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Guía NCAA 2011-12: un pequeño adelanto...
Alejandro González  | 31.10.2011 - 16:51h.
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Os ofrecemos un pequeño adelanto de lo que será la guía de la NCAA 2011-12 que BasketMe publicará en unos días. Un extenso análisis de lo que nos deparará una nueva temporada de baloncesto universitario. Para abrir boca, os dejamos el análisis de North Carolina, la número uno del país en los rankings de pretemporada. Permaneced atentos a BasketMe.com!


- NORTH CAROLINA TAR HEELS -


El rendimiento y la imagen ofrecidos durante la segunda mitad de la pasada campaña, así como en la locura de Marzo han convertido aquel “periodo de internamiento y evaluación terapéuticos” en un asunto del pasado. Para quien no siguiese por entonces nuestros análisis, hablábamos de North Carolina como nuestro paciente favorito. Un equipo con una excepcional amalgama de talento que se había venido abajo de forma espectacular asediado por una serie de problemas mentales y debilidades intrínsecas digno de estudio psicosociológico.

Los Tar Heels fueron sanando y recuperándose a buen ritmo para el disfrute de todos nosotros. El juego desplegado por UNC alcanzó cotas maravillosas en algunos tramos de la segunda parte de la temporada. Roy Williams y sus chicos se quedaron a las puertas de la Final Four al caer ante la que es su gran némesis, una Kentucky a la que difícilmente podría igualar la exigencia física que proponía en cada partido.

Las crisis y recaídas han quedado atrás y no se atisban razones para pensar en un posible retorno de esos temibles fantasmas. North Carolina arranca el curso 2011-12 como el número uno de los rankings de pretemporada y el máximo favorito al título nacional. No ha perdido un solo jugador relevante de la rotación (Justin Knox es la única baja de cierta importancia, pues Drew ya había abandonado el barco mucho antes) y además incorpora talento fresco y muy prometedor. Sin ser demasiado profundo aún, el equipo añade alguna opción más por lo que Williams tendrá mayor margen de maniobra. Somos muchos los que esperamos disfrutar del juego primoroso que los de Chapel Hill nos enseñaron el año pasado.

En este equipo hay varios jugadores “estrella”, pero nosotros queremos comenzar el análisis de la plantilla tratando la figura de Kendall Marshall. Tras un síndrome o alguna crisis, de esas que ha vivido North Carolina, el paciente suele recuperarse habiendo desarrollado una habilidad o característica nueva, una visión o conciencia distinta, que surge en el maremágnum de la crisis y resulta importante para salir de ella. Algo así como cuando el resto de los sentidos se desarrollan más después de perder uno de los cinco. Kendall Marshall incluso podría ser un sexto sentido, aparecido a mitad de temporada cuando Larry Drew II, fallido proyecto de base en Chapel Hill, decidió pedir el transfer y marcharse a UCLA. Marshall supuso la chispa adecuada. Un base con un derroche de talento maravilloso y, seguramente, la mejor visión de juego que hayamos visto en NCAA en mucho tiempo. Una capacidad asombrosa para ver la línea de pase, para encontrar al compañero en cualquier punto de la cancha. Una ignición rapidísima que permitió al equipo pasar de la espesura y la irregularidad a una fluidez y un ritmo extremos. Casi imposible de afrontar o frenar para el rival. Marshall se convirtió en el base perfecto para generar el tipo de juego que Williams quería para estos Tar Heels. Transición rápida desde un primer pase preciso y casi inmediato. Movimiento continuo con distribución de bola fluida. Actividad y velocidad, como catalizadores del talento. Las expectativas con Marshall son enormes. Según nos cuentan, el chico ha trabajado duro este verano para mejorar su físico y sus deficiencias (algunas, técnicas, muy importantes). Comenzando, evidentemente, por el tiro exterior. Debe tener paciencia y seguir trabajando. Mientras su capacidad de pase le da de sobra para ser uno de los mejores (o el mejor) bases del país.

