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Con el eterno agradecimiento de los que amamos el lado estético del juego por su triunfo en la Euroliga de 1999, es un buen momento para pararse en una carrera que analizada al detalle da la sensación de estar un tanto olvidada, y que ahora, cuando la belleza del juego vive de nuevo amenazada con el mismo olvido del viejo ayunador, quizás seria justo recordar.

Nacido en Panevezys, Jonas Kazlauskas se cría baloncestísticamente bajo el cobijo de una de las figuras clave para entender el desarrollo del Krepsinis lituano, el excelente entrenador y formador Raimundas Sargunas (para más detalles se puede acudir a consultar las imprescindibles Crónicas lituanas de Juan Carlos Gallego).

Tras su periodo de formación, Kazlauskas da el salto al Statyba Vilnius, permaneciendo en el club de la capital durante casi tres lustros. Tradicional segundo equipo del país, el Statyba logra en 1972 su primer triunfo en el torneo doméstico, en 1974 el ascenso a la primera clase del basket soviético y en la temporada 78/79 el histórico tercer puesto en la liga de la URSS, superando al Zalgiris y quedando tan sólo por detrás del CSKA de Moscú y el Stroitel de Kiev. Bajo la dirección de Rimantas Endriajaitis, en la plantilla figuraban jugadores como Andriunas, Urba, Balocka, Daugela, Deimantavicius, Rimas Griskis o Algimantas Pavilonis.

Tras su retirada como jugador, Kazlauskas decide emular a Sargunas y comienza su singladura como técnico recibiendo su primera gran oportunidad al hacerse con el banquillo del Zalgiris en la temporada 1994-95. Paralelamente, pasa por diversas categorías inferiores de la Federación lituana dirigiendo a las selecciones U16 y U18 y logrando su primer gran éxito en el EuroBasket junior de Tel Aviv. Después de comenzar el torneo cayendo por 79-74 ante la Eslovenia de Marko Milic y Rasho Nesterovic, Lituania vence los cuatro siguientes encuentros y accede a las semifinales, donde con un parcial de 7-20 en los últimos minutos elimina a una España donde destacan Darío Quesada, Iker Iturbe y Rodrigo De La Fuente. Ya en la final, ante la Croacia de Vujcic y Zemljic, Lituania repite el acto de fe y tras verse hasta 14 puntos abajo acaba por hacerse con el título gracias a una canasta sobre la bocina certificando un oro en el que destacan jugadores como Sestokas, Marciulionis o el propio Sarunas Jasikevicius.

Asistente de Garastas con la absoluta en el bronce de los Juegos de Atlanta, el técnico de Panevezys ve respaldado su buen papel con su nombramiento como nuevo seleccionador lituano, debutando oficialmente en el EuroBasket de 1997.

Kazlauskas prepara el Europeo de Barcelona con las ausencias de sus principales estrellas (no acuden ni Sabonis, Marciulionis ni Kurtinaitis), y construyendo el equipo en torno a un Arturas Karnisovas (de cuyo padre, Mykolas, había sido compañero en el Statyba) que responde firmando un enorme torneo. Invicta en la primera fase, Lituania cae en el segundo grupo yéndose a un cruce de cuartos ante Yugoslavia. La vigente campeona había sido el verdugo de los bálticos tanto en la final de Atenas como en las semifinales de Atlanta y llegaba como segunda, pues en la primera fase había cedido en su duelo ante Italia (los de Obradovic se vengarían en la final… aunque Italia repetiría triunfo en el Mundial 1998 y en las semifinales del EuroBasket 1999). Como en los dos años anteriores, la maquinaria plavi resulta inabordable y con 21 tantos de Danilovic se impone por un claro 75-60.

Con seis plazas en juego para el Mundial de Grecia a disputar el siguiente verano, los de Kazlauskas se juegan el pase al día siguiente ante una Polonia que de la mano de un gran Tomczyk se había encarnado en una de las revelaciones del torneo, llegando a vencer incluso a selecciones como Croacia. Con su mejor defensa a lo largo del torneo, Lituania no da opción y con 21 puntos de Karnisovas y Einikis vence por un claro 76-55 que equivale al primer pasaporte mundialista de la historia de la pequeña república, antes de que en la despedida, y con el quinto puesto en juego, caigan antes los anfitriones por un ajustado 94-93 en un partido donde se vuelve a lucir Karnisovas (32 puntos) bien secundado por Sarunas Jasikevicius (13 puntos y 6 asistencias).

Un año más tarde, en el Mundial de Grecia 1998 se repiten las ausencias pero la consolidación del bloque del EuroBasket comienza a dar sus frutos. En una primera fase magnifica Lituania cuenta todos sus partidos por victorias, incluyendo el partido ante USA, donde los 29 puntos de Karnisovas y los 15 de Stombergas suponen la punta de lanza para que los “profesionales europeos” muerdan por primera vez el polvo (después USA solo perdería, y de manera increíble, la semifinal ante Rusia colgándose finalmente el bronce). Ya en la segunda fase, Lituania arranca cayendo ante Australia y venciendo a Argentina, lo que convierte su duelo de la última jornada ante España en absolutamente clave: si gana será primera y se cruzará con el ganador del Puerto Rico-Italia, pero si pierde será tercera y deberá enfrentarse a Rusia, vigente subcampeona y bronce en el anterior Europeo, en cuartos.

Con España dominando de inicio, la vuelta a la pista de un Karnisovas que había sufrido un aparatoso golpe mete de lleno a los Kazlauskas en el partido, hasta el punto de que entran en los últimos segundos con ventaja en el marcador. Finalmente dos tiros libres de Alfonso Reyes envían el partido a la prórroga, donde la mayor frescura de los de Sainz y el acierto de Herreros dictan sentencia. En el cruce de cuartos, Karnisovas vive su peor día del torneo, lo que unido a los 31 tantos de un inspirado Karasev apean a una Lituania que, no obstante, se va de su primer Mundial con la frente muy alta.

Un año más tarde, con el pase a los Juegos de Sydney sobre la palestra, Arvydas Sabonis regresa al equipo convirtiendo a Lituania en una de las favoritas… al menos hasta que en el debut cae de manera sorprendente ante una República Checa donde el 6/6 en triples del joven Lubos Barton resulta clave. Pese al varapalo, Lituania reacciona venciendo a Alemania y Grecia, para posteriormente reafirmar su favoritismo en la segunda fase encadenando tres triunfos ante la Croacia de Kukoc, Turquía e Italia, que le permiten pasar como primera de grupo. En el cruce de cuartos espera una España que se había colado en los cruces de manera poco menos que milagrosa.

