Algo está cambiando en las altas esferas de la NBA. Más allá de la derrota de unos Lakers apenas rodados, ante un Barça con dos semanas de competición a sus espaldas. Más allá de las odiosas comparaciones entre baloncesto NBA y baloncesto FIBA. Más allá de la obviedad, la certeza y la esperanza, que nos lleva a creer firmemente que el baloncesto, como deporte de equipo, es y debe ser algo más que talento individual y capacidad física. Hoy hemos asistido al primer día de la batalla por la supremacía entre dos baloncestos tan cercanos como lejanos.


Tras los sonados fracasos de la selección de USA en competiciones internacionales, en Indianápolis, Atenas y Japón, el prestigio del baloncesto americano y por extensión el de la NBA, empezó a correr peligro. Para recuperar ese prestigio Jerry Colangello y Mike Krzyzewski, se pusieron manos a la obra, no sin la ayuda de Mr. David Stern, que consciente de la importancia de mantener a la NBA como la marca nº 1 de espectáculo baloncestístico, de buen seguro dio más de un empujoncito para que algunas grandes estrellas, arrimaran el hombro y acudiesen a las grandes citas internacionales.


Los resultados han sido fabulosos, USA y el producto NBA campeones olímpicos y ganadores del pasado mundial, con una estrella emergente como Kevin Durant como nuevo icono de futuro para la marca.


No obstante, esta noche por primera vez, en la era de la información (con el permiso del Macabbi de Tel-Aviv), un equipo europeo ha batido a un campeón vigente de la NBA. Anecdótica o no, algo nuevo arroja esta victoria al panorama baloncestístico global.


Hasta hoy, los equipos, ex-jugadores o directivos NBA que se paseaban por Europa, en giras, partidos o actos publicitarios, siempre habían tenido una actitud un tanto condescendiente y paternalista respecto al baloncesto FIBA. Eran habituales respuestas como “sin duda podrían jugar en la NBA” o “son jugadores de nivel NBA”, referidas a preguntas sobre jugadores o equipos del viejo continente.


Pero tal día como hoy, nuestro baloncesto ha llegado a la edad adulta y Phil Jackson se ha encargado de dejarlo claro esta noche, durante la rueda de prensa efectuada tras el partido entre Lakers y Barça. Lejos del paternalismo habitual proveniente del otro lado del charco, el ganador de 11 anillos NBA (como entrenador), fue claro y rotundo afirmando que en su opinión los culers: "No tienen nivel. Jugaron muy bien esta noche pero no creo que estén al nivel de nuestra competición, con tantos partidos, jugando día sí día no, no tienen capacidad física ni el tamaño de nuestros jugadores. No quiero menospreciar, han jugado muy bien, pero no están al nivel”. Después de dar semejante titular a la prensa española, apartó el micro de su boca y abandonó la sala de prensa, quizás no salían más palabras de los boquiabiertos periodistas que poblaban la sala de prensa o quizás realmente no había más preguntas.


Por primera vez en los últimos años, un miembro de la NBA, se veía obligado a defender su competición en pleno suelo europeo. Por primera vez todo un icono NBA, olvidaba toda humildad, “fair-play” y cualquier tipo de paternalismo hacia el hermano menor baloncestístico, para defender lo que le es propio, y venderlo ante el mundo como lo mejor. Psicológicamente, la conclusión es muy sencilla, quién se defiende es porque se siente amenazado. Si hay que defenderse es que hay síntomas de temor. Y el primer síntoma, quién lo iba a decir, lo ha mostrado todo un archicampeón como Phil Jackson, en boca del cual todo toma la mayor dimensión posible.


Sin duda algo empieza a cambiar. Las declaraciones del “coach” de los Lakers, ponen de relieve que la Euroliga y la ACB son ya dos productos baloncestísticos de altísimo nivel que compiten y ponen en riesgo la globalización de la marca NBA. No son casualidad las declaraciones de Jackson, como tampoco es casualidad que la NBA ya utilice a Ricky Rubio (cuando ni tan sólo ha decidido éste su futuro), como cebo para llevar-se su parte del pastel, como quizás tampoco sea casualidad que Portland se resista a dejar escapar el reclamo mediático que supone Rudy Fernández para la difusión de la NBA a nivel europeo y en particular para el público español.


Sin duda, el baloncesto FIBA ha llegado a la edad adulta, se vale por sí solo, tiene sus propios referentes, su propia ideosincrasia, y lo más importante la capacidad económica (si el sistema financiero lo permite) para atraer a jugadores de todo el mundo y como no, para conservar a sus estrellas.


Obviamente, la NBA va hacer todo lo possible por defender su hegemonía como producto de consumo global. Phil Jackson ha abierto sin quererlo la era de la competencia entre competiciones. En el horizonte, la siempre recurrente y difícilmente viable a corto y medio plazo división europea NBA. ¿Utopía o realidad?