Hoy nos ocupamos de un jugador que está dando mucho que hablar y al que le quedan muchas páginas de basket por llenar. Nos referimos a Álex Abrines (Palma de Mallorca, 1993), alero del F.C. Barcelona y con el que tuve la inmensa fortuna de coincidir dos años en mi carrera profesional.
No sólo vamos a fijarnos en sus méritos sino que conoceréis su pasado, presente y el halagüeño futuro que le espera, aparte de descubrir a una bella persona y a un entorno familiar inmejorable. Lo dividiremos por capítulos.
- DE LA SALLE AL CIELOCriado baloncestísticamente en el Colegio de La Salle, en Palma de Mallorca, Álex Abrines pasó desapercibido, casi diríamos que “escondido” en su etapa adolescente. Su padre, Gabi, fue jugador ACB y dejó huella allá por donde pasó (me dieron recuerdos para él en Cáceres) y del que hablan muy bien todos aquellos que le trataron. Aquí, la disección del maestro Piti Hurtado del juego de Abrines y la herencia de su padre.
Y fue en el verano de 2010 cuando su camino y el mío se cruzaron. Fue en un campus en Málaga donde bajo la tutela de Pepe Laso deslumbró a propios y extraños. De ahí su fichaje y una primera gran experiencia: viaje a Pekín para unos amistosos. Una experiencia sensacional aquella, donde aparte de baloncesto hicimos turismo por la Muralla china o la Plaza Tiananmen. Ahí ya intuíamos todos que ese “chiquillo” de 16 años haría grandes cosas cuando le vimos volar en un mate a dos manos tras rebote ofensivo.
Ese año ya debutó en LEB ORO y sus dos primeros partidos fueron casi testimoniales, pero el tercero... ¡ay el tercero! Fue su primera gran exhibición profesional: 24 puntos y todo un recital en Melilla (soy testigo directo de aquello). Fue un partido donde había bajas en los aleros y que además perdimos, pero cómo le disfrutamos aquel día...
De esa 2010/11 pasamos a la siguiente campaña, 2011/12. Otro salto mortal, debuta en ACB frente a Gran Canaria y con la inmensa suerte de que sus padres estarían allí para verlo. También ese año debutaría en Euroliga y nos dejará otra pincelada más de gran jugador... 31 puntos frente a Estudiantes en ACB.
Un gran jugador está en camino de llegar a la élite, y en verano de 2012 ficha por el Barca. Año duro el primero, pero con título de Copa del Rey, y ya la temporada pasada, un poco más consolidado consigue la LIGA ACB. Otro pasito más.
Además, a esta batería de premios sumémosle el campeonato de Europa U18 y el MVP en Wroclaw (Polonia), y la medalla de bronce U20 en Eslovenia con un triplazo en el último segundo... ¡brutal! Más tarde, la internacionalidad absoluta y mundialista en el pasado Mundial de España 2014... ¿se puede pedir más por menos? Aquí teneis el enlace del supertriple ante Serbia, medalla de bronce.
- PRESENTE Y FUTURO: LOS DOS SON TUYOSEn la presente temporada, Álex se ha convertido en un fijo en la rotación de Xavi Pascual acumulando minutos de calidad (21 de media por partido) y siendo importante en momentos y partidos decisivos (10.5 puntos de media en ACB y 8.5 en Euroliga). Además ha conseguido hacerse un hueco dentro de la amplia rotación exterior del F.C. Barcelona por delante claramente de Hezonja, Thomas y del ahora lesionado Juan Carlos Navarro.
Por si todo esto pudiera resultaros poco, a largo plazo sólo aparecen tres letras: NBA. Drafteado por Oklahoma City Thunder (el equipo de Kevin Durant y Russell Westbrook) y elegido en el puesto 32, sus opciones de ir a la mejor liga del mundo crecen por jornada, así que mucho me meto que sus padres (Gabi y Arantxa) van a tener que ponerse las pilas con el inglés porque el chico está a punto de derribar la última puerta del éxito. Aquí el análisis que la web Draftexpress hace de las opciones de Abrines de ir a la NBA.
- FAMILIA, ESTUDIOS Y PERSONA: LA SANTÍSIMA TRINIDADComo os conté al principio, tuve la suerte de tener a Álex dos años, en los que me sorprendieron varias cosas. Lo primero, su ambiente familiar. Conocí a sus padres, Gabi y Arantxa, y en ese caso se puede aplicar el dicho de “tal palo tal astilla”, o lo de “el arbolito desde chiquitito”, porque todas eran personas educadas y responsables y supieron transmitir esos valores a Álex.
Otra cosa interesante es que no dejó de estudiar, no se volvió loco con la pronta “fama” y siguió con sus estudios. Y por último y fundamental, ser buena gente. Tío afable, educado, buen niño, respetuoso... me dio 0 problemas y decir eso en los ambientes profesionales es mucho decir. Aún recuerdo la admiración que despertaba en los cadetes del Barça que tuve en la selección. Cuando les conté que había estado dos años con Abrines, se volvieron totalmente locos.
En resumen, estamos ante una realidad del baloncesto español, con un tiro fácil, potencia de salto, anotador compulsivo y jugador con carácter. Lo dicho: tanto el presente como el futuro te pertenecen, ¡crack!
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