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Mundial 2019: Estados Unidos 2002, por Iván Fernández
Iván Fernández  | 26.08.2019 - 20:25h.
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Nuestro especialista Iván Fernández repasa la historia del Mundial de baloncesto ofreciéndonos un interesante recorrido desde los orígenes de la competición hasta la última edición en 2014.

EL EMPERADOR ESTÁ DESNUDO


Los Juegos de Sydney habían dejado en la retina las maravillosas actuaciones de Steve Nash, la garra australiana o el apoteósico final de una Francia liderada por Rigadeau que lograba una inesperada plata. Pero, quizás, lo más destacado fueron los apuros de USA, esta vez realmente serios tras los 30 minutos de resistencia yugoslava en Atlanta 1996.



Filósofo y escritor, Jean Paul Sartre está considerado como uno de los padres del existencialismo europeo y se mostró como un firme partidario de la literatura del compromiso. En el plano filosófico, gran parte de su ideario gravitó en torno a ´la pasión inútil de querer ser dios´. En uno de sus cuentos más famosos, ´El muro´, ambientado en la guerra civil española, relata la historia de un miliciano republicano condenado a muerte, que en la noche anterior a su ejecución toma por primera vez una conciencia física de su propia muerte. Liberado por error, su vida ya no vuelve a ser la misma, pues en cierta medida ha muerto un poco al tomar conciencia de su propia condición ´mortal´.


Independientemente de que aquel ya famoso tiro de Sarunas Jasikevicius no encontrara el aro (Lituania perdió el partido anteriormente), aquella bien pudo ser la primera derrota USA, porque si bien, a diferencia del miliciano, los integrantes del equipo norteamericano no tomaron conciencia de su debilidad, el resto del mundo abrió los ojos y al igual que en otro clásico de la literatura popular exclamó que el emperador estaba desnudo… un año después en los Juegos de la Amistad un joven equipo brasileño llevaba a la prórroga a una selección USA con jugadores NBA (Andre Miller, Jason Terry, Baron Davis, Rashard Lewis, Shane Battier, Wally Szczerbiak, Calvin Booth, Marcus Fizer, Shawn Marion, Kenyon Martin, Mike Miller y Jermaine O´Neal).



En esta tesitura Indianápolis acogía un Mundial de baloncesto en el que por primera vez la posibilidad de ver derrotado a un equipo formado por jugadores NBA tomaba cuerpo. La configuración de USA Basketball con un buen equipo pero en el que faltaban las principales estrellas, una preparación de lo más ligero y el poco interés del público local abonaban aún más unas especulaciones que aún así parecían remotas.


El torneo mantenía el mismo formato de la edición anterior, con una primera fase donde España, USA, Brasil y Argentina pasaban como invictas. Los españoles, dirigidos por Javier Imbroda, daban cuenta en su grupo de Yugoslavia, vengando su derrota en la semifinal del EuroBasket del año anterior en Turquía y confirmándose como una alternativa seria. Por su parte, los locales comenzaban sembrando dudas hasta el punto de que tanto Alemania como China llegaban al descanso a un punto del equipo de George Karl.


Javier Imbroda


Brasil sorprendía por su seriedad y Argentina maravillaba. Con el mismo bloque que el año anterior había deleitado en el Torneo de las Américas, los albicelestes dibujaban un juego preciosista con una circulación de balón excelsa, que les llevaba a superar los 100 puntos en todos los partidos de un grupo, donde la exótica Nueva Zelanda, otra bocanada de aire fresco con el heterodoxo Cameron a la cabeza, daba la gran sorpresa al superar a la Rusia de Kirilenko.



De esta manera la segunda liguilla quedaba conformada en los dos siguientes grupos (con los resultados particulares arrastrados de la primera fase):




GRUPO E: España, Brasil, Yugoslavia, Puerto Rico, Turquía y Angola



GRUPO F: USA, Argentina, Alemania, Nueva Zelanda, China y Rusia



El Grupo E arrancaba con sorpresa, y una excelente Puerto Rico volvía a hacer gala de su condición de animadora derrotando a Yugoslavia en un encuentro donde Daniel Santiago hacía estragos en la zona con 31 puntos. Por su parte la hasta ahora intratable Brasil necesitaba de una prórroga para superar a una correosa Angola. Los brasileños, de más a menos, terminarían cayendo también de manera clara ante yugoslavos e hispanos. Todo lo contrario que un equipo boricua capaz también de tumbar a España y pasar como primero de grupo, aunque para ello, fieles a su carácter irregular sufrían ante Angola (89-87 tras dos prórrogas). La última jornada traía además un duelo directo entre Turquía y Yugoslavia en el que el perdedor quedaría fuera de los cuartos de final… pese a lo cual el partido no tendría mayor historia y terminaría cayendo del lado plavi por un abultado 110-78.



En cuanto al Grupo F, todo parecía estar más claro desde un primer momento, con USA mostrando su mejor cara para apalizar a rusos y chinos y Argentina sacando adelante sus partidos con solvencia. Con Alemania como tercera y los Tall Blacks certificando su pase a cuartos, el último partido del grupo había de definir las dos primeras plazas.


Manu Ginóbili



Como de costumbre USA arrancaba el partido fría, pero a diferencia de partidos anteriores enfrente se encontraba a un equipo sin complejos, valiente y sobre todo de una calidad incuestionable. Lo que empezaba siendo un espejismo iba tomando cuerpo y al descanso ya se manifestaba en una diferencia de 16 puntos… después de haber alcanzado la veintena. Pepe Sánchez repartiendo juego a placer, Ginobili dominando, Nocioni creciéndose, Scola colocando un soberano tapón a Jermaine O´Neal… todo salía a pedir de boca al equipo de Magnano, casi tan representado en las gradas como los locales. En la reanudación, los norteamericanos conseguían acercarse hasta los 6 puntos… pero ya era demasiado tarde, y Argentina entraba de lleno en la historia del baloncesto.


