Fuera de los Juegos de Londres tras la derrota ante Jordania en los cuartos de final del FIBA Asia de Wuhan, la Federación Iraní decidía apostar por la contratación de Memi Bečirovič como seleccionador nacional, buscando un nuevo enfoque. Una nueva idea que quedaba refrendada con el tercer título del conjunto persa en los cuatro últimos Asiabasket (hasta 2007 nunca había llegado al podio), lográndolo además sin conocer la derrota.

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Manteniendo a Haddadi como eje fundamental del juego pero buscando un mayor equilibrio ofensivo y una evolución en la parcela defensiva, el técnico esloveno ha ido construyendo una Irán quizás un punto menos fresca pero mucho más fiable y competitiva, habiendo ganado orden en ataque y estando más trabajada defensivamente.

Encuadrado en un grupo francamente duro en el que puede pagar su inexperiencia internacional, el equipo asiático llega a Granada tras una preparación larga e intensa que se abría con el triunfo en la Asia Cup y que continuaba con diversos torneos alrededor de Europa. Aunque no ha llegado al nivel de mala suerte padecido hace cuatro años, Irán ha sufrido varios percances durante la preparación. En plena disputa de la Asia Cup, Saman Veisi sufría una grave lesión que le mantendrá apartado seis meses de las pistas. Una semana después, Aren Davoudi sufría una recaída en sus problemas de rodilla, alejándole así de manera definitiva la Copa del Mundo.

En el debe, la preparación ha dejado malas sensaciones en el tiro exterior, mientras que la defensa interior deja bastante que desear no existiendo un relevo de garantías para Haddadi. Con Bahrami recuperado en su mejor versión y Afagh como principales baluartes exteriores, empieza a intuirse un interesante relevo generacional con los destellos de clase de Jamshidi y la pujanza de jóvenes como Mashayekhi o Yakhchalidehkordi, que conforman una selección muy equilibrada en la que será fundamental el estado físico de Haddadi, referencia ofensiva de primer nivel. Con Kazemi como complemento para abrir espacios, la gestión de los descansos del ex de Memphis se antoja como una de las grandes dificultades de un conjunto algo dado por otra parte a ciertos apagones ofensivos.




El alma del equipo y base titular volverá a ser el jugador del Petrochimi Mahdi Kamrani. Ya veterano, tiene el juego en la cabeza. Buen pasador, selecciona bien sus momentos de impacto ofensivo y es muy intuitivo en los robos de balón

El pequeño (1'80 m) y eléctrico Sajjad Mashayekhi ha sido una de las revelaciones en la preparación. Zurdo cerrado, flojea en el tiro pero va sobrado de descaro y tiene instinto para los rebotes largos

Descartado finalmente en favor de Mashayekhi, el perfil de director capaz de subir las líneas defensivas apretando al base rival ha estado encarnado en la preparación por Erfan Nasajpour. Flojo en el tiro, con su 1'77 m es un pasador más sólido que creativo

Samad Nikkah Bahrami es el encargado de poner la chispa en el perímetro desde el puesto de escolta titular. Con experiencia en Francia y China, es rápido, inteligente, arriesgado y creativo, además de un tirador de rachas. Debe cuidar sus pérdidas y las faltas.

Hamed Afagh es probablemente el mejor tirador del equipo y mejor defensor de lo que aparenta. Con buena visión de juego, ha perdido velocidad pero sigue teniendo capacidad para generarse el tiro

Estandarte de la generación del 95, Behnam Yakhchalidehkordi está dotado técnicamente pero adolece de cierta falta de explosividad. Buen tirador y con facilidad para llevar las transiciones

Más anotador que tirador, Mohammad Jamshidi goza de un muy buen primer paso y será previsiblemente el alero titular. Destaca por sus entradas a pie cambiado, aunque se ve algo condicionado por lo lento de su mecánica de tiro.

Intenso y de grandes cualidades físicas, Arsalan Kazemi es un potente finalizador que gusta jugar de fuera a dentro desde el puesto de ala-pívot titular. Gran reboteador e intenso atrás, se mueve bien sin balón, aunque no goza de buena mano.

Flojo en el tiro, Arman Zangeneh alterna el 3-4 con un buen timing de salto. Buen reboteador ofensivo, de estimable envergadura y capacidad para correr la pista. En su debe, sus problemas en el tiro libre

El ala-pívot Oshin Sahakian se complementa muy bien con Haddadi. Ha ganado recursos exteriores, aunque sigue destacando por su presencia en el rebote y da intensidad en la parte defensiva

La mayor estrella salida del basket iraní llega a su segundo Mundial manteniendo su condición de centro sobre el que gravita todo el juego de su selección. Terminada su etapa NBA, donde la falta de velocidad y explosividad lastraron sus opciones, Hamed Haddadi busca reivindicar su figura tras un agridulce curso a medio camino entre China e Irán. Algo tosco en ocasiones, cuando está cómodo puede enlazar rachas de acierto considerables. De buena visión de juego, peca en ocasiones de obstinación o falta de velocidad para doblar el balón cuando sufre ayudas en el poste bajo. Dejando intuir cada año una mayor querencia a jugar situaciones de cara al aro, ha estado lejos de su mejor estado físico en la preparación, por lo que su capacidad de concentración y dosificación pasan a ser fundamentales.

Aunque no pudo hacerse con el título liguero, los números de Haddadi en el último partido de la final demuestran su poderío: 52 puntos y 16 rebotes con 20/23 en tiros de campo incluyendo tres triples.

Activo en defensa, Rouzbeh Arghavan (2'14 m) sufre en el poste bajo por su falta de fuerza. Capaz de abrirse para tirar de tres, cierra bien el rebote, aunque debe cuidar sus problemas con las faltas.

Asghar Kardoust parece haber perdido rol respecto al año pasado. Zurdo y con un aceptable tiro lateral, peca de cierta lentitud. Con su 2'11 está llamado a dar relevos muy puntuales a Haddadi.




Cuartofinalista en Turquía con Eslovenia, Mehmed Becirovic acumula triunfos desde su llegada a la selección iraní. Conocido por su perfil ofensivo, ha cambiado la tecla para dar equilibrio al cuadro persa.

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por IVÁN FERNÁNDEZ