Ayer, en el entrenamiento final antes de su gran debut mundialista a nivel absoluto, el joven Albicy se entretenía con una serie de tiros desde mitad de pista. Una, dos, hasta tres anotaciones de modo consecutivo, un talento que brota con la misma facilidad que la sencillez de su sonrisa. Hoy ha revolucionado la rotación francesa, no ya superando a jugadores no presentes como Aldo Curti o Marc-Antoine Pellin, sino a De Colo, Bokolo o Fabien Causeur. Enfrente aguardaba la vigente campeona del mundo, España, que comenzaba mostrando su faz más voraz, 8-19 al término del primer cuarto mientras trituraba la oposición de Nando y Yannick. Todo cambió al aparecer en pista Albicy, para buen destino de Francia. La solución de emergencia se consolidaba con 26 minutos en pista, donde firmaba 13 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia, ayudando a lograr la primera victoria (72-66) de una Francia que llega al campeonato sumida en las dudas de los malos resultados en la preparación y la pérdida incesante de talento tras las numerosas ausencias. Una victoria lograda frente a un rival de gigantesca huella que da continuidad a la línea de trabajo y solidez que promulgó Collet ya en el pasado Eurobasket, con saldo de 5 victorias y 1 derrota para Francia. Una victoria que, entre las lágrimas de su seleccionador por las interminables ausencias, hace brotar una rosa, tal como dibuja la canción favorita de Andrew. –“Podíamos haberle introducido en la preselección de 24 jugadores puesto que ha demostrado muchas cualidades durante la temporada, pero nos hemos dicho que vista su edad podíamos esperar al año próximo para llamarle.”- excusaba Collet haber ignorado al joven jugador en la primera lista –“pero dado que la situación era excepcional, la decisión también lo ha sido, ¿y su futuro?”- se cuestionaba. Primera respuesta. De repente Albicy.


Exprimido al milímetro. Hay temporadas que marcan el curso a seguir dentro de la carrera de un jugador. Encontrar un entorno adecuado, topar con la persona correcta para desarrollar tus capacidades, a menudo multiplica la proyección de sus virtudes, el eco de sus resultados. Aleks Maric, a buen seguro, no dudará al ser requerido por dicha cuestión. Su temporada 2009/2010 continúa siendo extraordinaria. Partizan y Dule Vujosevic han formado el ecosistema perfecto para que Maric pueda aprovechar todas y cada una de sus habilidades, explotando sus condiciones a cada centímetro de piel. Formado en Nebraska, el pívot australiano completó su primera etapa europea en las filas del C.B. Granada. La competitiva ACB fue testigo en pequeñas dosis del potencial que atesoraba Maric, sin llegar a destacar, hasta el punto en que su pase a Partizan, destino Euroliga, casi pasó desapercibido entre los movimientos estivales. Pronto las miradas iban a recaer sobre él, nada más la máxima competición continental levantó el telón. El aussie aterrizó en un club hecho a la medida de sus posibilidades. Sin poseer un gran talento, Maric necesitaba aprender a controlar su mejor valor, cifrado en 211 centímetros y 125 kilos, y saber leer cada espacio del parquet. Conocerse, en definitiva. Partizan funciona en esa línea. Así debe ser dentro de un club con reducida capacidad económica, obligado a reinventarse casi cada verano y acostumbrado a competir al máximo nivel, hasta las fases finales de la competición europea más prestigiosa. En el Pionir, bajo férreo mando de Vujosevic, todo está controlado al detalle. Los sistemas de juego, cada jugador y cada lugar donde el balón acude, la contabilidad y hasta la coreografía, comunión perfecta, entre plantilla y aficionados. Reducido al mínimo detalle, a su máxima expresión, Aleks Maric se convirtió en el siguiente hombre dentro de esa línea dinástica de interiores solventes que ha construido Vujosevic en el Partizan, donde le preceden jugadores como Perovic o Pekovic.





Los 17 puntos, 9 rebotes y 24.6 de valoración estadística firmados por Maric le sirvieron para proclamarse como MVP de la primera fase en su debut dentro de la Euroliga. Alcanzó un 72% de acierto en tiro, aprovechando cada balón que le llegaba en circulación. Su total en la competición continental se cifra en 61%, colaborando decisivamente en la clasificación para Final Four del Partizan. Su capacidad de acierto en el tiro es la mejor tarjeta de presentación para el trabajo realizado por Maric en Belgrado, y habla de la ayuda vital que le proporcionó Vujosevic en términos de confianza y conocimiento de sí mismo. La recompensa durante el verano ha sido doble. Primero llegó su fichaje por uno de los principales clubes europeos, Panathinaikos, y segundo su inevitable convocatoria para formar de Australia en el Mundobasket de Turquía. Su debut en el torneo no ha podido expresar de forma más contundente el perfil de pívot que ha moldeado Aleks Maric. En un complicado partido frente a Jordania, el jugador interior ha firmado 23 puntos y 9 rebotes, con 10/14 en tiros, siendo el mejor apoyo dentro de la pintura tanto para David Andersen como Matt Nielsen. El trabajo constante con el cuerpo de Maric ayuda a expresarse en otras dimensiones a ambos pívot, acostumbrados a jugar cara a canasta. Australia ha sufrido para derrotar a Jordania por 76-75, refugiándose en el acierto tanto de Andersen (22 puntos) como de Aleks. La capacidad para ganar espacio con la colocación de pies, jugar de espaldas a aro aprovechando cada centímetro de parquet para encontrar anotaciones de alto porcentaje, forman parte ya del aval de Maric, clave en un juego interior australiano que intenta no acusar la baja de Andrew Bogut. Tiempo atrás, en 2003, Australia se proclamaba campeona del mundo en edad juvenil. Durante aquel campeonato disputado en Grecia, Maric vivía a la sombra de un coloso llamado Bogut, que ocupaba por completo la posición de center en aquella selección. Siete años después, librado de tan poderosa presencia, en un campeonato del Mundo esta vez a nivel absoluto, Aleks Maric reclama su lugar. Con tesón, exprimida cada gota de habilidad que nace en el trabajo y la confianza.


Clave de Bóveda. Rusia, tras la conquista del Eurobasket’2007, aparece siempre sumida en la confusión. En la cita olímpica de Beijing lograron acudir con todas sus armas pero su resultado deportivo fue pobre. De cara al pasado Eurobasket de Polonia las ausencias se agolpaban encima del escritorio de David Blatt, y dosieres de alguno de los jugadores rusos más importantes eran guardados en un cajón mezcla de olvido y nostalgia, aguardando mejor ocasión para ser desempolvados. Así el seleccionador ruso comenzó una reestructuración que se tornaba difícil, dando relevancia a jóvenes como Vorontsevich o Bykov, presentes en anteriores convocatorias pero con un rol testimonial, así como dando entrada a jugadores nuevos, casos de Mozgov, Ponkrashov. En Polonia los resultados no fueron extraordinarios pero dentro de lo ocurrido durante el proceso de selección, las bajas acumuladas, se observó a una Rusia competitiva. De cara al Mundobasket, Blatt vio como podía contar con la pareja del CSKA formada por Viktor Khryapa y Sasa Kaun, llamados a ser el dúo principal interior. Rusia partía sin excesivo optimismo pero mejorando las condiciones que tuvieron de cara al Eurobasket de Polonia.