El rostro, la estrella de esta North Carolina, desde la temporada pasada cuando llegó al campus, es Harrison Barnes. Un talento superlativo, versátil y completo hasta decir basta, con un potencial excepcional, que no acabó de ofrecer todo lo esperado de él. Hablamos de 15´7 puntos y 5´8 rebotes por partido para un freshman, pero las expectativas que había despertado Barnes eran tremendas. Tuvimos la ocasión de verle a máximo rendimiento en algunas ocasiones, pero en general estuvo un par de peldaños por debajo de lo esperado. Fue paciente e inteligente, y no forzó su marcha a la NBA de todas maneras, quedándose al menos para su temporada sophomore. Lleva la etiqueta de número uno del draft incorporada (si bien la figura de Drummond puede colarse por delante si coinciden en el mismo draft). Un proyecto de jugador magnífico. La progresión de Barnes no tiene porque ser una cuestión numérica, ya que estos Tar Heels tienen suficiente talento como para jugar de forma coral, no dando opción a defensa alguna (Wisconsin y Bo mediante, que se cruzan en el calendario) si todos rinden bien en la pista. Serán los detalles técnicos, la sensación de liderazgo y la regularidad los que nos indiquen si Barnes ha dado ese paso adelante.

De inicio, y salvo sorpresa, Barnes partirá en el puesto de tres y el escolta titular será Dexter Strickland. Un chico que había representado esas dolencias que asediaban al equipo. No queremos decir que fuese el causante, sino que su figura representaba de forma individual, simbólica, el malestar general. Dexter ha dado alguna prueba de mejoría en términos de madurez y consistencia mental, lo que ha hecho fluir sus virtudes. En este año junior esperamos otro pasito más, una nueva curva de aprendizaje y evolución. Strickland es un jugador muy importante para UNC, por su versatilidad ofensiva y su importante papel dentro de ese ritmo intenso y desquiciante. Marshall y él se complementan muy bien para iniciar (y muchas veces acabar) las transiciones rápidas. Además de actuar como escolta, debería ser el relevo de Marshall en el puesto de base, labor que podría reducir sus minutos como dos a favor de Bullock o Hairston. El equipo por delante de las individualidades, una de las grandes claves para UNC. Un hecho que no parece un problema de momento, por cierto.

Leslie McDonald, misma generación y mismos problemas de Strickland, se perderá toda la temporada por lesión. A cambio, Reggie Bullock llega, según los informes, en plena forma. Williams no podrá contar con los dos a la vez, como el año pasado, pero al menos tendrá a uno de ellos a pleno rendimiento. Bullock era el otro gran recruit de la clase de 2010, pero una lesión de rodilla le torturó durante muchos partidos (limitando movimientos y dificultando la recuperación tras cada partido) hasta acabar por sacarle de la pista en la recta final de la temporada. Con la lesión tratada y una buena recuperación, Bullock no debe tener impedimentos para mostrar todo su talento e incluso explotar con una gran temporada. Un escolta muy alto y poderoso, con rango de tiro y mucha presencia en ambos lados de la pista. Con el que los técnicos pueden jugar para los puestos de 2 y 3, buscando mayor riqueza táctica. En estos momentos, su salida desde el banquillo parece lo más lógico, siendo utilizado para dar descanso a Barnes y Strickland, manejando su versatilidad también para proponer diferentes sistemas y situaciones a lo largo de los partidos y según los rivales. Pero tampoco sería raro que acabase quitándole a Strickland la plaza de escolta titular. Lo que sí parece posible es que disfrute de muchos minutos ya que Strickland debería hacer el relevo de Marshall, como ya hemos comentado.

P.J. Hairston llega a Chapel Hill como un recruit de altos vuelos. Considerado un excelente tirador de largo rango y alta capacidad productiva, va a aportar mayor profundidad a la rotación exterior y, sobre todo, una amenaza exterior pura de la que carecía el equipo el año pasado. Igualmente capaz de ocupar los puestos de 2 y 3 a nivel colegial, otra ventaja para Williams en la que, como vemos, será una rotación rica y muy versátil. Aún quedarían el senior Justin Watts y Stillman White como opciones.

