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La Esquina de Sunara: Argentina-Serbia: la previa, por Iván Fernández
Iván Fernández  | 10.09.2019 - 01:21h.
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Serbia y Argentina abren los cuartos de final con un partido de favoritismo europeo, pero donde las circunstancias de las últimas jornadas han difuminado un tanto ese pronóstico. Choque de estilos, intrahistoria para aburrir y dos formas de competir en cierta forma con algunas similitudes, conforman una eliminatoria preciosa.

PRECEDENTES


Hablando de Mundiales, Argentina y Serbia sólo se han encontrado en una ocasión: en concreto, hace nueve años en el Mundial de Turquía 2010 con triunfo de la selección europea por un ajustado 84-82. De aquel duelo sólo repiten hoy dos jugadores: Luis Scola y Nemanja Bjelica. Precisamente el propio Scola era el máximo anotador del partido con 32 tantos, mientras que por parte plavi el más destacado era Dusko Savanovic con 19 puntos. 



Con todo, y aunque en justicia no se trate de un precedente en toda su extensión, a casi nadie se le escapa la reminiscencia de la final de 2002 disputada entre Argentina y Yugoslavia. Una final resuelta a la postre con una prórroga y cierta dosis de polémica...


Tras un primer tiempo igualado, Argentina había comenzado marcando distancias en el tercer acto gracias sobre todo a la buena conexión entre Pepe Sánchez y un magnifico Fabricio Oberto (28 puntos al final). Con 10 puntos a favor, Magnano se la jugaba sacando a pista a un Manu Ginobili visiblemente cojo, sin que el escolta pudiera aportar nada. Pese a lo contraproducente de la medida, Argentina se plantaba con 8 puntos de ventaja a falta de menos de dos minutos, pero Sconochini marraba un tiro libre y daba paso a una exhibición de un Bodiroga muy gris durante todo el torneo, pero quien con 9 puntos consecutivos y jugando como falso 4 para atacar a Scola ponía el partido en el alero. Una pérdida de Scola, errores de Divac en el tiro libre y una última entrada de Sconochini donde los árbitros se inhibían daban paso a una prórroga donde Argentina ya no levantaba cabeza, anotando únicamente dos puntos y dejando en bandeja el título a una Yugoslavia que emulaba a Brasil como la selección capaz de repetir triunfo mundialista. Pesic en el banquillo cerraba la herida de su no elección como seleccionador tras Bormio con dos oros consecutivos en EuroBasket y Mundial, mientras que Yugoslavia aparecía por última vez con ese nombre en un gran torneo, con un gran baloncesto, el oro y el liderazgo de un Stojakovic espectacular.



Dos años después, y ya en los Juegos Olímpicos de Atenas, Argentina se tomaba la revancha ante la ya Serbia & Montenegro nominalmente con la inolvidable canasta de Manu Ginobili. A nivel mundialista, cabe recordar que en 2006 Argentina repetía triunfo en el que, paradójicamente, fue probablemente el mejor partido de los balcánicos en aquel torneo. Con todo, y ahora que está Aleksander Djordjevic en el banquillo, hay otro precedente cuanto menos digno de recordar. Uno que también se daba en los cuartos de final de un Mundial. El de 1998. Un Mundial seguramente inolvidable para el actual seleccionador serbio...


Bronce en el EuroBasket de Atenas 87, Djordjevic había quedado fuera de la selección durante unos años (quien quiera puede ver la frikada al respecto que escribí en su día en ESTE ARTÍCULO) volviendo para colgarse el oro en el EuroBasket de 1991 y perdiéndose entre medias los Juegos Olímpicos de Seúl, el EuroBasket de Zagreb... y el Mundial de Argentina. Cuatro años después, y con el Mundial originalmente asignado a Belgrado, Yugoslavia era vetada por las sanciones de la ONU. En definitiva el Mundial de 1998 pasó a ser la única opción del Djordjevic jugador.


