Kentucky Wildcats: B. Knight 17 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias.

UConn Huskies: K. Walker 18 puntos, 7 asistencias, 6 rebotes.


Bonito duelo en los banquillos entre dos de los reclutadores más importantes de todo el baloncesto universitario que buscaban acceder nuevamente a una final de la NCAA. John Calipari buscaba su segunda aparición en una final después del título perdido en 2008 cuando entrenaba a Memphis Tigers de la mano de todo un Derrick Rose. Jim Calhoun por su parte, buscaba su tercera final de la NCAA después de los dos títulos conseguidos en 1999 y 2004, más aún después de que en la última clasificación de su equipo para la Final Four cayesen en semifinales en 2009 ante la Michigan State de Tom Izzo.

Tras un inicio de partido en el cual Huskies y Wildcats se repartirían canastas y fallos por igual, los Huskies tomarían el mando con la aparición en escena de Kemba Walker (18 puntos, 7 asistencias, 6 rebotes), quien con seis puntos consecutivos y con la mala selección de tiros de los Wildcats aprovecharon para establecer las primeras distancias importantes en el luminoso que culminaría Jamal Coombs-McDaniel (12-19) a falta de ocho minutos para el descanso. La reacción no se hizo esperar por parte del otro protagonista del partido, Brandon Knight (17 puntos, 8 rebotes), que tras no aparecer durante entonces surgió de la nada con cinco puntos consecutivos.
La falta de acierto de los Huskies desde la línea de tres puntos hizo que el equipo buscara opciones mucho más cercanas al aro, y con el trabajo de Alex Oriakhi, Charles Okwandu y Roscoe Smith unido a la aparición de Jeremy Lamb en el partido los Huskies sumaron ocho puntos consecutivos, lo que unido a la gran defensa planteada por Calhoun lograron su mayor ventaja en el marcador (21-31). Los últimos dos minutos de esta mitad fueron un auténtico despropósito por parte de ambos equipos, especialmente con unos Wildcats a la que la suerte no terminaba de acompañarle en cuanto a producción ofensiva, llegando así al descanso después de tener hasta cinco intentos consecutivos para lograr sumar algún punto.

En la reanudación los Wildcats salieron muchísimo más enchufados, hasta el punto de que lograron neutralizar la diferencia de diez puntos con la que contaban los Huskies al descanso gracias un parcial de 8-0 en los tres primeros minutos de partido, después de dos triples consecutivos de Brandon Knight y Darius Miller. El poderío exterior de los de Lexington seguía sacando los colores a la defensa de los Huskies, y con dos triples consecutivos de Doron Lamb (13 puntos) y una canasta de Josh Harrellson volvían a ponerse por delante en el marcador (37-36). La alegría no les duraría mucho, ya que en la jugada siguiente Kemba Walker forzaría tres tiros libres tras una falta de DeAndre Liggins, volviendo a estar comandando en ataque los Huskies.

El partido entonces dejaría de tener un dueño claro. Los Huskies se mantenían en el marcador gracias a las acciones de Jeremy Lamb y Kemba Walker, mientras Alex Oriakhi sacaba algunos puntos ante Harrellson y Terrence Jones; mientras que los Wildcats veían como los tiros de Brandon Knight no terminaban de entrarle, teniendo que darle la alternativa a Terrence Jones y Doron Lamb para intentar que los Huskies no se les fueran en el último instante. Pese a ello, un parcial de 6-0 de los Huskies dejó a los Huskies durante más de 5 minutos sin anotar una sola canasta hasta un triple de DeAndre Liggins a menos de dos minutos para el final del choque (51-54) que daba aún esperanzas a los Wildcats para remontar.

Con un tiro libre más de Liggins, el partido se metía en el último minuto de partido con 52-54 favorable a UConn, y los Wildcats recuperaban la posesión a falta de 20 segundos después de un robo de Brandon Knight a Shabazz Napier, pidiendo tiempo libre Kentucky para elaborar una última jugada para culminar la remontada. Sin embargo, el triple definitivo de DeAndre Liggins acabó repeliéndolo el aro, y los Huskies cerrarían el partido desde la línea de tiros libres de manos del propio Napier.