El Bilbao desarboló al Real Madrid. Si como parece, Pablo Laso quiere que su equipo corra y todos sus hombres se sientan importantes y listos para anotar, los hombres de negro le enseñaron el camino. Corrieron y anotaron ante la defensa perdida e inoperante del Madrid durante más de 30 minutos. Sólo hubo una diferencia respecto a las semifinales de la pasada temporada: Rudy Fernández.


Y es por el jugador de los Mavericks que el partido no fue un calco, un Déjà vu para la parroquia madridista, que al final pudo ver como su equipo tuvo opciones y convirtió el encuentro en un partidazo. El llamado efecto Miribilla volvió a gritar y a zarandear al enemigo. La multitud de ex madridistas del Bilbao hicieron preguntarse a muchos si no tienen cabida en el club que no les quiso. Una vez más. Jackson y el propio Raúl López comandaron a un equipo en el que todo el mundo sobresalía, con seis jugadores pasando de los 10 puntos.


En el Madrid sólo hubo respuesta en Llull, Tomic y Felipe. Como las dos últimas temporadas. Esta vez tuvieron que ser los tres juntos, más Rudy, no para ganar, sino simplemente para tener opciones. Es decir, al mejor nivel de los cuatro, el Real Madrid perdió en Bilbao, que es una lectura preocupante. La positiva, que Rudy juega sobrado. Se puso las pilas con el partido perdido, y llevó a su equipo a ponerse a 2 con tiempo de sobra para remontar. 17 puntos y 20 de valoración con suma facilidad. Tomic aportó otros 17 puntos y Felipe, el mejor, 18. Pero al final el Madrid decidió mal, el Bilbao se recuperó cuando se vio con el agua al cuello, y la victoria, justa, se quedó en Bilbao.


Es preocupante en el Madrid lo mucho que tardó en reaccionar al vendaval bilbaíno. Y eso que al final, Pablo Laso olvidó las premisas de repartir minutos y Llull, Rudy y Tomic rozaron los 30 minutos. Pero ni así.