Tras arrastrar una dolorosa derrota de la primera fase ante Eslovenia, con Smodis destrozando la defensa española, los de Lolo Sainz caían de manera clara en las dos primeras jornadas de la segunda fase ante Francia y Yugoslavia. Virtualmente eliminada, un triple desde su propia pista de Goodes da la victoria a Israel ante Eslovenia en la penúltima jornada, resultado que permitía a los hispanos mantener sus opciones siempre y cuando vencieran a los hebreos y los anfitriones galos hicieran lo propio con Eslovenia. Con España cumpliendo cómodamente su parte, Francia termina completando el favor, remontando 13 puntos y dejando a Eslovenia con su sempiterna sensación de oportunidad perdida.

Así, con el recuerdo del partido mundialista Lituania afronta el cruce con ciertas precauciones, que pronto se ven justificadas. Liberada tras ejercer de turista en el precipicio, España despliega toda su intensidad defensiva con un Iñaki De Miguel excelso en su marcaje a Sabonis, mientras un Herreros excepcional (28 puntos) martillea el aro lituano. Con Jasikevicius como estilete (5 triples para 22 puntos… prácticamente todos al final) Lituania pelea hasta el final pero sucumbe por 74-72. Tras los bronces de Barcelona y Atlanta, el pasaporte a Sydney pasa por lograr, al menos, la sexta plaza, o lo que es lo mismo, vencer el siguiente partido. Superada la decepción, Lituania supera con claridad a Turquía (80-56 con 16 puntos de Praskevicius y 14 de Okur) logrando el último billete para tierras australianas.

Ya en los Juegos de Sydney la plantilla, por cierto sin ningún jugador de la capital en sus filas, respecto a la presentada en el EuroBasket sufre dos bajas notables: Arvydas Sabonis y Arturas Karnisovas. Para sustituirlos, Kazlauskas apuesta por dos jugadores de la generación del 78, Darius Songaila y Ramunas Siskauskas, aunque lógicamente las expectativas bajan de manera notable. Con todo, en un partido trabado hasta lo indecible, Lituania comienza dando la cara y cayendo por un ajustado 50-48 ante la Italia de Tanjevic, a la sazón vigente campeona europea. Tras la pírrica derrota, el grupo de Kazlauskas se rehace en la segunda jornada derrotando con claridad a Francia (81-63), para dos días después hacer sudar a los Estados Unidos (Gary Payton, Garnett, Carter, Mourning, Kidd…). Con sólo tres puntos abajo al descanso, la buena labor de Songaila en la pintura y la excelsa dirección de Jasikevicius permiten a Lituania disputar el partido de tú a tú, hasta el punto de convertirse en la primera selección que cede por menos de 10 puntos ante una selección NBA (85-76). Ausentes Karnisovas y Sabonis, Jasikevicius se erige en el líder indiscutible de la selección, culminando una temporada fantástica (MVP de la Copa eslovena con un Olimpija al que metería en cuartos de la Euroliga eliminando al Olympiacos con un 7/7 en triples en el Pireo) y creciendo según avanzan los partidos.

Tras dar la cara ante USA, Lituania cierra la primera fase imponiéndose a China y Nueva Zelanda, pasando a los cuartos de final como tercera de grupo. En los cuartos, su rival es un viejo conocido, una Yugoslavia dirigida por Zeljko Obradovic que llega al partido clave sin Danilovic (su máximo anotador hasta ese momento) y como segunda de grupo tras haber caído en la última jornada de la primera fase ante una Canadá magistralmente dirigida por Steve Nash (26 puntos, 8 asistencias y 8 rebotes). Con Stojakovic y Bodiroga llevando el peso ofensivo, Yugoslavia planta cara, pero en la segunda mitad la magia de Jasikevicius y la solvencia interior de un Einikis pletórico consuman la venganza lituana con un claro 76-63. En semis, espera el gigante USA, por lo que pese a la gran imagen ofrecida en la primera fase, ni los más optimistas esperan otra cosa que la certificación de la superioridad de los de Tomjanovich... pero lo sucedido es bien recordado.

Filósofo y escritor, Jean Paul Sartre está considerado como uno de los padres del existencialismo europeo y se mostró como un firme partidario de la literatura del compromiso. En uno de sus cuentos más famosos, el muro, ambientado en la guerra civil española, relata la historia de un miliciano republicano condenado a muerte, que en la noche anterior a su ejecución toma por primera vez una conciencia física de su propia muerte. Su única opción para ser liberado pasa por delatar a sus compañeros. Él se niega pero por vivir una noche más facilita al enemigo una información falsa. La fatalidad hace que sus aliados, temerosos de que los delate, deciden cambiar de refugio huyendo hacia un cementerio. Justo al lugar falso que el reo creía enviar a sus captores. Pero lo relevante de la historia es que el preso cree que ha mentido y que va a ser ejecutado. Por primera vez, toma verdadera conciencia de que va a morir -"ser hombre es la pasión inútil de ser Dios"- y cuando lo liberan no siente nada. Al haber tomado conciencia de su mortalidad, en cierto modo, ha muerto un poco.

Los libros de historia deportiva siempre destacarán la victoria de Argentina en Indianápolis como la primera sobre una selección NBA, pero independientemente de que aquel tiro de Sarunas Jasikevicius no encontrara el aro (Lituania perdió el partido anteriormente con varios errores infantiles), aquella fue la primera derrota USA porque, si bien a diferencia del miliciano, los norteamericanos no tomaron conciencia de su debilidad, el resto del mundo abrió los ojos y al igual que en otro clásico de la literatura popular exclamó que “el Emperador estaba desnudo”. Con todo, más allá de la subversiva resistencia báltica, lo mejor estaba por llegar. Y es que con un espectacular 89-71 (28 puntos de Stombergas) Lituania sumaba ante los anfitriones el tercer bronce de su historia.

Pese al enorme éxito, la carrera en la selección de Kazlauskas tocaría a su fin tan sólo un año después tras un decepcionante EuroBasket de Turquía. Después de vencer en los dos primeros encuentros, Lituania caía en el tercer acto ante Francia viéndose obligada a jugar el cruce de repesca ante sus vecinos letones, que terminaría por convertirse en uno de los partidos más duros de la historia para los seguidores lituanos. Erráticos y fríos desde el inicio (7/29 en triples con 0/7 para Jasikevicius), los de Kazlauskas eran incapaces de frenar la hemorragia de una Letonia especialmente atinada (14/22 desde el 6´25 con 25 puntos para Bagatskis) quedándose de nuevo fuera del Mundial del año siguiente.