Uno de los hombres que se ha tornado clave para Blatt durante todo este proceso de reconstrucción ha sido Sergey Monya. De carrera irregular, Monya ya fue hombre de total confianza para el seleccionador durante el verano pasado, ocupando posiciones de ala-pívot, intentando cubrir el hueco dejado por Khryapa y siendo clave en la transición entre el juego de exterior formado por McCarty o Bykov y el interior compuesto por Mozgov principalmente. En Turquía el papel del polivalente Monya está llamado a cambiar, pasando a desempeñar funciones de alero, al lado de Khryapa y rellenando el hueco dejado por el nacionalizado McCarty. Pero ante el partido de debut ruso en el Mundobasket que debía enfrentarles a la siempre correosa Puerto Rico, se conocía la baja de Khryapa, aún no recuperado al completo de sus problemas físicos, con lo que Blatt debía volver a cambiar el guión del versátil Monya, sin alterar un ápice la confianza en el mismo. Y la respuesta se ha tornado positiva. Sergey parece olvidar con la selección sus incidentes y lagunas en su carrera a nivel de club y siempre aparece dispuesto para corresponder a Blatt en su confianza. Monya debutó ante la selección boricua con 38 minutos de juego, en los que firmó 16 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. Polivalente actuación a la altura de su juego. Además de volver a funcionar como pegamento entre las dos Rusias, la variada composición exterior formada por Ponkrashov (10 puntos 11 asistencias), Bykov o Fridzon, y la contundencia interior cifrada en los centímetros de Kaun (13 puntos 8 rebotes) y Mozgov (13 puntos). Ellos conceden a su selección un importante triunfo inaugural. Monya buscará encontrar, una vez recuperado Khryapa, el rol más adecuado desde el que ayudar a sus compañeros, intentando seguir con una regularidad que espera trasladar al fin a la esfera de clubes, tras su fichaje por un proyecto serio como el Khimki de Sergio Scariolo, donde deberá volver a hacer brillar un juego de pívots plagado de músculo y centímetros.


Muñecas sin fecha de caducidad. Una vieja estirpe se extiende sin opción a extinguirse por el mapa genético del basket. Aquella raza que se compone de jugadores acostumbrados a vivir al límite, del segundero que oprime, de la distancia y el espacio, que respira a través de su muñeca. Fino tacto para dirigir el balón hacia la red. Una raza que no atiende a razones mundanas como el paso del tiempo, que incluso llega a mejorar con la edad. Todos tenemos presentes a multitud de ejemplos sobre la especie ancestral de tirador, capaz de sobrevivir en la elite gracias a su muñeca una vez el físico abandona o empeora. Si giramos hacia mi admirada Italia se puede reparar en las exhibiciones de Boni, Esposito, Myers u Oscar Schmidt ya entrados en años, o podemos hablar a nivel europeo de la extensa, y longeva, nómina de exhibiciones ofensivas que produjeron jugadores como Zdravko Radulovic, Velimir Perasovic, Dorom Jamchy o el añorado Alphonso Ford. Por citar algún ejemplo. Refiriéndonos al país que acoge el campeonato, Turquía, encontramos a Sarica, el divino Harun Erdenay o Ibrahim Kutluay. Además expone cierta condición genética ya que en la propia nómina de jugadores presentes en este Mundobasket encontramos residentes hereditarios de la raza de anotador. Así es el caso de Stephen Curry o Marko Popovic. Don de generación en generación, como sucede también con Steve Burtt y su hijo, o Nando Gentile y un vástago que ha protagonizado varias exhibiciones ofensivas durante el verano europeo en categorías inferiores. Y los que aquí no aparecen, tan sólo citados ejemplos de los muchos que podemos encuadrar en dicha descripción.

En el debut del Mundobasket hemos encontrado a dos veteranos ya introducidos en la treintena que, respondiendo al perfil dibujado, han dejado sentir lo saludable de sus muñecas. La selección de Líbano ha vuelto a apoyar sus esperanzas en El Khatib, acompañado de su inseparable Fahed y un dúo interior solvente compuesto por Freije y Vroman. El Khatib inauguraba su participación en la cita turca con 31 puntos, en una serie de 10/17 en tiro. Líbano conseguía una importante victoria ante Canadá. Ya en el Mundobasket de 2002 Fadi se destapaba endosando 28 puntos a Turquía y 22 a Angola, promediando 17,6 puntos en el torneo. Hace cuatro años, en Japón, El Khatib debutaba ante Venezuela haciendo 35 puntos y se despedía con 29 puntos en la histórica victoria de Líbano sobre Francia. Su promedio en Japón fue de 18.8 puntos. En Turquía, en su tercer Mundobasket, continúa exhibiendo unas facultades que le han llevado a ser reconocido, buscando conseguir superar una ronda clasificatoria y seguir sumando méritos para su país, siempre con su muñeca como protagonista.





El otro jugador destacado es Kirk Penney, impenitente anotador. Con 20 años aparecía en la escena internacional despidiéndose de los Juegos de Sydney’2000 anotando 17 puntos, un preludio de lo que posteriormente iba a ser su carrera, llena de altibajos, rachas, denominador común en su especie. Formó parte de la magnífica selección neozelandesa de Indinapolis’2002. Lograron el cuarto puesto y Penney firmo 16.7 puntos de media durante el torneo, segundo máximo anotador de su equipo tras el espejo donde se observaba, el jugador que le sirvió de referencia, Phill Jones. En el Mundobasket de 2006 Penney ya se erigió como el anotador referente de su selección, firmando 13.7 puntos de media durante un torneo discreto. Los Tall Blacks han sido el refugio perfecto para un Penney que completó una irregular carrera en Europa, llegando a disputar la Euroliga tanto con Maccabi como con Zalgiris pero exhibiendo sus dotes a cuentagotas. A semejanza de El Khatib, Kirk aparece con fuerza en la esfera internacional en los torneos que disputa con su selección. Podemos comprobar que le sienta magníficamente cumplir años y ha iniciado el Mundobasket de Turquía dispuesto a dejar actuaciones para el recuerdo. Nueva Zelanda cayó derrotada ante Lituania y Penney firmó 37 puntos en 38 minutos, autor de una serie de 10/20 en tiros y 16/20 en tiros libres, lastrado por un horrible 1/9 desde la distancia triple. Simplemente nos encontramos al inicio del torneo y ya hablamos en cifras elevadas. Observaremos la trayectoria que describen con el paso de ese tiempo que les sienta tan bien los singulares especímenes de una raza que ve imposible su extinción.


Calma tras la tempestad. La nota más sobrecogedora durante el largo periodo de preparación previa al Mundobasket nos llegaba desde Grecia. En su capital, Atenas, la selección serbia y la anfitriona Grecia disputaban uno de los innumerables amistosos, a modo de banco de pruebas para confeccionar la lista definitiva de Turquía y apuntalar la disposición táctica. Tras una acción entre Teodosic y Fotsis estallaba una batalla campal que quedaba recogida en una instantánea, la de Krstic silla en mano instante previo a su lanzamiento. Sobresalto. Agresiones, detalles de otra lucha librada en los vestuarios, el pívot serbio pasando por comisaría. Temor. Rumores e informaciones que se agolpaban sobre las posibles sanciones y modo de capear el temporal ocasionado por parte de la FIBA. Una importante multa económica y sanción de varios partidos a Teodosic, Krstic, por parte serbia, y Fotsis, Schortsanitis, por parte griega, que no iba a impedirles acudir a Turquía y trastocaba sólo mínimamente los planes de sus seleccionadores. En estos términos llamaba poderosamente la atención el debut de ambos combinados en este Mundobasket’2010, observar el modo en que darían inicio a un campeonato marcado por los graves incidentes acontecidos en el OAKA ateniense. Así como comprobar la evolución de los jugadores que verían su rol aumentado en importancia ante las ausencias previstas.

