| CAI Zaragoza: balada triste para un viaje efímero |
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Se acabó. La travesía del CAI Zaragoza por la ACB, competición que costó seis años alcanzar, tuvo un abrupto final en forma de derrota ante el CB Murcia. Muchas y diversas son las circunstancias que le han conducido a tan lamentable conclusión. El equipo que nos deslumbró en la Supercopa se ha ido progresivamente desdibujando hasta convertirse en una sombra gris que paseaba sus penurias por el parqué del Príncipe Felipe, entre la complacencia de una directiva desbordada, unos jugadores que parecían absortos en sus limitaciones y una afición fiel y entregada que de nuevo volvía a constatar que deja vu es una expresión muy cercana a nuestra propia esencia. Vamos a tratar de diseccionar la temporada de los protagonistas, desde los despachos hasta la grada.
- La directiva
Presidida por Reynaldo Benito, antiguo jugador del CAI, ha sido incapaz de ofrecer respuestas contundentes a la zozobra del equipo, con altas dosis de responsabilidad en la confección de una plantilla desequilibrada y en ocasiones poco comprometida. Nada más finalizar el encuentro con el CB Murcia, el presidente puso su cargo a disposición de la Junta Directiva y anunció la continuidad del proyecto. Dos son a mi juicio sus errores más evidentes. El primero, mantener a Alberto García Chápuli como Director General. En sus cuatro años de mandato ha habido más sombras que luces, tanto en los fichajes de jugadores (algunos de ellos quedarán para siempre en la memoria de los aficionados: Farmer, Sartorelli o Maio), como en su gestión del cuerpo técnico. Esta misma temporada, sustituyó a Starosta, un cinco puro, por Zizic, un cuatro que llegó pasado de peso y que ya vivía únicamente de su tiro de cinco metros, lo que obligó a relevar a un Lewis cercano a la jubilación por un contrastado Loren Wood que pronto se contagiaría de la indolencia de sus compañeros. El segundo tiene que ver precisamente con el puesto de entrenador. El relevo de Curro Segura por el inexperto Alberto Angulo se ha demostrado con el tiempo una decisión errónea, no tanto por las virtudes del primero como por las escasas capacidades demostradas por el segundo. Al tratarse de una apuesta personal de Benito, es evidente que se hace necesaria la asunción de responsabilidades.
- El cuerpo técnico
Dos son los entrenadores que han dirigido al equipo. Curro Segura, catapultado por el éxito del ascenso, inició una temporada que se prometía exitosa tras la Supercopa y el juego de los primeros partidos. Pero pronto se demostró que la fama que le precede en los mentideros baloncestísticos podía con el espejismo de las primeros compases de la competición. Se trata de un entrenador especialista en los ascensos, pero incapaz de mantener esa progresión al más alto nivel, con decisiones tácticas extrañas y sobre todo con una filosofía no precisamente basada en la necesidad de contar con sistemas de juego. Los bloqueos directos o los aclarados para los aleros ya no forman parte del baloncesto moderno, o por lo menos en la misma proporción que reclamaba Segura. La sensación de equipo poco trabajado se iba haciendo hueco, hasta que la directiva decidió relevarle por Alberto Angulo.
Angulo, sin experiencia como entrenador de elite, no sólo no ha mejorado los números de Segura al frente del equipo, sino que ha ampliado la imagen de caos. Un mágico mes de marzo con tres victorias, dos de ellas conseguidas fuera de casa, parecían asegurar la permanencia, pero un sinfín de despropósitos que se iniciaron con la derrota ante el Bruesa en el Príncipe Felipe, demostraron su incapacidad para dirigir al conjunto rojillo. Anclado en una zona como fórmula defensiva que al principio funcionó, perseveró en los mismos errores ofensivos que atenazaban al equipo, jugando sin un base puro (ni Green ni un penoso Victoriano lo son), sin esquemas de ataque y marginando incomprensiblemente a un Colom que en los pocos momentos que dispuso demostró que podría aportar al equipo mucho más que calor desde el banquillo. En los partidos igualados y decisivos no fue capaz de aportar soluciones tácticas, siendo un ejemplo claro la última jugada contra el Iurbentia en la que ganando de dos y faltando 14 segundos decidió no forzar una falta que, como poco, le hubiera permitido la última posesión y asegurar la prórroga. Del mismo modo, contra el Murcia optó por prescindir de Zizic, uno de los escasos cuatros de la plantilla, y no por Victoriano, cuya aportación había sido igual de nula que la del primero, y permitió, con el inestimable apoyo de sus bases, que un base bisoño y frágil (Marco) saliera de Zaragoza con la vitola de seleccionable.
