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La Opinión


16.07.09 | T.C. Mo Sweat (2613 lecturas) [ Comenta el artículo ]
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Finales NBA 2009: filosofando un poco sobre baloncesto


Mucho se puede filosofar sobre estos play-offs de la NBA que hemos podido vivir recientemente. Han pasado muchas cosas y si nos extendiéramos también a la primera y a la segunda ronda, las cosas sobre las que hablar y filosofar aumentarían bastante con equipos como los Boston Celtics y sus dos impresionantes eliminatorias a siete partidos (con varias prórrogas incluidas) frente a Chicago y Orlando y sin Kevin Garnett; o los Spurs de San Antonio y su triste eliminación en primera ronda después de tantos años y sin un Manu Ginóbili que ha demostrado que actualmente es la auténtica alma del equipo. Pero como hemos dicho antes, nos centraremos en las Finales de Conferencia y en la gran Final de la NBA.


Los cuatro equipos que llegaron a las Finales de Conferencia de esta temporada 2008-09, representan cuatro maneras muy diferentes de entender el baloncesto; son cuatro equipos muy distintos entre si, con entrenadores muy diferentes y con filosofías de juego bastante opuestas.


Los Denver Nuggets eran un equipo con jugadores de talento, pero totalmente desbocados y sin rumbo fijo, algo que la presencia de Allen Iverson ayudaba a exagerar; pero a principios de esta temporada y de forma bastante inexplicable para muchos, los Nuggets traspasaron a Allen a los Pistons y recibieron a cambio a Chauncey Billups; con esta operación se quitaban de encima a uno de sus principales jugadores (junto a Carmelo Anthony) y uno de los tres más anárquicos del equipo, a cambio de un base All-Star, mucho más cerebral y jugador de equipo... ¡¡y como cambió el equipo!!. Parece mentira que un solo jugador haya podido cambiar tanto a este equipo y a su filosofía sobre la cancha; al fin y al cabo recordemos que el entrenador (George Karl) sigue siendo el mismo de los últimos años; pero así ha sido. Tras la llegada de Billups, los Nuggets dejaron de ser un equipo a la deriva, que como mucho llegaba a clasificarse para los play-offs, pero que no pasó nunca de primera ronda y que encima, sus principales defectos (anarquía absoluta, baloncesto descontrolado y falta de motivación en algunas ocasiones) tendían a ir en aumento. Fue un cambio radical; de repente Carmelo Anthony aprendió a jugar en equipo, Kenyon Martin se centró más de lo que acostumbraba en los Nuggets, Nene Hilario y Chris Andersen jugaban el mejor baloncesto de sus carreras y J. R. Smith encontraba su lugar bajo el sol; y todo por culpa de un base como la copa de un pino, un ganador nato y un auténtico líder como es Chauncey Billups.


Los Angeles Lakers venían de una temporada anterior espectacular en la que el fichaje de Pau Gasol a mitad de temporada cambió tanto al equipo como Billups a los Nuggets en esta. Con la derrota en la anterior Final de la NBA entre ceja y ceja, los Lakers empezaron esta temporada con instinto asesino, pero su juego basado más en el talento que en la defensa y algún que otro pequeño bache en algunos momentos de la temporada, provocaron que los más desconfiados hicieran saltar las alarmas, tachándolos de equipo inconsistente, blando en defensa y con poco instinto asesino. Pues bien, pese a que en algún momento tal vez hayan pecado de ir un poco de sobrados y de perdonar la vida a varios equipos, a la hora de la verdad siempre han respondido, cuando se han enfrentado a sus máximos rivales o cuando ha llegado la hora de la verdad, han demostrado que esas acusaciones eran infundadas y que jugando a ba-lon-ces-to son los mejores. Más que inconsistentes o irregulares, los Lakers han sabido dosificarse y actuar como los grandes campeones (¿tendrá algo que ver Phil Jackson?), yendo de menos a más y matando sin piedad solo cuando era necesario. Un dato muy importante y que revela claramente la diferencia entre estos Lakers y los de la temporada pasada; en los play-offs del año pasado, fueron de más a menos, arrasando a los Nuggets en primera ronda, sufriendo un poco con los Jazz en segunda y venciendo más facilmente de lo que parecía a los Spurs en las Finales de Conferencia, para terminar perdiendo la Final (donde llegaron completamente fundidos) contra los Boston Celtics. Mientras que en estos play-offs, vencieron en primera ronda a los Jazz, pero no tan fácilmente como a los Nuggets el año anterior, sufrieron mucho contra los Rockets en segunda ronda y disputaron unas Finales de Conferencia contra los Nuggets muy duras (aunque mejor resueltas que la eliminatoria anterior), para terminar ganándoles la gran Final a los Orlando Magic por 4-1; de menos a más, todo lo contrario que el año anterior.


