España - USA: Reflexiones sobre una plata con sabor a oro |
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Una vez que han transcurrido las horas posteriores al partido de hoy, es el momento de realizar un análisis en frío del enorme encuentro que hemos tenido el privilegio de ver y de un partido que estará en nuestra memoria durante muchos años. Pocas veces una derrota deja una sensación de euforia similar a ésta. Resulta curiosa la imagen de la selección al final del partido, era difícil identificar al equipo vencedor. Sin duda alguna, fruto de la íntima satisfacción por un trabajo de grupo y un esfuerzo generoso a la par que bien planificado.
Pertenece ya al recuerdo la sensación de impotencia al ver que en estos partidos las reglas de arbitraje en ningún momento se llegaron a unificar. No hace falta comentar nada sobre los pasos, pero resulta curioso ver durante todo el torneo como los árbitros más rigurosos del baloncesto europeo pasan por alto situaciones escandalosas. Ya propuso Aíto la opción intermedia; es decir, pite sólo aquellos pasos que perjudiquen claramente al rival y pasen por alto los 'inofensivos'. No le han hecho caso. Pero resulta sorprendente ver como un árbitro tan preocupado por la defensa entre pívots como Brazauskas, hoy guarda silencio cómplice ante defensas como la de Howard. Y por supuesto, en el baloncesto FIBA esa defensa usando siempre las manos queda fuera del reglamento. Sin duda alguna, hay que felicitar a la selección por haber sabido mantener la calma y no perder la concentración ante situaciones como éstas.
Hoy la selección tenía el partido muy bien preparado, y las ideas muy claras sobre cómo resolver las distintas situaciones; USA es muy predecible en su juego. Y sobre algunos aspectos del mismo, me gustaría comentar determinados factores.
Uno de los puntos que debíamos tener en cuenta a la hora de afrontar este partido era el de la defensa. Sin duda alguna, no se puede poner buena nota si te marchas al descanso con casi 69 puntos en contra. Los conceptos y las ideas estaban claras, pero no salían. Conseguimos evitar pérdidas y frenar sus contraataques; en resumen, cortar ese carrusel de canastas fáciles que dispara siempre en el marcador a los americanos. En general se pudo conseguir, pero unos instantes críticos en el segundo cuarto estuvieron a punto de provocar la ruptura del partido por parte de USA. La entrada en pista de Bosch y Marc provocó una situación complicada. Mientras Marc continuaba el bloqueo sobre el base, Bosch ocupaba la pintura muy rápido, encontrando espacios importantes.
Ya en estos momentos podemos ver la zona 2-3. Este modelo defensivo presenta como puntos más débiles las esquinas y el poste alto. El primero de ellos es casi una invitación de este modelo defensivo, mientras que el segundo sí que se convierte en el principal punto débil. Hemos podido ver como Prince comenzó por ocupar la esquina del lado más débil, es decir, el defendido por el 4 español, que en esos momentos era Garbajosa. Inteligentemente, aprovechó que Marc se hundía en exceso bajo el aro para anotar con tiro frontal desde el poste alto.
En líneas generales, la defensa no terminaba de cuajar, aunque era más un problema de ejecución que de opción. Tal vez el peor problema era mantener la confianza en el trabajo que se estaba realizando cuando USA resolvía los ataques con un acierto de tiro tan elevado. El trabajo defensivo bien ejecutado también quedaba sin justo premio. Sin duda, recibir una media de 35 puntos por cuarto era inasumible de cara a los dos últimos cuartos, aunque también era previsible que USA no pudiese mantener su extraordinario porcentaje de tiro.
Pero España llegó al descanso tan solo 8 puntos por debajo, y esa era la mejor noticia. La frescura en ataque era la nota predominante, y a diferencia de en otras ocasiones, los tiros estaban entrando. Dos factores para la esperanza. España estaba aprendiendo a identificar la forma de atacarles con eficacia, y habíamos recuperado para la causa a un jugador tan importante como Navarro.
El segundo tiempo nos deparaba sin duda sorpresas agradables. En el aspecto defensivo, los dos primeros cuartos habían servido para ajustar la defensa. Podemos destacar la solidez, la eficacia en las ayudas y, en general, la inteligencia con la que se ejecutaban todas las acciones. Los errores iniciales son solucionados. La zona 2-3 se convierte en un modelo muy sólido, corrige los pequeños errores iniciales y USA opta por resolver con lanzamientos exteriores sus situaciones más delicadas. Los porcentajes bajan y España cierra muy bien el rebote.
Conseguimos frenar el contraataque a base de apoyo colectivo, pues sus pívots corrían la pista a una velocidad altísima y a los hermanos Gasol les costaba recuperar a tiempo la posición defensiva. Con independencia del enorme porcentaje de acierto en el tiro de los americanos, podemos destacar que sólo hemos concedido 8 rebotes ofensivos, lo que da muestras de que el rebote defensivo se ha cerrado con éxito.
Si el trabajo defensivo ha sido ejecutado progresivamente con mayor acierto, el ataque seguía el mismo camino. El acierto inicial fue progresivamente equilibrado con una magnífica selección de las alternativas ofensivas. Por un lado, cuando se atacaba con cierta velocidad, se optaba por buscar una buena opción de tiro. La pareja Ricky y Rudy, que se conocen muy bien, tomaban protagonismo. Me detengo a admirar la enorme madurez de Ricky Rubio a sus 17 años. Pero lo mejor era la alternativa de opciones ofensivas de que disponía la selección y la magnífica forma de seleccionarlas. No obstante, sí que se podía apreciar un modelo. Los interiores acostumbraban a salir de la pintura, despejarla y bloquear para permitir la penetración exterior. Y a partir de aquí, una gran variedad de posibilidades. Continuar la penetración a canasta (geniales Rudy y Navarro), doblar el balón hacia fuera, aprovechar la poderosa continuación a canasta de Pau Gasol…. Una vez que obligábamos a la defensa americana a desajustarse, las opciones se multiplicaban, y la principal virtud sin duda ha sido la de provocar siempre opciones ofensivas en ventaja.
Por dentro, el rebote ofensivo era trabajo de los pívots españoles, conscientes de que los emparejamientos físicos más favorables estaban precisamente en los jugadores interiores. De este modo, la selección ha sabido recuperar rápido la posición defensiva al tiempo que los interiores totalizaban hasta 10 rebotes ofensivos (entre Felipe, Pau y Marc). A mi juicio, una muy correcta utilización de los recursos. Y por supuesto, la preocupación ante la precariedad en el puesto de base, bien resuelta con la presencia del mejor Navarro posible al que tanto hemos echado de menos hasta hoy.
En los últimos dos minutos, un par de aciertos individuales y una nueva acumulación de errores arbitrales permitieron a USA obtener una minúscula pero decisiva ventaja.
Me gustaría concluir agradeciendo a esta generación de jugadores los buenos años de baloncesto que nos ha regalado. El broche de oro era esta final, los Juegos Olímpicos como objetivo con el que cerrar un ciclo de torneos impresionante. Nos llevamos una plata y no sé a vosotros, pero a mí me sabe a oro. Es probable que algunos jugadores abandonen temporal o definitivamente la selección. Ya conocemos la retirada de Carlos Jiménez; el capitán. Grandísimo su trabajo, siempre generoso y efectivo. Una lástima que ese trabajo no tenga un carácter lo suficientemente mediático como para darle el reconocimiento público que merece. De momento, seguirá ofreciendo su generosa aportación en Unicaja, y me gustaría más adelante dedicarle algo de tiempo a nuestro capitán. Sin duda, lo merece.