Aún lograda la victoria en ambos casos, ésta se obtuvo de modo distinto pero teniendo como denominador común la positiva respuesta por parte de los jugadores encargados en la tarea de sobrellevar las eventuales bajas. Grecia sufrió para imponerse a China por 89-81. A pesar de que los helenos dominaban el marcador por diez puntos al término de la primera parte un gran tercer cuarto de una China liderada por Yi Jianlian puso contra las cuerdas a los jugadores de Jonas Kazlauskas. El acierto en tiro de Nikos Zisis y la fiabilidad de Vasileios Spanoulis, junto al oficio de la plantilla griega, condujeron a una sufrida victoria. En ella la mejor noticia para Grecia residió en Ioannis Bouroussis. El pívot de Karditsa tuvo un irregular final de temporada, con problemas que ha arrastrado a la vez que se han unido otros tipos de molestias durante la preparación. Ioannis es una de las piezas claves dentro del entramado heleno y ante China, con las bajas de Fotsis y Schortsanitis, aún se requería mayor presencia por su parte. El pívot respondió a la perfección, firmando 21 puntos y 8 rebotes en 29 minutos de juego. El curso de las acciones ofensivas griegas nacía principalmente con tozuda repetición en el 1x1 de Spanoulis, quien penetraba hacia canasta para sacar el balón fuera, a un exterior, quien circulaba la bola para el lanzamiento, normalmente abierto, de alguno de los interiores. Bouroussis se ha mostrado con buen acierto y ha recuperado parte de su movilidad, recuperando aquellas fantásticas sensaciones que ofreció a inicios del pasado Eurobasket, primer torneo de Kazlauskas como seleccionador griego. Mantenerse concentrado y con salud hasta el final del torneo será el objetivo de Bouroussis.





Serbia por su parte ha arrollado a Angola sin compasión, 94-44. La joven selección plavi dejó una inmejorable huella en el pasado Eurobasket, donde en la presentación del nuevo proyecto dirigido por el experimentado Dusan Ivkovic alcanzaron la medalla de plata, y buscan en Turquía confirmar su buen momento y mostrar la progresión del conjunto. Las sanciones a Teodosic y Krstic, acaso sus dos hombres más importantes en Polonia, sembraban de cierta incertidumbre el debut serbio en el campeonato. Una sombra de duda que duró el silbido inicial ya que con un demoledor 25-9 como parcial del primer cuarto dejaron sentenciado el partido. Además los espacios que dejaban los dos sancionados fueron ocupados de modo magnífico. Con la baja de Milos Teodosic se agravaba la dirección y, sobre todo, el tiro, bien escaso en esta selección serbia. La circulación de balón quedó solucionada con los minutos de Stefan Markovic en la posición de base y las fáciles conexiones entre el trío Savanovic-Velickovic-Macvan que propiciaba su visión y la defensa angoleña. La falta de tiro quedo cubierta por un día acertado de Aleksandar Rasic, el especialista convocado por Ivkovic para justo realizar aportaciones de este estilo. Rasic finalizó el partido con 22 puntos (6/7 en triples) en 18 minutos. La ausencia de Krstic le sirvió a Ivkovic para probar con satisfacción las combinaciones que su juego interior le permite. Raduljica fue el último descarte serbio antes de la cita mundialista, lo que dejaba a Kosta Perovic como único center y a Milan Macvan desarrollando su rol entre las posiciones de “4” y “5”. Como ala-pívot aparecen Velickovic y Savanovic. El experimento funcionó a la perfección, realizando todos ellos un gran partido. Macvan (11 puntos 2 asistencias) aceleró las combinaciones entre interiores y el juego serbio, Velickovic (7 asistencias) ejerció como segundo base en pista mientras que Savanovic (13 puntos 7 rebotes 3 asistencias) respondió a la confianza otorgada por Ivkovic, firmando una completa actuación sólo lastrada por su desacierto en tiro. Un buen inicio protagonizado por Serbia que entierra las dudas que pudieron surgir tras una tormenta de verano" />


Ayer, en el entrenamiento final antes de su gran debut mundialista a nivel absoluto, el joven Albicy se entretenía con una serie de tiros desde mitad de pista. Una, dos, hasta tres anotaciones de modo consecutivo, un talento que brota con la misma facilidad que la sencillez de su sonrisa. Hoy ha revolucionado la rotación francesa, no ya superando a jugadores no presentes como Aldo Curti o Marc-Antoine Pellin, sino a De Colo, Bokolo o Fabien Causeur. Enfrente aguardaba la vigente campeona del mundo, España, que comenzaba mostrando su faz más voraz, 8-19 al término del primer cuarto mientras trituraba la oposición de Nando y Yannick. Todo cambió al aparecer en pista Albicy, para buen destino de Francia. La solución de emergencia se consolidaba con 26 minutos en pista, donde firmaba 13 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia, ayudando a lograr la primera victoria (72-66) de una Francia que llega al campeonato sumida en las dudas de los malos resultados en la preparación y la pérdida incesante de talento tras las numerosas ausencias. Una victoria lograda frente a un rival de gigantesca huella que da continuidad a la línea de trabajo y solidez que promulgó Collet ya en el pasado Eurobasket, con saldo de 5 victorias y 1 derrota para Francia. Una victoria que, entre las lágrimas de su seleccionador por las interminables ausencias, hace brotar una rosa, tal como dibuja la canción favorita de Andrew. –“Podíamos haberle introducido en la preselección de 24 jugadores puesto que ha demostrado muchas cualidades durante la temporada, pero nos hemos dicho que vista su edad podíamos esperar al año próximo para llamarle.”- excusaba Collet haber ignorado al joven jugador en la primera lista –“pero dado que la situación era excepcional, la decisión también lo ha sido, ¿y su futuro?”- se cuestionaba. Primera respuesta. De repente Albicy.


Exprimido al milímetro. Hay temporadas que marcan el curso a seguir dentro de la carrera de un jugador. Encontrar un entorno adecuado, topar con la persona correcta para desarrollar tus capacidades, a menudo multiplica la proyección de sus virtudes, el eco de sus resultados. Aleks Maric, a buen seguro, no dudará al ser requerido por dicha cuestión. Su temporada 2009/2010 continúa siendo extraordinaria. Partizan y Dule Vujosevic han formado el ecosistema perfecto para que Maric pueda aprovechar todas y cada una de sus habilidades, explotando sus condiciones a cada centímetro de piel. Formado en Nebraska, el pívot australiano completó su primera etapa europea en las filas del C.B. Granada. La competitiva ACB fue testigo en pequeñas dosis del potencial que atesoraba Maric, sin llegar a destacar, hasta el punto en que su pase a Partizan, destino Euroliga, casi pasó desapercibido entre los movimientos estivales. Pronto las miradas iban a recaer sobre él, nada más la máxima competición continental levantó el telón. El aussie aterrizó en un club hecho a la medida de sus posibilidades. Sin poseer un gran talento, Maric necesitaba aprender a controlar su mejor valor, cifrado en 211 centímetros y 125 kilos, y saber leer cada espacio del parquet. Conocerse, en definitiva. Partizan funciona en esa línea. Así debe ser dentro de un club con reducida capacidad económica, obligado a reinventarse casi cada verano y acostumbrado a competir al máximo nivel, hasta las fases finales de la competición europea más prestigiosa. En el Pionir, bajo férreo mando de Vujosevic, todo está controlado al detalle. Los sistemas de juego, cada jugador y cada lugar donde el balón acude, la contabilidad y hasta la coreografía, comunión perfecta, entre plantilla y aficionados. Reducido al mínimo detalle, a su máxima expresión, Aleks Maric se convirtió en el siguiente hombre dentro de esa línea dinástica de interiores solventes que ha construido Vujosevic en el Partizan, donde le preceden jugadores como Perovic o Pekovic.