Pasando al Este nos encontramos a unos Cleveland Cavaliers que han arrasado en temporada regular, que han visto a su máxima estrella, LeBron James, tocar el cielo y acercarse al Olimpo de los más grandes de todos los tiempos y que con el fichaje de Mo Williams parecían completos, preparados para ganar el anillo... pero algo falló; arrasaron a los Pistons y a los Hawks en primera y segunda ronda respectivamente, pero en las Finales de Conferencia se toparon con un equipo compensado, con grandes tiradores, con el mejor pívot de la temporada y con un gran juego de equipo; los Orlando Magic y ahí fue que salieron a relucir todas sus carencias. Cuando los Cavs se han enfrentado en el momento de la verdad a un rival como los Magic, es cuando se ha demostrado que no son un equipo tan poderoso como parecían y que en el fondo se podrían resumir como una copia deficiente de los Chicago Bulls de los 90. Han tratado de construir un equipo alrededor de LeBron parecido al que se construyó alrededor de Michael Jordan; LeBron la gran estrella y el centro de todo el juego (ejerciendo incluso de base en muchos momentos), mucho tirador alrededor, ningún base puro, mucho fajador y gladiador pero sin un center determinante..... pero se han olvidado de dos cosas; primero que en este equipo no hay ningún Scottie Pippen y segundo que Mike Brown no es Phil Jackson.


Los Orlando Magic han sido lo opuesto a los Cavs; en la regular season confirmaron al mundo que ya son uno de los mejores equipos de la liga, pero en ningún momento llegaron a hacer creer a los aficionados que serían capaces de ganar el anillo, ni de vencer a la hora de la verdad a Cavs, Lakers o Celtics, pero en los play-offs han dado un paso al frente y (a diferencia de Cleveland) han realizado un gran juego de equipo. Pese a contar con jugadores con tanto talento individual como Turkoglu, Rashard Lewis, Jameer Nelson (al que supieron sustituir perfectamente con Rafer Alston tras su lesión) o el poderoso Dwight Howard, siempre han jugado un baloncesto de equipo muy inteligente, donde la polivalencia de Turkoglu y Shard Lewis ha dado muchos matices, o lo que es lo mismo, muchos problemas para sus rivales. El principal problema que se les ha visto en estos play-offs (al menos en mi opinión) han sido los problemas que tuvieron para eliminar a unos mermados Boston Celtics en segunda ronda y a siete partidos; la verdad es que de haber estado Kevin Garnett en las filas de los verdes, dudo mucho que los Magic hubieran pasado de segunda ronda. De todas maneras, Dwight Howard (pese a su tremendo nivel defensivo y reboteador) aún es un diamante en bruto y de conseguir mejorar sus fundamentos técnicos en ataque y sobretodo su movimientos de espaldas al aro, puede convertirse en alguien totalmente indefendible; el problema es que por ahora (y pese a contar con Patrick Ewing como profesor) aún está muy verde en esos aspectos, algo que ha quedado patente en la gran final al ser defendido por Pau Gasol, un jugador menos fuerte y explosivo que él, pero mucho más inteligente y técnico. Me sorprendió ver como en algunos pronósticos de la final se decía que Howard iba a causar auténticos estragos a los Lakers si tenían que defenderle Pau y Bynum; Pau ya ha demostrado en algunas ocasiones en la regular season que por técnica, velocidad e inteligecia baloncestística podía sacar del partido a Howard.


