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Como lo lograría Roma en su día, Portland renace de sus cenizas y deja las invasiones bárbaras en el olvido. Los últimos vestigios de unos Jail Blazers de doloroso recuerdo se extinguen, y en su lugar ilusiones y sangres renovadas campan a sus anchas. Los dos grandes de Portland vienen en mente cuando uno echa un vistazo a esta nueva plantilla. Bill Walton y Clyde Drexler deben ser el espejo para lograr, en esta nueva era, engrosar el número de campeonatos para un equipo que hasta el momento solo ha logrado uno. A partir de ahora empieza una nueva era, una época que se presume llena de éxitos y momentos que el aficionado no olvidará. Los Portland de hoy en día son el ejemplo más claro de la “reconstrucción ideal” que nos encontramos en toda la historia de la competición. Realmente hay que moverse bien y ser afortunado para hacerse con el número uno en un año tan señalado, y justo un año después de hacerse con el mejor jugador de su promoción (Aldridge) y con un jugador serio que sería rookie del año (Roy). Por si estos tres no fueran suficientes llega un Channing Frye que será competencia de lujo para los dos pívots de referencia, un Steve Blake que vuelve confirmado como uno de los bases revelación de la liga, un James Jones que sobradamente ha demostrado su valía en Phoenix y un McRoberts susceptible de convertirse en un robo de esta gran promoción del 2007. Añádele además jóvenes del talento de nuestro Sergio, Webster o Outlaw y tienes un equipo por el que podrás apostar tu y puede que incluso tus hijos. Esto sin olvidarnos de los derechos de Rudy y el finés Koponen, dos pívots blancos del talento y aportación de Przybilla y LaFrentz y un talentoso Jack que, si finalmente no es traspasado, también es aprovechable. Al igual que Udoka, que parece tener clara su inclinación por el vigente campeón a día de hoy. Y, esperad, aún nos queda Darius Miles (uno de los peores número tres de la historia del Draft y, en su caso, miembro del peor Draft que yo he visto nunca). Total, entre tanto nombre uno se pierde pero la idea central queda clara. Comparar este equipo con el que cerró la tabla en el 2006 es insultante. Al igual que, por otro lado, lo sería exigirles algún éxito inmediato, ya que se debe tener en cuenta que los líderes veteranos de esta plantilla apenas llevan tres años en la liga. Sin embargo, a día de hoy ya se huele que el equipo que se hundió por su propio peso está volviendo a flote y, según parece, lo hace por muchos años. Larga vida a los nuevos Blazers, un equipo que escribirá una página dorada en el deporte oregonés y en la historia del baloncesto. ¿Cuántos Hall of Famers saldrán de aquí? ¿Cuántos anillos caerán? Mis apuestas son Oden, Aldridge y Roy, más el coach McMillan, y tres banderas que subirán al techo del Rose Garden. Y, no lo duden, en esta nueva era la rivalidad Sonics-Blazers será más patente que nunca. Oden vs Durant, aunque para ver este duelo quizás tendremos que esperarnos una temporada más.
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