Puerto Rico consiguió su pase al Mundial en el FIBA Américas 2013, celebrado en Venezuela, venciendo a la anfitriona en la prórroga del encuentro de cuartos de final, remontando una desventaja de 17 puntos. Ya en la semifinal, derrotaba a República Dominicana por 79-67 para caer más tarde en la gran final frente al México de Gustavo Ayón (89-91), siendo ésta su cuarta presea de plata en el torneo, la quinta en general y, claro está, la última ya que la FIBA cambiará el formato de clasificación.

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En este torneo, a diferencia de los otros equipos en este Mundial, Puerto Rico contará con el núcleo que le viene acompañando durante todos los torneos pasados. Eso sí, le faltarán algunas piezas importantes como el atlético escolta de 1.98 John Holland, duda hasta el último momento por una rotura parcial del tendón del cuádriceps. Paco Olmos tomó la decisión de esperar al jugador, pero finalmente no podrá contar él y tampoco con Nathan Peavy, ex-ala pívot del Alba Berlín alemán, quien a finales de año en un partido de exhibición se produjo una doble lesión: rotura en el muslo derecho y rotura del ligamento cruzado anterior (LCA). Actualmente continúa con su recuperación y no podrá representar a la isla. Los NBA Maurice Harkless, Shabazz Napier Velásquez y Ricardo Ledo no se consideran bajas significativas, ya que aunque dos de ellos entrenaron anteriormente con la selección absoluta nunca representaron a Puerto Rico en torneos oficiales.




Puerto Rico cuenta con una defensa y una capacidad anotadora que pueden abrir el partido en cualquier momento o mantenerlo. Tiene jugadores atléticos y versátiles que pueden hacer de todo y jugar diferentes posiciones, como Ángel Daniel Vassallo, escolta-alero de 1.98 de los actuales campeones del BSN, los Leones de Ponce, Renaldo Balkman, ala-pívot de 2.03 de mucha defensa y muy peligroso en ataque o Ricky Sánchez, ala-pívot de 2.11 que puede atacar desde el perímetro y crear una ofensiva aceptable en la pintura. Por contra, jugadores como el alero Álex Franklin y el ala-pívot Ramón Clemente son especialistas defensivos.

Ofensivamente Puerto Rico cuenta con la vuelta de David Huertas, triplista y jugador aguerrido que ha mejorado su manejo del balón, y junto a él están Álex Galindo, alero de 2.00 especialista desde los 6,75 metros y Daniel Santiago, pívot curtido en mil batallas que dará fuerza ofensiva en la pintura con la ayuda del nuevo integrante interior Jorge Bryan Diaz, joven de 24 años y 2.11 m que puede ser un factor importante en momentos del partido por su buena defensa y buenos movimientos en la pintura.

Por último, no debemos olvidar a los bases del equipo, el jugador de Minnesota Timberwolves José Juan Barea y la estrella del Galatasaray Carlos Arroyo, junto al suplente -bicampeón este año- Carlos Rivera. Sobre ellos recaerá la responsabilidad de que el equipo corra, y en el seleccionador Paco Olmos la de cómo realizar las estrategias para al menos superar la fase de grupos en España.




Como recambio, la gran incógnita en estos pasados torneos, se ha venido utilizando a una misma generación de jugadores en la posición de pívot, y por fin se está viendo un plan alternativo, además de que este año se ha utilizado a selecciones B en donde uno o dos jugadores podían llegar a la selección grande. Será importante la integración de hombres altos para la posición de pívot, ya que podría pasar factura durante el torneo el hecho de que este puesto no es del todo sólido, aún con la llegada del espigado (2.11) joven Jorge Bryan Díaz, ya que el promedio de edad es de los más altos del torneo.

La poca fuerza en la pintura -aunque Puerto Rico cuenta con Daniel Santiago (2.17), el mencionado Jorge Bryan Diaz y Ricky Sánchez (2.11) y la defensa contra pívots y ala-pívots de igual envergadura puede suponer un efecto negativo para los boricuas, que sufren en ese área de la pintura. La selección también cuenta por dentro con Renaldo Balkman y Ramón Clemente, de mucha potencia pero poca estatura.

También el hecho de contar con José Juan Barea y Carlos Arroyo hace que Paco Olmos se vea obligado a utilizar por momentos a los dos bases a la vez, haciendo que el equipo no fluya debidamente, y si bien funciona en algún momento del partido, después de dos posesiones desaparece el juego en equipo. Esto afecta negativamente al transcurso del encuentro, ya que el balón no pasa del área del perímetro, donde el equipo cae en desesperación en ambos lados de la cancha y da muchas ventajas defensivas. En un Mundial donde este factor es decisivo, puede ser letal para las aspiraciones del grupo.




El seleccionador Paco Olmos ha cambiado la filosofía del equipo, que hasta ahora ha sido satisfactoria. Le ha dado un énfasis de actitud, mucho empeño en defensa y una ofensiva organizada, aspectos que Puerto Rico en un caso había perdido y en otros nunca había tenido.




José Juan Barea será el hombre al que Puerto Rico recurrirá en cuando se encuentre en un momento crucial del partido, y a su lado tendrá a Carlos Arroyo. Barea, base de 1.80 y ganador de un anillo de la NBA en 2011 con Dallas Mavericks siendo una de las piezas claves de ese equipo, todavía está en deuda con la selección y parece que éste será su torneo. Para que eso pase, Barea tendrá que jugar de base y no de escolta, o con otro base en cancha, ya que de lo contrario se anularía.




La selección inició sus entrenamientos el 8 de julio y se preparó durante varias semanas en Puerto Rico. De ahí viajaron a España para enfrentarse en Bilbao a la selección campeona de África, Angola, donde los boricuas salieron victoriosos con un marcador de 95-64 el pasado 14 de agosto. Luego jugarían el torneo de Serbia, en el que debutaban cayendo ante Turquía por 77-66 y más tarde vencían a Argentina, que será el primer rival de su grupo, por 97-87. El 22 de agosto se enfrentarán a Estados Unidos en el Madison Square Garden por compromisos de la marca patrocinadora Nike, y el último amistoso para Paco Olmos y sus 12 magníficos será de nuevo contra Turquía el día 27.




Puerto Rico no conseguía pasar de la fase de grupos en los dos últimos Mundiales por obra y gracia del basketaverage. El primer objetivo será superar ese escollo y, lo más importante, intentar ocupar una de las primeras posiciones. La meta final del equipo debe ser estar entre los ocho mejores del mundo.

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por EDGARDO J. ORTIZ CALDERÓN