Los 17 puntos, 9 rebotes y 24.6 de valoración estadística firmados por Maric le sirvieron para proclamarse como MVP de la primera fase en su debut dentro de la Euroliga. Alcanzó un 72% de acierto en tiro, aprovechando cada balón que le llegaba en circulación. Su total en la competición continental se cifra en 61%, colaborando decisivamente en la clasificación para Final Four del Partizan. Su capacidad de acierto en el tiro es la mejor tarjeta de presentación para el trabajo realizado por Maric en Belgrado, y habla de la ayuda vital que le proporcionó Vujosevic en términos de confianza y conocimiento de sí mismo. La recompensa durante el verano ha sido doble. Primero llegó su fichaje por uno de los principales clubes europeos, Panathinaikos, y segundo su inevitable convocatoria para formar de Australia en el Mundobasket de Turquía. Su debut en el torneo no ha podido expresar de forma más contundente el perfil de pívot que ha moldeado Aleks Maric. En un complicado partido frente a Jordania, el jugador interior ha firmado 23 puntos y 9 rebotes, con 10/14 en tiros, siendo el mejor apoyo dentro de la pintura tanto para David Andersen como Matt Nielsen. El trabajo constante con el cuerpo de Maric ayuda a expresarse en otras dimensiones a ambos pívot, acostumbrados a jugar cara a canasta. Australia ha sufrido para derrotar a Jordania por 76-75, refugiándose en el acierto tanto de Andersen (22 puntos) como de Aleks. La capacidad para ganar espacio con la colocación de pies, jugar de espaldas a aro aprovechando cada centímetro de parquet para encontrar anotaciones de alto porcentaje, forman parte ya del aval de Maric, clave en un juego interior australiano que intenta no acusar la baja de Andrew Bogut. Tiempo atrás, en 2003, Australia se proclamaba campeona del mundo en edad juvenil. Durante aquel campeonato disputado en Grecia, Maric vivía a la sombra de un coloso llamado Bogut, que ocupaba por completo la posición de center en aquella selección. Siete años después, librado de tan poderosa presencia, en un campeonato del Mundo esta vez a nivel absoluto, Aleks Maric reclama su lugar. Con tesón, exprimida cada gota de habilidad que nace en el trabajo y la confianza.


Clave de Bóveda. Rusia, tras la conquista del Eurobasket’2007, aparece siempre sumida en la confusión. En la cita olímpica de Beijing lograron acudir con todas sus armas pero su resultado deportivo fue pobre. De cara al pasado Eurobasket de Polonia las ausencias se agolpaban encima del escritorio de David Blatt, y dosieres de alguno de los jugadores rusos más importantes eran guardados en un cajón mezcla de olvido y nostalgia, aguardando mejor ocasión para ser desempolvados. Así el seleccionador ruso comenzó una reestructuración que se tornaba difícil, dando relevancia a jóvenes como Vorontsevich o Bykov, presentes en anteriores convocatorias pero con un rol testimonial, así como dando entrada a jugadores nuevos, casos de Mozgov, Ponkrashov. En Polonia los resultados no fueron extraordinarios pero dentro de lo ocurrido durante el proceso de selección, las bajas acumuladas, se observó a una Rusia competitiva. De cara al Mundobasket, Blatt vio como podía contar con la pareja del CSKA formada por Viktor Khryapa y Sasa Kaun, llamados a ser el dúo principal interior. Rusia partía sin excesivo optimismo pero mejorando las condiciones que tuvieron de cara al Eurobasket de Polonia.





Uno de los hombres que se ha tornado clave para Blatt durante todo este proceso de reconstrucción ha sido Sergey Monya. De carrera irregular, Monya ya fue hombre de total confianza para el seleccionador durante el verano pasado, ocupando posiciones de ala-pívot, intentando cubrir el hueco dejado por Khryapa y siendo clave en la transición entre el juego de exterior formado por McCarty o Bykov y el interior compuesto por Mozgov principalmente. En Turquía el papel del polivalente Monya está llamado a cambiar, pasando a desempeñar funciones de alero, al lado de Khryapa y rellenando el hueco dejado por el nacionalizado McCarty. Pero ante el partido de debut ruso en el Mundobasket que debía enfrentarles a la siempre correosa Puerto Rico, se conocía la baja de Khryapa, aún no recuperado al completo de sus problemas físicos, con lo que Blatt debía volver a cambiar el guión del versátil Monya, sin alterar un ápice la confianza en el mismo. Y la respuesta se ha tornado positiva. Sergey parece olvidar con la selección sus incidentes y lagunas en su carrera a nivel de club y siempre aparece dispuesto para corresponder a Blatt en su confianza. Monya debutó ante la selección boricua con 38 minutos de juego, en los que firmó 16 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. Polivalente actuación a la altura de su juego. Además de volver a funcionar como pegamento entre las dos Rusias, la variada composición exterior formada por Ponkrashov (10 puntos 11 asistencias), Bykov o Fridzon, y la contundencia interior cifrada en los centímetros de Kaun (13 puntos 8 rebotes) y Mozgov (13 puntos). Ellos conceden a su selección un importante triunfo inaugural. Monya buscará encontrar, una vez recuperado Khryapa, el rol más adecuado desde el que ayudar a sus compañeros, intentando seguir con una regularidad que espera trasladar al fin a la esfera de clubes, tras su fichaje por un proyecto serio como el Khimki de Sergio Scariolo, donde deberá volver a hacer brillar un juego de pívots plagado de músculo y centímetros.


Muñecas sin fecha de caducidad. Una vieja estirpe se extiende sin opción a extinguirse por el mapa genético del basket. Aquella raza que se compone de jugadores acostumbrados a vivir al límite, del segundero que oprime, de la distancia y el espacio, que respira a través de su muñeca. Fino tacto para dirigir el balón hacia la red. Una raza que no atiende a razones mundanas como el paso del tiempo, que incluso llega a mejorar con la edad. Todos tenemos presentes a multitud de ejemplos sobre la especie ancestral de tirador, capaz de sobrevivir en la elite gracias a su muñeca una vez el físico abandona o empeora. Si giramos hacia mi admirada Italia se puede reparar en las exhibiciones de Boni, Esposito, Myers u Oscar Schmidt ya entrados en años, o podemos hablar a nivel europeo de la extensa, y longeva, nómina de exhibiciones ofensivas que produjeron jugadores como Zdravko Radulovic, Velimir Perasovic, Dorom Jamchy o el añorado Alphonso Ford. Por citar algún ejemplo. Refiriéndonos al país que acoge el campeonato, Turquía, encontramos a Sarica, el divino Harun Erdenay o Ibrahim Kutluay. Además expone cierta condición genética ya que en la propia nómina de jugadores presentes en este Mundobasket encontramos residentes hereditarios de la raza de anotador. Así es el caso de Stephen Curry o Marko Popovic. Don de generación en generación, como sucede también con Steve Burtt y su hijo, o Nando Gentile y un vástago que ha protagonizado varias exhibiciones ofensivas durante el verano europeo en categorías inferiores. Y los que aquí no aparecen, tan sólo citados ejemplos de los muchos que podemos encuadrar en dicha descripción.

