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Reportaje: Luis Scola habla sobre Tokyo 2020: ´Será algo muy especial´
Sportando.net  | 09.10.2019 - 14:19h.
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El pívot argentino disputará el año que viene sus quintos Juegos Olímpicos.

En Argentina lo llaman "El Capitán", y se ha convertido en un símbolo, un icono, pero sobre todo es el vínculo entre la "Generación Dorada" que hizo del baloncesto argentino una potencia mundial y la nueva era, representada por los jugadores que ganaron la medalla de plata en el último Mundial de China asegurando también una plaza para los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. En Europa, Luis Alberto Scola es una figura legendaria, la superestrella que aún joven llevó al Baskonia a ser uno de los principales equipo de la Euroliga al posponer su inevitable aterrizaje en la NBA, donde finalmente se marchó para jugar ocho temporadas, con similares logros a los que alcanzó a este lado del Atlántico.


Ahora Scola tiene 39 años, ya no luce su pelo ondulado bajo una fina banda negra, las canas asoman en sus sienes, las arrugas comienzan a aparecer en la cara... pero en la cancha siempre es el Rey del pie de pivote, de los amagos, del juego al poste bajo al que añadió con el tiempo el tiro de tres puntos, así como una capacidad innata para leer la defensa y hacer daño con su capacidad de pase.



¿Por dónde comenzar con Luis Scola, con El Capitán? Quizás por Buenos Aires, la capital mundial del fútbol, ​​el lugar donde él decidió hacer otra cosa: jugar al baloncesto. ¿Extraña elección? No, según explica:


"Italia también es un país de fútbol, ​​pero aquí se juega un buen baloncesto. Argentina es un país de fútbol, ​​como muchos otros, pero también hay espacio para otros deportes. Al baloncesto le está yendo bien en nuestro país; obviamente no tiene la popularidad del fútbol, ​​pero lo estamos haciendo bien, tenemos margen de mejora y podemos hacerlo aún mejor".


Scola fue elegido en los Juegos Olímpicos de Rio 2016 como abanderado de Argentina en la ceremonia de apertura. Cuatro años antes, en Beijing 2012, fue Manu Ginóbili quien realizó ese cometido.


"Fue el punto culminante de mi carrera. Mi foto con la bandera y toda la delegación argentina detrás resume toda mi carrera. Cualquier cosa que hice en la cancha está por debajo del honor de llevar la bandera en Río. Fue lo más importante que he logrado".


Scola comenzó a jugar en Buenos Aires en el Ferro Carril Oeste, equipo que ganó tres campeonatos argentinos en la década de 1980 y el Sudamericano de clubes. Es un equipo de baloncesto histórico, pero Luis Scola es claramente el jugador más célebre que ha pasado por sus filas, a pesar de haberse marchado a España cuando era adolescente. El siguiente paso fue Vitoria.


"Mi conexión con Vitoria es especial. Tuve la oportunidad de permanecer allí durante muchos años, y sin duda fue fundamental hacerme crecer como persona. Incluso como jugador, pero sobre todo como persona. Mis primeros hijos nacieron mientras jugaba en Vitoria. Las cosas que hice en mi carrera, y que ni siquiera pensé que podría hacerlas, hacen de Vitoria un lugar que siempre será especial para mí".



En Vitoria ganó el título de la ACB y jugó tres Final Fours de la Euroliga consecutivas, y pudo enfrentarse a la Virtus de Ettore Messina en 2001. Scola tenía 21 años, pero ya era uno de los jugadores clave del equipo junto a otro pívot argentino, Fabricio Oberto. En la Virtus destacaba su compatriota Manu Ginóbili.


"Realizamos algunas temporadas excelentes en la Euroliga, logrando los objetivos y llegando a la Final Four durante tres años seguidos. Luego tuve que mirar hacia adelante y me marché a la NBA", recuerda Scola, que cuando se marchó a Houston ya tenía 27 años y era campeón olímpico.


"Teníamos un gran grupo de jugadores, jugaban bien juntos y se llevaban bien. Hicimos mucho ruido en el mundo del baloncesto. Ese equipo siempre será recordado, pero también teníamos muchas otras cosas, nuevos jugadores para mostrar y objetivos que alcanzar en el futuro", declara Scola.


En Atenas 2004 Argentina conseguía el título olímpico venciendo a Italia en la final, en la que Scola anotó 25 puntos y fue el máximo anotador llevándose además el MVP. Aquella selección albiceleste eliminó a Estados Unidos en semifinales.