Sin embargo una lesión se interponía en su camino hasta el punto de que apenas unas semanas antes del Mundial se le daba por descartado. Djordjevic apretó y al final consiguió entrar en la lista un poco por la puerta de atrás, con pocos minutos y un papel más bien secundario en las dos fases de grupo, que Yugoslavia cerraba como líder aunque no exenta de problemas, pues había necesitado de un tiempo extra para derrotar a Rusia y había caído ante la Italia de Tanjevic (Italia vencería tres años consecutivos a aquella Yugoslavia triunfal, aunque en 1997 lo hiciera en la primera fase para caer luego ante ellos en la final). Como primera, el rival de Yugoslavia en cuartos pasaba a ser Argentina, cuarta en su grupo. Una derrota por un punto en la prórroga ante España, una victoria de prestigio ante Australia... pese al cuarto puesto, Argentina llegaba al cruce con buenas credenciales., algo que no en vano ya había demostrado dos años antes en los Juegos Olímpicos de Atlanta, donde comenzaba aguantando todo un primer tiempo ante Estados Unidos (uno abajo al descanso) para seguir ganando a la Lituania de Sabonis y Marciulionis en la segunda jornada antes de que las lesiones les castigaran.



Así que cuando los cuartos de final arrancaban con Argentina poniendo contra las cuerdas a Yugoslavia, la sorpresa era, hasta cierto punto, relativa. De la mano de Espil y Nicola, los sudamericanos llegaban incluso a dominar por 7 puntos a falta de algo menos de 10 minutos. En ese momento la irrupción del renqueante Djordjevic con siete puntos consecutivos y la mayor templanza balcánica acababan por definir al semifinalista... que seria a la postre el campeón...


¿CÓMO LLEGAN?


Aunque parecería una locura hace sólo un par de días, puede decirse que Argentina llega al cruce mejor que Serbia. No hasta el punto de ser favorita, que no lo es, pero sí para al menos albergar algunas esperanzas. De menos a más durante el torneo, los de Sergio Hernández alcanzan los cuartos tras un partido ante Polonia que probablemente haya sido el más redondo que han jugado en China, mientras que en Serbia todas las alarmas se han disparado tras la clara derrota, más aún en sensaciones que en el marcador, ante España. Una derrota que, unida a las criticas de Djordjevic a Jokic pueden derivar en dos cosas: una autodestrucción del grupo o una catarsis colectiva que saque su mejor versión y aparque la condescendencia en el juego. En ese sentido, la desgracia personal de Micic y su decisión de quedarse con el grupo pueden ser un catalizador de la unión.


PRESIÓN


Toda del lado serbio, señalada como candidata al oro incluso en la previa y donde una derrota le dejaría fuera de las medallas (es la vigente subcampeona de los tres grandes torneos) y de la clasificación directa para los Juegos Olímpicos de Tokio. Argentina, en cambio, llega con los objetivos cumplidos: el relevo generacional va cuajando, está en cuartos invicta y pase lo que pase ya tiene su billete olímpico en el bolsillo. Jugando a favor de corriente, Serbia ha demostrado ser poco menos que imparable... ¿Podrá Argentina colapsarla?



JUEGO INTERIOR


Probablemente la gran baza serbia y la principal diferencia entre ambas plantillas. Con un juego interior enorme en centímetros y profundidad, el cuadro de Djordjevic tiene variantes de todo tipo, aunque ante España terminó por naufragar. Haciendo equilibrios para rotar a sus cuatro centers, Serbia ha abocado a Jokic a jugar muchos minutos como 4 e incluso a probar a Bjelica como 3 mientras la rotación de los otros tres interiores puros ha tenido más que ver con el reparto que con el nivel. Sin problemas en la primera parte del torneo por la comodidad de sus partidos, esa falta de definición acabó costando cara a una Serbia que ante España mostró su mejor cara en su versión más liviana. ¿Mantendrá Djordjevic su apuesta? Lo mas probable es que de inicio sí, pero a poco que Argentina aguante en el marcador, no sería de extrañar que nos vayamos a muchos minutos de la pareja Bjelica-Jokic potenciando la generación de juego, la amenaza exterior y la movilidad defensiva. 


Por parte albiceleste, el torneo de Delia está siendo impecable. Inteligente en defensa, incluso en ataque está mostrando muestras de una paciencia en el poste bajo y en el pick and roll envidiable. A su lado Scola sigue en su sempiterno idilio con el aro, destilando clase en cada bola que pasa por sus manos. A cambio, cuando ha tenido que jugar como 5 sus problemas defensivos y de cierre del rebote han sido significativos. Con Gallizzi ganando terreno, probablemente lo más valiente sea tratar de aguantar así dejando una hipotética pareja Deck-Scola sólo para cuestiones puntuales.



