Magic hizo las maletas dirección Los Ángeles y Michigan State, pese al acierto de Vincent, perdió el rumbo ganador. Temporadas grises en la primera mitad de los 80 que se vieron interrumpidas con un par de apariciones en el torneo a mediados de década, liderados por el base All American Scott Skiles, con el que llegaron hasta el Sweet Sixteen en el 86. Otra vez años grises hasta la llegada al campus de Steve Smith, líder del equipo campeón de conferencia en el 90, y al que llevó también a la 3ª ronda del torneo. Pero Smith ya era junior, y en el 91 se fue a la NBA tras colar a MSU de nuevo en el torneo. Años duros a continuación, con presencia en la postemporada, pero sin opciones reales. Muchos puntos para Shawn Respert pero pocas opciones ante los grandes programas del país, y la sombra de los Fab Five presente. El estado se hacía wolverine.



Tom Izzo


Tras la retirada de Heathcote en el 95, Tom Izzo fue ascendido al puesto de entrenador jefe. Y la decisión no pudo ser más acertada. Una palabra resume su trayectoria en East Lansing: éxito. Hoy en día Izzo es considerado, por muchos, el mejor entrenador del país.
Pero los inicios no fueron sencillos. Michigan State estaba lejos de ser un programa de referencia, no tenía underclassmen ni recruits de postín, y había que empezar desde cero. Para ello, nada mejor que dotar de dureza y carácter al equipo. Pronto consiguió su primer gran recruit en la figura del McDonald’s All American Matteen Cleaves y el equipo empezó a creer. En su temporada sophomore alcanzaron el Sweet Sixteen. Y como junior, en el 99, con 33 victorias y campeones de conferencia, alcanzaron la Final Four, donde caerían ante Duke en semifinales. Jason Klein era senior en aquel equipo.


Marzo de 2000. Kenyon Martin se rompe la pierna y la gran favorita al título nacional, Cincinnati, se queda sin opciones. Y los Spartans se aprovechan de ello. Habían pasado problemas durante la temporada con los problemas físicos de Cleaves, pero la solidez y profundidad de su plantilla sería clave a la postre. El liderazgo de Cleaves, las segundas partes de Morris Peterson, el tiro de AJ Granger, la intendencia de Charlie Bell, el trabajo de Hutsony la fuerza juvenil que presentaban los Jason Richardson o Anagonye. Si hasta contaban con una ex estrella escolar que había abandonado Duke, Mike Chappell. En menos de un lusto Izzo había conseguido tocar la gloria.





Los Flinstones (jugadores nativos de Flint, en Michigan) se quedaban en Bell, con las marchas a la NBA de Cleaves y Peterson pero el programa había adquirido notoriedad y los recruits seguían siendo de calidad. Otra Big Ten, y otra Final Four, con derrota ante Arizona en semifinales. Un equipo diferente al de un año antes, en el que Bell era el líder senior, Jason Richardson había dado un importante salto adelante que le confirmaba como uno de las más claras apuestas NBA que había entonces en la NCAA y los freshmen Marcus Taylor y sobre todo Zach Randolph eran importantísimos.


Los recruits siguieron llegando, pero los resultados, sin ser malos, bajaron. Debilitados tal vez por la temprana marcha a la NBA de Randolph, Richardson y Taylor. Añadamos el pobre rendimiento de recruits tan importantes como el del mejor jugador escolar de su promoción, Kelvin Torbert, o el de Paul Davis. La inadaptación de Erazem Lorbek (su año no fue malo, aún así). Se seguía en el torneo pero el equipo no se veía con hechuras de campeón. Sin embargo, en 2005, otra final four. Reivindicación para Torbert y Davis.





Y en esa línea de que cada senior de Izzo juega al menos una vez la Final Four hemos seguido. Los recruits han seguido siendo buenos, no punteros, pero adaptables al estilo espartano y en general de la Big 10 de dureza, defensa, y competitividad. Otra final four en 2009, y otra en 2010. Hasta seis en once años.