Volviendo a la figura de Jonas Kazlauskas a nivel de clubes, el técnico de Panevezys había conseguido mantener la hegemonía local del Zalgiris, pero donde conseguía saltar a la fama era en el ámbito europeo. Emulando al histórico Zalgiris ochentero, los de Kaunas alcanzaban de manera consecutivas las finales de la Copa Saporta y la Euroliga, aunque a diferencia de sus predecesores esta vez los verdes saldrían como vencedores. En el 98, un excelso Stombergas (35 puntos) decide la final de la Saporta ante un Stefanel que llegaba tras apear al Panathinaikos de Dino Radja de las semifinales, ahondando en la herida de un Ferdinando Gentile que en ese momento perdía su sexta final europea (séptima si contamos a nivel de selecciones el EuroBasket de 1991).

Un año después, y en una Europa arrasada por el virus del baloncesto control, el Zalgiris regresaba a la máxima competición bordando un baloncesto ofensivo libre de ataduras y protagonizando una de las mayores sorpresas del torneo al llevarse la Final Four derrotando de manera consecutiva a los dos últimos ganadores de la Euroliga: Olympiacos en semifinales y la Kinder de Bolonia de Messina en la final. Con todo, habría que apuntar que la trayectoria del Zalgiris no se circunscribió a la Final Four, ya que no en vano los de Kaunas habían liderado las dos primeras liguillas solventando los dos cruces previos (ante Ulker y Efes) por la vía rápida.

Tras su paso por el Zalgiris, Kazlauskas regresa a Vilnius para dirigir a un Lietuvos Rytas al que lleva a protagonizar la mejor temporada de su historia. Pese a comenzar con la decepción de verse fuera de la Euroliga al caer en la previa ante el KK Split, los capitalinos logran el segundo título de su historia al imponerse en la final al Zalgiris. Considerada como la mejor final de la historia del basket lituano, el Lietuvos necesitaría llegar a la prórroga del séptimo partido para certificar su condición de campeón gracias al definitivo 86-78 en el que destacaban los 31 puntos de Arvydas Macijauskas y los 25 de Ramunas Siskauskas. Por si fuera poco, el Lietuvos completa el doblete llevándose el título de la NEBL (que ese año llegó a contar con representantes de hasta 19 países…).

Tras otro par de temporadas a buen nivel, Kazlauskas ficha por un Olympiacos en plena crisis económica y formado de retales, pese a lo cual el lituano consigue dotarle de una sólida identidad… aunque la falta de títulos comience a difuminar un tanto su figura.

Después de su paso por el Pireo, y hasta la llegada al CSKA, Kazlauskas vuelve a trabajar a nivel de selección. Con China logra el título asiático en 2005, el pase a la segunda fase del Mundial de Japón (dejando fuera a Puerto Rico) y el pase a cuartos en “sus” Juegos, donde una dura derrota ante Lituania tapa en parte la buena imagen obtenida en los encuentros ante España (forzando la prórroga) y USA, o en la victoria clave ante la Alemania de Nowitzki.

Por último, en Grecia, con las renuncias de Diamantidis y Papaloukas, Kazlauskas comienza la renovación de la selección helena tanto a nivel de nombres como en su apuesta por un juego más directo, logrando el bronce en el EuroBasket de Polonia, aunque un año más tarde la derrota en octavos de final ante España pondría punto y final a su etapa de seleccionador.

Señalado por la dura derrota en la final de la Euroliga 2012, de nada le servía a Jonas Kazlauskas encadenar los títulos de VTB y PBL de cara a continuar en un CSKA al que había resucitado la temporada anterior y en el que llegó, incluso en los meses que Shved y Kirilenko estuvieron lesionados, a desplegar un baloncesto exquisito. Poco más de un año más tarde, y tras una nueva experiencia en China para él y una decepción aún mayor para los moscovitas, Kazlauskas iniciaba su segunda etapa como seleccionador lituano dispuesto a liderar la renovación de cara a los Juegos de Río 2016, y lo hacía colgándose una inesperada medalla de plata.

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por IVÁN FERNÁNDE" /> DESCARGA GRATIS LA GUÍA BASKETME COPA DEL MUNDO 2014

Con el eterno agradecimiento de los que amamos el lado estético del juego por su triunfo en la Euroliga de 1999, es un buen momento para pararse en una carrera que analizada al detalle da la sensación de estar un tanto olvidada, y que ahora, cuando la belleza del juego vive de nuevo amenazada con el mismo olvido del viejo ayunador, quizás seria justo recordar.

Nacido en Panevezys, Jonas Kazlauskas se cría baloncestísticamente bajo el cobijo de una de las figuras clave para entender el desarrollo del Krepsinis lituano, el excelente entrenador y formador Raimundas Sargunas (para más detalles se puede acudir a consultar las imprescindibles Crónicas lituanas de Juan Carlos Gallego).

Tras su periodo de formación, Kazlauskas da el salto al Statyba Vilnius, permaneciendo en el club de la capital durante casi tres lustros. Tradicional segundo equipo del país, el Statyba logra en 1972 su primer triunfo en el torneo doméstico, en 1974 el ascenso a la primera clase del basket soviético y en la temporada 78/79 el histórico tercer puesto en la liga de la URSS, superando al Zalgiris y quedando tan sólo por detrás del CSKA de Moscú y el Stroitel de Kiev. Bajo la dirección de Rimantas Endriajaitis, en la plantilla figuraban jugadores como Andriunas, Urba, Balocka, Daugela, Deimantavicius, Rimas Griskis o Algimantas Pavilonis.

Tras su retirada como jugador, Kazlauskas decide emular a Sargunas y comienza su singladura como técnico recibiendo su primera gran oportunidad al hacerse con el banquillo del Zalgiris en la temporada 1994-95. Paralelamente, pasa por diversas categorías inferiores de la Federación lituana dirigiendo a las selecciones U16 y U18 y logrando su primer gran éxito en el EuroBasket junior de Tel Aviv. Después de comenzar el torneo cayendo por 79-74 ante la Eslovenia de Marko Milic y Rasho Nesterovic, Lituania vence los cuatro siguientes encuentros y accede a las semifinales, donde con un parcial de 7-20 en los últimos minutos elimina a una España donde destacan Darío Quesada, Iker Iturbe y Rodrigo De La Fuente. Ya en la final, ante la Croacia de Vujcic y Zemljic, Lituania repite el acto de fe y tras verse hasta 14 puntos abajo acaba por hacerse con el título gracias a una canasta sobre la bocina certificando un oro en el que destacan jugadores como Sestokas, Marciulionis o el propio Sarunas Jasikevicius.

