'Para protegerse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave... Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terrible que el canto: su silencio' (Franz Kafka, 'El silencio de las sirenas')

“Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse; “

(Lope de Vega, ”Ir y quedarse”)

Aunque aun sea pronto y temerario hablar de estos asuntos, empieza a quedar claro que uno de los hombres del torneo puede ser Nemanja Bjelica. Inmenso ayer y decisivo hoy, el cuatro serbio comienza a dibujar un campeonato que recuerda a lo vivido este año en la misma Euroliga que le colocaba como MVP. La canasta final, el aro pasado a dos minutos del cierre o su actitud atacando al mejor Nowitzki en lo que llevamos de verano dibujan a un Nemanja Bjelica maduro, dominador y más que listo para dar el salto a la NBA.

Tras una carrera transcurrida por carreteras secundarias (ver su perfil en la Guía BasketMe EuroBasket 2015), ha ido incorporándose poco a poco a las autopistas que llevan a la gloria. Y lo ha hecho poco a poco, desde el carril derecho sin hacerse notar ejerciendo de alero defensivo y multiusos para Ivkovic en la plata polaca, de base para Pesic en el Estrella Roja con el técnico dandole el balón como años atrás había hecho con Kukoc o con Dusko, que fue el primero que le metió al cuatro. Obradovic en Estambul y Djordjevic en la Representazija han acabado de moldear lo que sólo necesitaba tiempo. Porque por encima de entrenadores, y Nemanja es de los que los ha necesitado, está el talento puro, el de los tipos inclasificables que siguen despertando sospechas entre el espectador amante del tópico. Ajeno a esquemas, Bjelica tiene ya todas las herramientas en orden y a los simples marineros sólo nos queda rendirnos a sus cantos de sirena. Encadenarse o ponerse cera en los oídos es una opción, dejarse llevar por su deleite otra mucho más maravillosa...

Más allá de Bjelica,el Serbia-Alemania fue otro de esos partidos que enseñan más por lo que sufres que por lo que ganas. Hace ahora cinco años, Sasa Djordjevic ejercía de comentarista televisivo en España (¡qué diferencia!) del Serbia-Alemania que abría la segunda jornada del Mundial. Aquel partido se lo llevaba en la prórroga un cuadro germano que no volvía a hacer casi nada en todo el torneo, mientras Sasa dejaba caer alguna que otra puya por la falta de ritmo a su no muy querido Ivkovic. A diferencia de entonces, esta Serbia ha salido indemne en un partido regulero en el que se confirma que si Milos no está fino de fuera el equipo sufre y que por dentro a Krstic se le añora, vaya si se le añora. Tampoco Kalinic está encontrando el tono del año pasado, pero a cambio el juego con dos cuatros genera espacios, Nedovic sigue fino y Bogdanovic da muestras de mejora en su espalda. Enfrente, Alemania supo encontrar por momentos a Nowitzki y ya sabe que tiene armas para competir y hacer ver que lo del grupo de la muerte es más que otro tópico.

Decíamos ayer que la FIBA salía reforzada del nuevo formato del EuroBasket, pero por no regalar oídos, justo es decir que lo que no está quedando igual de bien es el papel del doble Preeuropeo con una Estonia que naufraga de manera irremediable pese a la buena imagen dada en el torneo de Zagreb. Cierto es, al menos, que como los checos, Bélgica fue un equipo serio y sin concesiones que a su vez deja claro que el D no es lo que algunos auguraban. Mientras un gran Waczynsky daba el 2-0 a Polonia dejando tocada a Rusia y Macedonia bajaba de la nube a Holanda.

Ya en el segundo turno Italia sumaba su primer triunfo en la clasificación mientras más que sumar, multiplicaba sus dudas ante una Islandia de nuevo encomiable. Eslovenia por su parte confirmaba su condición de equipo serio y bien trabajado aunque fiel a su inherente condición, sesteaba en el tramo final sin peligro en el marcador pero con el ya tradicional cabreo de Zdovc. Más miga tenían los otros dos encuentros, donde Lituania secaba a Letonia e Israel confirmaba que con Mekel al mando es otra cosa.

El otro gran plato fuerte del día llegaba en Zagreb con los locales jugándose ante Grecia probablemente el liderato al final del grupo. Aun sin Bogdanovic, Croacia dominaba el partido durante tres cuartas partes largas del mismo. Con un planteamiento defensivo impecable en el que no resultaba complicado rastrear la mano de Djerdja, el equipo ajedrezado invitaba al cuadro heleno a morir desde su irregular tiro exterior. Con muchos momentos de dos bases en pista, Ukic mostraba su mejor versión y Simon se multiplicaba tapando a un Tomic algo mejor en la segunda parte y a un Rudez que sigue desconocido. Cada amago de remontada era cortado con un triple, con una acción de rabia... hasta los últimos minutos. Escribía David Vidal, para un servidor la mejor pluma de baloncesto de este país, en su previa para el especial de ACB.COM, que Grecia debía aprender a vivir entre sus dos pulsiones. Con sus cuatro NBA en el banquillo, Katsikaris optaba por una de ellas de manera clara. Tras un aviso en forma de falta recibida en el triple que no lograba consumar por una herida, Spanoulis aparecía en todo su esplendor. Rodeado de jugadores de su ritmo, el de Larissa, siempre él, clavaba dos de esos triples suyos sobre el tiempo, escorado fintando con sus tobillos. A ellos unía otra serie de tres libres y sendas asistencias de lujo para Sloukas y Printezis. Enfrente Hezonja pecaba de lo contrario y el Olympiacos, perdón Grecia, sumaba una victoria trascendental. Inteligente como pocos, desde que se inicio la preparación, no ha sido raro ver a Spanoulis buscar incluso artificialmente a Antetokoumpo o Koufos. Sabe que los va a necesitar, sabe que en días como hoy han caído rendidos como tantos otros...

En el resto de la franja, los partidos se saldaban con respectivas palizas: reivindicativa la de una España excelsa en ataque, liberadora la de Francia en su segunda parte y reivindicativa la de una República Checa de nuevo exuberante y contundente.