Sólo una palabra explica el éxito de Tom Izzo y los Spartans. Trabajo.


Juan Cobos
Redactor NCAA
www.basketme.com


Magic hizo las maletas dirección Los Ángeles y Michigan State, pese al acierto de Vincent, perdió el rumbo ganador. Temporadas grises en la primera mitad de los 80 que se vieron interrumpidas con un par de apariciones en el torneo a mediados de década, liderados por el base All American Scott Skiles, con el que llegaron hasta el Sweet Sixteen en el 86. Otra vez años grises hasta la llegada al campus de Steve Smith, líder del equipo campeón de conferencia en el 90, y al que llevó también a la 3ª ronda del torneo. Pero Smith ya era junior, y en el 91 se fue a la NBA tras colar a MSU de nuevo en el torneo. Años duros a continuación, con presencia en la postemporada, pero sin opciones reales. Muchos puntos para Shawn Respert pero pocas opciones ante los grandes programas del país, y la sombra de los Fab Five presente. El estado se hacía wolverine.



Tom Izzo


Tras la retirada de Heathcote en el 95, Tom Izzo fue ascendido al puesto de entrenador jefe. Y la decisión no pudo ser más acertada. Una palabra resume su trayectoria en East Lansing: éxito. Hoy en día Izzo es considerado, por muchos, el mejor entrenador del país.
Pero los inicios no fueron sencillos. Michigan State estaba lejos de ser un programa de referencia, no tenía underclassmen ni recruits de postín, y había que empezar desde cero. Para ello, nada mejor que dotar de dureza y carácter al equipo. Pronto consiguió su primer gran recruit en la figura del McDonald’s All American Matteen Cleaves y el equipo empezó a creer. En su temporada sophomore alcanzaron el Sweet Sixteen. Y como junior, en el 99, con 33 victorias y campeones de conferencia, alcanzaron la Final Four, donde caerían ante Duke en semifinales. Jason Klein era senior en aquel equipo.


Marzo de 2000. Kenyon Martin se rompe la pierna y la gran favorita al título nacional, Cincinnati, se queda sin opciones. Y los Spartans se aprovechan de ello. Habían pasado problemas durante la temporada con los problemas físicos de Cleaves, pero la solidez y profundidad de su plantilla sería clave a la postre. El liderazgo de Cleaves, las segundas partes de Morris Peterson, el tiro de AJ Granger, la intendencia de Charlie Bell, el trabajo de Hutsony la fuerza juvenil que presentaban los Jason Richardson o Anagonye. Si hasta contaban con una ex estrella escolar que había abandonado Duke, Mike Chappell. En menos de un lusto Izzo había conseguido tocar la gloria.





Los Flinstones (jugadores nativos de Flint, en Michigan) se quedaban en Bell, con las marchas a la NBA de Cleaves y Peterson pero el programa había adquirido notoriedad y los recruits seguían siendo de calidad. Otra Big Ten, y otra Final Four, con derrota ante Arizona en semifinales. Un equipo diferente al de un año antes, en el que Bell era el líder senior, Jason Richardson había dado un importante salto adelante que le confirmaba como uno de las más claras apuestas NBA que había entonces en la NCAA y los freshmen Marcus Taylor y sobre todo Zach Randolph eran importantísimos.


Los recruits siguieron llegando, pero los resultados, sin ser malos, bajaron. Debilitados tal vez por la temprana marcha a la NBA de Randolph, Richardson y Taylor. Añadamos el pobre rendimiento de recruits tan importantes como el del mejor jugador escolar de su promoción, Kelvin Torbert, o el de Paul Davis. La inadaptación de Erazem Lorbek (su año no fue malo, aún así). Se seguía en el torneo pero el equipo no se veía con hechuras de campeón. Sin embargo, en 2005, otra final four. Reivindicación para Torbert y Davis.





