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Este miércoles se cumplen 36 años del primer ascenso canarista
Lenovo Tenerife  | 28.03.2017 - 16:03h.
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Este miércoles se cumplirán 36 años del primer ascenso del CB Canarias a la élite del baloncesto español después de vencer en el Luther King al Bosco de La Coruña.



Tal día como mañana, un 29 de marzo, pero de hace 36 años, la familia canarista festejaba el primer ascenso de su historia a la máxima categoría del baloncesto español. Ocurrió en 1981, en un Colegio Luther King lleno hasta la bandera y suponía un salto cualitativo importantísimo en la trayectoria de un club que llevaba muchos años en el anonimato de las ligas insulares o de segundo calado nacional, intentando hacerse un sitio entre los grandes.

Tras un buen puñado de promociones fallidas y después de convivir mucho tiempo a la sombra del mejor RC Náutico de la historia, equipo que desde mediados de los 60 se había acostumbrado a convertirse en un inquilino habitual de la entonces conocida como Primera División, germen de la futura ACB, el equipo canarista había intensificado desde principios de los 70 sus intentos por acceder a la élite, a raíz del fichaje de Pepe Cabrera, protagonista precisamente de los mejores años nautas.

Retirado de los banquillos y ejerciendo ya de director deportivo, gerente y un sinfín de funciones en el club aurinegro, empeñado en profesionalizar a la entidad, Cabrera gestionó en el 79, junto a Federico Isidro de Lis, director entonces de Caja Rural, patrocinador canarista, el fichaje del entrenador Pablo Casado, tristemente fallecido el pasado domingo. En dos años, Casado llevaría por fin a la familia canarista hasta la máxima categoría.

Ocurrió en la temporada 80-81, con García Linares de presidente y un grupo en su mayoría de jugadores canarios, caso por ejemplo de Richi Bethencourt, Ventura de la Rosa, Domingo Camacho o Fernando Esquivel; varios fichajes palmeros que habían llegado a la Isla de la mano de Pepe Cabrera y acabarían dando páginas de gloria al club, como Manolo de las Casas o Juan Méndez, entre otros, y un par de refuerzos peninsulares, entre ellos el base Chinche de la Fuente, que venía de ser campeón de España juvenil con el Estudiantes.

Aquel bloque ocupó una de las tres plazas de ascenso a la División de Honor junto al Caja de Ronda y a La Salle de Barcelona. El ascenso matemático se materializó un 29 de marzo, en el Luther King, ante el Bosco de La Coruña, en la antepenúltima jornada de aquella Primera B. Los gallegos, firmes candidatos también a subir (acabarían cuartos), plantaron cara a los aurinegros (86-83), que tuvieron que recurrir a la mejor versión de Bethencourt (25 puntos) y a un partido memorable de Camacho (24 puntos y 9 rebotes) para certificar la victoria y el ascenso.

Aquel día, más de 40 años después de su nacimiento, aquel humilde club, que había sido alumbrado como un modesto equipo de pueblo y había sobrevivido a años de penurias y alegrías gracias al espíritu y a la vocación de directivos, jugadores, entrenadores y aficionados, saborearía por fin, por primera vez en su vida, lo que significaba ser un equipo de la máxima categoría del basket español.

Las vueltas de la vida, los caprichos del destino, han querido que el 36º aniversario de aquel histórico ascenso coincida con otra cita marcada en rojo en el calendario de la familia canarista, justo en el día en que el Iberostar Tenerife intentará clasificarse por primera vez para una Final Four de un certamen continental, coincidiendo con el partido de vuelta de los cuartos de final de la Basketball Champions League, ante el Asvel Lyon Villeurbanne. Lo que acontezca este miércoles decidirá si el 29 de marzo pasará o no a la historia canarista como una fecha doblemente señalada.




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