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La esquina de Sunara (Jornada 4), La vida en un hilo, por Iván Fernández
Iván Fernández  | 04.09.2014 - 17:06h.
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Sin duda una de las obras más importantes de Edgar Neville, 'La vida en un hilo' cuenta como habría sido la vida de una joven, recientemente viuda, si hubiera conocido a otro hombre y se hubiera casado con él en lugar de con su difunto marido, explotando las posibilidades de un 'What if...' que con el tiempo sería profusamente tratado.

Como en la obra de Neville, una vez terminado el Mundial a buen seguro muchos equipos podrán volver la vista atrás y pensar cómo podría haber sido su devenir de haber tomado esta o aquella decisión. Sin ir más lejos, esta tarde en primera sesión Nueva Zelanda y Finlandia se enfrentan con estados de ánimo antagónicos en un duelo en el que el ganador pasará a octavos y el perdedor tendrá que hacer las maletas. Sin duda, cualquiera de las dos favoritas de este rincón, junto a Eslovenia, lamentará su papel ante una Turquía a la que tuvieron ganada y a la que ambas dejaron viva. Aupada por la garra de Frank y el acierto de un Fotu de redescubierta muñeca, Nueva Zelanda se estrenaba en el Mundial desbordando a la académica Ucrania el día que más fiel era su ideario, o mirado desde otro punto, el día que al fin Webster ejercía de 'killer' muy bien ayudado por los triples que flotaban desde la imprevisible zurda de Bartlett.

En la otra cara de la moneda, Finlandia caía en la prórroga en un partido increíblemente parecido al que disputaba ante la propia Turquía el año pasado en Koper. Como alli, el arranque suomi desbordaba al cuadro otomano, y si en Eslovenia era Haampa el factor sorpresa, su sustituto este año, Nuutinen, hacia lo propio en esta ocasión. Las oportunidades perdidas, la labor de Asik, la vuelta al partido de Turquía a través de la presión y las zonas... mil detalles clavados incluyendo la no consumación de la remontada y el acto suicida de Salin. Pero a diferencia del año pasado, el destino quiso que en el último suspiro un triple de Akyol cambiara el desenlace. Antes Petteri Koponen, que está firmando un torneo sobresaliente, errara dos tiros libres que podrían haber finiquitado el partido antes de que el escolta del Galatasaray emulara al Turkoglu de la semifinal de 2001.

La vida en un hilo. Entonces Alemania vencía de tres y su entrenador Dettman tampoco ordenó hacer falta. Coherente con su ideario (y ojo que estadísticamente no es una decisión nada desdeñable) en esta ocasión tampoco tuvo o quiso ocasión. Aunque quizás la decisión pudo llegar antes y, como ante Ucrania, sentar a Koponen antes de enfrentarlo a los 4'60, donde se está mostrando muy nervioso. ¿Qué quieren que les diga? Quizás la vida penda de un hilo o sea una encrucijada a la que nunca llega Godot. Seguro que Dettman le da vuelta a esas cosas y a otras como los problemas para cerrar el rebote defensivo, pero sea como sea y pase lo que pase, lo que es tangible es que Finlandia ha vuelto a ser fiel a sí misma. Fiel a un ideario que la ha traído hasta aquí y que la ha hecho arrastrar una manada de ocho mil entusiastas de un estilo de juego que además es casi el único posible para un grupo de jugadores muy inferior a lo que forman como conjunto.

En el resto de la jornada también se vivieron decisiones de esas que a la larga marcan un torneo. De tanto predicar que no pensaba en USA, a Zdovc le quedaron raras las rotaciones y más cuando en el último cuarto los reservas de Eslovenia remontaban. Matemáticas aparte, no pareció gustarle mucho la decisión a Goran Dragic... pero hubo más destellos que mostraron lo que pudo ser y no fue. Scola volvió, y ya van varias este torneo, al jugador pre-lesión de espalda, los amantes del basket más clásico disfrutaron con la lección de base puro de Calathes ante una Croacia de nuevo desquiciante y que ahora tendrá que medirse a una Puerto Rico que con sólo uno de sus bases parece funcionar mejor. Y tuvimos el surrealista Brasil-Serbia, con remontada inane de los plavi y cabreo mayúsculo de Teodosic, o una nueva oportunidad perdida de Filipinas.

Nos queda lo mejor y también la suspicacia con el formato de competición: ¿Buscará Francia perder entre 1 y 7 puntos? ¿Qué hará Australia y en función de esto Eslovenia?... eso sí, viendo el pánico que lograba generar Ibaka en Francia no parece que quede mucho de aquella vida en un hilo que se bifurcaba entre el congoleño y Mirotic.

Las posibilidades matemáticas de la última jornada

LA B.S.O.


Dentro de “El cuarteto de cuerda en fa mayor, opus 135” de Beethoven, su cuarto movimiento allegro es conocido como “Der schwer gefasse Entschulus”...o “La solución difícil” título muy apropiado para lo que nos espera en esta última y apasionante jornada





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