Asistente de Garastas con la absoluta en el bronce de los Juegos de Atlanta, el técnico de Panevezys ve respaldado su buen papel con su nombramiento como nuevo seleccionador lituano, debutando oficialmente en el EuroBasket de 1997.

Kazlauskas prepara el Europeo de Barcelona con las ausencias de sus principales estrellas (no acuden ni Sabonis, Marciulionis ni Kurtinaitis), y construyendo el equipo en torno a un Arturas Karnisovas (de cuyo padre, Mykolas, había sido compañero en el Statyba) que responde firmando un enorme torneo. Invicta en la primera fase, Lituania cae en el segundo grupo yéndose a un cruce de cuartos ante Yugoslavia. La vigente campeona había sido el verdugo de los bálticos tanto en la final de Atenas como en las semifinales de Atlanta y llegaba como segunda, pues en la primera fase había cedido en su duelo ante Italia (los de Obradovic se vengarían en la final… aunque Italia repetiría triunfo en el Mundial 1998 y en las semifinales del EuroBasket 1999). Como en los dos años anteriores, la maquinaria plavi resulta inabordable y con 21 tantos de Danilovic se impone por un claro 75-60.

Con seis plazas en juego para el Mundial de Grecia a disputar el siguiente verano, los de Kazlauskas se juegan el pase al día siguiente ante una Polonia que de la mano de un gran Tomczyk se había encarnado en una de las revelaciones del torneo, llegando a vencer incluso a selecciones como Croacia. Con su mejor defensa a lo largo del torneo, Lituania no da opción y con 21 puntos de Karnisovas y Einikis vence por un claro 76-55 que equivale al primer pasaporte mundialista de la historia de la pequeña república, antes de que en la despedida, y con el quinto puesto en juego, caigan antes los anfitriones por un ajustado 94-93 en un partido donde se vuelve a lucir Karnisovas (32 puntos) bien secundado por Sarunas Jasikevicius (13 puntos y 6 asistencias).

Un año más tarde, en el Mundial de Grecia 1998 se repiten las ausencias pero la consolidación del bloque del EuroBasket comienza a dar sus frutos. En una primera fase magnifica Lituania cuenta todos sus partidos por victorias, incluyendo el partido ante USA, donde los 29 puntos de Karnisovas y los 15 de Stombergas suponen la punta de lanza para que los “profesionales europeos” muerdan por primera vez el polvo (después USA solo perdería, y de manera increíble, la semifinal ante Rusia colgándose finalmente el bronce). Ya en la segunda fase, Lituania arranca cayendo ante Australia y venciendo a Argentina, lo que convierte su duelo de la última jornada ante España en absolutamente clave: si gana será primera y se cruzará con el ganador del Puerto Rico-Italia, pero si pierde será tercera y deberá enfrentarse a Rusia, vigente subcampeona y bronce en el anterior Europeo, en cuartos.

Con España dominando de inicio, la vuelta a la pista de un Karnisovas que había sufrido un aparatoso golpe mete de lleno a los Kazlauskas en el partido, hasta el punto de que entran en los últimos segundos con ventaja en el marcador. Finalmente dos tiros libres de Alfonso Reyes envían el partido a la prórroga, donde la mayor frescura de los de Sainz y el acierto de Herreros dictan sentencia. En el cruce de cuartos, Karnisovas vive su peor día del torneo, lo que unido a los 31 tantos de un inspirado Karasev apean a una Lituania que, no obstante, se va de su primer Mundial con la frente muy alta.

Un año más tarde, con el pase a los Juegos de Sydney sobre la palestra, Arvydas Sabonis regresa al equipo convirtiendo a Lituania en una de las favoritas… al menos hasta que en el debut cae de manera sorprendente ante una República Checa donde el 6/6 en triples del joven Lubos Barton resulta clave. Pese al varapalo, Lituania reacciona venciendo a Alemania y Grecia, para posteriormente reafirmar su favoritismo en la segunda fase encadenando tres triunfos ante la Croacia de Kukoc, Turquía e Italia, que le permiten pasar como primera de grupo. En el cruce de cuartos espera una España que se había colado en los cruces de manera poco menos que milagrosa.

Tras arrastrar una dolorosa derrota de la primera fase ante Eslovenia, con Smodis destrozando la defensa española, los de Lolo Sainz caían de manera clara en las dos primeras jornadas de la segunda fase ante Francia y Yugoslavia. Virtualmente eliminada, un triple desde su propia pista de Goodes da la victoria a Israel ante Eslovenia en la penúltima jornada, resultado que permitía a los hispanos mantener sus opciones siempre y cuando vencieran a los hebreos y los anfitriones galos hicieran lo propio con Eslovenia. Con España cumpliendo cómodamente su parte, Francia termina completando el favor, remontando 13 puntos y dejando a Eslovenia con su sempiterna sensación de oportunidad perdida.

Así, con el recuerdo del partido mundialista Lituania afronta el cruce con ciertas precauciones, que pronto se ven justificadas. Liberada tras ejercer de turista en el precipicio, España despliega toda su intensidad defensiva con un Iñaki De Miguel excelso en su marcaje a Sabonis, mientras un Herreros excepcional (28 puntos) martillea el aro lituano. Con Jasikevicius como estilete (5 triples para 22 puntos… prácticamente todos al final) Lituania pelea hasta el final pero sucumbe por 74-72. Tras los bronces de Barcelona y Atlanta, el pasaporte a Sydney pasa por lograr, al menos, la sexta plaza, o lo que es lo mismo, vencer el siguiente partido. Superada la decepción, Lituania supera con claridad a Turquía (80-56 con 16 puntos de Praskevicius y 14 de Okur) logrando el último billete para tierras australianas.

