Raza blanca tirador
Los nuevos pívots
Jordi Colomé Batlle  | 11.04.2016 - 13:59h.
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Jordi Colomé Batlle  | 11.04.2016 - 13:59h.

Evolucionar o morir. Sirve para las especies siguiendo las leyes de Darwin y para el baloncesto. La NBA ha pasado en poco tiempo de creer que un buen pívot te acerca al título al amor desenfrenado por el small ball. Y los altos han visto la necesidad de adaptarse. Hay unos cuantos que lo han detectado y de golpe han descubierto su amor por el triple. Alejarse del aro, en teoría su hábitat natural, para prosperar.

 

Karl-Anthony Towns será rookie del año. El joven talento de los Wolves estaba llamado el pasado verano a ser el número uno del draft. Por mucho que algunos alimentaran el debate con Jahill Okafor, sólo uno de los dos está adaptado al baloncesto NBA actual. El ex-Kentucky es un siete pies rápido, capaz de frenar un exterior (https://vine.co/v/iIvlqiili5I) y con muñeca para amenazar desde fuera. En su primer año ha lanzado ya más de setenta triples. Es el doble combo ganador: velocidad de piernas y tiro.

 

Towns representa la nueva generación de pívots. El problema es que el cambio ha pillado a muchos aún en activo. Y no todos se adaptan. Veamos algunos ejemplos de los que están haciendo los deberes. Al Horford destacaba por su energía e intensidad en Florida, acompañándolo todo de un tiro aceptable a media distancia. Ahora será uno de los agentes libres más cotizados del verano porque ha añadido una nueva arma: el triple. En sus seis primeras temporada el hijo de Tito Horford lanzó 18 veces desde más allá de la linea de tres, pero le ha ido cogiendo el gustillo. 4/11, 11/36 y el gran salto esta temporada con... 81/229! Un salto brutal, pero que le llevará a ganar más que los 12 millones actuales.

 

 

El caso Horford no es estraño. Hay más. Otro ejemplo exagerado es Meyers Leonard. Sus 2,16 y ser una elección alta del draft (11) no le impidieron aparecer y desaparecer de la rotación en su año de rookie en los Blazers. Pues ha adaptado su juego al estilo que más se lleva. 3/7 triples en su primer año, 0/6 en su segundo para derivar en 11/36 en el tercero. La transformación ha sido tan bestia que antes de lesionarse llevaba 86/228, con más tiros de tres lanzados que de dos (207). Los pívots de nueva generación lo han visto claro. DeMarcus Cousins firmó un 2/8 la pasada campaña y en la actual está en 69/203, como un Anthony Davis pasando de 1/12 a 35/108 o Serge Ibaka, de probar dos veces siendo rookie a los 205 de la temporada anterior.

 

La adaptación al triple no es exclusiva de las nuevas generaciones. Los más veteranos también pueden evolucionar para subsistir. Pau Gasol es letal cerca del aro, pero con 36 años cada vez se lo piensa menos desde la larga distancia. Del 12/26 de la temporada anterior a los 21/58 actuales, más del doble. Más extremo es el caso de otro viejo conocido del baloncesto español. Luis Scola es de la misma generación que los júniors de oro y cada vez cuesta más verle hacer sus clásicos clínics de juego de pies en la pintura. La temporada pasada se animó un poco desde el triple (5/20), pero en la actual se ha soltado el pelo: 63/151, siendo todo un artista sobre todo desde la banda. El tiro lejano puede ser incluso la solución para reciclarse y encontrar tu sitio en la liga. Así, Marvin Williams siempre tendrá el sello de ser el 2 del draft 2005... con Atlanta dejando escapar a Deron Williams y Chris Paul. Como alero nunca llegó a estallar, pero ahora está firmando sus mejores números en años como cuatro abierto. Está ya en 135/340 triples, casi un centenar más que en la 2014-2015.

 

 

Así pues, evolucionar o morir. Para no verse como Dwight Howard, que está pensando si abandonar Houston. Llegó porque en los Lakers la prioridad era el juego exterior... y aterrizó en unos Rockets pioneros en la apuesta por el triple. Está en sus peores números desde la temporada de rookie. Y devaluándose cada día que pasa. Peor le va a Roy Hibbert. Fue All Star en 2012, firmó un gran contrato, disfrutando ahora de 15,5 millones de ficha, pero en los Lakers mantiene la dinámica de los últimos tiempos en los Pacers. Ambos son interiores sin mano exterior y sin la velocidad de piernas para cambiar de asignación sin sufrir o salir a tapar el tiro lejano de los Towns, Cousins o Davis. DeAndre Jordan, Gobert o Whiteside pueden vivir de su físico privilegiado. Pocos más. El resto, mejor que se adapten a los nuevos tiempos o crearán problemas a sus franquicias. Como sufren los Lakers con Hibbert, los Wizards rompiendo la pareja Nené-Gortat, los Magic dudando de si Vucevic es solución o freno o el experimento fallido del trío interior de unos Pistons (Josh Smith-Monroe-Drummond) que empezaron a funcionar cuando le pusieron un cuatro abierto a Drummond. En la última final, los Warriors sentaron a Bogut para recurrir a un cinco con Draymond Green (2,01) de único interior. Se llevaron el anillo. El small ball marca el camino.

 



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Artículo publicado por Jordi Colomé Batlle

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