Parece que fue ayer cuando las selecciones de baloncesto de España y EEUU se enfrentaban en la gran final de los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984. Alguien que viera aquel partido pensaría algo como "Vaya moles los americanos, cómo se mueven, cómo juegan; es como si sus cuerpos, pura fibra en muchos casos, fueran más livianos de lo que parece".


Por aquel entonces, que alguien pudiera vencer a la selección de EE.UU. era simplemente una quimera. Pero años después nos encontramos con una selección compuesta por 2 jugadores que juegan en su liga, 3 que han jugado en ella y dos que próximamente lo harían, se planta ante los americanos y les hace parecer ya no tan atléticos y dominantes como parecía en Los Angeles. Además, con las reglas FIBA se ve más allá y nos damos cuenta de cómo han cambiado las cosas. Los gestos de los americanos hacer notar la tensión, la importancia de saber lo que se juegan y la constancia de que ya no son aquel equipo de hace 28 años, ni tampoco aquel de hace 20, el inolvidable Dream Team.


Ahora no es el jugador europeo el que "chupa" banquillo, sino que en algunos casos es incluso el líder del equipo americano. Jugadores como los históricos Petrovic, Divac, Kukoc y, para nosotros, el malogrado Fernando Martín, demostraron que los de este lado del charco valían, aunque en algunos casos no les quisieran ver por allí.


España ya no es un país más en el panorama baloncestístico. Ha demostrado con un Mundial, dos campeonatos europeos en tres finales consecutivas, una medalla de plata en los JJOO... que ya no se le espera, sino que demuestra ser una gran potencia, además de comprobar cómo poco a poco la juventud va relevando a los jugadores más veteranos sin que se note su falta en exceso.


Los nuestros ahora ya pueden mirar a la cara a las potencias clásicas de este deporte. Jugadores como Calderón o los hermanos Gasol ya son titularísimos en sus respectivos equipos; el nacionalizado Serge Ibaka ya es el mejor taponador de la NBA; Ricky Rubio es el base titular de sus Timberwolves a sus 22 años (lástima lo de su lesión); Navarro demostró en sólo un año que podía jugar perfectamente en la liga americana; Rudy Fernández tiene el récord de triples en la NBA para un rookie y juega en los Nuggets...


¿Cual será el techo de nuestros jugadores? Sólo el tiempo lo dirá. Yo sólo apuntaré que estoy orgulloso de nuestro pasado, presente y futuro.