Ya en los Juegos de Sydney la plantilla, por cierto sin ningún jugador de la capital en sus filas, respecto a la presentada en el EuroBasket sufre dos bajas notables: Arvydas Sabonis y Arturas Karnisovas. Para sustituirlos, Kazlauskas apuesta por dos jugadores de la generación del 78, Darius Songaila y Ramunas Siskauskas, aunque lógicamente las expectativas bajan de manera notable. Con todo, en un partido trabado hasta lo indecible, Lituania comienza dando la cara y cayendo por un ajustado 50-48 ante la Italia de Tanjevic, a la sazón vigente campeona europea. Tras la pírrica derrota, el grupo de Kazlauskas se rehace en la segunda jornada derrotando con claridad a Francia (81-63), para dos días después hacer sudar a los Estados Unidos (Gary Payton, Garnett, Carter, Mourning, Kidd…). Con sólo tres puntos abajo al descanso, la buena labor de Songaila en la pintura y la excelsa dirección de Jasikevicius permiten a Lituania disputar el partido de tú a tú, hasta el punto de convertirse en la primera selección que cede por menos de 10 puntos ante una selección NBA (85-76). Ausentes Karnisovas y Sabonis, Jasikevicius se erige en el líder indiscutible de la selección, culminando una temporada fantástica (MVP de la Copa eslovena con un Olimpija al que metería en cuartos de la Euroliga eliminando al Olympiacos con un 7/7 en triples en el Pireo) y creciendo según avanzan los partidos.

Tras dar la cara ante USA, Lituania cierra la primera fase imponiéndose a China y Nueva Zelanda, pasando a los cuartos de final como tercera de grupo. En los cuartos, su rival es un viejo conocido, una Yugoslavia dirigida por Zeljko Obradovic que llega al partido clave sin Danilovic (su máximo anotador hasta ese momento) y como segunda de grupo tras haber caído en la última jornada de la primera fase ante una Canadá magistralmente dirigida por Steve Nash (26 puntos, 8 asistencias y 8 rebotes). Con Stojakovic y Bodiroga llevando el peso ofensivo, Yugoslavia planta cara, pero en la segunda mitad la magia de Jasikevicius y la solvencia interior de un Einikis pletórico consuman la venganza lituana con un claro 76-63. En semis, espera el gigante USA, por lo que pese a la gran imagen ofrecida en la primera fase, ni los más optimistas esperan otra cosa que la certificación de la superioridad de los de Tomjanovich... pero lo sucedido es bien recordado.

Filósofo y escritor, Jean Paul Sartre está considerado como uno de los padres del existencialismo europeo y se mostró como un firme partidario de la literatura del compromiso. En uno de sus cuentos más famosos, el muro, ambientado en la guerra civil española, relata la historia de un miliciano republicano condenado a muerte, que en la noche anterior a su ejecución toma por primera vez una conciencia física de su propia muerte. Su única opción para ser liberado pasa por delatar a sus compañeros. Él se niega pero por vivir una noche más facilita al enemigo una información falsa. La fatalidad hace que sus aliados, temerosos de que los delate, deciden cambiar de refugio huyendo hacia un cementerio. Justo al lugar falso que el reo creía enviar a sus captores. Pero lo relevante de la historia es que el preso cree que ha mentido y que va a ser ejecutado. Por primera vez, toma verdadera conciencia de que va a morir -"ser hombre es la pasión inútil de ser Dios"- y cuando lo liberan no siente nada. Al haber tomado conciencia de su mortalidad, en cierto modo, ha muerto un poco.

Los libros de historia deportiva siempre destacarán la victoria de Argentina en Indianápolis como la primera sobre una selección NBA, pero independientemente de que aquel tiro de Sarunas Jasikevicius no encontrara el aro (Lituania perdió el partido anteriormente con varios errores infantiles), aquella fue la primera derrota USA porque, si bien a diferencia del miliciano, los norteamericanos no tomaron conciencia de su debilidad, el resto del mundo abrió los ojos y al igual que en otro clásico de la literatura popular exclamó que “el Emperador estaba desnudo”. Con todo, más allá de la subversiva resistencia báltica, lo mejor estaba por llegar. Y es que con un espectacular 89-71 (28 puntos de Stombergas) Lituania sumaba ante los anfitriones el tercer bronce de su historia.

Pese al enorme éxito, la carrera en la selección de Kazlauskas tocaría a su fin tan sólo un año después tras un decepcionante EuroBasket de Turquía. Después de vencer en los dos primeros encuentros, Lituania caía en el tercer acto ante Francia viéndose obligada a jugar el cruce de repesca ante sus vecinos letones, que terminaría por convertirse en uno de los partidos más duros de la historia para los seguidores lituanos. Erráticos y fríos desde el inicio (7/29 en triples con 0/7 para Jasikevicius), los de Kazlauskas eran incapaces de frenar la hemorragia de una Letonia especialmente atinada (14/22 desde el 6´25 con 25 puntos para Bagatskis) quedándose de nuevo fuera del Mundial del año siguiente.

Volviendo a la figura de Jonas Kazlauskas a nivel de clubes, el técnico de Panevezys había conseguido mantener la hegemonía local del Zalgiris, pero donde conseguía saltar a la fama era en el ámbito europeo. Emulando al histórico Zalgiris ochentero, los de Kaunas alcanzaban de manera consecutivas las finales de la Copa Saporta y la Euroliga, aunque a diferencia de sus predecesores esta vez los verdes saldrían como vencedores. En el 98, un excelso Stombergas (35 puntos) decide la final de la Saporta ante un Stefanel que llegaba tras apear al Panathinaikos de Dino Radja de las semifinales, ahondando en la herida de un Ferdinando Gentile que en ese momento perdía su sexta final europea (séptima si contamos a nivel de selecciones el EuroBasket de 1991).

Un año después, y en una Europa arrasada por el virus del baloncesto control, el Zalgiris regresaba a la máxima competición bordando un baloncesto ofensivo libre de ataduras y protagonizando una de las mayores sorpresas del torneo al llevarse la Final Four derrotando de manera consecutiva a los dos últimos ganadores de la Euroliga: Olympiacos en semifinales y la Kinder de Bolonia de Messina en la final. Con todo, habría que apuntar que la trayectoria del Zalgiris no se circunscribió a la Final Four, ya que no en vano los de Kaunas habían liderado las dos primeras liguillas solventando los dos cruces previos (ante Ulker y Efes) por la vía rápida.

Tras su paso por el Zalgiris, Kazlauskas regresa a Vilnius para dirigir a un Lietuvos Rytas al que lleva a protagonizar la mejor temporada de su historia. Pese a comenzar con la decepción de verse fuera de la Euroliga al caer en la previa ante el KK Split, los capitalinos logran el segundo título de su historia al imponerse en la final al Zalgiris. Considerada como la mejor final de la historia del basket lituano, el Lietuvos necesitaría llegar a la prórroga del séptimo partido para certificar su condición de campeón gracias al definitivo 86-78 en el que destacaban los 31 puntos de Arvydas Macijauskas y los 25 de Ramunas Siskauskas. Por si fuera poco, el Lietuvos completa el doblete llevándose el título de la NEBL (que ese año llegó a contar con representantes de hasta 19 países…).