En el debut del Mundobasket hemos encontrado a dos veteranos ya introducidos en la treintena que, respondiendo al perfil dibujado, han dejado sentir lo saludable de sus muñecas. La selección de Líbano ha vuelto a apoyar sus esperanzas en El Khatib, acompañado de su inseparable Fahed y un dúo interior solvente compuesto por Freije y Vroman. El Khatib inauguraba su participación en la cita turca con 31 puntos, en una serie de 10/17 en tiro. Líbano conseguía una importante victoria ante Canadá. Ya en el Mundobasket de 2002 Fadi se destapaba endosando 28 puntos a Turquía y 22 a Angola, promediando 17,6 puntos en el torneo. Hace cuatro años, en Japón, El Khatib debutaba ante Venezuela haciendo 35 puntos y se despedía con 29 puntos en la histórica victoria de Líbano sobre Francia. Su promedio en Japón fue de 18.8 puntos. En Turquía, en su tercer Mundobasket, continúa exhibiendo unas facultades que le han llevado a ser reconocido, buscando conseguir superar una ronda clasificatoria y seguir sumando méritos para su país, siempre con su muñeca como protagonista.





El otro jugador destacado es Kirk Penney, impenitente anotador. Con 20 años aparecía en la escena internacional despidiéndose de los Juegos de Sydney’2000 anotando 17 puntos, un preludio de lo que posteriormente iba a ser su carrera, llena de altibajos, rachas, denominador común en su especie. Formó parte de la magnífica selección neozelandesa de Indinapolis’2002. Lograron el cuarto puesto y Penney firmo 16.7 puntos de media durante el torneo, segundo máximo anotador de su equipo tras el espejo donde se observaba, el jugador que le sirvió de referencia, Phill Jones. En el Mundobasket de 2006 Penney ya se erigió como el anotador referente de su selección, firmando 13.7 puntos de media durante un torneo discreto. Los Tall Blacks han sido el refugio perfecto para un Penney que completó una irregular carrera en Europa, llegando a disputar la Euroliga tanto con Maccabi como con Zalgiris pero exhibiendo sus dotes a cuentagotas. A semejanza de El Khatib, Kirk aparece con fuerza en la esfera internacional en los torneos que disputa con su selección. Podemos comprobar que le sienta magníficamente cumplir años y ha iniciado el Mundobasket de Turquía dispuesto a dejar actuaciones para el recuerdo. Nueva Zelanda cayó derrotada ante Lituania y Penney firmó 37 puntos en 38 minutos, autor de una serie de 10/20 en tiros y 16/20 en tiros libres, lastrado por un horrible 1/9 desde la distancia triple. Simplemente nos encontramos al inicio del torneo y ya hablamos en cifras elevadas. Observaremos la trayectoria que describen con el paso de ese tiempo que les sienta tan bien los singulares especímenes de una raza que ve imposible su extinción.


Calma tras la tempestad. La nota más sobrecogedora durante el largo periodo de preparación previa al Mundobasket nos llegaba desde Grecia. En su capital, Atenas, la selección serbia y la anfitriona Grecia disputaban uno de los innumerables amistosos, a modo de banco de pruebas para confeccionar la lista definitiva de Turquía y apuntalar la disposición táctica. Tras una acción entre Teodosic y Fotsis estallaba una batalla campal que quedaba recogida en una instantánea, la de Krstic silla en mano instante previo a su lanzamiento. Sobresalto. Agresiones, detalles de otra lucha librada en los vestuarios, el pívot serbio pasando por comisaría. Temor. Rumores e informaciones que se agolpaban sobre las posibles sanciones y modo de capear el temporal ocasionado por parte de la FIBA. Una importante multa económica y sanción de varios partidos a Teodosic, Krstic, por parte serbia, y Fotsis, Schortsanitis, por parte griega, que no iba a impedirles acudir a Turquía y trastocaba sólo mínimamente los planes de sus seleccionadores. En estos términos llamaba poderosamente la atención el debut de ambos combinados en este Mundobasket’2010, observar el modo en que darían inicio a un campeonato marcado por los graves incidentes acontecidos en el OAKA ateniense. Así como comprobar la evolución de los jugadores que verían su rol aumentado en importancia ante las ausencias previstas.

Aún lograda la victoria en ambos casos, ésta se obtuvo de modo distinto pero teniendo como denominador común la positiva respuesta por parte de los jugadores encargados en la tarea de sobrellevar las eventuales bajas. Grecia sufrió para imponerse a China por 89-81. A pesar de que los helenos dominaban el marcador por diez puntos al término de la primera parte un gran tercer cuarto de una China liderada por Yi Jianlian puso contra las cuerdas a los jugadores de Jonas Kazlauskas. El acierto en tiro de Nikos Zisis y la fiabilidad de Vasileios Spanoulis, junto al oficio de la plantilla griega, condujeron a una sufrida victoria. En ella la mejor noticia para Grecia residió en Ioannis Bouroussis. El pívot de Karditsa tuvo un irregular final de temporada, con problemas que ha arrastrado a la vez que se han unido otros tipos de molestias durante la preparación. Ioannis es una de las piezas claves dentro del entramado heleno y ante China, con las bajas de Fotsis y Schortsanitis, aún se requería mayor presencia por su parte. El pívot respondió a la perfección, firmando 21 puntos y 8 rebotes en 29 minutos de juego. El curso de las acciones ofensivas griegas nacía principalmente con tozuda repetición en el 1x1 de Spanoulis, quien penetraba hacia canasta para sacar el balón fuera, a un exterior, quien circulaba la bola para el lanzamiento, normalmente abierto, de alguno de los interiores. Bouroussis se ha mostrado con buen acierto y ha recuperado parte de su movilidad, recuperando aquellas fantásticas sensaciones que ofreció a inicios del pasado Eurobasket, primer torneo de Kazlauskas como seleccionador griego. Mantenerse concentrado y con salud hasta el final del torneo será el objetivo de Bouroussis.





Serbia por su parte ha arrollado a Angola sin compasión, 94-44. La joven selección plavi dejó una inmejorable huella en el pasado Eurobasket, donde en la presentación del nuevo proyecto dirigido por el experimentado Dusan Ivkovic alcanzaron la medalla de plata, y buscan en Turquía confirmar su buen momento y mostrar la progresión del conjunto. Las sanciones a Teodosic y Krstic, acaso sus dos hombres más importantes en Polonia, sembraban de cierta incertidumbre el debut serbio en el campeonato. Una sombra de duda que duró el silbido inicial ya que con un demoledor 25-9 como parcial del primer cuarto dejaron sentenciado el partido. Además los espacios que dejaban los dos sancionados fueron ocupados de modo magnífico. Con la baja de Milos Teodosic se agravaba la dirección y, sobre todo, el tiro, bien escaso en esta selección serbia. La circulación de balón quedó solucionada con los minutos de Stefan Markovic en la posición de base y las fáciles conexiones entre el trío Savanovic-Velickovic-Macvan que propiciaba su visión y la defensa angoleña. La falta de tiro quedo cubierta por un día acertado de Aleksandar Rasic, el especialista convocado por Ivkovic para justo realizar aportaciones de este estilo. Rasic finalizó el partido con 22 puntos (6/7 en triples) en 18 minutos. La ausencia de Krstic le sirvió a Ivkovic para probar con satisfacción las combinaciones que su juego interior le permite. Raduljica fue el último descarte serbio antes de la cita mundialista, lo que dejaba a Kosta Perovic como único center y a Milan Macvan desarrollando su rol entre las posiciones de “4” y “5”. Como ala-pívot aparecen Velickovic y Savanovic. El experimento funcionó a la perfección, realizando todos ellos un gran partido. Macvan (11 puntos 2 asistencias) aceleró las combinaciones entre interiores y el juego serbio, Velickovic (7 asistencias) ejerció como segundo base en pista mientras que Savanovic (13 puntos 7 rebotes 3 asistencias) respondió a la confianza otorgada por Ivkovic, firmando una completa actuación sólo lastrada por su desacierto en tiro. Un buen inicio protagonizado por Serbia que entierra las dudas que pudieron surgir tras una tormenta de verano" data-page-subject="true" />
 
 
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El Quinteto BasketMe: Primera jornada
Kantauri  | 29.08.2010 - 06:38h.
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Rosa floreciente. El debut del Mundobasket’2010 hace surgir las primeras sensaciones, realizar los primeros análisis, probablemente precipitados la mayor parte de ellos, y adoptar las primeras decisiones dentro del campeonato. Francia, en la figura de su seleccionador Vincent Collet, se vio obligada a tomar drásticas soluciones antes de viajar a tierras turcas. Las cuestiones de índole física castigaron sin descanso a la posición de base, haciendo causar baja a Tony Parker, Antoine Diot y Rodrigue Beaubois.