- Los jugadores
La plantilla que conformó el CAI estaba muy descompensada, con una aparente mayor aportación del juego exterior que del interior. Construído sobre la columna vertebral que consiguió el ascenso, presentaba las novedades de Sergio Pérez y Roberto Guerra como alero y escolta respectivamente, Larry Lewis en el puesto de ala-pívot, Rubén Garcés y Arteaga como pívots puros y un base americano novato, Taurean Green. Esta ha sido su actuación:
- Los bases
* Lucas Victoriano. Ni sombra del talentoso director de juego que nos guió en el ascenso. Sus continuos problemas físicos y sus dificultades para leer los partidos no debieron justificar su presencia en el equipo por su condición de líder espiritual, concepto resbaladizo que esgrimía constantemente Angulo como coartada para alinearlo.
* Taurean Green. Uno de los grandes fiascos del año. Más escolta tirador que base, su concepto de baloncesto basado en el bote y en el uno contra uno imposibilitada el juego en equipo. Su buena muñeca maquilló en muchos partidos su valoración, pero en ningún momento fue el canalizador que se precisaba.
* Quino Colom. Utilizado de forma muy esporádica por Angulo, que lo repescó del Plus Pujol Lleida tras el corte de Starosta y el fichaje de Zizic, en los pocos minutos de que dispuso demostró su enorme capacidad para dirigir al equipo y una gran calidad en el uno contra uno. Las mejores asistencias de la temporada se deben a él.
- Los escoltas
* Paolo Quinteros. El estandarte del equipo por su implicación y calidad. Acusado en muchas ocasiones de individualista, el quemarredes de Entrerríos demostró que su puesto está en la ACB. La última lección de coraje que dictó jugando el decisivo partido contra el CB Murcia, a pesar de no estar totalmente recuperado de su lesión en el ojo, acabó por granjearle el cariño de una afición que siempre estuvo con él.
* Matías Lescano. El capitán del conjunto rojillo mostró algunos problemas de adaptación al juego más rápido y exigente de la ACB. Fundamental en defensa por su entrega y anticipación, no fue sin embargo una alternativa en ataque, con malos porcentajes en el tiro exterior. A pesar de ser uno de los mejores “ladrones” de la Liga, continúa obsesionado por cortar siempre la línea de pase, creando a veces algunos desequilibrios que aprovechan sus rivales.
* Roberto Guerra. La primera temporada del canario fuera de su club de origen ha resultado decepcionante. Fue de más a menos. Acompañado del tópico de ser la eterna promesa, parece haberse convertido en un especialista defensivo sin recursos en ataque, con un pésimo porcentaje de triples y el abandono de una de sus especialidades, la penetración a canasta.
- Los aleros
* Sergio Pérez. No ha sido la temporada del madrileño. Precedido por su fama de triplista, parecía en principio una buena opción para liberar a Quinteros de los sobremarcajes a los que era sometido. Pero su efectividad ha sido escasa, quizá por algunos problemas físicos que le han acompañado durante la temporada.
* Branko Cvetkovic. El alero serbio llegó del Panionios como sustituto temporal de Quinteros, y mostró una gran capacidad para mejorar el juego de sus compañeros. Con una técnica de tiro extraña pero eficaz, elevó tanto el nivel defensivo como las posibilidades de ataque. Un jugador tremendamente aprovechable, que sin destacar en nada aporta una polivalencia muy necesaria para equilibrar una plantilla. Lástima que para muchos se le recuerde como el hombre que cometió la falta decisiva sobre Dean.
* Larry Lewis. El ala-pivot californiano fue durante las primera parte de la temporada una de las referencias ofensivas del equipo. Sin embargo, pronto comenzó a demostrar su alergia por el juego interior y su predilección por el triple como fórmula de ataque. Su enorme efectividad ante el Cajasol, anotando 5 de 6 tiros de 6,25 en el último cuarto, permitió prolongar su estancia en el equipo hasta que la carga física de los partidos comenzó a pasarle factura. Fue cortado y sustituido por Loren Wood.
* Iván García. Condenado al ostracismo, fue cedido al Lobe Huesca para dar entrada a Colom.
- Los pívots
* Darren Philip. Uno de los jugadores favoritos del público, comenzó su andadura con muchas dudas y altibajos que lastraban su juego. El pívot rápido y ágil en la LEB se transformó en un ala-pívot que buscaba solventar con el tiro exterior las dificultades de hacer su juego en las zonas rivales. A partir de mitad de la temporada pareció entonarse, ofreciendo sus habituales dosis de entrega y entusiasmo que tan rápidamente conectan con la grada.