Tras otro par de temporadas a buen nivel, Kazlauskas ficha por un Olympiacos en plena crisis económica y formado de retales, pese a lo cual el lituano consigue dotarle de una sólida identidad… aunque la falta de títulos comience a difuminar un tanto su figura.

Después de su paso por el Pireo, y hasta la llegada al CSKA, Kazlauskas vuelve a trabajar a nivel de selección. Con China logra el título asiático en 2005, el pase a la segunda fase del Mundial de Japón (dejando fuera a Puerto Rico) y el pase a cuartos en “sus” Juegos, donde una dura derrota ante Lituania tapa en parte la buena imagen obtenida en los encuentros ante España (forzando la prórroga) y USA, o en la victoria clave ante la Alemania de Nowitzki.

Por último, en Grecia, con las renuncias de Diamantidis y Papaloukas, Kazlauskas comienza la renovación de la selección helena tanto a nivel de nombres como en su apuesta por un juego más directo, logrando el bronce en el EuroBasket de Polonia, aunque un año más tarde la derrota en octavos de final ante España pondría punto y final a su etapa de seleccionador.

Señalado por la dura derrota en la final de la Euroliga 2012, de nada le servía a Jonas Kazlauskas encadenar los títulos de VTB y PBL de cara a continuar en un CSKA al que había resucitado la temporada anterior y en el que llegó, incluso en los meses que Shved y Kirilenko estuvieron lesionados, a desplegar un baloncesto exquisito. Poco más de un año más tarde, y tras una nueva experiencia en China para él y una decepción aún mayor para los moscovitas, Kazlauskas iniciaba su segunda etapa como seleccionador lituano dispuesto a liderar la renovación de cara a los Juegos de Río 2016, y lo hacía colgándose una inesperada medalla de plata.

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Copa del Mundo 2014: El perfil de Jonas Kazlauskas, por Iván Fernández
BasketMe  | 27.08.2014 - 04:13h.
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'En los últimos decenios, el interés por los ayunadores ha disminuido muchísimo. Antes era un buen negocio organizar grandes exhibiciones de este género como espectáculo independiente, cosa que hoy, en cambio, es imposible del todo. Eran otros los tiempos…' (Franz Kafka, "Un artista del hambre).

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Con el eterno agradecimiento de los que amamos el lado estético del juego por su triunfo en la Euroliga de 1999, es un buen momento para pararse en una carrera que analizada al detalle da la sensación de estar un tanto olvidada, y que ahora, cuando la belleza del juego vive de nuevo amenazada con el mismo olvido del viejo ayunador, quizás seria justo recordar.

Nacido en Panevezys, Jonas Kazlauskas se cría baloncestísticamente bajo el cobijo de una de las figuras clave para entender el desarrollo del Krepsinis lituano, el excelente entrenador y formador Raimundas Sargunas (para más detalles se puede acudir a consultar las imprescindibles Crónicas lituanas de Juan Carlos Gallego).

Tras su periodo de formación, Kazlauskas da el salto al Statyba Vilnius, permaneciendo en el club de la capital durante casi tres lustros. Tradicional segundo equipo del país, el Statyba logra en 1972 su primer triunfo en el torneo doméstico, en 1974 el ascenso a la primera clase del basket soviético y en la temporada 78/79 el histórico tercer puesto en la liga de la URSS, superando al Zalgiris y quedando tan sólo por detrás del CSKA de Moscú y el Stroitel de Kiev. Bajo la dirección de Rimantas Endriajaitis, en la plantilla figuraban jugadores como Andriunas, Urba, Balocka, Daugela, Deimantavicius, Rimas Griskis o Algimantas Pavilonis.

Tras su retirada como jugador, Kazlauskas decide emular a Sargunas y comienza su singladura como técnico recibiendo su primera gran oportunidad al hacerse con el banquillo del Zalgiris en la temporada 1994-95. Paralelamente, pasa por diversas categorías inferiores de la Federación lituana dirigiendo a las selecciones U16 y U18 y logrando su primer gran éxito en el EuroBasket junior de Tel Aviv. Después de comenzar el torneo cayendo por 79-74 ante la Eslovenia de Marko Milic y Rasho Nesterovic, Lituania vence los cuatro siguientes encuentros y accede a las semifinales, donde con un parcial de 7-20 en los últimos minutos elimina a una España donde destacan Darío Quesada, Iker Iturbe y Rodrigo De La Fuente. Ya en la final, ante la Croacia de Vujcic y Zemljic, Lituania repite el acto de fe y tras verse hasta 14 puntos abajo acaba por hacerse con el título gracias a una canasta sobre la bocina certificando un oro en el que destacan jugadores como Sestokas, Marciulionis o el propio Sarunas Jasikevicius.

Asistente de Garastas con la absoluta en el bronce de los Juegos de Atlanta, el técnico de Panevezys ve respaldado su buen papel con su nombramiento como nuevo seleccionador lituano, debutando oficialmente en el EuroBasket de 1997.

Kazlauskas prepara el Europeo de Barcelona con las ausencias de sus principales estrellas (no acuden ni Sabonis, Marciulionis ni Kurtinaitis), y construyendo el equipo en torno a un Arturas Karnisovas (de cuyo padre, Mykolas, había sido compañero en el Statyba) que responde firmando un enorme torneo. Invicta en la primera fase, Lituania cae en el segundo grupo yéndose a un cruce de cuartos ante Yugoslavia. La vigente campeona había sido el verdugo de los bálticos tanto en la final de Atenas como en las semifinales de Atlanta y llegaba como segunda, pues en la primera fase había cedido en su duelo ante Italia (los de Obradovic se vengarían en la final… aunque Italia repetiría triunfo en el Mundial 1998 y en las semifinales del EuroBasket 1999). Como en los dos años anteriores, la maquinaria plavi resulta inabordable y con 21 tantos de Danilovic se impone por un claro 75-60.

Con seis plazas en juego para el Mundial de Grecia a disputar el siguiente verano, los de Kazlauskas se juegan el pase al día siguiente ante una Polonia que de la mano de un gran Tomczyk se había encarnado en una de las revelaciones del torneo, llegando a vencer incluso a selecciones como Croacia. Con su mejor defensa a lo largo del torneo, Lituania no da opción y con 21 puntos de Karnisovas y Einikis vence por un claro 76-55 que equivale al primer pasaporte mundialista de la historia de la pequeña república, antes de que en la despedida, y con el quinto puesto en juego, caigan antes los anfitriones por un ajustado 94-93 en un partido donde se vuelve a lucir Karnisovas (32 puntos) bien secundado por Sarunas Jasikevicius (13 puntos y 6 asistencias).