VÍDEO: ARGENTINA - USA



Y lo cierto es que, y teniendo en cuenta el potencial USA, los argentinos ya se habían caracterizado por ser uno de los rivales más incómodos para unos Estados Unidos a los que ya habían derrotado en el Mundial de 1950 y en el de 1986. Incluso sus derrotas habían sido de lo más honroso (-4 en el Mundial de 1990, -2 en los Juegos de 1948, -9 en los de 1952 o incluso el llegar a tan sólo 2 puntos en el de 1996 con una inolvidable exhibición de Espil).



Con el mundo baloncestístico aún perplejo, los cuartos de final se abrían con Argentina pasando apuros para apear a Brasil y con Alemania eliminando a España en un partido donde los errores en los tiros libres acababan pesando más que la buena defensa a Dirk Nowitzki. Para cerrar los primeros cruces los anfitriones se enfrentaban a la vigente campeona, una Yugoslavia envuelta en numerosos problemas internos, mientras que simultáneamente Puerto Rico hacía lo propio ante Nueva Zelanda. Sorprendentemente los oceánicos volvían a hacer de las suyas y con un apretado 65-63 accedían a las semifinales dejando a Puerto Rico fuera cuando mejor parecían pintar las cosas para los boricuas.


Pero si sorprendente era lo de Nueva Zelanda, más iba a ser lo acontecido en el otro encuentro. Con las gradas mostrando un aspecto más propio de Belgrado que de USA por la enorme cantidad de emigrantes serbios desplazados, especialmente desde Chicago, Yugoslavia arrancaba el partido dominando con claridad, aprovechando el habitual despiste inicial de los de Karl y los mejores minutos del torneo del, hasta ese momento, apático Vlade Divac. Una ligera mejoría local dejaba la diferencia en cuatro puntos a favor de los balcánicos y el inicio del segundo tiempo parecía arreglar definitivamente el partido, cuando a falta de cinco minutos para el final dominaba por 10 puntos. No cabe duda que la victoria argentina había sido histórica, pero no dejaba de ser un partido de grupo, en el que USA había comenzado horrible y donde la relajación podía explicar algunas cosas… y sin embargo, sabiéndose ya vulnerables, en un cruce definitivo y con el viento a favor todo se iba al garete. Milan Gurovic entraba en éxtasis y con tres triples descomunales metía al partido en una dinámica nueva que desembocaba en el definitivo 81-78 que apeaba al ´Nightmare team´ de las semifinales.


VÍDEO: YUGOSLAVIA - USA



Para más inri, los jugadores norteamericanos ni siquiera podían alcanzar la quinta plaza al caer ante España, completando el fracaso.


VÍDEO: ESPAÑA - USA



Ya en semifinales, Nueva Zelanda no renunciaba a su sueño y con un festival de triples conseguía alcanzar una ventaja de 14 puntos en los primeros compases de juego, pero la solvencia de Bodiroga y Stojakovic unidas a la gran labor interior de Koturovic ponían las cosas en su sitio, dejando el marcador final en un 89-78 favorable a los yugoslavos.



En la otra semifinal, argentinos y germanos repetían su duelo de la segunda fase donde los albicelestes habían vencido con algún que otro apuro. Con el partido transcurriendo entre unos cauces de máxima igualdad, Argentina veía como su gran estrella, Manu Ginóbili, caía lesionado por mor de un esguince de tobillo producido tras anotar un triple. El desconcierto de los de Magnano era aprovechado por los alemanes, que se iban con 5 puntos de ventaja al descanso y pese a una primera reacción sudamericana, de la mano de Nowitzki encaraban los 5 últimos minutos de partido con seis puntos de ventaja. Pese a tenerlo todo en contra, dos triples de Montecchia metían de nuevo en el partido a una Argentina que se venía arriba y que, con un último minuto para enmarcar de Wolkowyski, accedía a una final 52 años después de su primer oro.


VÍDEO: ARGENTINA - ALEMANIA




En la lucha por el bronce Alemania se sobreponía al acierto inicial de Phil Jones (4 triples en los primeros 5 minutos) y con 25 puntos de Nowitzki al descanso encauzaba una medalla que terminaba llegando con un concluyente 117-94.


Mucho más emocionante resultaba la final, resuelta finalmente con una prórroga y cierta dosis de polémica. Tras un primer tiempo igualado, Argentina comenzaba marcando distancias en el tercer acto gracias sobre todo a la buena conexión entre Pepe Sánchez y un magnífico Fabricio Oberto (28 puntos al final). Con 10 puntos a favor, Magnano se la jugaba sacando a pista a un Manu Ginobili visiblemente cojo sin que el escolta pudiera aportar nada. Pese a lo contraproducente de la medida, Argentina se plantaba con 8 puntos de ventaja a falta de menos de dos minutos, pero Sconochini marraba un tiro libre y daba paso a una exhibición de un descomunal Bodiroga, quien con 9 puntos consecutivos ponía el partido en el alero.


Una pérdida de Scola, errores de Divac en el tiro libre y una última entrada de Sconochini donde los árbitros se inhibían daban paso a una prórroga donde Argentina ya no levantaba cabeza, anotando tan sólo dos puntos y dejando en bandeja el título a una Yugoslavia que emulaba a Brasil como la selección capaz de repetir triunfo mundialista.


VÍDEO: YUGOSLAVIA - ARGENTINA






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