Cuando las luces de la ACB están próximas a encenderse para iniciar una nueva temporada, es momento de analizar algunos de los aspectos y debates que genera la plantilla caísta y su cuerpo técnico en un año crucial para su asentamiento entre la élite..


Los directivos han preferido mantener su confianza en José Luis Abós, el entrenador del ascenso, tras un periplo por la LEB lleno de claroscuros, en el que una plantilla de calidad sufrió en exceso para conseguir el objetivo final, ofreciendo un pobre espectáculo en general y numerosas carencias tácticas (omisión de sistemas, defensas supeditadas al fallo del rival, obsesión por los bloqueos directos y por las individualidades, pasividad y lentitud en el banquillo a la hora de tomar decisiones) agravadas por problemas de corte pedagógico (demonización de los jugadores en las derrotas, enfrentamientos más o menos soterrados con los mismos…). No obstante, es lógico el premio y loable la decisión por cuanto supone de arriesgada.





En la confección de la plantilla la principal sorpresa es la marcha del capitán Lescano a su Argentina natal, envuelto en un extraño caso de nacionalizaciones imposibles y declaraciones extemporáneas. El cordobés es uno de los jugadores que más habían calado en la afición por su entrega y generosidad, y tal vez su trayectoria hubiera merecido una salida más digna que una declaración en la página web oficial del equipo


En el roster se mantienen Paolo Quinteros como jugador franquicia, Darren Phillip, David Barlow y Rafa Hettsheimer de la temporada pasada. El argentino ya demostró su capacidad en el efímero anterior paso del CAI por la ACB, con sus lanzamientos y penetraciones, aunque últimamente parece haberse reinventado poniendo más énfasis en el juego colectivo con asistencias e intensidad defensiva. Philip por su parte es un pívot que si bien en la LEB es determinante por su movilidad, en la máxima competición española sufre ante contrarios más corpulentos y rápidos.





El australiano Barlow es una incógnita. Se trata de un 3 alto, hábil en las penetraciones y buen reboteador, con mayor irregularidad en el tiro exterior aunque no tiene mala muñeca, si bien su mecánica no es excesivamente ortodoxa, y muy sacrificado en la defensa de ayudas. Ocupa plaza de extracomunitario, lo que supone un plus mayor de responsabilidad. El caso del brasileño ya es conocido por todos. Tras su lesión y su transitar por la ACB de la mano del Obradoiro, con el que llegó a ser MVP de la jornada, finalizó la temporada con el conjunto aragonés. Buen reboteador, tiene facilidad para moverse en la pintura y posee un buen tiro a cuatro metros, aunque su mayor problema radica en la irregularidad y cierta tendencia a la precipitación.


La dirección de juego se ha confiado a una dupla de perfil medio. El belga Van Rossom, tras figurar en las agendas de varios equipos europeos como el Real Madrid o el Maccabi, acabó en el Armani Jeans italiano, del que se desvinculó para fichar por los maños. Parece un correcto director de juego, con pocas pérdidas de balón y excelentes porcentajes de tiro, pero la entidad de la competición y el hecho de que deba asumir el rol de base titular pueden condicionar su actuación. Por su parte Riera, procedente del Mallorca, donde coincidió con Abós, y con escasa experiencia en la ACB enrolado en las filas del Estudiantes, responde al perfil de base eminentemente ofensivo, con lagunas en defensa, y cierta tendencia a monopolizar el juego confiando en su tiro y sus buenos fundamentos en el uno contra uno.





Para suplir a Lescano se ha fichado al estadounidense con pasaporte alemán Chad Toppert, un especialista en el tiro como lo avalan sus porcentajes en la D-League y los primeros partidos de pretemporada. Para el puesto de alero, y como complemento de la plantilla, se ha recurrido a Jorge Cano, formando en el Stadium Casablanca, del que saltó a las categorías inferiores del F.C. Barcelona.


Otro de los nuevos es el americano Adam Chubb, procedente del Alba de Berlín, pívot consistente, buen reboteador y con buena mano, muy hábil y solvente en el pick and roll, aunque en la pretemporada todavía no ha mostrado sus cualidades.





Quedan para el final los dos fichajes más interesantes desde nuestro punto de vista. El madrileño Andrés Miso, procedente del Cajasol, destaca por su polivalencia (puede jugar de base, como empezó en el Estudiantes, de escolta e incluso de alero), la experiencia en la ACB, su facilidad para las penetraciones, su lanzamiento exterior, sobre todo de tres, y su papel como cohesionador del colectivo. Ya en los primeros partidos ha confirmado su ascendencia sobre el grupo, con buenas actuaciones individuales que justifican su fichaje.


El segundo es Pablo Aguilar, cedido por el Real Madrid en uno de los culebrones del verano. Conocido por todos, arquetipo del cuatro moderno, versátil y buen tirador, se enfrenta a una temporada trascendental para su futuro, puesto que quiere ser incluido en las listas del draf de la NBA. Por ello, y para mantener la progresión y su línea ascendente, el CAI se postula como la plataforma ideal para lograr sus deseos: dispondrá de numerosos minutos, ejercerá de elemento fundamental del equipo y crecerá por tanto como jugador. Quizá su excesiva tendencia, justificada por sus porcentajes, al lanzamiento exterior deberá acompañarse de una mayor apuesta por jugar más cerca del aro.





Se trata por tanto de una plantilla más compensada que en su anterior aventura en la elite, con una línea exterior eficaz y con acierto, que genera algunas dudas en cuanto a la dirección, y con un juego interior que debe crecer si no quiere pasar excesivos apuros, sobre todo por las dificultades observadas en el poste bajo, donde Phillip tiene problemas ante pívots más poderosos que él y Aguilar no se desenvuelve con tanta facilidad como por fuera. La pretemporada, en la que no ha obtenido ninguna victoria, muestra algunas de esas notas discordantes que deberán ser matizadas para afrontar con éxito el objetivo final, que no es otro que la permanencia.