Arranca la Copa del Mundo de baloncesto y desde esta otra esquina un servidor va intentar dar a vuelapluma alguna de sus impresiones sobre el torneo. No será una esquina apegada a lo más estricto de la actualidad, pues el ingente número de partidos de la primera fase y el deseo de ver la mayor cantidad posible irá dilatando el momento de ponerse al día a base de diferidos y descargas varias.

Vaya por delante que hacía años que un gran torneo de selecciones no me despertaba un punto de indiferencia como éste. Si habitualmente un Mundial tiene una jerarquía inferior a unos Juegos o incluso a los Europeos que sirven de Preolímpicos, este verano la sensación parece agudizada. Con el regusto amable del Preeuropeo que nos devuelve a la primera escena a Holanda y que consagra la revolución islandesa, esta primera columna intentará despejar todos los prejuicios para que una vez arranquen los partidos sólo quede el disfrute.

Y es que no me gusta el himno musical del torneo, comparar sus mascotas con Lipko o Amberis creo que raya en lo indecente y tampoco la denominación de Copa del Mundo en lugar de Mundobasket ayuda. No me gustan las ausencias que, evitables o no, nos dejan sin LeBron, Carmelo, Durant, Howard, George, Paul, Griffin, Love, Ginobili, Delfino, Mills, Bogut, Lorbek, Udrih, Parker, Noah, Seraphin, Spanoulis, Koufos, Holland, Kleiza, Kalnietis, Popovic, Morais, Marei, Adams, Dangubic, Lucic, Nedovic, Micic, Kuzmic... y los que quieran añadir.

No me gusta una página web muchísimo menos práctica e intuitiva que las de los pasados torneos, así como detesto esas fotos promocionales con la Virgen de la Cartuja o con el manido y chirriante ÑBA. Pero ante todo, no me gusta el sistema de competición. Ese que tanto se ha trabajado la Federación y que nos lleva de facto a casi un sistema de conferencias encaminadas a que nada trastoque el añorado USA-España en la final. Un sistema que desluce la primera fase y que nos va a llevar a que los cruces sean repeticiones de partidos ya vistos o que en grupos como el de Las Palmas dé lo mismo ser primero o tercero, siendo la condena ser segundo.

Hasta aquí la purga. Tomemos un Jameson mientras suena el "Wish you were here" de Pink Floyd en honor a los que faltan y prometamos no acordarnos más de estas vicisitudes hasta que finalice el torneo. Y es que a las 12:30 la locura filipina se enfrenta a una Croacia que debe ser una de las selecciones del torneo. Y si el partido se rompe tendremos minutos para Hezonja que unir al deleite de la conexión Saric-Tomic. En Bilbao la heterodoxia maorí se enfrentará a la Turquía con menos talento y más química de los últimos años en lo que, USA aparte, promete ser el grupo más incierto. Y Francia, sin Mahimni caído a última hora, se mide a Brasil y Puerto Rico a Argentina.

Partidos mayúsculos a priori, trascendentales en lo posicional pero desgraciadamente atenuados por el sistema de cruces. En esa tesitura quizás sea el Eslovenia-Australia el partido más "importante" del debut. Revancha de los octavos de Turquía y con el ganador enfocado a ser primero... o tercero de cara a esquivar a USA. Disculpen tanta negatividad y tengan por seguro que una vez el balón este en juego, el lado friki y apasionado podrá con la menudencias institucionales.


- BSO DEL DÍA