Hubo un tiempo en que un grito retumbaba en la ciudad. En esa época, los colores de Sevilla se fundieron y la dicotomía verde/rojo derivó en el verdirrojo. Por entonces, la avenida de Kansas City era un reguero de chavales ilusionados que caminaban hacia su particular Meca, el pabellón de San Pablo. Y nuestro escaso presupuesto de estudiante nos lo gastábamos en ver al Caja. Bueno, al "Caha". Estoy hablando de cuando fuimos los mejores...





Hoy, esa frase, esculpida en la leyenda del rock'n'roll gracias a Loquillo, vuelve a sonar con fuerza. En pleno siglo XXI. Sí, el Caja ha vuelto. Ni es el vetusto Caja San Fernando, ni viste los mismos colores que entonces. Pero mantiene la esencia de ese equipo que se ha tenido que abrir hueco a empujones entre el empacho de fútbol que indigesta la ciudad.


Un club que ha vivido su alfa y su omega en apenas tres temporadas. De visitar las fronteras en el averno de la LEB, a tocar el cielo de Treviso. En esta gloria baloncestística, el particular San Pedro que ha abierto las puertas celestiales no es otro que Joan Plaza. Él tenía las llaves de este paraíso que ahora todos paladeamos con el regusto de reconocer que, como todo en la vida es cíclico, habrá otro paso por el purgatorio y tocará resurgir. Y sonará con fuerza el "Cuando fuimos los mejores".


* Rafa Vega es periodista de Canal Sur TV