Plantilla y equipos |
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BasketMe.com se enorgullece de dar la bienvenida a un nuevo colaborador muy especial, el responsable de 'scouting' en Europa de San Antonio Spurs, Antonio Maceiras. El que fuera manager general de F.C. Barcelona y Akasvayu Girona nos contará desde su 'despacho virtual' los entresijos del mundo del baloncesto, comenzando por un análisis de la planificación y composición de las plantillas de alto nivel
Aprovecho la propuesta que los amigos de Basketme.com me han hecho para comenzar a publicar algunas reflexiones sobre temas que hace tiempo vengo comentando. Espero que sean interesantes para los lectores.
Comienzo con uno de los típicos debates de inicio de temporada: el potencial de las plantillas. Mientras todavía hay pocos resultados que analizar, los que seguimos el baloncesto nos dedicamos a especular sobre que club ha construido una mejor o peor plantilla, basándonos en criterios muy diversos. Aquí van algunas opiniones sobre este debate, sin pretender crear ninguna cátedra sino simplemente explicar mi criterio.
Suele tomarse como uno de los puntos para valorar el potencial de la plantilla su profundidad (término que hemos asumido de la traducción literal de la que en inglés usan los norteamericanos). Pero creo que en este aspecto hay que ser conscientes de que es realmente la “profundidad”. Vaya por delante un estudio sobre las estadísticas de los play-off ACB de la pasada temporada:
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Los jugadores nº 12 de los 8 equipos participantes disfrutaron de un total de 3 minutos (a un promedio de 0.01 minuto por jugador y partido)
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Los jugadores nº 11 de cada equipo jugaron un total de 58 minutos (a un promedio de 1.71 minutos por jugador y partido)
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Los jugadores nº 10 de cada equipo se repartieron un total de 256 minutos (a un promedio de 7.53 por jugador y partido)
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Los jugadores nº 9 de cada equipo se repartieron un total de 289 minutos (a un promedio de 8.51 por jugador y partido)
Es a partir de los
jugadores nº 8 de cada plantilla cuando se comienzan a encontrar promedios de tiempo superiores a los 10 minutos. En encuentros complicados, mover más de 8-9 jugadores es realmente incómodo para los entrenadores. Y es que aunque generalmente se vea como una ventaja el disponer de una gran cantidad de hombres, para los técnicos éste es un problema incluso mayor que la falta de efectivos, ya que a las dificultades operativas se suman los problemas de actitud derivados de la insatisfacción con el papel otorgado. En plantillas con overbooking solemos encontrar jugadores descontentos con su participación o aquellos que simplemente no son capaces de desarrollar su juego sin la continuidad y confianza suficiente.
Se podría argumentar ante lo expresado en el párrafo anterior que los problemas de lesiones pueden provocar un desequilibrio en una plantilla corta. Ciertamente es así, pero siempre he mantenido la teoría de que es preferible que las bajas supongan ese problema al hecho de comenzar ya con una plantilla desequilibrada y esperar que las lesiones lo solventen. Cada temporada vemos que algún equipo de los de “plantilla larga” necesita de una ola de lesiones para cohesionar su juego cuando la responsabilidad se concentra en menos efectivos. No creo que sea una casualidad, como se deduce de lo que vengo exponiendo.
¿Qué entiendo por tanto que da una medida real del potencial del equipo? Diría que varios factores. En primer lugar
la calidad del cinco inicial, normalmente el equipo campeón suele ser aquel que dispone del quinteto titular más fuerte y en situaciones de potencial parejo, aquel que tiene el jugador/es capaces de ser decisivos. Normalmente ellos disputarán más del 60% del tiempo de juego y su impacto dentro de la producción del equipo es incluso mayor. Además serán aquellos que decidan la suerte de su equipo en los momentos decisivos.
A continuación vendrían
los 3 hombres de la rotación primaria, uno por línea (base-alero-pívot). De que estos hombres sean de la máxima calidad dentro de que acepten su rol en el equipo dependerá la estabilidad del conjunto. En algunos casos estos elementos están en el filo de formar parte del quinteto titular y su importancia por tanto es muy grande.
Como siguiente elemento vendría
la rotación secundaria, los jugadores 9-10, los cuales deberían tener un protagonismo muy inferior y que normalmente solo se incrementará por problemas físicos o de faltas.
Cerrarían la composición de la plantilla
los jugadores 11-12, idealmente serían hombres que entrenen con motivación y entusiasmo todos los días, preparados para aprovechar su ocasión con la máxima ilusión cuando esta se produzca. Habitualmente el tipo de jugador que encaja en esta descripción es la de jugadores jóvenes con proyección.
Quiero finalizar expresando una idea sobre la que mi opinión si es rotunda: hacer plantillas es un arte y no tiene nada que ver con “amontonar jugadores”. Reunir indiscriminadamente elementos, aunque estos sean de mucho talento, no tiene nada que ver con construir una gran plantilla. Es más, en la mayoría de ocasiones acumular excesiva calidad es sinónimo de desastre. Encontrar la complementariedad de las piezas, su disposición a aceptar el rol para el que se les contrata así como el equilibrio entre talento y fuerza, juego interior y exterior, ambición y sacrificio, etc. requiere de una habilidad y experiencia que haría falta todo un libro para intentar explicar.