Sin descanso. Las primeras ausencias se paliaron recolocando a Nando De Colo como acompañante de Yannick Bokolo en el puesto de “1”, pero ante la imprevista baja de Beaubois la federación gala tuvo que llamar a la joya más brillante del verano francés en categorías de formación. Se incorporaba a la concentración Andrew Albicy, MVP y campeón de europa U20 en el pasado mes de Julio. El explosivo jugador, que ni siquiera había sido preseleccionado en la primera lista de 24 hombres, veía lejana la opción de entrar entre los 12 jugadores que debían participar en la cita mundialista pero, como expresó el propio Collet, Albicy terminó por ser la solución excepcional a una situación de emergencia. Francia excluyó finalmente al alero Lombahe-Kahudi y al pívot Alexis Ajinça, jugando con la polivalencia de Boris Diaw entre la posición de alero y ala-pívot, para confeccionar una lista definitiva con siete exteriores, cuatro interiores y Diaw. La puerta abierta, de par en par, para el joven Andrew, que entraba en la lista con el rol de tercer base, ante posibles complicaciones que pudiesen acaecer en la dupla De Colo-Bokolo. Albicy declaraba estar viviendo un sueño.

Andrew Albicy es un base de 1.78 m, tallado en fibra y criado en París. Nació en uno de los banlieue parisinos, Sèvres, y creció en la cantera del Basket Racing, en la propia capital gala, para pasar en la misma estructura a jugar en Paris-Levallois, tras la fusión de ambos clubes. Internacional en todas las categorías inferiores galas, fue elegido en 2007 como el mejor jugador del circuito promesa francés y su progresión ha sido constante en la primera plantilla del club, entre la ProB y la ProA. Veloz, centelleante, ha ido ocupando un lugar cada vez más relevante en la tabla de máximos asistentes, y este verano alcanzaba su consagración a orillas del Adriático dirigiendo a Francia hacia el título de campeona de Europa u20 frente a la poderosa Grecia. Sus 12.3 puntos, 3 rebotes y 6 asistencias, además de su capacidad de liderazgo, le sirvieron para lograr el trofeo de Mejor Jugador. Tras el éxito obtenido comenzaba un periodo vacacional interrumpido por la llamada de Collet. Cambio brusco que Albicy digirió con absoluta calma y toneladas de ilusión. Empezaba a vivir su sueño. Él mismo expresaba el radical giro dado en un verano de 2010 ya inolvidable –“Hace unos días estaba de vacaciones en Estados Unidos, en Nueva York. Quería visitar el Madison Square Garden pero estaba cerrado. Luego he podido regresar y entrar por la puerta grande, no como turista sino como jugador, para hacer frente a la selección norteamericana.”-. Naturalidad que también hace fluir cuando se acuesta sobre el parquet, meciendo el balón.





Ayer, en el entrenamiento final antes de su gran debut mundialista a nivel absoluto, el joven Albicy se entretenía con una serie de tiros desde mitad de pista. Una, dos, hasta tres anotaciones de modo consecutivo, un talento que brota con la misma facilidad que la sencillez de su sonrisa. Hoy ha revolucionado la rotación francesa, no ya superando a jugadores no presentes como Aldo Curti o Marc-Antoine Pellin, sino a De Colo, Bokolo o Fabien Causeur. Enfrente aguardaba la vigente campeona del mundo, España, que comenzaba mostrando su faz más voraz, 8-19 al término del primer cuarto mientras trituraba la oposición de Nando y Yannick. Todo cambió al aparecer en pista Albicy, para buen destino de Francia. La solución de emergencia se consolidaba con 26 minutos en pista, donde firmaba 13 puntos, 3 rebotes y 1 asistencia, ayudando a lograr la primera victoria (72-66) de una Francia que llega al campeonato sumida en las dudas de los malos resultados en la preparación y la pérdida incesante de talento tras las numerosas ausencias. Una victoria lograda frente a un rival de gigantesca huella que da continuidad a la línea de trabajo y solidez que promulgó Collet ya en el pasado Eurobasket, con saldo de 5 victorias y 1 derrota para Francia. Una victoria que, entre las lágrimas de su seleccionador por las interminables ausencias, hace brotar una rosa, tal como dibuja la canción favorita de Andrew. –“Podíamos haberle introducido en la preselección de 24 jugadores puesto que ha demostrado muchas cualidades durante la temporada, pero nos hemos dicho que vista su edad podíamos esperar al año próximo para llamarle.”- excusaba Collet haber ignorado al joven jugador en la primera lista –“pero dado que la situación era excepcional, la decisión también lo ha sido, ¿y su futuro?”- se cuestionaba. Primera respuesta. De repente Albicy.


Exprimido al milímetro. Hay temporadas que marcan el curso a seguir dentro de la carrera de un jugador. Encontrar un entorno adecuado, topar con la persona correcta para desarrollar tus capacidades, a menudo multiplica la proyección de sus virtudes, el eco de sus resultados. Aleks Maric, a buen seguro, no dudará al ser requerido por dicha cuestión. Su temporada 2009/2010 continúa siendo extraordinaria. Partizan y Dule Vujosevic han formado el ecosistema perfecto para que Maric pueda aprovechar todas y cada una de sus habilidades, explotando sus condiciones a cada centímetro de piel. Formado en Nebraska, el pívot australiano completó su primera etapa europea en las filas del C.B. Granada. La competitiva ACB fue testigo en pequeñas dosis del potencial que atesoraba Maric, sin llegar a destacar, hasta el punto en que su pase a Partizan, destino Euroliga, casi pasó desapercibido entre los movimientos estivales. Pronto las miradas iban a recaer sobre él, nada más la máxima competición continental levantó el telón. El aussie aterrizó en un club hecho a la medida de sus posibilidades. Sin poseer un gran talento, Maric necesitaba aprender a controlar su mejor valor, cifrado en 211 centímetros y 125 kilos, y saber leer cada espacio del parquet. Conocerse, en definitiva. Partizan funciona en esa línea. Así debe ser dentro de un club con reducida capacidad económica, obligado a reinventarse casi cada verano y acostumbrado a competir al máximo nivel, hasta las fases finales de la competición europea más prestigiosa. En el Pionir, bajo férreo mando de Vujosevic, todo está controlado al detalle. Los sistemas de juego, cada jugador y cada lugar donde el balón acude, la contabilidad y hasta la coreografía, comunión perfecta, entre plantilla y aficionados. Reducido al mínimo detalle, a su máxima expresión, Aleks Maric se convirtió en el siguiente hombre dentro de esa línea dinástica de interiores solventes que ha construido Vujosevic en el Partizan, donde le preceden jugadores como Perovic o Pekovic.