JUEGO EXTERIOR


La baja de Milos Teodosic ha ido cobrando importancia según han ido pasando los partidos, hasta el punto de que Serbia ha comenzado a parecerse en este aspecto a la de 2017: una selección muy dependiente en ese aspecto de Bogdan Bogdanovic. Jovic no es una amenaza continua en el triple, en el tres Simonovic y Lucic están desubicados y Micic y Guduric, tras la que probablemente ha sido la mejor temporada de sus carreras, no han encontrado su sitio. En el caso del base del Efes, el partido llega tras el fallecimiento de su madre y, si bien ha decidido seguir con el equipo, queda ver en qué estado anímico se encuentra. Por su parte, la consolidación de Campazzo en la élite y el buen Mundial de Garino dan alas a una Argentina en la que Vildoza no acaba de estar del todo cómodo en el 2 y Brussino sólo ha amagado con explotar. La siempre complicada convivencia en pista de Campazzo y Laprovittola es la otra asignatura pendiente.


Con todo, y pese a esta mayor cantidad de efectivos útiles por parte argentina, el excepcional torneo de Bogdanovic, el nivel defensivo de Jovic y la posibilidad de que en cualquier momento Micic o Guduric despierten igualan las cosas.


DEFENSA


No por obvio deja de ser cierto, pero en un cruce mundialista la defensa es fundamental. Serbia, tamaño al margen, ha tenido momentos tremendos a nivel de concentración y a nivel de ocupación de espacios. A cambio, sus picos de agresividad han sido contados y en sus configuraciones de tamaño grande ha tenido problemas, paradójicamente, para cerrar el aro y ha tendido a ir por detrás. Con más fondo de armario que Argentina, Serbia probablemente plantee un partido más exigente.


Argentina ha funcionado muy bien en la actividad, en lo anímico y en las ayudas... pero ante este desafío va a necesitar más concentración, más variantes tácticas y mucha paciencia. Será fundamental mantener a Garino fresco y ver el papel que puedan dar Brussino o Vildoza sobre Bogdanovic.


BANQUILLO


Frente a frente, dos seleccionadores con experiencia, con el respeto de sus jugadores y que, en cierta forma, no abusan de la carga táctica. Ojo a los colapsos de Djordjevic cuando se le tuerce el plan de partido...



RITMO


Sin duda será una de las batallas clave del partido. Aunque Argentina parta con un menor fondo de armario, el tamaño serbio y su tendencia a jugar controlado invitan a pensar que los de Sergio Hernández van a intentar correr con Campazzo dando dinamismo y Deck tratando de explotar su facilidad en campo abierto. De notable producción ofensiva, Serbia se encuentra más cómoda jugando a través del pase y el espacio, sin renunciar a correr pero más cómoda en otras tesituras.


TIRO EXTERIOR


Serbia se está mostrando como uno de los equipos más acertados del torneo (2º tras Francia en porcentaje), pero ya vio cómo España la colapsaba con alternativas zonales. Argentina presenta peor porcentaje, pero un mayor uso. Limitar las apariciones de Bogdanovic, intentar que Bjelica no tenga espacios y que no haya una resurrección de Guduric serán claves para una Argentina que va a necesitar meter con más regularidad de lo que ha hecho desde fuera si no quiere ahogarse en la pintura.


CIRCULACIÓN


Otro de los puntos fuertes de una Serbia que, además, deja la sensación de que apenas ha probado alguno de los quintetos que más podrían explotar su buena capacidad de pase. Sin Teodosic poniendo la genialidad, la capacidad de generar los interiores debe oxigenar a Bogdanovic. Una vez más, el papel de Micic o Guduric sería un soplo de aire.


Argentina, en cambio, se ha mostrado más equilibrada aunque buena parte de sus asistencias han llegado tras desborde. Dado el tamaño serbio, probablemente Argentina no deba especular demasiado y primar un buen tiro antes de reincidir en madurar los ataques.



CARÁCTER


Dos equipos frente a frente en los que el carácter no debería ser un problema, al menos en el sentido de la pelea y la falta de resignación. Con todo, como bien decía Ginobili: "Se piensa que estos partidos se ganan sólo con huevos... pero no, se ganan jugando bien".


PRONÓSTICO


SERBIA 70% ARGENTINA 30%





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Noticia publicada por Iván Fernández

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