La Opinión
Informe especial: The Big Traitor
Nicolás & Pablo Martínez  | 06.08.2010 - 19:52h.
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Después de tantos apodos, y tantos equipos, Shaquille O'Neal hizo lo último que le faltaba para ganarse el desprecio de la afición de los Lakers: fichar por el peor de los enemigos de la historia de la franquicia con la que conquistó tres títulos. ¿Alta traición? ¿Falta de códigos? ¿O simple estrategia de marketing?


Los Boston Celtics firmaron por dos años y 3 millones de dólares a Shaq, en una transacción que se venía anticipando desde hace días pero que los fans de los Lakers no querían creer por simple respeto (o amor) a aquel pívot que llegó a tierras hollywoodenses un feliz y lejano día de 1996, en un acuerdo de siete años y 122 millones de dólares. Lo que sigue de la historia ya todos lo conocen, pero el giro inesperado que ha tomado esta película ya da para cualquier cosa. Eso sí, que el ex-Big Diesel se olvide de que le retiren la camiseta en el Staples...


Este es el camino del Big Traitor: De actor de cine a rapero; de rapero a sheriff; de sheriff a showman en un programa de TV; y así sucesivamente. Y mientras tanto, uno de los mejores pívots de todos los tiempos.


Está claro que O'Neal siempre fue un personaje carismático y que siempre adoró llamar la atención. De hecho, su salida de los Lakers se debió a que la esperanza estaba apoyada plenamente en Kobe Bryant, quien demostró en Las Finales 2004 contra los Pistons que él ya podía cargar una franquicia con sus propios hombros. Después, Shaq protagonizó una absurda novela en la que le dedicaba raps provocativos e insultantes a Kobe, con el intento de generar discordia.


En su etapa con Miami Heat, el pívot de 2.16 metros siempre intentó dejar claro que había una contienda personal con Bryant, y con esto las "inocentes" cámaras de la NBA se salían de las lentes para encontrar el momento en que el ex-dúo dinámico se dé la mano fríamente.


Cuando le tocó elegir volver a estar en el foco de atención, y con la enseñanza de que ya no era lo que había sido en Orlando Magic o en sus primeros cinco años en los Lakers (Dwayne Wade también demostraba por su parte que era capaz de liderar una franquicia tras llevar a los Heat al anillo en 2006), eligió regresar a la División Pacífico, concretamente con Phoenix Suns -que casualmente habían protagonizado los peores encontronazos con Lamar Odom y Kobe en los recientes enfrentamientos de postemporada. Pero Pau Gasol estaría enfrente en su debut, y nuevamente Shaq veía frustrado su intento de armar discordia, y a partir de esa humillante exhibición de Gasol se limitó a jugar basketball en los siguientes partidos frente a su antiguo equipo.


Como en los Suns nunca encontró lo que quería (no anillos, sino más prensa), comenzó un segmento en la cadena ABC denominado "Shaq vs", en el que enfrentaba a otros reconocidos deportistas en sus áreas, y que en estos días retoma una nueva temporada. En 2009 los Lakers consiguieron su primer título sin él (más concretamente, Bryant afirmó su impronta de jugador N° 1 al conseguir su cuarto anillo liderando él su propio grupo de camaradas) y mientras tanto del otro lado se erigía toda una legión de lobos marketineros que intentaban (e intentan) hacer creer a la gente que LeBron James era "El Mesías", "El Elegido", "El Rey" y demás sandeces que buscaban a toda costa un "Kobe vs LeBron" en Las Finales...


¿Qué hizo Shaquito? "Win a ring for the King," fue lo que dijo tras fichar por los Cleveland Cavaliers en el último manotazo de ahogado de la gerencia de Cleveland por retener a LeBron. Nuevamente estaba detrás de la atención, y su etapa como el pívot más dominante que conoció esta liga quedaba como un borroso pasado.


Hoy, a ocho años y cincuenta y tres días de su último campeonato con los Lakers, se confirma el arribo de O'Neal, del "come-hamburguesas", "Big Diesel", a los Boston Celtics, históricos archi-rivales de los laguneros.


Con un promedio en los Lakers de 26.3 pts, 11.8 rebs y 2.5 tapones, un MVP del año, tres MVP de Las Finales y un MVP del All-Star Game 2000 y tantas otras alegrías, junto a la tristeza y el actual trago amargo nos queda la incógnita: ¿Qué pretende Shaq? Parece que más de lo mismo de siempre...


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Artículo publicado por Nicolás & Pablo Martínez

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