Y en esa línea de que cada senior de Izzo juega al menos una vez la Final Four hemos seguido. Los recruits han seguido siendo buenos, no punteros, pero adaptables al estilo espartano y en general de la Big 10 de dureza, defensa, y competitividad. Otra final four en 2009, y otra en 2010. Hasta seis en once años.

Sólo una palabra explica el éxito de Tom Izzo y los Spartans. Trabajo.


Juan Cobos
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NCAA Final Four 2010: Michigan State - Men at work
BasketMe  | 04.04.2010 - 02:25h.
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Juan Cobos. “Advancing knowledge, transforming lives”. Así reza el motto de la Universidad Estatal de Michigan. Fundada en 1855, fue el primer centro universitario de la nación establecido como land grant (tierras públicas cedidas para la implantación de un centro enfocado a la ciencia y la ingeniería, principalmente focalizo en estudios agrarios y mecánicos, dentro del contexto de la revolución industrial). En East Lansing, en la actualidad, estudian más de 47.000 estudiantes que esperan transformar sus vidas mediante el conocimiento.
Tal vez atraídos por el reconocimiento académico del centro, ejemplificado por el alto número de becarios Rhodes licenciados por la universidad, tal vez atraídos por los potentes programas deportivos que compiten en la poderosa conferencia Big10 (que en realidad consta de 11 universidades).


Los Spartans, nombre por el que son conocidos los equipos deportivos de Michigan State, son una referencia dentro de la conferencia, habiendo logrado coronarse hasta en cuatro ocasiones de forma unánime como campeones nacionales de football a medidados de los 50 y 60. Sigue siendo una referencia a nivel social dentro del campus, acogiendo hasta 75.000 espectadores por encuentro. Compitiendo en la CCHA, y en la tradición de las universidades del norte, el equipo de hockey sobre hielo es otra referencia a nivel nacional, habiendo conseguido tres títulos, el último hace tres temporadas.


Sin embargo, por resultados y repercusión mediática, en la actualidad, el rey es el baloncesto masculino. Durante años, la figura de Earvin Magic Johnson y su mágico campeonato del ’79, sobresalió entre los logros de los Spartans, pero poco a poco Tom Izzo se ha ido haciendo un nombre en la historia del programa, liderando a la universidad a 6 final fours en las últimas 12 temporadas, incluyendo el campeonato nacional en 2000.



Los inicios


Los primeros partidos del equipo masculino de baloncesto de los Spartans se remontan a finales del siglo XIX. Sin embargo, no existe regularidad en los encuentros hasta bastante iniciado el siglo pasado, y el programa no adquiere estabilidad hasta que Benjamin VanAlstyne llega al puesto de entrenador en 1926. Se quedaría en el puesto durante 23 años aumentando en hasta 18 puntos el promedio anotador del equipo. Luego, un nuevo carrusel de entrenadores que nunca lograron formar un programa ganador, manteniéndose con escaso margen sobre el 50 % de victorias. Forrest Anderson se llevó un par de títulos de conferencia y lideró a MSU a su primera Final Four en 1957, John Benington fue el entrenador del título de conferencia del ’67, y con Gus Ganakas se pone punto final a la prehistoria espartana.



Llega Earvin Johnson


Le sustituye en el banquillo Jud Heathcote en 1976. Y un año después llega a la universidad un McDonalds All American que marcaría historia, Magic Johnson, y el que será su escudero en la universidad, Jay Vincent. En su primera temporada se quedan a las puertas de la Final Four, perdiendo ante la a la postre campeona, Kentucky, en el Elite Eight, para en 1979 lograr el primer campeonato nacional para la universidad. En el partido que en su momento fue el más visto de la historia de la televisión en Estados Unidos, los Spartans se impondrían a la Indiana State de Larry Bird. Magic fue elegido MVP de la Final Four.





