El baloncesto llora hoy la muerte de un entrenador mítico: uno de los técnicos más laureados y reconocidos de nuestro continente. Ranko Zeravica (1929-2015) ha fallecido en el día de hoy en Belgrado dejando muy presente su amplio legado e influencia en nuestro deporte. Ese que tanto amó y que dignificó durante su larga y exitosa trayectoria en los banquillos, con mención especial en Zaragoza, donde terminó su carrera y fue pieza clave en los primeros pasos del Basket Zaragoza 2002.

El presidente del CAI Zaragoza se ha unido al dolor y al reconocimiento de la figura del técnico: “Con la desaparición de Ranko se va un gran entrenador y uno de los grandes del baloncesto europeo, es una gran pérdida. Fue un gran descubridor y formador de jugadores. En Zaragoza siempre se le ha tenido un cariño muy especial”, destaca el presidente del CAI Zaragoza al conocer la noticia, consciente de que su etapa en Zaragoza no fue una más.

Ligado al CAI Zaragoza como asesor deportivo desde su fundación, tomó sus riendas como primer entrenador de manera fugaz y estableció aquí su residencia desde entonces. Afincado como un zaragozano más, Zeravica ha seguido al equipo durante todos estos años existencia, acompañándolo siempre que ha podido en el palco del Príncipe Felipe con su inseperable esposa Zaga.

Trece años en los que la salud ha ido poco a poco condicionando al prestigioso entrenador. Sus últimas apariciones públicas fueron en diciembre, para la presentación del libro sobre el presidente de honor de la ACB Eduardo Portela, y febrero, cuando fue reconocido por el Ayuntamiento de Zaragoza con el galardón “Deporte y Trayectoria”. Dos palabras que aúnan a la perfección lo que fue el mito de Novo Milosevo.

Si Yugoslavia irrumpió como potencia en el baloncesto a finales de los 60 y principios de los 70 fue en parte gracias a Ranko Zeravica. Él y Aleksander ‘Aza’ Nikolic fueron los artífices de la selección yugoslava que deslumbró al mundo durante cerca de dos décadas en las que Zeravica llevó a su país a los oros en el Mundial de Yugoslavia (1970) y los Juegos Olímpicos de Moscú (1980). Además, una plata olímpica (1968), una plata y un bronce mundial (1967 y 1982) y dos platas europeas (1969 y 1971).

Sin embargo, los mitos no solo han de considerarse por lo que ganan sino por lo que generan. El cariño, la admiración y el reconocimiento se acumulan alrededor de una figura bajo la que han crecido y se han formado además algunos de los mejores jugadores balcánicos y europeos (Dragan Kikanovic, Drazen Dalipagic, Kresimir Cosic, Petar Skansi, Zoran ‘Moka’ Slavnic…) y que ha generado escuela en los banquillos. Maestro de maestros, bajo sus enseñanzas y ejemplo han surgido también algunos de los técnicos más laureados e influyentes del continente como Mirko Novosel o Bozidar Maljkovic.

El mundo del baloncesto pierde una de sus grandes figuras. Un llanto que Belgrado, Barcelona, Pula, Desio, Nápoles, Split, Caserta, Daroca y Zaragoza hacen extensivo a todos los lugares del globo donde se bota el balón. Porque hoy más que nunca, decir baloncesto es decir Ranko Zeravica. Descansa en paz, coach.