Scola es el tercer medallista de oro olímpico que pasa por Milán tras Bill Bradley, que ganaba el oro en Tokyo 1964 antes de llegar a Milán en 1966, y Hugo Sconochini, que jugó en el Olimpia antes de ganar el oro en Atenas.


Pero Scola ha sido un ganador en todos los equipos en los que ha jugado. En su temporada como rookie en Houston Rockets el equipo consiguió 22 victorias seguidas.


"Fue divertido. Solía ​​salir del banco, pero un día, Yao Ming se lesionó y salí como titular. Esa fue la primera de las 22 victorias consecutivas. He tenido suerte. ¿Quién pasa a ser titular y gana sus primeros 22 partidos? Hasta ese momento había sido suplente, luego pasé a titular y me quedé allí durante seis años".



En la NBA, poco a poco añadió el tiro de tres puntos a su repertorio. Pero los cambios, dice, son necesarios para sobrevivir y prosperar.


"Cuando vine de Argentina a Europa tuve que adaptarme a las diferencias. Lo mismo cuando en Gijón desde la Segunda División ascendimos a Primera (jugó como cedido). El juego se vuelve más rápido, los jugadores son más grandes, más talentosos. En Vitoria debuté en la Euroliga y tuve que cambiar aún más, porque en la Euroliga están los mejores equipos del continente y es difícil jugar. La NBA es completamente diferente. La necesidad de adaptarse te sigue a lo largo de tu carrera. El baloncesto también cambia, no sólo el juego, el baloncesto y la forma en la que lo jugamos. Debes ser capaz de adaptarte y cambiar constantemente, tu juego, tu cuerpo para mantener el ritmo y lo que el juego te pide".


Por ejemplo: en Vitoria Scola intentó un solo triple en toda su carrera en la Euroliga. En Milán, convirtió dos en su primer partido tras regresar de China, donde militó los últimos dos años, "a un nivel no tan malo, porque juegas contra tantos jugadores jóvenes y los americanos son jugadores que en Europa y a veces en la NBA han sido superestrellas".


Los últimos meses han sido increíbles para Scola. Tomó la decisión de jugar un año más con el equipo nacional en el Mundial.


"Estaba seguro de que lo haríamos bien y que jugaría bien, porque soy optimista. También había hablado con Messina, pero no era el momento adecuado para hablar sobre el futuro. Si no nos hubiéramos clasificado para los Juegos Olímpicos, me habría retirado, pero cuando nos clasificamos mi esposa vino a verme y me dijo que debía seguir jugando otra temporada. Entonces, miré todas las opciones y elegí Milán. No sé qué esperar; trabajaré duro, jugaré duro, intentaré divertirme. Lo más importante para mí es divertirme. En este punto de mi carrera, no tengo que hacer estas cosas, permanecer en la cancha, hacer cosas, ganar más dinero... estas cosas no me importan. Lo hago porque creo que será divertido, me da una razón para ser feliz todos los días. Intentaré aprovechar al máximo esta experiencia: es lo más importante. Por supuesto, para divertirte tienes que hacer las cosas bien. Si el equipo juega bien, si lo hago bien, hará que todo sea más divertido".



Finalmente, Scola tendrá la oportunidad de disputar los Juegos Olímpicos en Tokyo.


"Ni siquiera pensaba en jugar en 2020, fue una posibilidad remota hasta hace dos o tres años. No sólo por mi edad, sino también porque teníamos que clasificarnos y eso siempre es difícil. Incluso en los años en los que teníamos nuestro gran equipo siempre tuvimos problemas para clasificarnos. Es difícil en América porque están Estados Unidos, Brasil, Canadá, Puerto Rico... muchos equipos para pocas plazas disponibles. Ahora estoy tan cerca que no quiero mirar demasiado lejos; trato de no hacerlo y sólo pensar en lo que tengo aquí. Cuando llegue ese momento, por supuesto, para mí será especial".


Sería la quinta olimpiada para Scola, igualando a Oscar Schmidt. Actualmente es el quinto máximo anotador de todos los tiempos en el torneo olímpico con 525 puntos (su récord personal es de 37 puntos ante Rusia en 2008), dos más que Ginóbili, sólo ocho menos que Wlamir (4º) y 98 menos que Pau Gasol (3º). Al igual que todos estos jugadores, Scola es un ejemplo de longevidad. ¿El secreto?


"No hay secretos", responde. "Como bien, duermo bien, entreno. Es una cuestión de ser siempre profesional".





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Noticia facilitada por Sportando.net

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