La Opinión
Gandia, sueños y pesadillas (I)
Víctor Ramos  | 21.08.2009 - 00:00h.
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Supongo que para muchos de los que lean este artículo se encontrarán ahora mismo en periodo estival disfrutando de unas merecidas vacaciones. Los más asiduos a las noticias baloncestísticas habrán estado pendientes del destino final de Ricky o de los múltiples movimientos de nuestro “bloggero” de lujo Maceiras desde los despachos de la sección de baloncesto del Real Madrid.





Sin embargo, los grandes periódicos de tirada nacional o las noticias de los informativos en televisión, que se congratularon tanto y que anunciaron a “bombo y platillo” la adjudicación a España del Mundobasket 2014, no tienen a bien informar sobre la desaparición paulatina de equipos de las competiciones que organiza la FEB, repitiendo el olvido que sufrió el año pasado el CB Girona cuando desapareció hacia las profundidades de la LEB Bronce desde la mismísima ACB.





Centrando el artículo en un caso en particular, las próximas líneas están dedicadas a uno de los clubs históricos de la Comunidad Valenciana, como es el Gandia Bàsquet, que se ha visto obligado a descender desde LEB Oro, categoría que salvó el año pasado en las canchas, hasta la liga EBA debido a motivos económicos. El artículo estará dividido en dos partes muy diferenciadas, una primera en la que se tratará la historia del club en sus años en la élite, y un segundo en el que se analizará la situación económica e institucional del mismo, ligándola con la situación actual del baloncesto en nuestro país.


Para poner en antecedentes a los lectores, el caso de Gandia Bàsquet no es nuevo en una comunidad en la que otros históricos como CB Lliria (histórico club que llegó a jugar en ACB a principios de los 90 y del que salieron jugadores como Salva Guardia, Rodilla o Quique Andreu) o CB Calpe (dos temporadas en LEB Oro) han tenido que refugiarse también en EBA, bien sea por la mala administración económica de sus gestores o por la falta de apoyo de unas instituciones que miran hacia otro lado cuando se les ha precisado.





- Comienzo de un sueño


Los primeros recuerdos que un servidor tiene del Gandia Basquet, se remontan a mediados de los 90, cuando la FEB no había creado todavía las ligas LEB y en la que los ascensos a ACB se jugaban directamente desde una liga EBA separada por criterios geográficos. Por aquel entonces el Pabelló Municipal de Gandia registraba entradas cercanas a los 300 espectadores para ver partidos contra Valls o Alicante, por poner solo un ejemplo. Para aquel entonces el club ya había subido de primera nacional y había sufrido el proceso de fusión de los dos principales clubs de la ciudad.


Este periplo en EBA se consuma en el año 2000, en el que se consigue el ascenso a la recién creada liga LEB 2, gracias a una planificación de plantilla basada en jugadores de la cantera (el actual jugador de Cajasol Juanjo Triguero forma parte de esta época) mezclados con jóvenes promesas del baloncesto nacional que difícilmente superaban los 24 años, y a los que un entrenador como Isma Cantó siempre sacaba el máximo rendimiento.


Poco a poco la ciudad de Gandia va apoyando a su equipo y pese a que el futbol sigue siendo el deporte mayoritario en la ciudad, la asistencia al pabellón es cada vez más numerosa. Durante los cuatro primeros años que Gandia Basquet juega en LEB 2, el equipo siempre llega a los PlayOff por el ascenso pese a tener uno de los presupuestos más bajos de la categoría, siendo clave en todos los años el acierto desde la secretaria técnica en el fichaje de los dos jugadores extracomunitarios. En la temporada 2004-2005 el equipo queda fuera de los playoff al acabar 9º la liga regular y una pequeña crisis interna sacude al club, que pasa a tener como única cabeza visible del proyecto a un conocido restaurador de la ciudad que carga con la mayoría del presupuesto del equipo.


Como si de un sueño de hadas se tratase, el Gandia Basquet consigue el ascenso a la temporada siguiente tras acabar segundo en la temporada regular y vencer en los Playoff a históricos de la categoría como Valls y Cornellà. El modelo de club modesto con presupuesto modesto y jugadores jóvenes naciones con ganas de triunfar apoyados por pocos, pero implicados jugadores de la zona, se había impuesto a grandes proyectos de plantillas basadas en el talonario. Destacar que ese año sube otro histórico que luchó durante años por el ascenso como el CB Atapuerca, que guiados por el ex-penya Tony Smith consigue vencer a Gandia Basquet en una final intrascendente y que se convierte en una fiesta por parte de ambas aficiones.


- Ya hemos llegado...


Los tres años del Gandia Basquet en LEB Oro solo pueden ser considerados como un milagro de acuerdo a los diversos problemas, tanto económicos como deportivos que ha tenido el equipo a lo largo del mismo...


