¿Qué le ocurre a Unicaja? |
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Han pasado ya tres meses desde que el Unicaja 2009/2010 echó a andar. Y más de un mes ya desde que arrancó la competición oficial. Ya la pretemporada dejó malas sensaciones entre los aficionados de Unicaja, pero ni el más pesimista pudo llegar a imaginar que la situación llegara a ser tan dramática.
A día de hoy la situación del equipo y del proyecto está llena de sombras, de vicios y defectos... muchos de ellos de muy difícil arreglo. Y es que la plantilla está construida sobra la base de carencias muy importantes. El puesto de base no da el nivel para un equipo como Unicaja. La línea exterior sólo tiene a un tirador de rachas como Taquan Dean y, en cambio, acumula muchos jugadores de un corte muy similar, como son Berni, Saúl o Welsch e incluso el propio Carlos Jiménez. Por dentro, falta de robustez, de talento o de experiencia en función del jugador que esté en pista, con el temor de que una lesión deja la pintura en cuadro.
Y carencias, muchas carencias, que se pueden resumir en una sóla. A este equipo le falta talento ofensivo. Tanto en la pintura como fuera de ella. Me refiero a talento al nivel que los objetivos que persigue Unicaja. Para los rivales es muy fácil saber cómo jugarle a Unicaja; como cerrarse por dentro a esperar a que Unicaja se le termine de apagar la luz.
Luego vendrán las lesiones, la célebre frase de “a perro flaco todos son pulgas”, pero eso es secundario. Los defectos son más profundos.
Otro factor importante ha sido el de quitarle identidad a esta plantilla. Es lo que pasa cuando en un mismo verano se han marchado por la puerta de atrás tanto Carlos Cabezas como Germán Gabriel. Algo mal se ha tenido que hacer para que Cabezas esté ahora en el Khimki. A Germán se le renueva sin quererlo por el tema de los cupos, se le aparta del grupo, y hasta que se le tiene que indemnizar para traer, pagando traspaso cuando poco antes salía gratis, a Guille Rubio.
¿Mejora Guille Rubio a Germán? Qué duda cabe que Guille es un jugador que se ajusta mucho más al juego de Aíto (que es la antítesis a las características de Germán, dicho sea de paso), pero ese no es el problema. El problema es que renunciamos a uno de nuestros mejores atacantes en estático (un bien muy escaso en nuestro equipo) para sustituirlo por un jugador que apenas si es usado por el técnico. Otro caso es el de Ndong, pero bueno, ha firmado el que posiblemente sea su último gran contrato por más de el doble de lo que percibía en el Unicaja. Es más comprensible.
Todos estos hechos podían hacer prever una temporada difícil, problemas de inicio incluidos. Y la necesidad de pensar en el futuro y en cambiar las cosas. Pero los problemas van más allá. Seguro. Ni el bajón en la calidad ofensiva de la plantilla, ni el desequilibrio, ni la pérdida de identidad, ni un par de lesionados, nada de eso justifica estar en la situación en la que está Unicaja ahora.
A muchos aficionados nos genera dudas este proyecto pero, ¿cree en él el técnico?, ¿y los jugadores?.
Es una opinión muy personal, pero creo que Aíto no cree en este proyecto. Ya desde este verano mostró públicamente su descontento, sin ser muy directo, pero dejando caer algún que otro “recado”. El resultado es un entrenador al que veo desmotivado, tirando del repertorio clásico de excusas, y un equipo muy retrasado en su trabajo.
Pero si la situación ha llegado a este punto, buena parte de ello se debe a la falta de actitud con la que la plantilla afronta cada partido. No se pueden afrontar partidos como el de Santiago de esa manera. Con esa actitud nada puede salir bien. Hay que empezar por ahí. Por dar el 100%, por salir concentrados, motivados y dispuestos a dar el máximo para sacar el partido adelante. Una vez que llegue ese momento, todas las carencias dichas con anterioridad (talento anotador, equilibrio, trabajo táctico, lesiones, etc.) empezarán a tener algún tipo de sentido.
Eso explica contrastes como el de ganar en Euroliga a Olympiacos o a Efes Pilsen y que luego pasen cosas como éstas. El problema es que cada una de esas victorias de Euroliga sirvió para anestesiar al aficionado, para hacerle creer que el equipo despega, cuando es falso. Está estancado y cada vez con más problemas, hundido en la clasificación.
La situación es muy delicada y hay muchísimo en juego.