Un año más tarde, en el Mundial de Grecia 1998 se repiten las ausencias pero la consolidación del bloque del EuroBasket comienza a dar sus frutos. En una primera fase magnifica Lituania cuenta todos sus partidos por victorias, incluyendo el partido ante USA, donde los 29 puntos de Karnisovas y los 15 de Stombergas suponen la punta de lanza para que los “profesionales europeos” muerdan por primera vez el polvo (después USA solo perdería, y de manera increíble, la semifinal ante Rusia colgándose finalmente el bronce). Ya en la segunda fase, Lituania arranca cayendo ante Australia y venciendo a Argentina, lo que convierte su duelo de la última jornada ante España en absolutamente clave: si gana será primera y se cruzará con el ganador del Puerto Rico-Italia, pero si pierde será tercera y deberá enfrentarse a Rusia, vigente subcampeona y bronce en el anterior Europeo, en cuartos.

Con España dominando de inicio, la vuelta a la pista de un Karnisovas que había sufrido un aparatoso golpe mete de lleno a los Kazlauskas en el partido, hasta el punto de que entran en los últimos segundos con ventaja en el marcador. Finalmente dos tiros libres de Alfonso Reyes envían el partido a la prórroga, donde la mayor frescura de los de Sainz y el acierto de Herreros dictan sentencia. En el cruce de cuartos, Karnisovas vive su peor día del torneo, lo que unido a los 31 tantos de un inspirado Karasev apean a una Lituania que, no obstante, se va de su primer Mundial con la frente muy alta.

Un año más tarde, con el pase a los Juegos de Sydney sobre la palestra, Arvydas Sabonis regresa al equipo convirtiendo a Lituania en una de las favoritas… al menos hasta que en el debut cae de manera sorprendente ante una República Checa donde el 6/6 en triples del joven Lubos Barton resulta clave. Pese al varapalo, Lituania reacciona venciendo a Alemania y Grecia, para posteriormente reafirmar su favoritismo en la segunda fase encadenando tres triunfos ante la Croacia de Kukoc, Turquía e Italia, que le permiten pasar como primera de grupo. En el cruce de cuartos espera una España que se había colado en los cruces de manera poco menos que milagrosa.

Tras arrastrar una dolorosa derrota de la primera fase ante Eslovenia, con Smodis destrozando la defensa española, los de Lolo Sainz caían de manera clara en las dos primeras jornadas de la segunda fase ante Francia y Yugoslavia. Virtualmente eliminada, un triple desde su propia pista de Goodes da la victoria a Israel ante Eslovenia en la penúltima jornada, resultado que permitía a los hispanos mantener sus opciones siempre y cuando vencieran a los hebreos y los anfitriones galos hicieran lo propio con Eslovenia. Con España cumpliendo cómodamente su parte, Francia termina completando el favor, remontando 13 puntos y dejando a Eslovenia con su sempiterna sensación de oportunidad perdida.

Así, con el recuerdo del partido mundialista Lituania afronta el cruce con ciertas precauciones, que pronto se ven justificadas. Liberada tras ejercer de turista en el precipicio, España despliega toda su intensidad defensiva con un Iñaki De Miguel excelso en su marcaje a Sabonis, mientras un Herreros excepcional (28 puntos) martillea el aro lituano. Con Jasikevicius como estilete (5 triples para 22 puntos… prácticamente todos al final) Lituania pelea hasta el final pero sucumbe por 74-72. Tras los bronces de Barcelona y Atlanta, el pasaporte a Sydney pasa por lograr, al menos, la sexta plaza, o lo que es lo mismo, vencer el siguiente partido. Superada la decepción, Lituania supera con claridad a Turquía (80-56 con 16 puntos de Praskevicius y 14 de Okur) logrando el último billete para tierras australianas.

Ya en los Juegos de Sydney la plantilla, por cierto sin ningún jugador de la capital en sus filas, respecto a la presentada en el EuroBasket sufre dos bajas notables: Arvydas Sabonis y Arturas Karnisovas. Para sustituirlos, Kazlauskas apuesta por dos jugadores de la generación del 78, Darius Songaila y Ramunas Siskauskas, aunque lógicamente las expectativas bajan de manera notable. Con todo, en un partido trabado hasta lo indecible, Lituania comienza dando la cara y cayendo por un ajustado 50-48 ante la Italia de Tanjevic, a la sazón vigente campeona europea. Tras la pírrica derrota, el grupo de Kazlauskas se rehace en la segunda jornada derrotando con claridad a Francia (81-63), para dos días después hacer sudar a los Estados Unidos (Gary Payton, Garnett, Carter, Mourning, Kidd…). Con sólo tres puntos abajo al descanso, la buena labor de Songaila en la pintura y la excelsa dirección de Jasikevicius permiten a Lituania disputar el partido de tú a tú, hasta el punto de convertirse en la primera selección que cede por menos de 10 puntos ante una selección NBA (85-76). Ausentes Karnisovas y Sabonis, Jasikevicius se erige en el líder indiscutible de la selección, culminando una temporada fantástica (MVP de la Copa eslovena con un Olimpija al que metería en cuartos de la Euroliga eliminando al Olympiacos con un 7/7 en triples en el Pireo) y creciendo según avanzan los partidos.

Tras dar la cara ante USA, Lituania cierra la primera fase imponiéndose a China y Nueva Zelanda, pasando a los cuartos de final como tercera de grupo. En los cuartos, su rival es un viejo conocido, una Yugoslavia dirigida por Zeljko Obradovic que llega al partido clave sin Danilovic (su máximo anotador hasta ese momento) y como segunda de grupo tras haber caído en la última jornada de la primera fase ante una Canadá magistralmente dirigida por Steve Nash (26 puntos, 8 asistencias y 8 rebotes). Con Stojakovic y Bodiroga llevando el peso ofensivo, Yugoslavia planta cara, pero en la segunda mitad la magia de Jasikevicius y la solvencia interior de un Einikis pletórico consuman la venganza lituana con un claro 76-63. En semis, espera el gigante USA, por lo que pese a la gran imagen ofrecida en la primera fase, ni los más optimistas esperan otra cosa que la certificación de la superioridad de los de Tomjanovich... pero lo sucedido es bien recordado.