* Ondraj Starosta. El checo, uno de los artífices del ascenso, se mostró excesivamente blando y lento para enfrentarse a los pivots rivales. A pesar de asegurar los rebotes, sus eternas dificultades en ataque para ser más resolutivo y contundente le condenaron. Si a ello unimos su mala relación con Curro Segura, que rápidamente le culpaba de las carencias del equipo, es lógico que fuera cortado en cuanto se produjeron los resultados adversos.
* Rubén Garcés. Otra de las apuestas nacionales de Curro Segura. El jugador de origen panameño no hizo más que ratificar las características que le acompañan en sus últimas temporadas. Intermitente en el juego, con cierta tendencia a la pasividad y a la falta de implicación, cuando quiere se convierte en un importante puntal defensivo, siempre con notables carencias en ataque. No obstante, como el resto de sus compañeros, no ha sido bien dirigido desde el banquillo casi nunca.
* Andrija Zizic. El croata procedente del Galatasaray turco venía teóricamente para fortalecer el juego interior. A pesar de tener un notable tiro de cuatro metros, pronto se mostró como un jugador indolente y fuera de ritmo, con algo de peso y problemas para apuntalar el rebote. De recambio de Starosta en origen se convirtió en suplente de Philip. Quizá debido a esa falta de compromiso, fue cortado en el último partido para dar entrada a Quinteros
* Loren Woods. El americano llegó como un ciclón para sustituir a Larry Lewis. Pívot intimidador y buen reboteador, aprovechó en los primeros partidos su corpulencia para convertirse en un eficaz atacante. Pero paulatinamente pareció contagiarse de la abulia de unos compañeros que no le suministraban balones para realizar su juego, y mostró algunas carencias defensivas quizá por su obsesión a utilizar el tapón como única arma. Sufre ante pívots físicos, como demostró Moiso del DKV. Se trata no obstante de un jugador enormemente valioso e infrautilizado.
* Oliver Arteaga. Prácticamente inédito, el pívot canario disfrutó de pocos minutos en los que demostrar su valía, por lo que poco se puede calificar su actuación.
- El público
La afición del CAI, la más numerosa de Europa, nunca faltó a su cita con el equipo. Tildada de fría y distante, intentó hasta el último momento mantener a un conjunto que se resquebrajaba partido a partido. La tristeza del descenso no puede menoscabar el apoyo incesante que dispensó a sus jugadores hasta que se consumó el descenso a la LEB. Las caras de resignación y desconsuelo que se vieron en el Príncipe Felipe el sábado 9 de mayo, justo un año después del ascenso, no son más que el fiel reflejo de una afición que se identifica con sus colores y que seguro que al año que viene, cuando los vapores del miedo y la rabia se disipen, estará apoyando el nuevo proyecto que necesariamente ha de formarse.
- Los árbitros
Desde el principio de temporada éramos conscientes de que los arbitrajes no iban a concedernos ninguna ventaja. Eso queda para los equipos grandes o históricos. Dejando bien claro que el descenso se debe únicamente a la incapacidad para lograr las 9 victorias que nos hubieran posibilitado la permanencia en una de las temporadas más “baratas” de la historia, y que las teorías de la conspiración son el refugio de los débiles o de los carentes de argumento, si queremos dejar constancia de que los errores arbitrales, las decisiones polémicas o la excepcionalidad de alguna de ellas no nos han otorgado el oxígeno que en muchas ocasiones se precisa para salir de situaciones complicadas. Ejemplos claros son el partido contra Unicaja, todo un cúmulo de despropósitos arbitrales, o la parcialidad complaciente en el encuentro jugado contra el Real Madrid. Incluso Arteaga, uno de los mejores árbitros de Europa, quiso ganar todavía más mérito adoptando dos decisiones transcendentales en el último choque con el Murcia que quizá en otro escenario hubiera preferido obviar o modificar.
Esta es la radiografía de un equipo que pasó de ser una de las posible sorpresas de la liga al descenso por méritos propios. Este es el resumen de un año en el que las esperanzas de 11.000 personas se vieron sepultadas por un cúmulo de errores y decisiones equivocadas de los directivos de su club, por la complacencia de unos jugadores que se vieron muy pronto salvados, por la inexperiencia y el desconocimiento de su entrenador, desbordado por una dinámica de juego heredada y continuista que él contribuyó a agravar. Esperemos que tan sólo sea el principio de una nueva esperanza, el anuncio de un retorno soñado.
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