Magic hizo las maletas dirección Los Ángeles y Michigan State, pese al acierto de Vincent, perdió el rumbo ganador. Temporadas grises en la primera mitad de los 80 que se vieron interrumpidas con un par de apariciones en el torneo a mediados de década, liderados por el base All American Scott Skiles, con el que llegaron hasta el Sweet Sixteen en el 86. Otra vez años grises hasta la llegada al campus de Steve Smith, líder del equipo campeón de conferencia en el 90, y al que llevó también a la 3ª ronda del torneo. Pero Smith ya era junior, y en el 91 se fue a la NBA tras colar a MSU de nuevo en el torneo. Años duros a continuación, con presencia en la postemporada, pero sin opciones reales. Muchos puntos para Shawn Respert pero pocas opciones ante los grandes programas del país, y la sombra de los Fab Five presente. El estado se hacía wolverine.



Tom Izzo


Tras la retirada de Heathcote en el 95, Tom Izzo fue ascendido al puesto de entrenador jefe. Y la decisión no pudo ser más acertada. Una palabra resume su trayectoria en East Lansing: éxito. Hoy en día Izzo es considerado, por muchos, el mejor entrenador del país.
Pero los inicios no fueron sencillos. Michigan State estaba lejos de ser un programa de referencia, no tenía underclassmen ni recruits de postín, y había que empezar desde cero. Para ello, nada mejor que dotar de dureza y carácter al equipo. Pronto consiguió su primer gran recruit en la figura del McDonald’s All American Matteen Cleaves y el equipo empezó a creer. En su temporada sophomore alcanzaron el Sweet Sixteen. Y como junior, en el 99, con 33 victorias y campeones de conferencia, alcanzaron la Final Four, donde caerían ante Duke en semifinales. Jason Klein era senior en aquel equipo.


Marzo de 2000. Kenyon Martin se rompe la pierna y la gran favorita al título nacional, Cincinnati, se queda sin opciones. Y los Spartans se aprovechan de ello. Habían pasado problemas durante la temporada con los problemas físicos de Cleaves, pero la solidez y profundidad de su plantilla sería clave a la postre. El liderazgo de Cleaves, las segundas partes de Morris Peterson, el tiro de AJ Granger, la intendencia de Charlie Bell, el trabajo de Hutsony la fuerza juvenil que presentaban los Jason Richardson o Anagonye. Si hasta contaban con una ex estrella escolar que había abandonado Duke, Mike Chappell. En menos de un lusto Izzo había conseguido tocar la gloria.





Los Flinstones (jugadores nativos de Flint, en Michigan) se quedaban en Bell, con las marchas a la NBA de Cleaves y Peterson pero el programa había adquirido notoriedad y los recruits seguían siendo de calidad. Otra Big Ten, y otra Final Four, con derrota ante Arizona en semifinales. Un equipo diferente al de un año antes, en el que Bell era el líder senior, Jason Richardson había dado un importante salto adelante que le confirmaba como uno de las más claras apuestas NBA que había entonces en la NCAA y los freshmen Marcus Taylor y sobre todo Zach Randolph eran importantísimos.


Los recruits siguieron llegando, pero los resultados, sin ser malos, bajaron. Debilitados tal vez por la temprana marcha a la NBA de Randolph, Richardson y Taylor. Añadamos el pobre rendimiento de recruits tan importantes como el del mejor jugador escolar de su promoción, Kelvin Torbert, o el de Paul Davis. La inadaptación de Erazem Lorbek (su año no fue malo, aún así). Se seguía en el torneo pero el equipo no se veía con hechuras de campeón. Sin embargo, en 2005, otra final four. Reivindicación para Torbert y Davis.





Y en esa línea de que cada senior de Izzo juega al menos una vez la Final Four hemos seguido. Los recruits han seguido siendo buenos, no punteros, pero adaptables al estilo espartano y en general de la Big 10 de dureza, defensa, y competitividad. Otra final four en 2009, y otra en 2010. Hasta seis en once años.

Sólo una palabra explica el éxito de Tom Izzo y los Spartans. Trabajo.


Juan Cobos
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