Filósofo y escritor, Jean Paul Sartre está considerado como uno de los padres del existencialismo europeo y se mostró como un firme partidario de la literatura del compromiso. En uno de sus cuentos más famosos, el muro, ambientado en la guerra civil española, relata la historia de un miliciano republicano condenado a muerte, que en la noche anterior a su ejecución toma por primera vez una conciencia física de su propia muerte. Su única opción para ser liberado pasa por delatar a sus compañeros. Él se niega pero por vivir una noche más facilita al enemigo una información falsa. La fatalidad hace que sus aliados, temerosos de que los delate, deciden cambiar de refugio huyendo hacia un cementerio. Justo al lugar falso que el reo creía enviar a sus captores. Pero lo relevante de la historia es que el preso cree que ha mentido y que va a ser ejecutado. Por primera vez, toma verdadera conciencia de que va a morir -"ser hombre es la pasión inútil de ser Dios"- y cuando lo liberan no siente nada. Al haber tomado conciencia de su mortalidad, en cierto modo, ha muerto un poco.

Los libros de historia deportiva siempre destacarán la victoria de Argentina en Indianápolis como la primera sobre una selección NBA, pero independientemente de que aquel tiro de Sarunas Jasikevicius no encontrara el aro (Lituania perdió el partido anteriormente con varios errores infantiles), aquella fue la primera derrota USA porque, si bien a diferencia del miliciano, los norteamericanos no tomaron conciencia de su debilidad, el resto del mundo abrió los ojos y al igual que en otro clásico de la literatura popular exclamó que “el Emperador estaba desnudo”. Con todo, más allá de la subversiva resistencia báltica, lo mejor estaba por llegar. Y es que con un espectacular 89-71 (28 puntos de Stombergas) Lituania sumaba ante los anfitriones el tercer bronce de su historia.

Pese al enorme éxito, la carrera en la selección de Kazlauskas tocaría a su fin tan sólo un año después tras un decepcionante EuroBasket de Turquía. Después de vencer en los dos primeros encuentros, Lituania caía en el tercer acto ante Francia viéndose obligada a jugar el cruce de repesca ante sus vecinos letones, que terminaría por convertirse en uno de los partidos más duros de la historia para los seguidores lituanos. Erráticos y fríos desde el inicio (7/29 en triples con 0/7 para Jasikevicius), los de Kazlauskas eran incapaces de frenar la hemorragia de una Letonia especialmente atinada (14/22 desde el 6´25 con 25 puntos para Bagatskis) quedándose de nuevo fuera del Mundial del año siguiente.

Volviendo a la figura de Jonas Kazlauskas a nivel de clubes, el técnico de Panevezys había conseguido mantener la hegemonía local del Zalgiris, pero donde conseguía saltar a la fama era en el ámbito europeo. Emulando al histórico Zalgiris ochentero, los de Kaunas alcanzaban de manera consecutivas las finales de la Copa Saporta y la Euroliga, aunque a diferencia de sus predecesores esta vez los verdes saldrían como vencedores. En el 98, un excelso Stombergas (35 puntos) decide la final de la Saporta ante un Stefanel que llegaba tras apear al Panathinaikos de Dino Radja de las semifinales, ahondando en la herida de un Ferdinando Gentile que en ese momento perdía su sexta final europea (séptima si contamos a nivel de selecciones el EuroBasket de 1991).

Un año después, y en una Europa arrasada por el virus del baloncesto control, el Zalgiris regresaba a la máxima competición bordando un baloncesto ofensivo libre de ataduras y protagonizando una de las mayores sorpresas del torneo al llevarse la Final Four derrotando de manera consecutiva a los dos últimos ganadores de la Euroliga: Olympiacos en semifinales y la Kinder de Bolonia de Messina en la final. Con todo, habría que apuntar que la trayectoria del Zalgiris no se circunscribió a la Final Four, ya que no en vano los de Kaunas habían liderado las dos primeras liguillas solventando los dos cruces previos (ante Ulker y Efes) por la vía rápida.

Tras su paso por el Zalgiris, Kazlauskas regresa a Vilnius para dirigir a un Lietuvos Rytas al que lleva a protagonizar la mejor temporada de su historia. Pese a comenzar con la decepción de verse fuera de la Euroliga al caer en la previa ante el KK Split, los capitalinos logran el segundo título de su historia al imponerse en la final al Zalgiris. Considerada como la mejor final de la historia del basket lituano, el Lietuvos necesitaría llegar a la prórroga del séptimo partido para certificar su condición de campeón gracias al definitivo 86-78 en el que destacaban los 31 puntos de Arvydas Macijauskas y los 25 de Ramunas Siskauskas. Por si fuera poco, el Lietuvos completa el doblete llevándose el título de la NEBL (que ese año llegó a contar con representantes de hasta 19 países…).

Tras otro par de temporadas a buen nivel, Kazlauskas ficha por un Olympiacos en plena crisis económica y formado de retales, pese a lo cual el lituano consigue dotarle de una sólida identidad… aunque la falta de títulos comience a difuminar un tanto su figura.

Después de su paso por el Pireo, y hasta la llegada al CSKA, Kazlauskas vuelve a trabajar a nivel de selección. Con China logra el título asiático en 2005, el pase a la segunda fase del Mundial de Japón (dejando fuera a Puerto Rico) y el pase a cuartos en “sus” Juegos, donde una dura derrota ante Lituania tapa en parte la buena imagen obtenida en los encuentros ante España (forzando la prórroga) y USA, o en la victoria clave ante la Alemania de Nowitzki.

Por último, en Grecia, con las renuncias de Diamantidis y Papaloukas, Kazlauskas comienza la renovación de la selección helena tanto a nivel de nombres como en su apuesta por un juego más directo, logrando el bronce en el EuroBasket de Polonia, aunque un año más tarde la derrota en octavos de final ante España pondría punto y final a su etapa de seleccionador.

Señalado por la dura derrota en la final de la Euroliga 2012, de nada le servía a Jonas Kazlauskas encadenar los títulos de VTB y PBL de cara a continuar en un CSKA al que había resucitado la temporada anterior y en el que llegó, incluso en los meses que Shved y Kirilenko estuvieron lesionados, a desplegar un baloncesto exquisito. Poco más de un año más tarde, y tras una nueva experiencia en China para él y una decepción aún mayor para los moscovitas, Kazlauskas iniciaba su segunda etapa como seleccionador lituano dispuesto a liderar la renovación de cara a los Juegos de Río 2016, y lo hacía colgándose una inesperada medalla de plata.

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por IVÁN FERNÁNDEZ




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