María Martínez de Alegría (Vitoria-Gasteiz; 27/10/1999) está viviendo un sueño desde que le dijeron que iba a formar parte de la plantilla de Liga Femenina. Pero para conocer cómo ha llegado hasta aquí debemos echar la vista atrás, exactamente al 24 de mayo de 2015..

Iba a ser su último partido de la temporada 2014/15, donde había estado en dos equipos, en Ekialde Araski con el cadete y en el Electro Alavesa Araski de Júnior. Entonces un mal giro sobre la cancha le cambió su suerte. Sus dolores en el momento que se produjo la lesión hacían presagiar lo peor, y el diagnóstico médico lo confirmó: ligamento cruzado y dos meniscos rotos. Tocaba dejar el balón por un largo tiempo y centrarse en la recuperación para volver a las canchas lo más fuerte posible.

La temporada 2015/16 iba avanzando y María veía desde el banquillo como su equipo se clasificaba para la Liga Vasca. Mientras, ella no cedía en su empeño por volver a vestirse de corto de nuevo junto a sus compañeras. Su sacrificio tuvo su recompensa cuando el 19 de marzo "re-debutaba" en Azpeitia. La derrota en aquel partido frente a Iraurgi ISB fue lo de menos. María había vuelto. Y lo había vuelto con más ganas que nunca.

Martínez de Alegría está realizando la pretemporada a un buen nivel con el Liga Femenina. La pívot ha sido de la partida en los cuatro amistosos que Lacturale Araski ha disputado hasta la fecha, y sus buenas actuaciones han convencido al cuerpo técnico. María compaginará así la competición con sus compañeras de Junior Liga Vasca y siempre que pueda estará con el primer equipo. La temporada pasada, coincidiendo con la fase final de su recuperación, también estuvo en varias sesiones con el primero equipo, Araski, con su filosofía de cantera, está apostando fuerte por su formación para que a medio plazo sea una pieza importante del primer equipo. María entró en Araskieskola en 2012, y precisamente fue Madelén Urieta la entrenadora en su primer año en el club. Como curiosidad, su ahora compañera Laura Pardo también era parte del cuerpo técnico.

María no oculta su alegría ante este nuevo reto. "Para mi jugar en LF es una oportunidad que nunca me esperaba que me iban a dar. Es una experiencia impresionante poder jugar y compartir cancha con jugadoras de este nivel. Intento ayudar en lo que puedo para ayudar al equipo y trabajo en cada entrenamiento dando lo mejor de mí y así poder  aprender más rápido. Es algo increíble y estoy muy emocionada."                         Como cualquier otro joven de 17 años, no descuida sus estudios académicos, y es que María cursa 2º bachillerato, uno de los cursos más complicados para los estudiantes. "Estas semanas las estoy viviendo muy intensamente por los entrenos y partidos, mientras que tengo que prestar atención a los estudios y poder compaginar las dos cosas".