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Mundial 2019: El Análisis de... Serbia, por Iván Fernández
Iván Fernández  | 29.08.2019 - 22:15h.
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Actual subcampeona del Mundial, Juegos Olímpicos y EuroBasket, Serbia aterriza en el Mundial de China con la vitola de ser una de las grandes candidatas a medalla del torneo e incluso, para algunos, una legítima candidata a derrocar a Estados Unidos.

Tras una preparación larga e inmaculada en los resultados (11-0 de balance) el equipo plavi (este año de hecho ha recuperado ese color en la camiseta) llega, no obstante, al momento decisivo con algunas dudas más de las esperadas. Las lesiones de Milos Teodosic y en menor medida de Dragan Milosavljevic, así como los problemas físicos de Vladimir Lucic (que en este caso sí estará en el Mundial), han acabado por configurar una plantilla muy decantada al juego interior con 4 pívots puros y un estilo de juego casi contra natura en la época actual. Con Djordjevic probando durante bastantes fases del juego a Jokic como 4 o incluso a Bjelica o Bircevic como aleros, el juego de los balcánicos ha mantenido la solvencia en el tramo final de los amistosos pero pagando el peaje de una muy disminuida fluidez ofensiva.



Con todo, como es habitual las pruebas son lo que son, y cabe recordar que no es la primera vez que Djordjevic apuesta por una configuración similar. Sin ir más lejos, el equipo que logra la plata en el Mundial de 2014 contaba con 4 pívots puros (KrsticRaduljicaStimac y Katic) y acabó jugando muchas fases de partido con configuraciones pequeñas. Y si bien ahora el cuarteto interior es de más nivel, no parece descartable que Sasa repita lo mostrado en la preparación, donde al margen de ver a la estrella de los Nuggets jugando minutos como 4, daba descanso a uno de los pívots rotándolos de partido a partido.


En cualquier caso, Serbia vuelve a ser, como en los últimos años, un equipo que no se puede entender del todo sin la ascendencia de su seleccionador. Icono absoluto como jugador, Djordjevic llegó al cargo de seleccionador en 2014 respaldado por ese status que desde el primer momento le ha permitido configurar un equipo a su medida... como ha vuelto a demostrar en la actual convocatoria. De carrera cuestionable a nivel de clubes, en las distancias cortas Djordjevic, listo como pocos, ha conseguido potenciar la calidad de sus jugadores y ejercer de motivador convirtiendo en equipos sólidos y hasta maquiavelicos a las últimas serbias.


En 2014, tras llegar al cargo, Serbia firmaba una preparación discreta que tocaba fondo cuando a poco más de una semana del torneo caía en Belgrado ante Nueva Zelanda. Si bien es cierto que los Tall Blacks siempre ha sido un equipo incómodo (cabe recordar la semifinal de 2002 o el triunfo de los oceánicos en los Juegos Olímpicos de 2004 ante Yugoslavia) aquello parecía desatar un polvorín que iba a más cuando Djordjevic expulsaba a Micov en pleno partido del equipo. Todo ello tras haber justificado antes las ausencias de Savanovic y Macvan en una apuesta por un Velickovic que tampoco acababa por llegar al Mundial. Con esos precedentes, Serbia pasaba el primer grupo sin pena ni gloria venciendo tan sólo a Egipto e Irán y cayendo ante España, Brasil y Francia. Sin embargo, llegados los cruces, la química construida daba sus frutos y en una metamorfosis brutal el conjunto serbio alcanzaba la final derrotando en octavos a Grecia por 18 puntos, en cuartos a la misma Brasil con la que había perdido en la fase de grupos por 28 y en las semifinales, exhibición de Teodosic mediante, a Francia.



Dos años después, la polémica por la ausencia de Marjanovic y las declaraciones sobre el gigante de su seleccionador se unían a la lesión de Bjelica. Serbia repetía la jugada y tras llegar vía Preolímpico, firmaba una primera fase regulera con tan solo dos victorias (Venezuela y China) por tres derrotas... para de nuevo cambiar en los cruces y plantarse en la final confirmando el deja vu de 2014. Esta vez masacrando a Australia, también con un Teodosic genial y también tras haber caído ante ellos en la primera fase. Curiosamente, entre medias, Serbia se quedaba sin medalla en 2015 en el torneo al que acudía con menos bajas y donde, ante un grupo inicial tremendo (con España e Italia como ahora en el horizonte) desplegaba un baloncesto excelso para ir de más a menos. Por último en 2017, con un récord de bajas, Serbia firmaba una plata mayúscula.


Curiosamente de aquel equipo, entonces de circunstancias, repiten hoy en China hasta siete jugadores que bien podrían haber sido ocho de no mediar la lesión de Milosavljevic. Eso sí, los cambios son tan sintomáticos como evidentes, en especial en un juego interior que recupera a BjelicaJokicRaduljica y Milutinov. Por un lado, un verano más, Djordjevic volvía a apostar por la controversia dejando fuera de la lista a jugadores como Nedovic o, en especial, Kalinic creando una polémica probablemente destinada de nuevo a fortalecerse a nivel interno y a la vez, simplificar las jerarquías dentro del equipo, donde jugadores como Simonovic o Bircevic (presente como Jovic en las tres platas y ausentes ambos en 2015) encajan a la perfección. Por otro, justo es reconocer que el status hoy de jugadores como MicicGuduric o Lucic es claramente superior al de hace dos años.