Los 17 puntos, 9 rebotes y 24.6 de valoración estadística firmados por Maric le sirvieron para proclamarse como MVP de la primera fase en su debut dentro de la Euroliga. Alcanzó un 72% de acierto en tiro, aprovechando cada balón que le llegaba en circulación. Su total en la competición continental se cifra en 61%, colaborando decisivamente en la clasificación para Final Four del Partizan. Su capacidad de acierto en el tiro es la mejor tarjeta de presentación para el trabajo realizado por Maric en Belgrado, y habla de la ayuda vital que le proporcionó Vujosevic en términos de confianza y conocimiento de sí mismo. La recompensa durante el verano ha sido doble. Primero llegó su fichaje por uno de los principales clubes europeos, Panathinaikos, y segundo su inevitable convocatoria para formar de Australia en el Mundobasket de Turquía. Su debut en el torneo no ha podido expresar de forma más contundente el perfil de pívot que ha moldeado Aleks Maric. En un complicado partido frente a Jordania, el jugador interior ha firmado 23 puntos y 9 rebotes, con 10/14 en tiros, siendo el mejor apoyo dentro de la pintura tanto para David Andersen como Matt Nielsen. El trabajo constante con el cuerpo de Maric ayuda a expresarse en otras dimensiones a ambos pívot, acostumbrados a jugar cara a canasta. Australia ha sufrido para derrotar a Jordania por 76-75, refugiándose en el acierto tanto de Andersen (22 puntos) como de Aleks. La capacidad para ganar espacio con la colocación de pies, jugar de espaldas a aro aprovechando cada centímetro de parquet para encontrar anotaciones de alto porcentaje, forman parte ya del aval de Maric, clave en un juego interior australiano que intenta no acusar la baja de Andrew Bogut. Tiempo atrás, en 2003, Australia se proclamaba campeona del mundo en edad juvenil. Durante aquel campeonato disputado en Grecia, Maric vivía a la sombra de un coloso llamado Bogut, que ocupaba por completo la posición de center en aquella selección. Siete años después, librado de tan poderosa presencia, en un campeonato del Mundo esta vez a nivel absoluto, Aleks Maric reclama su lugar. Con tesón, exprimida cada gota de habilidad que nace en el trabajo y la confianza.


Clave de Bóveda. Rusia, tras la conquista del Eurobasket’2007, aparece siempre sumida en la confusión. En la cita olímpica de Beijing lograron acudir con todas sus armas pero su resultado deportivo fue pobre. De cara al pasado Eurobasket de Polonia las ausencias se agolpaban encima del escritorio de David Blatt, y dosieres de alguno de los jugadores rusos más importantes eran guardados en un cajón mezcla de olvido y nostalgia, aguardando mejor ocasión para ser desempolvados. Así el seleccionador ruso comenzó una reestructuración que se tornaba difícil, dando relevancia a jóvenes como Vorontsevich o Bykov, presentes en anteriores convocatorias pero con un rol testimonial, así como dando entrada a jugadores nuevos, casos de Mozgov, Ponkrashov. En Polonia los resultados no fueron extraordinarios pero dentro de lo ocurrido durante el proceso de selección, las bajas acumuladas, se observó a una Rusia competitiva. De cara al Mundobasket, Blatt vio como podía contar con la pareja del CSKA formada por Viktor Khryapa y Sasa Kaun, llamados a ser el dúo principal interior. Rusia partía sin excesivo optimismo pero mejorando las condiciones que tuvieron de cara al Eurobasket de Polonia.





Uno de los hombres que se ha tornado clave para Blatt durante todo este proceso de reconstrucción ha sido Sergey Monya. De carrera irregular, Monya ya fue hombre de total confianza para el seleccionador durante el verano pasado, ocupando posiciones de ala-pívot, intentando cubrir el hueco dejado por Khryapa y siendo clave en la transición entre el juego de exterior formado por McCarty o Bykov y el interior compuesto por Mozgov principalmente. En Turquía el papel del polivalente Monya está llamado a cambiar, pasando a desempeñar funciones de alero, al lado de Khryapa y rellenando el hueco dejado por el nacionalizado McCarty. Pero ante el partido de debut ruso en el Mundobasket que debía enfrentarles a la siempre correosa Puerto Rico, se conocía la baja de Khryapa, aún no recuperado al completo de sus problemas físicos, con lo que Blatt debía volver a cambiar el guión del versátil Monya, sin alterar un ápice la confianza en el mismo. Y la respuesta se ha tornado positiva. Sergey parece olvidar con la selección sus incidentes y lagunas en su carrera a nivel de club y siempre aparece dispuesto para corresponder a Blatt en su confianza. Monya debutó ante la selección boricua con 38 minutos de juego, en los que firmó 16 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. Polivalente actuación a la altura de su juego. Además de volver a funcionar como pegamento entre las dos Rusias, la variada composición exterior formada por Ponkrashov (10 puntos 11 asistencias), Bykov o Fridzon, y la contundencia interior cifrada en los centímetros de Kaun (13 puntos 8 rebotes) y Mozgov (13 puntos). Ellos conceden a su selección un importante triunfo inaugural. Monya buscará encontrar, una vez recuperado Khryapa, el rol más adecuado desde el que ayudar a sus compañeros, intentando seguir con una regularidad que espera trasladar al fin a la esfera de clubes, tras su fichaje por un proyecto serio como el Khimki de Sergio Scariolo, donde deberá volver a hacer brillar un juego de pívots plagado de músculo y centímetros.


Muñecas sin fecha de caducidad. Una vieja estirpe se extiende sin opción a extinguirse por el mapa genético del basket. Aquella raza que se compone de jugadores acostumbrados a vivir al límite, del segundero que oprime, de la distancia y el espacio, que respira a través de su muñeca. Fino tacto para dirigir el balón hacia la red. Una raza que no atiende a razones mundanas como el paso del tiempo, que incluso llega a mejorar con la edad. Todos tenemos presentes a multitud de ejemplos sobre la especie ancestral de tirador, capaz de sobrevivir en la elite gracias a su muñeca una vez el físico abandona o empeora. Si giramos hacia mi admirada Italia se puede reparar en las exhibiciones de Boni, Esposito, Myers u Oscar Schmidt ya entrados en años, o podemos hablar a nivel europeo de la extensa, y longeva, nómina de exhibiciones ofensivas que produjeron jugadores como Zdravko Radulovic, Velimir Perasovic, Dorom Jamchy o el añorado Alphonso Ford. Por citar algún ejemplo. Refiriéndonos al país que acoge el campeonato, Turquía, encontramos a Sarica, el divino Harun Erdenay o Ibrahim Kutluay. Además expone cierta condición genética ya que en la propia nómina de jugadores presentes en este Mundobasket encontramos residentes hereditarios de la raza de anotador. Así es el caso de Stephen Curry o Marko Popovic. Don de generación en generación, como sucede también con Steve Burtt y su hijo, o Nando Gentile y un vástago que ha protagonizado varias exhibiciones ofensivas durante el verano europeo en categorías inferiores. Y los que aquí no aparecen, tan sólo citados ejemplos de los muchos que podemos encuadrar en dicha descripción.

