El come-hamburguesas, el verdadero 'Superman', Shaq-attack, Shaq Diesel, la bestia. Tras 19 temporadas siendo quizás el pivot más dominante de la historia de la NBA, Shaquille O'Neal -leyenda lagunera- dice basta (por fin...) y se retira del baloncesto profesional.


Figura mediática, controvertida, polémica, pero sobre todo divertida y llena de vida. Shaq, que conquistó tres títulos vistiendo la camiseta púrpura y dorada bajo el mando del gran Phil Jackson y haciendo la dupla más poderosa de la historia junto al escolta Kobe Bryant, anunció el miércoles que ya no seguirá jugando, después de casi veinte años dominando el poste bajo.


"Lo hicimos. 19 años, baby. Quiero agradecerles mucho. Es por eso que se los digo a ustedes primero, me voy a retirar. Los amo, y lo anunciaré pronto." Esto escribió O'Neal en su cuenta de Twitter, la más seguida de un jugador en la red social del pajarito, además de un vídeo.


En su carrera promedió 23.7 pts, 10.9 rebotes y 2.3 tapones, estadísticas que no reflejan para nada su verdadero poderío, pero es lo que sucedió porque el gigante no supo retirarse cuando debía.


Como decíamos, con los Lakers alcanzó tres veces el anillo en el último Three-Peat de la franquicia angelina, pero no fueron las únicas veces que llegó a la tierra prometida. En 1995, a pesar de ser barridos por los Houston Rockets, llegó a Las Finales con Orlando Magic, su primer equipo, el que lo drafteó en el pick Nº 1 del Draft 1992. También alcanzó Las Finales en 2004 con los Lakers ante los Pistons, en las cuales cayó por 4-1 en el que resultaría su último año con los laguneros. Dos años después, logró un cuarto campeonato pero con Miami Heat, junto a la estrella en ascenso Dwayne Wade (MVP de la serie final ante los Mavs).


Después de ese año el panorama era ideal para el retiro, pero Shaq no lo vio así: tras una temporada en la que fue transferido a Phoenix Suns, donde jugó dos años sin lograr nada (incluso, por primera vez en su carrera no pasó a la postemporada). Después fue a Cleveland Cavaliers, donde nunca pudo cumplir con su premisa "bring the ring to the King", con LeBron James. Finalmente, en su último año, firmó con los Boston Celtics, en un acto raro tratándose de una leyenda lagunera, el archienemigo del equipo que lo tuvo en sus mejores épocas. De más está decir que, ya sea por la edad y las lesiones, así como también por la calidad de los pívots que ya estaban en el plantel, Shaq no encontró su sitio en esa franquicia, y no pudo ayudar a que Boston llegue más allá de las Semis del Este.


Se retira un grande, un Hall of Famer, un campeón de campeones, un ganador dominante y, sí, después de todo, un lagunero de raza.