¿Qué esperar entonces de esta Serbia? Encuadrada en un lado del cuadro teóricamente más cómodo al menos hasta semifinales, el nuevo formato de competición no le permite en cambio grandes distracciones (se arrastran los resultados al segundo grupo) por lo que antes de los cruces el equipo debe competir de inicio y ser menos calculador que en 2014 o 2016. En el otro lado de la balanza, la presencia de un lujo como Jokic dispara las opciones del equipo hasta un punto incalculable. Probablemente el segundo mejor jugador del torneo a priori, y quizás más adaptable al formato FIBA  que el propio Anteto, el pívot de los Nuggets garantiza un caudal de juego sin parangón ya sea de manera directa o a través de su incalculable visión de juego. Con Bjelica como pareja ideal, pocos equipos pueden presentar un formato más preciosista en la bisagra 4/5. Con la duda de como rendirá en sus minutos como 4, la presencia de MilutinovMarjanovic y Raduljica dibuja un juego interior tan profundo en el que quizás, los más problemático, sea la gestión de minutos. De complicado encaje por su pobre encaje defensivo, quizás sea Marjanovic el más damnificado aunque bien pudiera ser un especialista ofensivo en algunos momentos de partido.



Con el juego interior largo y polivalente de Serbia, quizás la clave acabe estando en un perímetro que apuntaba a extraordinario pero que ha terminado por dejar dudas en la preparación. Con el liderazgo claro de un Bogdanovic que ha estado extraordinario estas semanas tras un segundo curso en los Kings de ligerísimo parón (aunque a buen nivel), queda ver si Serbia encuentra quien le acompañe. La pareja Lucic-Simonovic es un buen complemento en el puesto de tres y no es descartable incluso que el propio Bogdanovic tenga ahí sus minutos.


¿El problema? Pues a día de hoy la lesión de Teodosic. No ya de manera directa, que sin duda lo es ya que el conjunto serbio pierde a su líder en pista, al más genial y a un jugador que ha estado en el quinteto ideal de los últimos dos torneos mundialistas, sino por el nivel que están mostrando MicicJovic y Guduric. Si bien el nuevo base del Khimki está cumpliendo en labores defensivas y en lo que es su juego habitual, su falta de mordiente en el tiro exterior está acabando por ser un problema multiplicado por el mal momento de Micic y Guduric... curiosamente tras la que probablemente ha sido la mejor temporada de sus carreras. Sin la confianza plena de la que goza en el Efes, Micic no ha acabado de coger el pulso al equipo dudando muchas veces entre el papel de generador y el de jugador resolutivo, lo que unido a sus pobres porcentajes en el triple le están llevando a perder la paciencia. En el caso del nuevo jugador de los Grizzlies, el problema parece más bien de cierta ansiedad por encajar en un sistema que no le es del todo propicio... aunque teniendo en cuenta su personalidad cabe espera que ya en el torneo veamos su mejor versión.


Con estos mimbres, Serbia no debería pasar apuros para superar la primera fase aunque deberá tener cuidado en el duelo ante Italia. Los de Sachetti llegan en el caso contrario al cuadro serbio, con una preparación horrible en resultados, con un solar en el juego interior...pero con las mejores sensaciones de las últimas semanas. En los dos cara a cara este verano, Serbia se ha impuesto a los transalpinos, lo que puede ser un arma de doble filo. Con España en el horizonte en el segundo grupo, Serbia podría tener incluso un cruce de cuartos más asequible.



En definitiva, el conjunto de Djordjevic presenta, pese al desequilibrio en su configuración, una de las plantillas más largas y de más calidad del torneo, a una de sus mas grandes estrellas y al menos a dos ´secundarios´ de lujo como Bogdanovic y Bjelica. Capaz de muy buenos momentos defensivos, queda ver si es capaz de elevar esos picos de agresividad a una mayor continuidad y si cuando apueste por configuraciones de equipo muy altas no le penaliza la fluidez en el juego.


En el otro lado, dando por segura la fiabilidad de Bogdanovic, queda esperar la resurreción de Micic o Guduric. Si ambos se parecen a los que vimos este año en Euroliga, Serbia podría entrar en otra dimensión. En fin, para quien esto escribe Serbia vuelve a ser una candidata a medalla clara, pero a la vez presenta algunas dudas (al margen de las expuestas la cintura de Djordjevic en la dirección de partido puede ser otra) que cuestionan ese casi favoritismo que se le dibuja en algunos escenarios. Eso si, es pensar en un quinteto en un momento dado por Micic Guduric Bogdanovic Bjelica y Jokic y uno no puede dejar de sonreír pensando en las posibilidades de anotación y generación de juego que presentan. 


EL DATO


Mucho se habla de una hipotética final entre Estados Unidos y Serbia que reedite las ya vividas en el Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. De producirse, parece que al menos el factor mental sí puede haber cambiado en Serbia. Muy conformista en las dos finales anteriores, las bajas del cuadro de Popovich o incluso la derrota en la preparación ante Australia han alimentado la sensación de que el salto es posible. Pero para darse, entre otro millón de cosas, algo tendría que cambiar...



Y es que desde que compite como Serbia en solitario, la selección plavi ha disputado cuatro finales (EuroBasket 2009, Mundial 2014, Juegos Olímpicos 2016 y EuroBasket 2017) y dos partidos por el bronce (Mundial 2010 y EuroBasket 2015)... y ha perdido los 6. Estados Unidos, en cambio, no pierde una final o un partido por el bronce desde 1982 (en 2002 cayó en cuartos, pero no ha perdido el partido final por medalla desde el Mundial de Colombia).





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