En el debut del Mundobasket hemos encontrado a dos veteranos ya introducidos en la treintena que, respondiendo al perfil dibujado, han dejado sentir lo saludable de sus muñecas. La selección de Líbano ha vuelto a apoyar sus esperanzas en El Khatib, acompañado de su inseparable Fahed y un dúo interior solvente compuesto por Freije y Vroman. El Khatib inauguraba su participación en la cita turca con 31 puntos, en una serie de 10/17 en tiro. Líbano conseguía una importante victoria ante Canadá. Ya en el Mundobasket de 2002 Fadi se destapaba endosando 28 puntos a Turquía y 22 a Angola, promediando 17,6 puntos en el torneo. Hace cuatro años, en Japón, El Khatib debutaba ante Venezuela haciendo 35 puntos y se despedía con 29 puntos en la histórica victoria de Líbano sobre Francia. Su promedio en Japón fue de 18.8 puntos. En Turquía, en su tercer Mundobasket, continúa exhibiendo unas facultades que le han llevado a ser reconocido, buscando conseguir superar una ronda clasificatoria y seguir sumando méritos para su país, siempre con su muñeca como protagonista.





El otro jugador destacado es Kirk Penney, impenitente anotador. Con 20 años aparecía en la escena internacional despidiéndose de los Juegos de Sydney’2000 anotando 17 puntos, un preludio de lo que posteriormente iba a ser su carrera, llena de altibajos, rachas, denominador común en su especie. Formó parte de la magnífica selección neozelandesa de Indinapolis’2002. Lograron el cuarto puesto y Penney firmo 16.7 puntos de media durante el torneo, segundo máximo anotador de su equipo tras el espejo donde se observaba, el jugador que le sirvió de referencia, Phill Jones. En el Mundobasket de 2006 Penney ya se erigió como el anotador referente de su selección, firmando 13.7 puntos de media durante un torneo discreto. Los Tall Blacks han sido el refugio perfecto para un Penney que completó una irregular carrera en Europa, llegando a disputar la Euroliga tanto con Maccabi como con Zalgiris pero exhibiendo sus dotes a cuentagotas. A semejanza de El Khatib, Kirk aparece con fuerza en la esfera internacional en los torneos que disputa con su selección. Podemos comprobar que le sienta magníficamente cumplir años y ha iniciado el Mundobasket de Turquía dispuesto a dejar actuaciones para el recuerdo. Nueva Zelanda cayó derrotada ante Lituania y Penney firmó 37 puntos en 38 minutos, autor de una serie de 10/20 en tiros y 16/20 en tiros libres, lastrado por un horrible 1/9 desde la distancia triple. Simplemente nos encontramos al inicio del torneo y ya hablamos en cifras elevadas. Observaremos la trayectoria que describen con el paso de ese tiempo que les sienta tan bien los singulares especímenes de una raza que ve imposible su extinción.


Calma tras la tempestad. La nota más sobrecogedora durante el largo periodo de preparación previa al Mundobasket nos llegaba desde Grecia. En su capital, Atenas, la selección serbia y la anfitriona Grecia disputaban uno de los innumerables amistosos, a modo de banco de pruebas para confeccionar la lista definitiva de Turquía y apuntalar la disposición táctica. Tras una acción entre Teodosic y Fotsis estallaba una batalla campal que quedaba recogida en una instantánea, la de Krstic silla en mano instante previo a su lanzamiento. Sobresalto. Agresiones, detalles de otra lucha librada en los vestuarios, el pívot serbio pasando por comisaría. Temor. Rumores e informaciones que se agolpaban sobre las posibles sanciones y modo de capear el temporal ocasionado por parte de la FIBA. Una importante multa económica y sanción de varios partidos a Teodosic, Krstic, por parte serbia, y Fotsis, Schortsanitis, por parte griega, que no iba a impedirles acudir a Turquía y trastocaba sólo mínimamente los planes de sus seleccionadores. En estos términos llamaba poderosamente la atención el debut de ambos combinados en este Mundobasket’2010, observar el modo en que darían inicio a un campeonato marcado por los graves incidentes acontecidos en el OAKA ateniense. Así como comprobar la evolución de los jugadores que verían su rol aumentado en importancia ante las ausencias previstas.

Aún lograda la victoria en ambos casos, ésta se obtuvo de modo distinto pero teniendo como denominador común la positiva respuesta por parte de los jugadores encargados en la tarea de sobrellevar las eventuales bajas. Grecia sufrió para imponerse a China por 89-81. A pesar de que los helenos dominaban el marcador por diez puntos al término de la primera parte un gran tercer cuarto de una China liderada por Yi Jianlian puso contra las cuerdas a los jugadores de Jonas Kazlauskas. El acierto en tiro de Nikos Zisis y la fiabilidad de Vasileios Spanoulis, junto al oficio de la plantilla griega, condujeron a una sufrida victoria. En ella la mejor noticia para Grecia residió en Ioannis Bouroussis. El pívot de Karditsa tuvo un irregular final de temporada, con problemas que ha arrastrado a la vez que se han unido otros tipos de molestias durante la preparación. Ioannis es una de las piezas claves dentro del entramado heleno y ante China, con las bajas de Fotsis y Schortsanitis, aún se requería mayor presencia por su parte. El pívot respondió a la perfección, firmando 21 puntos y 8 rebotes en 29 minutos de juego. El curso de las acciones ofensivas griegas nacía principalmente con tozuda repetición en el 1x1 de Spanoulis, quien penetraba hacia canasta para sacar el balón fuera, a un exterior, quien circulaba la bola para el lanzamiento, normalmente abierto, de alguno de los interiores. Bouroussis se ha mostrado con buen acierto y ha recuperado parte de su movilidad, recuperando aquellas fantásticas sensaciones que ofreció a inicios del pasado Eurobasket, primer torneo de Kazlauskas como seleccionador griego. Mantenerse concentrado y con salud hasta el final del torneo será el objetivo de Bouroussis.





Serbia por su parte ha arrollado a Angola sin compasión, 94-44. La joven selección plavi dejó una inmejorable huella en el pasado Eurobasket, donde en la presentación del nuevo proyecto dirigido por el experimentado Dusan Ivkovic alcanzaron la medalla de plata, y buscan en Turquía confirmar su buen momento y mostrar la progresión del conjunto. Las sanciones a Teodosic y Krstic, acaso sus dos hombres más importantes en Polonia, sembraban de cierta incertidumbre el debut serbio en el campeonato. Una sombra de duda que duró el silbido inicial ya que con un demoledor 25-9 como parcial del primer cuarto dejaron sentenciado el partido. Además los espacios que dejaban los dos sancionados fueron ocupados de modo magnífico. Con la baja de Milos Teodosic se agravaba la dirección y, sobre todo, el tiro, bien escaso en esta selección serbia. La circulación de balón quedó solucionada con los minutos de Stefan Markovic en la posición de base y las fáciles conexiones entre el trío Savanovic-Velickovic-Macvan que propiciaba su visión y la defensa angoleña. La falta de tiro quedo cubierta por un día acertado de Aleksandar Rasic, el especialista convocado por Ivkovic para justo realizar aportaciones de este estilo. Rasic finalizó el partido con 22 puntos (6/7 en triples) en 18 minutos. La ausencia de Krstic le sirvió a Ivkovic para probar con satisfacción las combinaciones que su juego interior le permite. Raduljica fue el último descarte serbio antes de la cita mundialista, lo que dejaba a Kosta Perovic como único center y a Milan Macvan desarrollando su rol entre las posiciones de “4” y “5”. Como ala-pívot aparecen Velickovic y Savanovic. El experimento funcionó a la perfección, realizando todos ellos un gran partido. Macvan (11 puntos 2 asistencias) aceleró las combinaciones entre interiores y el juego serbio, Velickovic (7 asistencias) ejerció como segundo base en pista mientras que Savanovic (13 puntos 7 rebotes 3 asistencias) respondió a la confianza otorgada por Ivkovic, firmando una completa actuación sólo lastrada por su desacierto en tiro. Un buen inicio protagonizado por Serbia que entierra las dudas que pudieron surgir tras una tormenta de verano.




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