamó para irme al Campeonato del Mundo a México, perdimos en semifinales contra unas brasileñas… Al año siguiente fui subcampeona de España de pádel.

¿Cuándo tomaste la decisión de dedicarte exclusivamente al baloncesto?
Cuando era junior, el Club de baloncesto pasó a llamarse Club Baloncesto Vetusta, y fue ese año cuando me di cuenta que no podía seguir con los dos deportes, porque también tenía que estudiar y no había tiempo para todo. En el Club de Baloncesto me ofrecieron la oportunidad de hacer la pretemporada con el equipo de las mayores que estaba en Liga Femenina, y no me lo pensé: hablé con mis padres y les expliqué que tenía que dejar el pádel, que me gustaba mucho más un deporte de equipo, y que quería seguir con el baloncesto.

¿Y ellos?
Mis padres me apoyaron, pero la única condición que me pusieron fue que no tuviera ni un suspenso, y ese año me dediqué a estudiar y a entrenar con las mayores. Al final todo salió genial, yo aprobé la selectividad en junio y es cuando empecé a conocer a gente en el mundillo del baloncesto, que ahora son mis amigos.

A partir de ese momento tu vida cambió, ¿no es así?
Cuando cumplí los 19 años me fui a jugar al equipo de la Universidad de Oviedo. A partir de ese momento el baloncesto se convierte en el centro de mi vida, más que por metas deportivas, por la gente que conozco: hace ya 10 años que siguen formando parte de mi vida, entre ellas Naira Galilea, con la que coincidí dos años en el mismo equipo.

De los 24 a los 28 años me fui a jugar a un equipo de Avilés que jugaba en Liga Femenina 2. Fue una época con altibajos, deportivamente hablando, pero que terminó genial, nos clasificamos para la fase de ascenso a liga femenina y llegamos a jugar la final, pero… ¡la perdimos! Recuerdo esa semana como una de las mejores de mi vida, a pesar de la derrota. Ese año nos pasaba algo parecido a lo que pasa en este equipo: éramos un equipo dentro y fuera de la cancha.

¿Cómo te enteraste del Club Deportivo Promete?
Con 28 años, y debido a los problemas económicos del Club de Avilés, no tenía muy claro si quería seguir jugando, pero ese verano en agosto me llamó Luis Bririgay, gracias a Naiara Galilea, y me preguntó si estaría interesada en fichar por un equipo en Logroño, que acaban de ascender a Liga 2. Al día siguiente hablé con Nai, y no me lo pensé mucho más: me dije “vete y prueba un año, a Oviedo siempre puedes volver”.

¿Cómo te encuentras aquí?
Ya vamos por el tercer año en Logroño, una ciudad donde me han acogido muy bien, y donde he encontrado a un grupo humando espectacular: he conocido a gente de dentro y fuera del baloncesto que me hacen sentirme como en casa, siempre dispuestos a ayudarme. Y si a esto le sumas la suerte que he tenido de formar parte del proyecto del Club Deportivo Promete ya no solo como jugadora sino también como coordinadora general, más no se puede pedir…

¿El baloncesto te ha enseñado algo fundamental para la vida?
Dicen que el baloncesto en sí, como deporte, es lo más importante de las cosas menos importantes, y es una frase que si eres capaz de leer entre líneas, te das cuenta de que es completamente cierta. Por lo menos para mí, las mejores cosas que me han pasado han sido gracias al baloncesto, pero no han sido solo baloncesto. He aprendido a compartir tanto los buenos momentos como los malos, que todo es mucho más fácil cuando trabajas en equipo, que cuando crees que ya no puedes más, siempre te queda un poco de fuerza para dar un paso más, y esto es mucho más que baloncesto.