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La Final, en manos de las bases
FEB.ES  | 18.04.2016 - 15:16h.
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A medida que aumentaba la tensión y en consecuencia las ideas empezaban a escasear, la figura de las respectivas directoras de juego de los dos equipos crecía por encima de las demás convirtiéndose más que nunca en cerebro y motor. Noemí Jordana y Silvia Domínguez fueron durante muchos momentos las dueñas del segundo partido de la final..

Más allá de los números, de aciertos o desaciertos puntuales, un equipo campeón necesita un guía en pista, un líder, un cerebro que impulse y además ejecute. Las defensas y el volumen de las jugadoras atascan los ataques, cierran los espacios, imposibilitan los caminos hacia el aro. Y es ahí, en ese escenario minado, en territorio repleto de barreras cuando emerge la figura de los buenos bases, de los jugadores que no necesitan centímetros sino habilidad, que son capaces de leer el juego a nueve metros de la canasta contraria, de levantar la vista y recolocar a compañeras, a buscar la mejor opción en el momento más adecuado. Hubo un momento cumbre en el segundo partido de la final cuando al final de los cuarenta minutos, cuando con el título en juego, Noemí y Silvia hicieron valer sus galones no sólo para dirigir sino para anotar, aceptando ese rol de líderes en pista y decidiendo hacer suya la final.

El baloncesto evoluciona en los ritmos e intensidad de los partidos, la aceleración de posesiones, las trabas defensivas. Queda poco tiempo para la reflexión y, sin embargo y pese a los cambios tácticos y físicos que se producen en este deporte, la figura del base se mantiene firme en un estatus diferente, decisivo. Los pivots son más móviles, los aleros y los escoltas más altos y versátiles pero los bases... los bases siguen siendo los bases, esos capaces de parar el tiempo unos segundos o precipitarlo, de frenar o aumentar velocidad, de hablar, no sólo para animar sino para mandar. Eso sí, los equipos necesitan de ellos más que palabras y pases, necesitan además la capacidad para desatascar ataques desde su tiro exterior, desde su capacidad para anotar.

La Final viajará a Salamanca para entregarse a un desenlace maravilloso, propio de dos equipos de altísimo nivel, de dos aficiones ejemplares. Propio de dos clubes que han sabido gestionar los recursos y las dificultades, que ha sabido reinventarse para construir nuevamente proyectos ambiciosos y repetir así la final de la pasada temporada. Hay cansancio en las piernas y en la mente pero también hay ilusión por competir el partido de los partidos, la final de la final. Y en ese escenario de tensión, de pasión desbordada, de emociones difícilmente controlables, surgirá la figura de las dos directoras de juego, de las dos piezas insustituibles en el plan de partido de ambos equipos. 





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