White, otro freshman, es un caso interesante. Seguramente no tendrá mucha relevancia en la rotación pero es una apuesta sin riesgo y casi logística. Queda como tercera opción para el puesto de base en caso de urgencias, aunque se habla de su aparición en pista de forma regular, usando su dirección y buen tiro como argumentos, y hará de puente esta temporada hasta la llegada en la clase de 2012 de Marcus Paige, considerado el mejor base de la generación en muchos servicios de scouting. La siguiente temporada Stillman no “estorbará” ni se verá recluido en un profundo fondo de banquillo porque estará desarrollando el primero de los dos años de misión mormona. Una vez finalizada la misión, podría volver a ganarse un hueco en el equipo si rinde bien esta temporada o simplemente pedir un transfer, con BYU como candidata número uno. Todos ganan.

Dentro de los motivos “tangibles”, aunque casi más bien una consecuencia de la resolución de los problemas intangibles, que influyeron en el crecimiento de North Carolina, la evolución de John Henson resultó clave. Otro recruit estelar que ha tenido una adaptación complicada y un desarrollo algo peculiar y lento. Tan extremadamente delgado como largo, Henson se ha convertido en un “rol player” excelente para UNC en la posición de cuatro. Su movilidad y habilidad para reconocer y ocupar espacios facilita mucho el juego ofensivo, haciendo muy buenas migas con Marshall. A pesar de su ligereza, la longitud de sus brazos y unos cada vez mejores fundamentos le han convertido en un reboteador de dobles figuras de promedio. Además, de nuevo esa longitud y su movilidad se unen para intimidar muchísimo. Una capacidad disruptiva que le ha dado el título de mejor defensor del año en la conferencia. Un premio algo “engañoso”, ya que Henson tiene aún muchos defectos importantes por pulir (temas de posición, orientación y timing) para convertirse realmente en un buen defensor tanto en el poste bajo como saliendo al exterior. Sobre todo pensando en su futuro profesional. La versatilidad de Henson a dado pie a barajar la posibilidad de usarle en alguna ocasión de tres para que Zeller y McAdoo jugasen juntos, pasando a Barnes al puesto de dos y construyendo así un quinteto tremendamente alto y largo, sin perder demasiada agilidad ni velocidad.

El pívot titular es Tyler Zeller en su año de despedida de Chapel Hill. Un jugador plástico y elegante, toda una delicia. También delgado y largo, rezumando fundamentos y clase, ofrece anotación interior gracias a su habilidad para sacar ganchos, sobre todo desde el lateral, y la rapidez de sus desplazamientos laterales. Además ofrece juego de mid-range y es capaz de participar de forma fluida en la distribución de balón. Ya fue el máximo anotador del equipo el año pasado, disfrutando mucho de su pareja Henson en la pintura.

El tercer interior es el gran recruit de este clase de 2011, James McAdoo. Un jugador de los que encontramos pocos a estas alturas. Excelentes fundamentos técnicos y muchísima clase ahora que el músculo predomina tanto. Actuará en ambos puestos interiores y disfrutará de bastantes minutos intercambiando roles y posiciones con Henson y Zeller. Otro hombre con talento y “feeling” que debería pulir y fluidificar aún más ese planteamiento veloz y vivo que resultó tan desequilibrante el año pasado.

La falta de profundidad en el juego interior sigue siendo en cierto modo un problema, aunque no parece tan acuciante como el año pasado, cuando Justin Knox era el único relevo para Henson y Zeller. No sólo McAdoo es un tercer interior de altísimo nivel, sino que, aunque aún por ver como rinden, Williams contará con alguna pieza más. El freshman Desmond Hubert será el cuarto hombre en la pintura y puede aportar presencia defensiva y un trabajo más oscuro pero muy agradecido. Algo parecido a lo que hacía Knox el año pasado. También en la clase de 2011 ha llegado Jackson Simmons, al que presentan como PF undersized, pero que por sus informes podría ser una especie de combo-forward que de algo más de versatilidad.

Si el equipo funciona bien y se forman sinergias rápidamente, podemos presenciar algo excepcional. Esta North Carolina es uno de los equipos con mayor talento y potencial de la NCAA en los últimos años y su juego, cuando todo funciona, es primoroso. El duelo, como no, con Duke por el trono de la ACC promete ser excitante. Y antes de que la conferencia se inicie, veremos dos partidos muy diferentes pero francamente interesantes ante Wisconsin y Kentucky. Expectativas e ilusión. De victorias y gloria para los aficionados de los Tar Heels. De buen juego y momentos mágicos para nosotros los aficionados neutrales.




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