Y llegamos al cruce de filosofías; las Finales de Conferencia. El espectacular talento bruto y desatado de los Nuggets, bien guiado y encauzado por Billups, triunfó hasta aquí, pero su aventura terminó al toparse con los Lakers, con el duo Bryant-Gasol, con la polivalencia de Lamar Odom y con la dirección desde el banquillo del que ya se puede considerar el mejor entrenador de la historia de la NBA (con permiso de algún otro); Phil Jackson.


En el Este, los Orlando Magic dieron una auténtica lección de baloncesto en equipo a los Cleveland Cavaliers, que a su vez, exhibieron más que nunca su estilo anárquico y sobrecargado en demasía en el talento de LeBron James. Fue el triunfo del baloncesto de verdad frente al anarquismo desmesurado que tantos estragos ha causado en los últimos años al baloncesto americano (USA Basketball incluida).


Y llegamos a la Gran Final de la NBA; por el camino se quedaron el inmenso talento individual de LeBron y el cúmulo de talento desatado de los jóvenes y descarados Nuggets; una prueba más de que en el baloncesto no todo es talento puro y duro, hace falta algo más... y ese algo más es lo que ha llevado a la final a los Magic y a los Lakers. Con ese algo más me refiero a la clase y la templanza de Hedo Turkoglu, a la polivalencia y al saber estar de Rashard Lewis, al inmenso poder reboteador y taponador de Dwight Howard y a su inteligencia y sobriedad, que lo hacían ser consciente de sus limitaciones en ataque frente a Pau, hartándose a sacar balones fuera; y por supuesto a la capacidad de conjuntar todas estas piezas mas otras como Lee, Alston y Pietrus y hacer que todo funcione de Stan Van Gundy en el caso de los Magic. Y por los Lakers, el inmenso talento individual de Kobe Bryant (MVP's aparte, el mejor jugador de la NBA de los últimos años) aderezado con una mayor madurez mental, el enorme talento también (aunque no siempre suficientemente reconocido) de Pau Gasol y especialmente su capacidad para sacrificarse por el equipo, la versatilidad de un todoterreno como Lamar Odom, la inestimable ayuda en ambos lados de la cancha de Trevor Ariza y el liderazgo sobrio y espiritual desde el banquillo del gurú, Phil Jackson (ya son 10 anillos los que le contemplan).


Mucha clase en ambos equipos y un factor determinante que fue lo que decantó la balanza para los Lakers; la experiencia de dos superclases como son Kobe y Pau, curtidos en mil batallas y acostumbrados a jugar finales (sean NBA o FIBA); porqué no nos engañemos, pese al 4-1 final, dos de los partidos se decidieron en la prórroga a favor de los Lakers y solo la experiencia y la templanza de los angelinos (Derek Fisher incluido) lograron que la final no llegara a siete partidos.


Y una última cosa para terminar; hurgando en la filosofía de los campeones, encontramos lo que ha sido la auténtica clave de esta final, ni más ni menos que la propia filosofía de uno de sus jugadores, Pau Gasol. La filosofía de Pau es un ejemplo para muchas estrellas jóvenes que quieren comerse el mundo a base de individualidades; el baloncesto es un juego de equipo y aunque en la NBA sea necesario el talento individual, este solo alcanza su máxima expresión cuando es debidamente encauzado y en ocasiones sacrificado en beneficio del equipo, aunque siempre preparado para emerger en los momentos más importantes y sobretodo si es dominado por la templanza de un ganador nato y un jugador capaz de pasar antes que de tirar, de darlo todo en defensa pese a tener que jugar 40' por noche y de saber dosificarse en ataque para poder estar al 100% en los minutos decisivos de los partidos; y Pau ha dado un clínic de todo esto...


Artículo publicado en




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