En este acto no faltó la presencia de los componentes de la primera plantilla taronja Rafa Martínez, Guillem Vives, Pablo Aguilar, Serhiy Lishchuk y Sam Van Rossom.

Los miembros de la Penya Bàsquet Che, la más veterana de las peñas que apoyan incondicionalmente al Valencia Basket, celebraron anoche en el Restaurante del Polideportivo de Massanassa una cena como conmemoración de su vigésimo aniversario como penya del club taronja.

En este acto no faltó la presencia de los componentes de la primera plantilla taronja Rafa Martínez, Guillem Vives, Pablo Aguilar, Serhiy Lishchuk y Sam Van Rossom, así como el cuerpo técnico, el consejero delegado Paco Raga, el presidente Vicente Solá, el director deportivo Chechu Mulero y personal de oficinas del Club taronja. Tampoco faltaron ‘históricos’ del club como Víctor Luengo, Nacho Rodilla o Fernando Jiménez.

Después del reconocimiento a los penyistas de la Bàsquet Che y la primera foto de familia, se sirvió la cena. Y tras el ágape, llegó el momento de los reconocimientos. La penya decana del Valencia Basket hizo un repaso por las últimas dos décadas de la historia del Club y entregó llaveros conmemorativos de este vigésimo aniversario a los medios de comunicación que siguen la actualidad del equipo, miembros de otras penyas, cuerpo técnico, jugadores de la actual plantilla y leyendas taronja, así como al entrenador y el director deportivo.

En la parte más solemne del acto, la presidenta de la penya Amparo Ferragut entregó al consejero delegado Paco Raga un ‘llibret’ conmemorativo ilustrado con fotografías y en el que se recogen algunas de las muchas anécdotas vividas en los 20 años de historia de ‘Bàsquet Che’. Por su parte, antes de los parlamentos finales, el presidente de Valencia Basket Vicente Solá hizo entrega a la Penya Bàsquet Che de un cuadro conmemorativo de este vigésimo aniversario. Todo ello bajo la supervisión de los cuatro títulos levantados por el Valencia Basket, que presidían este aniversario desde una privilegiada ubicación.

La Penya Bàsquet Che se fundó a finales de la temporada 94-95, después de consumarse el descenso de categoría del Pamesa Valencia a la Liga EBA, una vez perdido el play-off en Huesca. A raíz de este hecho, algunos representantes de las diversas penyas existentes en aquellos momentos se pusieron de acuerdo para unir fuerzas en una sola y desde entonces han estado presentes en todos los acontecimientos relacionados con el Club de las últimas dos décadas, apoyando al equipo tanto en los títulos que ayer adornaron esta celebración como en los sinsabores inevitables en el deporte de alta competición.