Pese al ascenso a la segunda categoría del baloncesto nacional, la filosofía del club sigue siendo la misma, apostando por jugadores poco conocidos y cuya principal virtudes la juventud. A la base de Jiménez y Manzano, jugadores claves en el ascenso, se suman el americano Morley y el australiano Loughton para fortalecer el juego interior, que junto con el fichaje de un Emiliano Morales que venía de cuajar una gran temporada en Portugal, consiguen dar la campanada y en su debut en la categoría vencen al todopoderoso CAI Zaragoza en el primer partido de liga.


La liga discurre con los altibajos propios de un equipo cuyo presupuesto en ínfimo y que además sufre la lesión desde mediados de campaña de un hombre clave como Manzano, pero en la última jornada un triple empate le hace jugar los PlayOut de descenso frente a Gijón con factor cancha en contra. En una serie épica en la que Gandia tuvo el cuarto partido en casa para sentenciar su permanencia, se hubo de llegar al quinto partido en Gijón para ver qué equipo se mantenía en la categoría. En este quinto partido, Morley con 27 puntos y un veterano como Alex Burgos, fichado a mitad de temporada, consiguen la heroica y Gandia tendría baloncesto LEB oro otro año.


La siguiente temporada, el equipo parece arrancar ya desde un principio con mal pie, ya que uno de los extracomunitarios se lesiona a principio de temporada y el resto de opciones para la segunda plaza de extracomunitario se van esfumando hasta pocos días antes del comienzo de la liga. Por si eso fuera poco, la directiva recibe la noticia desde el ayuntamiento de la ciudad de que el principal patrocinador del equipo, la empresa privada Aguas de Valencia y con la que el ayuntamiento había acordado unas condiciones de patrocinio, dejará de apoyar económicamente al club al final de la temporada...


Finalmente se empieza la liga con el veterano Blackshear (con nivel justito para LEB Oro) y la apuesta por un jugador proveniente de los Harlem Globetrotters llamado Willborn. Además la directiva decide hacer un gran esfuerzo económico por Víctor Luengo, el gran capitán del Pamesa Valencia glorioso de Olmos, así como apostar por jugadores consolidados en la categoría como Shawn Miller o Rubén Burgos. Este cambio de rumbo en la filosofía del equipo se vende desde la directiva como un precio inevitable para asegurar la categoría de tanto nivel, pero los resultados obtenidos son justo los contrarios. A mitad de temporada se debe de recurrir a los fichajes de Petterson y, sobre todo, Grunfeld para intentar salvar a un equipo que tuvo que ganar 5 de los últimos 7 partidos para sellar su permanencia en la división de plata. La primera víctima de este proceso de salvación había sido, como no, un Isma Cantó que desbordado por la situación del equipo tuvo que dejar el equipo a su ayudante Víctor Rubio, convertido en héroe local ante la racha final de victorias... Así pues, equipo salvado, pero sin el gran general que durante años había comandado la nave... ¿El año que viene qué?


Este año la temporada empezaba con los problemas económicos derivados de la falta de un patrocinador, si bien el ayuntamiento acuerda como medida excepcional apoyar al equipo con la misma cantidad que ofrecía el principal patrocinador durante un año, con la condición de encontrar un patrocinador antes de final de temporada. La planificación deportiva vuelve a ser convulsa y si bien se vuelve a apostar por dos desconocidos americanos (Robinson proveniente de la liga coreana y Nelson de las ligas universitarias de los EEUU), junto con la cesión de jóvenes de la cantera del Pamesa (Hidalgo y Avramov), parece que las gestiones se han realizado siempre con prisas y sin ningún orden. Las apuestas de la dirección y del propio Víctor Rubio por jugadores como Zagorac o Vrecko resulta ser un fracaso, lo que hace que el balance del equipo al acabar la primera vuelta sea de 2-15 y Víctor Rubio sea destituido. El equipo sufre en el puesto de base, donde un temporero como Ibarra acaba siendo el base titular ante un errático Oscar González, Nelson debe de ser cortado a mitad de temporada por su bajo nivel, el puesto de escolta está muy falto de anotación y solo Robinson mantiene al equipo en los partidos...


La directiva en un intento desesperado por salvar la categoría y ante los problemas económicos de Illescas y Rosalía intenta fichar jugadores que acerquen al equipo a la salvación. Se ficha a los héroes locales Jiménez y Morley, que acompañados de los ex-CAI Higgins y Brown cambian completamente la cara al equipo dirigido en el banquillo por un entrenador con garra y que ya había pasado por Gandia como Pepe Rodríguez.


A falta de tres jornadas el equipo se salva matemáticamente y desde ese momento el club y los aficionados empiezan una cuenta atrás inevitable con el fin de conseguir la solvencia económica que permita continuar con el baloncesto de elite en Gandia...


Continuará…




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Artículo publicado por Víctor Ramos

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